MANIFIESTO: LAS 17 DESGRACIAS DEL ACTUAL AMBIENTE UFOLÓGICO ARGENTINO (sobre algunos Mitos de la Ufología: “zonas elegidas”, “desclasificaciones”, “no hay mas casos”, “el seudo post modernismo”, “el regreso de los contactados”, qué une a  teorizadores, detractores y divulgadores)

Por CARLOS FERGUSON

Hