UFÓLOGOS: NI PSICÓLOGOS, NI RELIGIOSOS NI ASISTENTES SOCIALES NI PERIODISTAS 

Por CARLOS FERGUSON

Artículo dedicado a los pocos investigadores (y posibles noveles que se atrevan al desafío), y a los pocos hombres de Prensa, que encaran la cuestión Ovni con seriedad…

De un tiempo a esta parte (especialmente desde nuestra web con más de 900 visitas diarias y Facebook), el público en general nos hace una gran cantidad de preguntas que intentamos aclarar, y evacuar.

Las que son referidas esencialmente al fenómeno en sí, en la medida que podemos, brindamos la información existente en libros o material propio.

Pero también tenemos preguntas referidas a expresiones de participantes que no son investigadores (y que suelen hablar como “expertos”), inundando la red de una avalancha de datos falseados, o promesas de grandes revelaciones, etc.

En algunos casos no hacemos más que recomendarle a la gente que directamente se dirija a quienes emiten tales cosas. Y en otros, dejamos sentada nuestra posición, para quien le sirva o interese. Este es el caso del presente artículo.

No hablamos desde el púlpito de la Verdad, ya que seguimos aprendiendo y perfeccionándonos.

Tampoco nos interesa cambiar a nadie, cada uno está en los caminos que desea transitar y es responsable de sus actos.

Pero con los 48 años ya de actividad en el tema, y teniendo como referentes a grandes investigadores y teorizadores, es ineludible sentar algunas posiciones.

La actualidad nos muestran que una gran parte de la Ufología del discurso, maneja y se asemeja cada vez más a perfiles sensacionalistas y de búsqueda de primicia.

La definición de «Primicia periodística» es una exclusiva publicada de carácter original, de importancia, sorpresa o interés. Pero esto ocurre con noticias en general fundamentadas y no en imaginarias. El problema reside en esto último en Ufología.

Después de los hechos del Pentágono y la NASA, han aparecido (o reaparecido), una cantidad de personajes cuando no los vimos nunca o por años.

Debemos desconfiar de estas apariciones (o reapariciones), desde el 2020. Todo indica que su irrupción no responde más que a conveniencias varias.

Todo ello ha generalizado una confusión por la cantidad de datos que se tiran, la mayoría de dudosa fuente o consistencia. Por eso es importante volver a dejar sentadas algunas cosas (y lo seguiremos haciendo en cuanto oportunidad se pueda).

Como hemos venido señalando en varios artículos, existe un problema fundamental en Ufología: del 100 % de sus participantes, sólo el 5 % implementa cánones básicos de investigación. El resto se trata de divulgadores y fomentadores de historias que no investigan.

Hoy existen muchos divulgadores de fantasías vendibles al sensacionalismo. Reniegan de la investigación, la estadística y de cualquier estudio metódico y sistemático, a cambio de relatos impactantes. Se exageran situaciones, se inventan datos, y se generan falsas expectativas. Es deber de todo investigador, alertar sobre muchas situaciones lamentables y denigrantes de la actual Ufología. (C.Ferguson) (Imagen combinada Pixabay – InspiredImages y Gordon Johnson)

Con la nueva modalidad de streaming de 3 o 4, donde se contestan, recontestan y luego se envalentonan para comenzar a parlotear y a juzgar, los divulgadores sin casuística y sin formación, realizan una crítica constante al “investigador” en general. Analizan lo que los «investigadores» han hecho o hacen, con una liviandad llamativa.

Sus reclamos y vociferaciones se realizan como si ya hubiesen quemado etapas de años y años en segundos, y sin la menor experiencia de las dificultades que han conllevado muchas investigaciones. Todo debe ser rápido, y en esa celeridad ni siquiera se empapan mínimamente en un tema que desconocen.

Lo curioso en esos casos, es el profundo o total desconocimiento de datos históricos con los cuales se manejan, típico de improvisados “al volante”.

Hacen curiosas interpretaciones de las motivaciones que tendríamos los Ufólogos (sin exponer las propias), y se ceban ante una comunidad que se ha dejado vapulear por cualquiera. Los revisionismos que elucubran revisten semejanzas a análisis básicos de tendencia o politiquería barata.

Pero para algunos, no nos amedrenta ninguna bravuconada ni prepoteada iletrada.

Todo esto forma parte de mensajes engañosos de Posverdad y que debemos denunciar.

Aquí mostramos al público interesado algunas actitudes que permiten tener más elementos e identificar a quienes se manejan con estas formas.

En la misma web Argentina.gob.ar podemos encontrar detalles interesantes sobre quiénes escriben o difunden estas noticias falsas, y cómo detectar a las mismas (Cita 1)

Pero en Ufología la cuestión es más compleja.

Nos adentraremos un poco en lo que está ocurriendo hoy con el mensaje Ufológico propuesto por los actores de la verborragia mágica servil. 

Los títulos que recorreremos son:

Es hora de comenzar a sacar algunas caretas de divulgadores y participantes Ovni que se presentan como otra cosa, o que sin haber investigado nunca, critican y señalan con el dedo desconociendo antecedentes. (Imagen: Pixabay – M.Hassan)

Al no ser una Ciencia, la Ufología corre los peligros de toda disciplina en formación.

Nacida en un ámbito con grandes investigadores y teorizadores, con el paso de los años su nivel ha descendido, producto de diversos factores.

La aparición masiva de las redes, fue la principal. Allí tenemos la prioridad de sus participantes en divulgación de primicias.

Además, nunca hubo un espacio para la generación de nuevos investigadores, a no ser contadas excepciones.

La actividad ufológica no es algo homogéneo, sino de un sinfín de variantes, actitudes y posturas.

Pero la investigación se circunscribe generalmente a algo concreto: las técnicas y formas de abordar la encuesta con los testigos, que no es menos complejo que la recolección de posibles residuos ufológicos.

Su complejidad y constante capacitación es indispensable. Muchos viejos investigadores han quedado en el camino por ello.

Esta tarea ha sido menospreciada constantemente por detractores y participantes varios, arguyendo que no nos lleva a ninguna parte y que todo pasa por imágenes o relatos lo más impactantes posible, realizados en forma rápida, al estilo periodístico amarillista.

La nueva propuesta de algunos es el like constante en el menor tiempo posible. Toda noticia debe correr sin análisis, y sólo en el afán de primicias. (C.Ferguson) (Imagen combinada Pixabay M.Hassan, Gerd Altman)

Es decir: no quieren ni les interesa aplicar técnica ni filtro alguno para analizar un relato, buscando los aspectos emocionales del testigo.

Algunos no se quieren hacer cargo de lo que son (divulgadores sin más) y critican a todo lo que no son.

Amparados en el derecho a hablar (que todos tenemos), se sitúan en la errónea posición de creer juzgar lo que nunca hicieron, y no asumen ni cumplen los deberes que todo real investigador debe realizar. Todos tenemos derecho a manejar un vehículo, pero hay normas básicas de tránsito para no hacer lo que nos venga en gana. Con la lengua ocurre lo mismo.  

La precisión es algo que parece totalmente reñido a la divulgación actual de la Ufología, por participantes que no desean otra cosa que generar expectativas de “informes sensacionales”.

Todo este nefasto panorama ya lo he detallado en un artículo reciente denominado “Las 17 desgracias de la Ufología Argentina” (Cita 2)

El Licenciado Angel Díaz, reflejaba ya en 1998 esta situación, hablando de la responsabilidad de todo participante:

En estas palabras – emitidas ya hace más de 25 años atrás – se reflejaba lo que ahora se ha complicado más: la presencia de quienes confunden y que “No conocen a fondo la temática”.

En esta catarata de desinformación envasada encontramos hoy a la Ufología, siendo caldo de cultivo de arribistas e improvisados (que incluso se jactan de ello).

Por tal motivo es fundamental que los pocos investigadores que permanecemos, debamos también adicionar una parte de la tarea de difusión, aclarando todo lo posible a la opinión pública que lo requiera. Es lo que nos motiva a esta y otras notas.

La razón es simple: de no hacerlo, la Ufología tiene toda la posibilidad de convertirse en una historia de creencias alejada de la información pura, y quedar en manos de contadores de cuentos y misterios.

«Hay muchos que realizan una pretendida divulgación Ovnilógica, pero que en realidad no conocen a fondo la temática y, frecuentemente, lo hacen con propósitos espurios. El resultado de ello es una mala información en el gran público, con una visión distorsionada de la Ovnilogía y de quienes la practican». (Lic. Ángel Díaz – Foto C.Ferguson, Congreso Rao 2007)

Que esa crisis comenzó hace años no es una novedad para los que la hemos vivido y examinamos los datos en forma completa.

Ya en los 90 hablábamos de “crisis” en la entonces RAO (Red Argentina de Ovnilogía).

Esta situación fue claramente reflejada en una encuesta que realizamos allá por 1999, en el último congreso del siglo (Mar del Plata). En esa ocasión el total de encuestados fue de 18 miembros y los resultados el lector puede leerlas más abajo en las citas, al final de esta nota (Cita 3)

De la misma se desprende una clara disociación entre los objetivos personales y los de la organización que teníamos por entonces, de una gran mayoría de los que la integraban (algunos de los cuales hoy día hacen alarde sobre “unión, y dotes investigativas y humanas”, cuando el aquel momento sólo generaron disputas internas y vagancia).

Ya entonces veíamos el sombrío panorama que se avecinaba.

No vaya a creer el lector que tal situación tuvo que ver con la RAO, ya que la red fue sin dudas la entidad de más logros en el historial argentino: Congresos bianuales (1991, 1993, 1995, 1997, 1999, 2001, 2003 y 2007), así como de una Jornada científica (año 2000) y otra de difusión en Buenos Aires (2004), creación de un manual básico, elaboración de 50 boletines trimestrales con casuísticas anuales, sistema de voto, etc.

Esta situación de fracaso ya venía de antes.

Haciendo historia (real y no la inventada), ya en la etapa final de la desaparecida FAECE (Federación Argentina de Entidades Civiles para el estudio de Ovnis), sus responsables alertaban sobre la poca colaboración de sus miembros.

Otro ejemplo fue el de mediados de 1988, cuando en Buenos Aires se  creó la RIFO (Rueda de Investigadores del Fenómeno Ovni).

Se reunían en el mítico Café Tortoni, y participaban algunos pocos investigadores (y otros que no tanto, y que desde entonces, siguen con su único afán de remover cucharitas).

Entre varios objetivos, RIFO tenía algunos básicos y principales:

1 – Re-investigación de casos famosos

2 – Realización de estudios psicosociológicos de testigos

3 – Creación de un Manual de Investigación

Que sepamos, nunca pudieron concretar uno sólo de ellos.

Más tarde, un oscuro trabajo de una comisión encubierta, se encargó de investigar algún caso (incluso contando con algunos ufólogos civiles que sólo en 2012 confesaron haber participado, y que antes nunca lo había informado a sus colegas).   

Pero esta crisis no tiene otro origen que la irrupción de la masificación de las redes.

A diferencia de lo que divulgadores y oportunistas señalan – en el sentido que el investigador ha hecho mal su trabajo – la realidad es que muchos de estos últimos dejaron los caminos de la investigación por distintos motivos, priorizando la teorización constante, que tampoco nos ha llevado a ninguna parte.

La RAO (Red Argentina de Ovnilogía), fue la entidad con más logros generales en el historial Ufológico argentino. Congresos bianuales, casuísticas anuales, boletines trimestrales, actividades de Jornadas Científicas y de Divulgación, resoluciones por voto, etc. En breve resignificaremos esta sigla con otro objetivo. (Archivo C.Ferguson)

Más allá que el fenómeno fluctúa en su actividad (históricamente es así), podemos probar perfectamente que lo que algunos llaman “el vacío de casos”, no es otra cosa que el vacío de investigadores. Es decir: la estadística y los datos fríos destruyen mitos, rumores y suposiciones de varios de los que lanzan diagnósticos sin fundamento.

Dado que he podido calificar la totalidad de casos de aterrizajes en Argentina (el trabajo más extenso y completo que demandó años de preparación), tengo elementos concretos para mostrar estadísticamente muchas cosas, y que no quede en opiniones.

La calificación no es un simple armado cronológico. Permite evaluar la información con parámetros y técnicas que no son corazonadas o discursos oportunistas. Demanda infinidad de tiempo concretarla, pero a diferencia de muchos habladores, yo me he tomado el tiempo para ello.

Esos datos nos reflejan algo contundente: los casos mejores calificados eran los de otras décadas.

Es lo que vemos en la siguiente gráfica:

El gráfico estadístico tomando casi dos mil casos de aterrizaje calificados, es contundente. Desde los 70, la calidad de las investigaciones ha decrecido rotundamente. (Gráfico C.Ferguson)

Como se advierte claramente, al tomarse promedios de calificación de cada década, queda claro que el grado de valoración no pasa por una cuestión de que los eventos antiguos eran “mejores” que los actuales.

El punto más elevado en los 70 muestra el producto de más y  concienzudas investigaciones ajustadas a una metodología básica. Es estadística mata relato.

Poco a poco ese nivel descendió, hasta llegar a la actualidad con el nivel más bajo (las investigaciones han dado paso a simples encuestas de tipo periodística o mediática).

Algunos “expertos” de fantasías sugieren actualmente que esto se debe a una baja de denuncias y casos. Amparados en cierta antigüedad, pueden divulgar falsedades en forma oportunista.

Se manejan con estadísticas falaces que no publican en ninguna parte, arguyen tener miles de casos (que nadie ha visto), y más aún: ninguno de esos eventos está calificado mínimamente (pueden llegar a declarar sin desparpajo que – en una zona donde sólo hubo 5 denuncias – hubo 500 casos).

Ni siquiera analizan que hace años las fuentes de difusión en Ufología eran sólo un par de revistas masivas donde todo se nucleaba allí, y que hoy hay cientos o miles de espacios donde los testigos pueden caer con sus casos, con lo cual, la supuesta «baja» de casos, no es otra cosa que diversidad completa de fuentes.

Todas estas falacias discursivas de ocasión de los «expertos en récords» también pueden ser derribadas por datos concretos.

Hoy – los que nos hemos tomado el trabajo de calificar miles de casos – tenemos el estudio del Grado de Calidad de los casos comparado con la evolución histórica de denuncias.

Ya sabemos que el fenómeno tiene desde siempre, altas y bajas de actividad, pero no se trata de eso. La calidad no pasa por una mayor cantidad de denuncias, sino por el grado en que son abordadas las investigaciones.

Estos son datos incontrastables en la gráfica abajo: el nivel de las investigaciones (y la cantidad de encargados de ello), ha disminuido en caída libre desde los 80 (barras azules), aún cuando la cantidad de casos en algunas décadas haya sido mayor (barras naranjas).

Esta otra gráfica muestra que la cantidad de casos no influye en la calidad de las investigaciones. Como se ve, aún con más denuncias, la calidad ha descendido desde los 70 por la falta de investigadores. Incluso más, desde los 90 tenemos más denuncias y sin embargo, las investigaciones decrecen. (Gráfico C.Ferguson)

A todo el panorama ya descripto, debemos sumar la irrupción de una cantidad de divulgadores que sobresaturan la red con informaciones tendenciosas, falaces y ridículas.

Hoy no es nada difícil armar un bulo o “bola de nieve”, donde todos comienzan a reproducir dicha información como una avalancha. ¿Sabemos donde se ha originado? ¿Sabemos que fin tiene el que lo difunde?

En estos casos, sólo podemos confiar en los analistas de renombre y con antecedentes.

Para ello sirven los historiales de las personas, y su prestigio y recorrida histórica dentro de una actividad. Y también en chequeo de las fuentes.

Ya Hynek nos decía:

“La presentación adecuada del fenómeno OVNI a los medios puede no ser parecen una parte integral del problema OVNI, per se, pero sus efectos cobran gran importancia”. (fin de la cita)

“Hablo en serio cuando digo que para tener éxito en la próxima década, la ufología debe convertirse en una profesión con estándares aceptados de acción. Y hacerlo implica una gran limpieza doméstica.” (Dr.Joseph Allen Hynek)

Hoy cualquiera puede armar una página o hacer un programa en Youtube donde se autoproclama “experto ufólogo”, agregando decenas de datos a un currículo falso y exagerando logros que a veces ni existieron.

En general en streamings, se juntan 2 o 3 de estos divulgadores, donde se envalentonan y retroalimentan para querer convencer de falacias a los que escuchan, o incluso hacer “reclamos” constantes a los investigadores (a veces agregando el mote de “viejos investigadores”).

Tal situación seguramente se genera de la propia limitación (por no investigar ni desear hacerlo), y se genera críticas por demás, para dar a entender que la mayoría de las cosas estuvieron mal hechas.

Planteando ese cuadro de situación, igualmente el divulgador no saldrá de su cómoda posición de relatores. Tenemos un condimento variado de ellos:

Divulgadores “por amor al arte” y/o por dinero.

Encuestadores que hacen las veces de periodistas de ocasión y de primicias.

Improvisados que realizan notas para algunos medios intermedios y que poseen graves falencias u omisiones históricas.

Generadores de relatos apelando a lo emotivo.

Cultores de la Ufogastronomía.

Algún que otro “Topo” que se infiltra con distintos participantes, y que generan varias páginas encubiertas y pide solicitudes a decenas de personas.

O aún personajes que han permanecido durante años en el tema y que – amparados en ello – comienzan a “dictaminar” falsedades o elucubraciones queriendo adelantar los tiempos o hechos.

Los nuevos «expertos» de la Ufología, sin chequeo de fuentes, de libros, de material, de técnicas, ni de antecedentes. Toman el micrófono y creen haber descubierto la pólvora. Hablan de «lo nuevo», cuando en realidad recrean material de antaño. (Imagen combinada Pixabay)

Bien señala el periodista cordobés Hugo Filártiga en su trabajo “¿Qué ha cambiado en el periodismo?, La influencia de las redes sociales y el sensacionalismo”:

“Se ha desdibujado la fidelidad entre un medio y sus lectores, ya no se cuida tanto la calidad de las ilustraciones y fotografías, y en su lugar se promueve el sensacionalismo y la manipulación de la información.

Personas que no están capacitadas para verificar datos pueden opinar y presentar sus visiones sesgadas como si fueran la verdad absoluta.

A veces me deprime pensar que estoy cerca de los cuarenta, pero entonces recuerdo lo bueno de haber vivido en una época en la que todavía existía algo de generosidad y compromiso en la información…” (fin de la cita)

La sensación que tenemos en Ufología es similar. Los que no parecen estar capacitados para verificar datos, opinan y presentan también sus visiones sesgadas como «verdades».

Ni que hablar de una aparente nueva modalidad: quien se deja entrevistar bajo la autodenominación de ser “curioso”. Eso no sería nada despectivo en quien comienza en un tema (como comenzamos todos), pero el agravante aquí es que estos “curiosos” le adicionan a ello una verborragia distinta: pretenden dar lecciones de investigación y moral como consumados «expertos».

No son curiosos con preguntas sino curiosos con respuestas para todo (lo que en la jerga común de la calle se puede definir como ser un completo caradura al micrófono).

La comodidad del “nuevo participante ufológico” ni siquiera se acerca a las condiciones que pasamos los que nos dedicamos al tema en los 70, 80 y aún 90. Ya me referiré a eso más adelante.

Sea como sea, estamos ante lo que hoy algunos llaman: “La posverdad es más peligrosa que la mentira”:

“Tiempos de posverdad, tiempos de engaño: son varios los fenómenos que circundan o acompañan a la posverdad. Mentira, ignorancia, charlatanería, desinformación, fake news, populismo, redes sociales, propaganda, negacionismo… Son fenómenos heterogéneos que suscitan la idea de engaño masivo.

Pero lo que mejor caracteriza a la posverdad es la falta de respeto por la verdad o el desprecio hacia la misma. Esta característica no hay que identificarla con la mentira. La mentira y el desprecio a la verdad son diferentes formas de engaño. El charlatán menosprecia la verdad, ignorándola, pasando por encima de ella. Habla sin cesar, produce discursos.” (Cita 4)

El sensacionalismo y las falsedades no sólo están generadas por el periodismo amarillista actual o del pasado. Directa o indirectamente, los divulgadores ufológicos de hoy se mimetizaron con algunas prácticas sensacionalistas, y son partícipes de cataratas de teorizaciones, falsedades y datos sin fundamentación estadística e histórica. (C.Ferguson)

Un ejemplo ligado al punto anterior es lo ocurrido hace justo un año atrás, cuando la difusión de fantasías realizadas sobre el caso en la Base Espora.

Allí varios (divulgadores y también «investigadores» de datos imaginarios), tomaron micrófonos o textos en redes, para “prometer” en breve, “grandes novedades” sobre el hecho (supuesto “ataque” Ovni a la base o viceversa, con “soldados heridos por un rayo Ovni”), al más puro estilo del film “La Guerra de los Mundos”. Algunos prometieron los nombres de esos infortunados soldados del combate aeroespacial.

El público que escuchó esto (como escucha infinidad de cosas a diario en el tema), habrá esperado con ansias las noticias de esos 3 desventurados militares “internados en un Hospital”.

Y también se prometieron más cosas. Eso generalmente está ligado a algo concreto: «pasar la pelota para más adelante».

Pasaron las horas, días, semanas y meses, y la promesa de más noticias o primicias, que no llegaron. Los autores de tales elucubraciones se refugiaron en el silencio.

Después de todo, el tiempo y la avalancha de noticias ayudarán a que todo pase (a no ser por algunos que cada tanto recordamos algunas cosas).

Además, siempre estará la muletilla de la conspiración, para salir airoso de cualquier mal paso.

«Ocultaron todo», dirán muy sueltos de cuerpo, y pasarán a otro tema en forma rápida y conveniente.

En este tren de palabras sin freno, la cuestión es dar «una rápida explicación», que nos haga quedar ante el resto como super elegidos de la sabiduría ufológica (esto en pleno proceso de estudio y sin acceder del todo a los datos, que se conocieron poco después).

Esa supuesta sagacidad a algunos les permite decir cualquier cosa avalada sin ningún elemento documental (o bien falsean incluso ese mensaje, alegando estadísticas que no están publicadas en ningún lado).

Allí se cumple hoy día la tarea de los «sembradores de mitos o historias». Cuando se reflota el caso cada tanto, sólo parece recordarse el detalle de la “invasión a una base”, pero no todos se acuerdan de los profetas de fantasías y sus falsas promesas.

Se ha armado y se ha sido cómplice de un hermoso cuento para las redes, que con el tiempo puede adquirir ribetes más novelescos.

El circuito no se detiene y quienes promueven semejantes cosas pasarán a otros temas con una notable sagacidad discursiva, que es similar a los promovidos por la mayoría de los políticos oportunistas.

Por ello debemos recordarle al público todo esto, para que sepa, cómo se maneja la información Ovni hoy en las redes.  

El caso inexistente de un «ataque Ovni a la Base Espora» (o viceversa), hizo que varios salieran a prometer primicias «en breve», sobre los nombres de los supuestos soldados heridos por un rayo del Ovni, u otras novedades. Luego de un año (la noticia se dio en 2023), el público no parece notar que los «expertos» que habían prometido primicias, se han refugiado en el silencio, escudándose en el paso del tiempo para hacerse los tontos. Pero todo se ha derrumbado. Igualmente ahora podrían llegar a decir cualquier cosa para sostener su supuesta inefabilidad, y utilizando el recurso de la «confabulación». (Imagen Pixabay, A.Scarcella)

Las palabras del gran Dr.Vallée son claras. Y lo hemos resaltado en infinidad de notas.

Dentro de la investigación Ovni, y de tantos caminos recorridos, una de las cosas que a primera vista advertimos, es que en gran medida, los Ufólogos (investigadores, no los divulgadores de pareceres), somos una especie de confidentes de aquellos que han tenido sus experiencias ante el fenómeno.

Esta situación nos hace tener una gran responsabilidad a la hora de llegar a los testigos, por la vía que sea.

En la recorrida de investigación, hemos visto y acompañado las desventuras de decenas de testigos en años. Y lo seguimos haciendo, así como unos pocos colegas también. Al menos algunos, intentamos seguir los preceptos y consejos del gran Vallée.

En la modalidad actual del discurso rápido y barato, frustrados prejuzgan en forma reiterada contra los “investigadores”, hablando de la desconsideración de estos hacia la parte humana de los denunciantes Ovni.

Personalmente me importa poco el corporativismo, y menos el Ufológico. No defenderé a quienes no lo hacen, ni me haré cargo de lo que se suele llamar investigadores.

Como lo vengo diciendo desde hace tiempo, estoy más activo que nunca en la propia Ufología y sus datos; y totalmente inactivo del mundillo interno (sólo contacto con unos pocos y valorables colegas), pues luego de tantos años, uno ya se ha convencido de los vulgares engaños de algunos que daban palmaditas en la espalda y fueron los responsables del fracaso de lo colectivo (Cita 5)

Por ende, a casi 50 años de incursionar en Ufología, estoy en total libertad y completo derecho de señalar algunas cosas, como nos pedía Hynek.

Pero un puñado de contactos valiosos que uno tiene (y algunos que ya no están entre nosotros y sabemos cómo trabajaban), no se merecen ni por asomo, que algunos / as sinvergüenzas intenten enlodar y manchar su actividad en este tema.

Son unos 20 nombres (y no quiero olvidarme de ninguno), que estos malinformadores no conocieron (y tampoco se tomaron el trabajo de averiguarlo), con excelentes trayectorias y que siempre han cuidado la parte humana con testigos y colegas.

Quienes quieren señalar con el dedo a los “investigadores” no han recorrido caminos para saber muchas cosas. Y mucho menos hacer moralina, definida esta como la:

En su ignorancia supina, suelen sostener que sólo los profesionales pueden hablar con autoridad en Ufología, lo cual es otro disparate, y es un discurso digno de los detractores más inútiles (como el fantoche oficial de Argentina que pide títulos para los ufólogos y no para sus amigos).

Quienes quieren señalar con el dedo a los “investigadores” generalmente son neófitos de la historia ufológica. Sin sonrojarse, salen a criticar como si hubiesen ya recorrido todos los caminos y armando relatos fantasiosos. Y tampoco realizan ningún esfuerzo en saber muchas cosas. (Imagen Pixabay – M.Hassan)

Ya hace más de 30 años en los Congresos de la RAO (Red Argentina de Ovnilogía), se destacaba no sólo al investigador en trabajo de campo o teórico sino principalmente, a la “Calidad Humana” (tanto sea con sus colegas como con testigos). Era la mención más preciada.

Desconociendo los datos de quienes hemos vivido realidades (o aún de documentación completa), los divulgadores de misterios suelen hacer rápidos análisis especulativos, de lo que “no se hizo o se hizo mal” (ni siquiera leen ni chequean información básica).

Es fácil sentarse ante un micrófono y arremeter sin elementos, haciendo generalizaciones sobre los “viejos investigadores”.

Los Ufólogos no somos psicólogos, ni religiosos ni asistentes sociales ni periodistas.

Si bien tenemos que tener conocimientos en esas actividades, no podemos jamás asumirlas de lleno.

Nos interesamos en el aspecto humano de los testigos, en su necesidad de contarnos su – muchas veces – traumática experiencia. Para ello se debe dar una empatía o grado de confianza.

Una vez que ello sucede, podemos tener más o menos contacto posterior con la persona que sufrió una experiencia. A veces éste sigue (hay muchos casos que requieren una continuidad).

En otras, ese ida y vuelta es más esporádico o culmina definitivamente (como suele ocurrir en todos los órdenes de la vida).

Es patético escuchar a algunos que sostienen que el Ufólogo debe ser una especie de acompañante terapéutico, consejero espiritual, asistente social o periodista eterno con un testigo.

Ya hace más de 30 años en los Congresos de la RAO (Red Argentina de Ovnilogía), se destacaba no sólo al investigador en trabajo de campo o teórico sino principalmente, a la “Calidad Humana”. Era la mención más preciada, simbólicamente en estatuilla o diploma. Muchos divulgadores – para variar – desconocen todo sobre historia Ufológica Argentina. (Archivo C.Ferguson)

Un Ufólogo investigador recaba los relatos de los testigos que manifiestan haber tenido una experiencia Ovni. Su fin es rescatar el relato más primigenio, no contaminado por terceros. Y para ello aplicar algunas formas o reglas básicas.

Nuestra tarea no es sólo “escuchar” a un testigo, y acompañarlo en emociones, sino un análisis posterior y filtro, para encontrar las posibles diferencias y tendencias entre un relato convincente, de aquel que nos perfila a delirantes o confusos.

Eso es investigar: discriminar la información que se obtiene. Y para ello tenemos tiempos y objetivos distintos a la primicia sensacionalista.

Por otra parte, hay casos que debemos seguir en el tiempo sin una difusión abierta, ya que ello atentaría directamente contra la información.

Como vemos, todo esto se contrapone con la necesidad de salir rápidamente a los cuatro vientos a tirar datos por una corrida periodística. 

Estamos ante situaciones complejas para todo aquel que se atreva a incursionar en esto, seria y no improvisadamente. Por tal motivo el Dr.Vallée señala acertadamente:

“En Ufología, es saludable asumir que algunos de los datos disponibles pueden ser engañosos”

El Dr. Jacques Vallée

Para ello todo investigador debe tener mínimos conocimientos sobre distintos temas, ciencias o estudios, pero hay líneas que nunca pueden ni deben sobrepasarse.

Y allí se puede convocar a profesionales con especializaciones concretas (botánicos, psicólogos, etc).

Como ya muchos saben de acuerdo a mis escritos, cuando buscaron la forma de sacarnos a los ufólogos argentinos de la oficina oficial de nuestro país fue justamente por exigirnos una especialidad ajena a nuestra actividad, en análisis de imágenes (Cita 6)

Volviendo al punto, la formación de un Ufólogo – aún sin tener un canon general como otras disciplinas – siempre tiene el filtro que lo diferencia de un simple entrevistador: la metodología básica.

Estos iletrados/as por no ahondar debidamente, desconocen que somos varios los investigadores que seguimos en contacto con decenas de testigos, con los cuales cada tanto continuamos intercambiando pareceres o pensamientos.

Pero cuando por distintos motivos ese hilo conductor no continúa, no hay abandono de nadie, es simplemente una ida y vuelta como relacionarse con infinidad de personas en la vida, y por distintos motivos.

Lo mismo ocurre con los hombres de prensa, una vez que recaban información sobre un caso, tarde o temprano se alejan del lugar (como ocurrió hace horas con el caso policíaco en Corrientes).

Un psicólogo también puede terminar su encuentro con pacientes por distintos motivos, y ello no significa un abandono. Y así podríamos seguir con muchos otros ejemplos.

¿No será que algunos están cebados y arremeten más fácil contra los Ufólogos investigadores que con otros profesionales?

Así parece ser la premisa divulgadora oportunista. Pero no todos somos corderos ni estamos dormidos.

Los Ufólogos no somos ni Psicólogos, ni religiosos, ni asistentes sociales ni periodistas. Es una irresponsabilidad imaginar que debemos trasponer límites profesionales (directa o indirectamente). Algunos investigadores presentes (y otros que ya no están entre nosotros y que sabemos de su honestidad), no se merecen ni por asomo, que algunos sinvergüenzas intenten enlodar y manchar su actividad en este tema. (C.Ferguson)

La Ufología no difiere de estas u otras actividades: recabamos la información y acompañamos al testigo apoyándolo, pero ello no significa que debamos trasponer algunos límites, como afirman los “expertos en parloteo”.

Sólo alguien sin formación básica de datos, puede imaginar ello.

Estamos ante los ejecutores del “chantaje por la emoción”.

Son los que no saben, ni pueden ni quieren separar los aspectos emocionales de la información, simplemente porque no les interesa la investigación.

Nunca podrían ser jueces, abogados, psicólogos, etc. Pero tampoco Ufólogos en investigación básica.

Y quieren lo infalible con los investigadores, haciéndose los distraídos con otros especialistas o amigos, a los cuales ni mencionan.

Al escuchar al testigo (incluso en análisis de primera mano), los investigadores cumplimos un rol social, haciendo que descargue en nosotros su vivencia.

Varios de estos divulgadores del oportunismo olvidan que para ello, muchos investigadores tuvimos que viajar a lugares solventados por nosotros mismos, cumpliendo el rol que lo oficial no cumple.

En otras épocas, íbamos a ver testigos (a veces a cientos o incluso miles de kilómetros), cuando no había celulares ni otro medio de comunicación que se no sea el teléfono fijo o los envíos postales (y muchas veces en tiempos socio-políticos mucho más difíciles que cualquiera actual).

Además, muchos de los testigos rurales en zonas aisladas, ni siquiera teléfono tenían (Cita 7)

Y aún con ello, tenemos muchísimos testigos con los cuales se sigue un contacto de su historial.

Pero para el chantajista emocional el tiempo sólo se gasta – y rápido – para parlotear ante un micrófono armando narrativas convenientes: desde haber dado con testigos “que nadie encontraba”, tergiversando fechas históricas de manera infantil, imaginando situaciones que jamás ocurrieron, buscando lo emocional como un Reality o promoviendo una catarata de fotos e imágenes (la mayoría dudosas o trucadas).

Al más puro estilo de algunos guionistas que arman documentales agregando datos falsos o fantasiosos a hechos reales, el afán amarillista no se detiene.

“El sensacionalismo se caracteriza por tener una tendencia a la dramatización y a la exageración de la información, e incluso por llegar a distorsionar la realidad para atraer a una mayor audiencia con la difusión de informaciones chocantes y polémicas con el objetivo de llamar la atención. Con ello, lo que se consigue es aumentar las emociones y apelar a los impulsos pasionales del lector; en definitiva, llevarle a una idea alejada de la realidad del hecho noticiable” (Cita 8)

Una nueva moda de las redes: los cultores del chantaje por la emoción. No hablamos de testigos que puedan emocionarse al vivir su experiencia, sino de aquellos que desde el ambiente ufológico (y disfrazados de conductores), buscan el impacto emocional en sí mismo. (Imagen combinada Pixabay)

Si un evento no ha trascendido públicamente, el análisis del mismo no puede pasar antes por micrófonos, lanzando a los testigos a la “arena con los leones” del circo mediático. (Imagen combinación Pixabay: Gerd Altmann y Ken Williams)

La catarata de imágenes Ovni en Internet se incrementa y acelera. En breve, con Inteligencia artificial, el problema será mayor.

Para la posible captación del fenómeno, será clave un estudio multidisciplinario en trabajos documentales, y examinar los datos estadísticos, que ya nos muestran que ello es posible como encontrar la aguja en un pajar.

Al margen de ello, tenemos un aluvión de imágenes falsas que son desparramadas no sólo por simples divulgadores y entusiastas, sino también por algún investigador anquilosado.

Hace un tiempo en uno de mis artículos, mostré cómo una misma imagen era repetidamente difundida y utilizada en portales de varios países como que había sido tomada en esos lugares.

La imagen del centro es la de la maqueta de las Olìmpíadas de Los Angeles (1984). Todas las que la rodean, fueron presentadas en las redes falsamente como fotos originales de cada país. (Compilación C.Ferguson)

Siempre era la misma foto, por lo cual, con un simple análisis y el acopio de todas las imágenes, mostramos que se trataba de una burda copia de una maqueta utilizada en las Olimpíadas de Los Ángeles en los 80 (Cita 9)

Pues bien, hace pocos días algunos difundieron nuevamente la misma imagen, afirmando que se había tratado de un encuentro Ovni en Brasil horas atrás.

En el mismo Facebook hice la aclaración otra vez, para mostrar que estos refuerzos de creencias nada aportan al tema, a no ser lo emocional. (Imagen abajo)

Otra vez reaparece la misma imagen, repetida infinidad de veces en las redes, mostrando una falsedad evidente. ¿Qué credibilidad tienen las imágenes que vemos a diario en Internet? (Archivo C.Ferguson)

¿Cuántas veces más veremos esta misma imagen en las redes, que se repite año tras año?

Seguramente esto no se detendrá. Pero todo investigador tiene el deber moral de mostrar estas cosas.

Por otra parte, hay que erradicar la idea de que sólo lo que tiene imagen, es «la realidad».

Siempre el grado de confianza vendrá de la mano de la investigación del o los testigos, y la credibilidad de estos. Es allí donde toda simple divulgación o limitación de nada sirve.

Es decir: la investigación al testigo (que algunos consideraron obsoleta e ineficaz), sigue siendo el eje, y se equivocaron rotundamente aquellos que creyeron que ello no nos lleva a ningún lado.

La cantidad de fotos falsas por Internet sólo contribuyen a acrecentar el descrédito del fenómeno. Lo peor del caso es que ello no es promovido sólo por prensa amarillista, sino por divulgadores y aún algún investigador Ufológico, lo que contribuye a la censura blanqueada (que no es ocultamiento sino sobresaturación de mentiras). (C.Ferguson)

Si bien la Ufología no es una Ciencia, ya Hynek nos hablaba de la necesidad imperiosa de profesionalización de la misma.

No ahondaremos en lo que debería ser una mínima encuesta aceptable. Hay varios escritos sobre ello (que muchos divulgadores ni leen ni les interesa).

El propio trabajo del recordado Capitán Daniel Perissé (“Metodología de la Investigación Ufológica”), contiene detalles importantes de cómo encarar la encuesta. Y hay otros a nivel internacional.

El Cap.Perissé nos presentó su trabajo «Metodología de la Investigación Ufológica», entre otros escritos donde se detallan las formas básicas para una investigación de campo inicial. (Archivo C.Ferguson)

Toda la perorata de los divulgadores o teóricos sin datos estadísticos y/o históricos, hacen que divaguen con infinidad de especulaciones o narrativas imaginarias, por no leer ni consultar debidamente trabajos sobre el tema. La vagancia llega al punto de evitar documentarse.

Al asumirse algunos como “no investigadores”, “curiosos”, “observadores”, “interesados”, etc, se sacan el problema de exponerse.

Total, “que el esfuerzo de trabajar en la investigación lo haga otro, y nosotros nos sentamos a hablar de ello”.

Habría que verlos a ellos mismos desarrollando una investigación “de primera mano”, para ver lo que hacen, pero está claro que ello es imposible abordando las cosas desde el chantaje de la emoción. Ser comentarista es más cómodo.

Igualmente ya tuvimos alguna vez un antecedente como ejemplo.

Citaré el ocurrido hace unos años, un devenido a “ex ufólogo” se la pasaba lanzando discursos similares sobre la supuesta inutilidad de encuestar a los testigos con alguna metodología ufológica.

Como su actividad siempre fue improductiva, «desistió» y pasó a definirse como «ex ufólogo» (denominación extraña ya que para ser un «ex» primero debió haber sido ufólogo).

La suerte y la ironía quisieron que podamos verlo en persona y en “acción” (si podemos llamarlo de alguna manera), haciendo las veces de “ex ufólogo en potencia”.

Armado con un anotador, una birome y ceño fruncido, lo llevamos al lugar (un hecho en Mar del Plata), sin siquiera saludar al dueño de la propiedad donde se habían encontrado unas huellas.

Inmediatamente se alejó a hablar con vecinos, volvió rápidamente y señaló: “No hubo testigos de ningún Ovni, el caso está cerrado”.

Ahí comprendimos que todo su discurso se derrumbaba en los hechos.

En el imaginario de tal alcornoque (sinónimo de necio, torpe, zopenco, o el término que sirva a ello), había logrado una “victoria” y había “derribado” otro caso, para contarle a sus amigos de España. Ello le había demandado 8 minutos por reloj.

Ahí vimos la “investigación racional y crítica” de pies a cabeza, que era infinitamente peor que la de cualquier improvisado en Ufología.  

Un apotegma ligado a la política en Argentina puede cambiarse amoldándolo a actitudes como la del personaje anterior: “Mejor que hacer es decir, mejor que realizar es prometer”.

Hace años atrás, un «niño perezoso» («ex ufólogo») nos deslumbró con su técnica «racional y crítica», intentando «destruir» un caso en 8 minutos. (Imagen combinada Pixabay – Piyapong Saydaung y Marco Lachmann)

“Exigirle” a los ufólogos ser irreprochables es algo común en los  divulgadores sin casuística y relatores de aventuras, pero no hacen lo mismo con quienes desde lo oficial, tienen un espacio con mayor logística y presupuesto. 

Es llamativo ver como se “rasgan las vestiduras” hablando sobre testigos incomprendidos por el Ufólogo, y hacen de avestruces cuando no reclaman de la misma manera, a las oficinas que serían las encargadas de dar un más efectivo apoyo a esos testigos. Asimismo cuando refieren críticas hacia los organismos oficiales extranjeros, y se hacen los distraídos con los propios.

Cuando hablamos de un porcentaje de testigos afectados física y psíquicamente en algunos eventos complejos, el mejor ámbito y con más recursos que podría ser más efectivo es el ámbito oficial  (mucho más que lo individual que un investigador pueda hacer).

En la casuística de Argentina, los eventos complejos representan aproximadamente un 10 % del total de casos.

Arriba y abajo: la estadística muestra que aproximadamente el 10 % del total de casos de aterrizajes en Argentina, nos muestra testigos con efectos físicos importantes (cutáneos, efectos en la vista, o más complejos también con efectos psicológicos). Es lamentable que ningún organismo oficial se encargue de atender a testigos que tuvieron estos efectos provocados por fenómenos aeroespaciales. Los reclamadores contra los investigadores, no tienen la misma crítica hacia ningún organismo que hoy se desentiende de los testigos, lo que muestra una actitud cobarde y servil. (C.Ferguson)

Por tal motivo, cuando fui asesor del tema Ovni en la Fuerza Aérea (2011 al 2017) tenía como una de las propuestas, la posibilidad de que esos testigos de casos más complejos, pudiera recibir un apoyo en contención psíquica y física ante situaciones extremas.

Por otra parte, la competencia para ello es una oficina que estudie los fenómenos aeroespaciales, ya que la percepción del fenómeno OVNI – desde su aparición y/o desaparición – es esencialmente aeroespacial.

Lamentablemente, desde 2017 (con el cambio de autoridad en esa dependencia militar), todo quedó trunco.

En distintas notas que he publicado recientemente (y producto del mayor archivo de casos de aterrizaje), encontramos decenas de casos con testigos afectados por quemaduras, efectos en la visión, parálisis, o con impacto psicológico.

Nunca recibieron el apoyo profesional o de los entes responsables a nivel oficial.

En definitiva: todo esto sigue pasando, y no es una lección de historia del ayer. No hay que ir a buscar casos en los años 70 para encontrar testigos en shock o afectados de múltiples formas. Los tenemos hoy.

No vemos a los “reclamadores contra la investigación ufológica”, poner el mismo esfuerzo y ahínco en criticar y exigir debidamente a las autoridades oficiales.

Pero los cojones y ovarios no sólo hay que tenerlos ante un micrófono hablando y hablando contra los investigadores.

Para un reclamo de ese tipo no hace falta ser “investigador”, sino como simple ciudadanos que se confraternizan con decenas de testigos afectados.

¿Lo han hecho? ¿Han enviado su reclamo a las autoridades a través de un mail o nota para ver la forma de lograr un apoyo a testigos?

Demás está decir que ello nunca ha ocurrido, a no ser por quien suscribe y un par de colegas. Y lo seguiremos haciendo.

Ya el «Panel Sturrock» alla por 1997, sentenciaba algo concreto sobre esto:

«Si de hecho existe un peligro para la salud asociado con algunos eventos relacionados con el problema OVNI, alguna oficina gubernamental debería ofrecer una respuesta a este peligro». (Cita 12)

Aquí en Argentina, la «oficina gubernamental» sólo se aboca a aves y simples confusiones, con el total silencio cómplice y cobarde de la mayoría de los participantes ufológicos de turno.

Para algunos participantes Ovni (divulgadores o no), es más fácil hablar sobre el encubrimiento mirando al «Norte» y mil intrigas extranjeras, mientras silencian y callan sobre la situación oficial que ocurre en la propia Argentina. La política servil del avestruz. (Imagen combinada Pixabay – Clker-Free, Succo y 愚木混株)

«Uno de los mayores peligros de la posverdad es que el 60% de la población no sabe reconocer cuando una noticia es falsa (Pew Research Center, 2016), lo que genera una confusión tremenda en la sociedad» (Cita 13)

En la demagogia de los cultores de la posverdad, encontramos narrativas que hacen rápidos análisis de lo que se hizo en años, reinterpretando la historia a su gusto, y armándola con paquete y moño de manera conveniente.

A modo de ejemplo podemos ver las diferencias básicas entre el periodismo a secas y el Periodismo de Investigación, y todo tiene varias analogías con lo que es el relato divulgador y lo que debe ser una real investigación ufológica.

En el Periodismo en general:

Nada más parecido a la simple divulgación ufológica hoy.

Por el contrario, en el periodismo investigativo:

Por eso cuando alguien que no investiga dice hacer «periodismo de investigación» y no aplica los conceptos recién mencionados, sólo está engañando y engañándose.

Y por si fuese poco, el periodista español Pepe Rodríguez, agrega algunas más a éstas últimas, señalando que es clave tener capacidades de:  

Podemos decir que los investigadores ufológicos debemos tener muchas de estas características y aún superarlas, en la medida de lo posible. Como se advierte, la postura del periodismo de investigación es diametralmente opuesta a algunas conductas de los divulgadores actualmente.

Reiterando lo dicho al principio de esta nota, nadie cambiará lo que haga cada uno, pero lo señalamos para que el público en general y todo nuevo interesado en Ufología, vea cómo se están dando las cosas.

Y agregaríamos otra condición fundamental que debe sumarse a lo anterior: la ética, que hace que nos manejemos honestos intelectual y humanamente.

De nada sirve pavonearse de ser «humano» y considerado con testigos y luego ensuciar a personas que dedicaron tiempo y sus vidas a este tema.

Objetividad, fiabilidad y aplicación de criterios de encuesta son inevitables para procesar los datos de todo caso Ovni. Y procesar es algo más que hablar.

¿La difusión de primicias ayuda al testigo más que una investigación?

¿Dónde está escrito que un testigo declarando ante una cámara o micrófono (no por motus propio) sea algo más positivo y productivo que una investigación?

¿Qué parámetros de sustentación maneja quien esgrime esto?

La única respuesta plausible es que todo parece terminar en algo más mundano y simple: la ventaja de un divulgador sobre otro para lograr ganar en su streaming y sumar likes.

Al testigo no le representa nada, por el contrario, puede caer en el remolino de la avalancha mediática, y también sufrir sus consecuencias.

Un caso inédito que cae en divulgadores, es irremediablemente perdido como lo es en manos de la prensa sensacionalista.

Por último: en el afán de la primicia, no sólo vemos que se ha comenzado a tergiversar hechos históricos, sino también a dejar de lado aspectos éticos, violando el anonimato expreso pedido por algunos testigos.

Ello muestra la bajeza de quienes se manejan sin valores mínimos de conducta (no dejaremos pasar otro caso, donde un supuesto “investigador” o participante ufológico viole el secreto de anonimato o identidad, y lo denunciaremos públicamente). Como dice la frase: el que avisa no traiciona.

En su afán de decir por decir (sin información ni examen histórico), cualquier cosa puede declararse en los medios, incluso tergiversando fechas históricas y acontecimientos, todo sea por la «Posverdad». (Imagen: combinación Pixabay – Mohamed Hassan y Gerd Altmann)

La Ufología ya tiene algunos cánones (procedimientos técnicos y formas de llevar adelante su actividad), y en ella hay cuestiones éticas insoslayables.

Le falta la profesionalización total, que seguramente llegará con el tiempo. Pero el hecho de que aún no exista, no es sinónimo de que se pueda hacer cualquier cosa.

Alguien que se diga investigador (de hecho y no por academia inexistente), debe tener al menos, un antecedente de investigaciones, trabajos prácticos o teóricos, algún tiempo de interacción, etc. No tener ese bagaje es la clave de quien puede definirse o no como investigador.

Las pruebas indirectas nos pueden llevar a resolver y descubrir muchas cosas.

Bien señala el colega Angel Díaz: «Las Pruebas Indirectas, aún siendo de un nivel inferior a las Directas, ya son aceptables para la Ciencia” (Cita 14) 

Aún muchos de sus participantes se resisten a moldes básicos para estudiar al fenómeno. Su orden de prioridad no es la investigación, sino generar dimes y diretes amarillistas sin estudio sistemático.

La proliferación de relatos sólo refuerza un sistema de creencias armadas, que se alejan de la realidad de los datos que nos muestra el fenómeno. Igualmente habrá un público ávido de escuchar historias de historias siempre, pero al menos varios de ellos nos consultan y en la medida que podemos lo vamos aclarando.

Estamos ante un gran berenjenal, que es caldo de cultivo para cualquier tipo de encubrimiento o fines espurios. Así aparecen los decidores de narrativa, que miran la paja en el ojo ajeno, y no ven la viga en el propio.

Pero quien nunca subió al segundo escalón, no puede situarse a dictaminar como si se encontrase en el décimo. El camino del aprendizaje nunca termina, pero sin haber realizado pasos básicos, no se puede hablar con la altanería sin haber participado en la ingeniería.

Todo es teoría barata, que nunca es contrastada en la práctica, y encubierta en pretextos varios. Y en vez de ello se abocan siempre apuntando al investigador.

Es muy claro el porqué eso ocurre: quizá no tendrían el tiempo para discursear, y deberían poner manos a la obra. Pero algunos no quieren bajarse de la hamaca de la comodidad.

Estos cultores de la posverdad se manejan como señala el Sociólogo Ricardo de la Peña (Universidad Nacional Autónoma de México), cuando dice:

“La verdad no es el objetivo central de quien comunica, el objetivo es lograr la atención y el consenso del grupo social al que se dirige. Rumores esparcidos mayormente por youtubers ávidos de popularidad y propensos a alimentar el escándalo” (Cita 15)

No hay una escuela de formación Ufológica, pero todo el que decida incursionar en ello, no puede manejarse sin utilizar técnicas y formas mínimas de ética.

Insinuar además, que un Ufólogo investigador debe contener al testigo más allá de los límites básicos es una irresponsabilidad manifiesta.

Por ello estas notas aclaratorias exclusivamente para el público que nos consulta a diario, y que debe saber algunas cosas del nefasto presente ufológico.

A la afición a hablar y decir cosas, está claro que muchos de estos divulgadores y teorizadores sin casuística ni investigación, deberían sumar leer y aprender sobre la historia de la investigación Ovni en Argentina, y el material existente sobre formas y técnicas de encarar los estudios Ovni. El no hacerlo muestra a las claras, su falta de formación y de información básica, típico de los habladores amarillistas. La investigación no es sólo la encuesta y elementos adicionales a ella, sino también lo teórico, y lo documental. Y ello no se logra solamente parloteando. (Imagen: combinación Pixabay – Mohamed Hassan y Rui Line)

La cita de Díaz muestra el grado de compromiso que debe tener alguien que se quiera involucrar en la investigación ufológica. Es el camino más difícil, extenso y dedicado; pero es el verdadero y auténtico enfoque para recorrerlo. Y no se trata sólo de embarrarse en el campo, sino manejar documentación precisa y exhaustiva.

Los decidores de narrativas imaginarias hoy se han transformado en cómplices del descrédito. A lo sumo son contadores y repetidores de historias muy acomodadas a los estilos de comunicación actuales.

Son los que no se atreven, que son cobardes ante la investigación, y que sólo pueden criticar a los que han hecho algo, generalizando todo. No arriesgan exponerse, quizá por limitaciones inconfesables.

No son los únicos responsables.

También lo son algunos Ufólogos de la diplomacia eterna o anquilosados, quienes siguen con estadísticas de 1980 o no se han actualizado con datos por no haber efectuado recolección constante. Ellos también dieron cabida a todo esto, directa o indirectamente. La encuesta que mencionamos muestra que todo se originó a partir de la mayoría de los investigadores bajando los brazos y cediendo el espacio a quien no se lo ganó.

Y también están los escudados detrás de una fachada oficial, quienes tampoco levantan el trasero del asiento, y discursean ante micrófonos, vendiendo su credo mágico detractor, y quieren dictaminar desde una computadora.

Hay nueva gente rondando el ambiente ufológico. La abrumadora mayoría de ellos, comienzan por el “The End” y creen saber toda la película. Su eje mayoritario es el discurso y las imágenes, sin leer siquiera a terceros ni chequear debidamente las fuentes.

Lo sepan o no, son parte de la censura “blanqueada”. Creen y dicen estar fuera del sistema de la conjura Ovni, y terminan siendo el brazo armado de ella, con su micrófono y lengua al servicio de la desinformación.

Estamos ante la dictadura del like (como bien señala Carlos Álvarez Teijeiro):

“La dictadura del like configura su propia temporalidad, acelerada: es un tiempo trepidante, tumultuoso, en el que la infinidad de posts e imágenes discurren ante nuestros ojos a una velocidad de vértigo, visto y no visto, presencias fugaces, efímeras, que en cuestión de un brevísimo instante se vuelven ausencias dolorosas. Es la borrosidad del yo y sus fantasmas, sus visiones espectrales. Por medio de este proceso de hipnosis colectiva el comportamiento del yo se vuelve automático y compulsivo. Se trata de una exhibición que no puede dejar de ser exhibida, incesante, sin término posible y para la que rige la siguiente interdicción: no dejarás de mostrarte, no importa en absoluto el precio que debas pagar” (Cita 16)

El público en general no tiene tiempo para verificar fuentes y antecedentes de los promotores de misterios (algunos de los cuales mienten sobre su actividad en el tema, al presentarse encubiertos como “ufólogos” o “expertos”).

Por ello, los investigadores ufólogos debemos ejercer el derecho de nuestra tarea de investigación, aportando también todo lo que podamos en la difusión y aclaración.

Ello nos pone en posturas diametralmente opuestas a la de los cultores del sensacionalismo, pero el costo de esta desigualdad es inevitable (para todo investigador que se precie de serlo). 

Por otro lado, los que suelen «torear» y despotricar contra investigadores, habían encontrado leve oposición. Pero aunque quedamos pocos, no nos va a correr nadie por el sólo hecho de ensuciar y menospreciar gratuitamente el trabajo de personas honestas, en aras de creerse inmaculados y elegidos iluminados de la posverdad.

La discusión y crítica (clave en todo camino académico o saber científico), es fundamental. Ello es totalmente admisible en dos contextos: que quienes lo propugnen sean intelectualmente honestos, y que – al menos – estén ya curtidos con cierto aprendizaje. No nos van a correr con la falsa historia que no aceptamos críticas.

Además, aún quien se asuma como «divulgador Ovni» (admitiendo que no es alguien dispuesto a investigar), también tiene responsabilidades. No son inmaculados por estar tras un micrófono, ni nada los exime de ello.

Para ahondar en situaciones históricas, su revisionismo no puede estar «acomodado» a lo que les convenga.

Para examinar historia y hacer revisionismo es indefectible lanzarse a la revisión de literatura (documentación acorde). Los improvisados en Ufología se destacan por el no cumplimiento de esta regla básica, y se adentran con especulaciones y divagaciones tanto de los casos como los investigadores. A la curiosidad y preguntas, eligen el micrófono y las tertulias. (C.Ferguson) (Imagen combinada Pixabay – Clker-Free y M.Hassan)

No vaya el lector a creer que decimos todo esto arrogándonos tener respuestas para todo, como hacen algunos divulgadores.

Por el contrario, seguimos aprendiendo de los grandes analistas y teóricos de la Ufología y en ese camino que no se detiene, la prioridad es ese estudio y no la habladuría en sí misma, manejada desde un micrófono.

No buscamos generar más misterios sino desentrañar lo más posible al tema, en la medida que podamos.

El material para comenzar un trabajo digno en esta temática ya está escrito por grandes analistas. Quien no lo quiere recorrer debe ser honesto con su actitud y no andar pregonando a los cuatro vientos aparentando ser lo que no es ni será.

Iremos desenmascarando accionares de camaleones y defraudadores seriales, siempre con la idea de esclarecerle al público lo más posible.

Nos importa poco el consenso que puedan tener o no estos personajes, porque tenemos ideales que superan cualquier fanfarronada, y además ya aprendimos y estamos curtidos cuando en 2011, una serie de cobardones falsarios salieron a calumniar ante pasos que nos atrevimos a dar (en breve iremos por más, para molestia de algunos).

Alguno que otro se pregunta qué motivación existe en Ufología, y puede haber muchas (como en todos los órdenes de la vida). Más inexplicable es la motivación de quien quiere saber y criticar a quienes investigan, y querer analizar sus motivaciones.

«En su afán de ejercitar palabras y sólo palabras, los que dicen estar fuera del sistema de la conjura Ovni, terminan siendo el brazo armado de ella, con su micrófono y lengua al servicio de la desinformación». (C.Ferguson) (Imagen combinada Pixabay – Gordon Johnson y Gerd Altmann)

No debemos caer en el «encanto de sirenas» de quienes quieren promover una Ufología discursiva sin hechos concretos.

El público debe saber e inquirir sobre todo este ambiente enmarañado en el cual se está convirtiendo la Ufología.

También saber que muchas de las teorías presentadas hoy como «novedosas» con «bombos y platillos», en realidad ya fueron escritas hace más de 30 años y sólo basta hacer una buena revisión de literatura para darse cuenta de ello (muchos falsos profetas en el streaming nos hablan de de «descubrimientos novedosos» donde sólo hay «remiendos» de material anterior).

Para culminar: la emoción no es mala en sí misma. Nos ayuda a conectar con otras personas, contribuye a sentir y expresar empatía, fortaleciendo nuestros vínculos emocionales y por lo tanto, puede hacernos mejores comunicadores.

Pero ello podemos hacerlo en un ámbito personal, en la intimidad de cada investigación, sin necesidad de espectadores exponiendo al testigo, ni de sentirnos actores de una novela con lágrimas.  

Aspiramos a que – al menos – de una pequeña parte de las nuevas camadas de interesados, surjan verdaderos entusiastas por la investigación abnegada y más silenciosa, pero auténtica.

Buscaremos la forma de alentarnos y que se retomen sendas que nunca debieron haberse dejado. Con un grupo de personas estamos ya programando los caminos ajenos a toda porquería amarillista.

La Ufología no necesita más influencers de fantasías y likes, sino investigadores de realidades.

Carlos Ferguson

El autor Carlos Ferguson se desempeña en área Educativa en la Provincia de Buenos Aires (Argentina). Es también profesor de Dibujo artístico y se dedica a la investigación del tema Ovni desde hace 48 años, cuando siendo un descreído, tuvo un encuentro cercano a no más de 35 metros de distancia con un OVNI discoidal. Fue el primer asesor civil en Ufología para la Fuerza Aérea Argentina (2011 a 2017). Posee cursos en Tecnología satelital, Teledetección y Sistemas de Información Geográfica. Autor de 7 libros y de la mayor recopilación de casos de aterrizaje en Argentina, con eventos clasificados. También ha realizado estudios sobre casos de pilotos y Ovnis en Argentina, así como objetos subacuáticos y los más recientes, sobre los efectos fisiológicos en testigos, y electromagnéticos. Cientos de charlas y notas durante casi 5 décadas, lo muestran con una línea de trabajo ajustada a los parámetros de estadística. Está abocado al trabajo diario estadístico, pero totalmente ya fuera del ambiente de participantes ufológicos, manteniendo algunos contactos selectivos.

Prohibida su reproducción parcial o total sin la expresa autorización del autor.

Cita 1 = ¿Cómo reconozco una noticia falsa en internet?https://www.argentina.gob.ar/justicia/convosenlaweb/situaciones/como-reconozco-una-noticia-falsa

//////////

Cita 2 = “Las 17 desgracias de la Ufología Argentina” – Carlos Ferguson https://www.carlosferguson.com.ar/archivos/8379

//////////

Cita 3 = Encuesta de la Red Argentina de Ovnilogía (RAO) a 18 miembros.

Pregunta 1 = ¿Por qué no se aplica el Test de Extrañeza y Credibilidad en los casos? (Se había votado por mayoría aplicar un mínimo Test en la investigación de los casos)

Respuestas:

Miembro 1 = Desconocimiento / M 2 = Desconocimiento / M 3 = Desconocimiento / M 4 = Desconocimiento / M 5 = Comodidad / M 6 = No quieren formulas / M 7 = No se acuerdan / M 8 = Por incompleto / M 9 = Porque no lo tengo / M 10 = La credibilidad es subjetiva / M 11 = Falta de conciencia / M 12 = Lo adaptan a gusto personal / M 13 = Metodología propia / M 14 = Metodología propia / M 15 = Cada uno lo aplica como le convenga / M 16 = (No hubo respuesta) / M 17 = (No hubo respuesta) / M 18 = (No hubo respuesta)

Comentario: El “desconocimiento” es sólo admisible en neófitos. El “incompleto” indica no querer ajustarse al más mínimo enfoque metodológico. El “porque no lo tengo” es un infantilismo. El resto de las respuestas hablan del investigador como un tercero ajeno. Las “no respuestas” indican una postura ya negativa de por sí.

Pregunta 2 = ¿Por qué no se envían casos negativos? (Se supone que todo investigador en su trajinar, detecta muchos casos negativos, pero éstos no llegaban nunca)

Respuestas:

Miembro 1 = Desconocimiento / M 2 = No quieren quedarse sin hobby / M 3 = Nada importan a la investigación / M 4 = Lo pasan por alto / M 5 = Lo ignoran / M 6 = Lo ignoran / M 7 = No le dan importancia / M 8 = No le dan importancia / M 9 = No es el objetivo / M 10 = Falta de tiempo / M 11 = No son relevantes / M 12 = No los toman en cuenta / M 13 = Más creyentes que investigadores / M 14 = (No hubo respuesta) / M 15 = (No hubo respuesta) / M 16 = (No hubo respuesta) / M 17 = (No hubo respuesta) / M 18 = (No hubo respuesta)

Comentario: Una gran mayoría de respuestas no contestan la pregunta, sino que sólo manifiestan el diagnóstico, y hablan de los investigadores en tercera persona. Otras respuestas (“nada aportan a la investigación”, “no es el objetivo”, “no son relevantes”); muestran un paupérrimo nivel de análisis, ya que  los casos negativos son tanto o más importantes que los positivos.

No puede haber un diagnóstico y panorama completo sobre la investigación y estudio ovni si los casos negativos faltan. La respuesta “falta de tiempo” es inadmisible, ya que el mismo tiempo que demanda la investigación de un caso puede derivar en 2 caminos posibles = 1) caso positivo / 2) caso negativo.-

Pregunta 3 = ¿Por qué no se fomenta el ingreso de miembros colaboradores a la Red?

Respuestas:

Miembro 1 = Objetivos distintos / M 2 = Razones económicas / M 3 = Por no compenetrarse del espíritu / M 4 = Para mantener su propia información / M 5 = No quieren ingresar / M 6 = No se dan cuenta / M 7 = Egoísmo / M 8 = Egoísmo / M 9 = Egoísmo / M 10 = Egoísmo / M 11 = Egoísmo / M 12 = Egoísmo / M 13 = Egoísmo / M 14 = Intereses propios / M 15 = Por economía / M 16 = Muy poco valor al trabajo del investigador / M 17 = Falta de interés / M 18 = (No hubo respuesta)

Comentario: La palabra predominante que salta a la vista es “egoísmo”, una de las mayores características del ambiente ufológico argentino. Se sigue hablando como de “terceros”.

Las respuestas “por economía”, “razones económicas” son inexplicables (todo trabajo mancomunado ayuda a ahorrar tiempo y dinero). La respuesta “poco valor al trabajo del investigador” demuestra el estúpido celo de quien se cree investigador y teme o le molesta la participación del público (ese celo que molestaba cuando ingresaban colaboradores).

Las respuestas “objetivos distintos”, y “para mantener su propia información” revelan claramente que cuando el objetivo de la organización Rao no satisface individualmente, ese miembro no participará en las mismas (querían que la organización se amolde a sus intereses y no al revés)

Pregunta 4 = ¿Por qué no se realizan tareas conjuntas entre miembros de la red? (cuando hoy día escuchamos hablar de  “esfuerzo conjunto”, “trabajo mancomunado”, etc, muchos de ellos son los mismos que en la red sólo buscaron sus intereses personales)

Respuestas:

Miembro 1 = Falta de conciencia y unidad / M 2 = Individualismo / M 3 = Individualismo / M 4 = Individualismo / M 5 = Individualismo / M 6 = Egoísmo / M 7 = Egoísmo / M 8 = Egoísmo / M 9 = Egoísmo / M 10 = Egoísmo / M 11 = Diferentes enfoques / M 12 = Diferencias metodológicas / M 13 = Tiempos económicos difíciles / M 14 = Falta de confianza / M 15 = Por las distancias / M 16 = Diferentes enfoques / M 17 = (No hubo respuesta) / M 18 = (No hubo respuesta)

Comentario: Nuevamente aparecen los términos “egoísmo” e “individualismo”. Esto indica claramente que las diferencias y falta de logros no pasaban por cuestiones de los conocimientos que los investigadores posean. El principal escollo era el “colega” en muchos casos.

No podemos olvidar la anécdota en 1997 de una expositora quejándose ante el autor de esta nota (Organizador del Congreso), porque otro grupo había hablado más minutos que ella en una conferencia (hablando de «traición”, y otras yerbas)

Pregunta 5 = ¿Cuál es su verdadero interés en participar en la Red?

Respuestas:

Miembro 1 = Comunicación e intercambio / M 2 = Colaborar y recibir información / M 3 = Demostrar que el fenómeno es real / M 4 = Formar una organización seria / M 5 = Comunicación / M 6 = Para intercambiar información / M 7 = Aprender y tal vez enseñar / M 8 = Estar comunicado e informado / M 9 = Estar comunicado e informado / M 10 = Aunar esfuerzo conjunto / M 11 = Ya no estoy segura / M 12 = Estar en contacto / M 13 = Aportar y recibir información / M 14 = Aportar y recibir información / M 15 = (No hubo respuesta) / M 16 = (No hubo respuesta) / M 17 = (No hubo respuesta) / M 18 = (No hubo respuesta)

Comentario: Muy claramente advertimos que lo que se buscaba dentro de la RAO era lo mismo que se podría haber obtenido desde fuera. Es decir: nunca vieron a la red como algo que posibilitaba lo superador. Por eso, cuando apareció masivamente Internet, decidieron embarcarse en caminos propios. Nunca hubo un interés de fuerza de bloque. Sólo un par de respuestas manifiestan un sentido acorde (“aunar esfuerzo conjunto”, “formar una organización seria”).

Las respuesta “ya no estoy segura” manifiesta una clara disociación con los objetivos de la organización, lo que nos llevaría a pensar qué hacía allí quien contestó eso. Las No Respuestas son los que estaban por estar (típico de teorizadores sin casuística).

Pregunta 6 = ¿Qué expectativas tiene usted con la Red?

Respuestas:

Miembro 1 = Que evolucione y logre tecnología / M 2 = Mayor amplitud de los grupos / M 3 = Vencer el síndrome del aislamiento / M 4 = Que pueda cumplir finalidades / M 5 = Que sea la cara de la investigación seria / M 6 = Que continúe funcionando / M 7 = De consolidación y expansión / M 8 = Que sea entidad seria como hasta ahora / M 9 = Red de comunicaciones / M 10 = Mayor crecimiento / M 11 = Muy pocas / M 12 = Unir a la Ovnilogía / M 13 = (No hubo respuesta) / M 14 = (No hubo respuesta) / M 15 = (No hubo respuesta) / M 16 = (No hubo respuesta) / M 17 = (No hubo respuesta) / M 18 = (No hubo respuesta)

Comentario: Se advierten muy pocas respuestas acordes a los objetivos originales de Red. Las 6 “no respuestas”, también son una respuesta.

Pregunta 7 = ¿Qué cree que puede usted aportar a la Red?

Respuestas:

Miembro 1 = Buena voluntad / M 2 = Investigaciones / M 3 = Lo que esté a mi alcance / M 4 = Todo lo que pueda / M 5 = La difusión / M 6 = Todo lo necesario / M 7 = Investigaciones / M 8 = Mi afecto y todo lo que pueda / M 9 = La experiencia / M 10 = La experiencia / M 11 = La experiencia / M 12 = Mi vida / M 13 = Mucho…pero de nada sirve / M 14 = (No hubo respuesta) / M 15 = (No hubo respuesta) / M 16 = (No hubo respuesta) / M 17 = (No hubo respuesta) / M 18 = (No hubo respuesta)

Comentario: Es la pregunta que tuvo menos respuestas, lo cual refleja – al menos – una postura sincera y acorde a lo que ocurrió después: la mayoría no creía poder aportar nada. La respuesta “mucho, pero de nada sirve”, muestra nuevamente el celo y lo que se considera “traición” en el otro. Las no respuestas son respuestas.

Conclusiones de la encuesta

Mayoritariamente nos encontramos con respuestas negativas, individualistas, o ausencia de ellas. Hay una clara disociación entre los objetivos personales y los de la organización, en una gran mayoría de los casos.

Se perfilan excusas para objetivos varios de trabajos conjuntos. La encuesta fue realizada luego de 8 años de funcionamiento, pero queda patentizado que a las varias alternativas de cambio (test extrañeza, ingreso de colaboradores, etc), no hubo la conciencia grupal necesaria. Ya entonces veíamos el sombrío panorama que se avecinaba.

//////////

Cita 4 = “La Posverdad es más peligrosa que la mentira”

https://theconversation.com/la-posverdad-es-mas-peligrosa-que-la-mentira-145978

//////////

Cita 5 = Es de resaltar que aún con “colegas” de años de amistad, algunos de ellos participaron en una comisión oficial en forma encubierta sin que nos lo hayan trasmitido. Quien esto escribe – por ser el primer miembro asesor civil para la F.Aérea en 2011 – jamás habría participado en nada encubierto, bajo ninguna condición o conveniencia de ningún tipo. Y aún así junto a un par de colegas más, fuimos atacados por manejarnos de manera clara y abierta. Esa actitud anterior, de quienes fueron partícipes de un código de silencio, los sitúa en una posición lamentable, ya que podrían haber objetado de varias maneras su participación allí.   

//////////

Cita 6 = Desde el falso discurso de la oficina oficial argentina actual, que los ufólogos somos “buscadores de enanitos verdes o creyentes”, era lógico pensar que su responsable actual no tiene la capacidad intelectual para aceptar que existe una base documental Ovni muy amplia que nosotros tenemos y para la cual fuimos convocados, y que nunca tuvo el interés por ahondar. Es un dogmático sin formación básica en metodología, cuya base debería ser una buena y adecuada revisión de literatura. Por tal motivo, hoy trabajamos con organismos e investigadores extranjeros que la valoran.

//////////

Cita 7 = Investigar en épocas difíciles y complicadas socialmente en Argentina es algo que muchos nuevos desconocen, pero tampoco averiguan. Primero algunos testigos, que debieron sortear descrédito y aún situaciones lamentables con autoridades de seguridad antaño. Los ufólogos jóvenes – por entonces – también pasamos varios hechos donde no era fácil salir a buscar información. Pero alguna vez cuando lo hemos contado, algún zopenco creyó ver en ello un dramatismo que jamás le dimos. Sin embargo, son anécdotas que han quedado en la historia personal de cada uno, y que algún día alguien trasmitirá.

//////////

Cita 8 = “¿Cómo detectar el sensacionalismo en la prensa escrita?” – María Moral Aguado https://informauva.com/detectar-sensacionalismo-prensa-escrita/

//////////

Cita 9 = “La primicia, el sensacionalismo y el engaño en la Ufología Argentina” – Carlos Ferguson – Reiteración de fotos falsas en Internet

//////////

Cita 10 = “Los riesgos de la sociedad de la Posverdad” https://jpascual344.wixsite.com/website/post/los-riesgos-de-la-sociedad-de-la-posverdad

Cita 11 = «Ovni en Neuquén» – C.Ferguson, A.Díaz, A.Brunetti

https://www.carlosferguson.com.ar/archivos/2007

//////////

Cita 12 = Panel Sturrock – «Evidencia física relacionada con los informes de ovnis: Actas de un taller realizado en el Pocantico» / Centro de conferencias, Tarrytown, Nueva York, 29 de septiembre – 4 de octubre de 1997.

//////////

Cita 13 = “Los riesgos de la sociedad de la Posverdad” https://jpascual344.wixsite.com/website/post/los-riesgos-de-la-sociedad-de-la-posverdad

//////////

Cita 14 = Boletín de Ovnilogía nro. 33, Lic. Ángel Díaz – noviembre de 2001

//////////

Cita 15 = “Noticias falsas en tiempos de posverdad” – Prof. Ricardo de la Peña https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2448-49112022000200089

//////////

Cita 16 = “La dictadura del like y la «net» depresión afectan cada vez más a jóvenes y niños” – Carlos Álvarez Teijeiro https://www.perfil.com/noticias/elobservador/la-dictadura-del-like.phtml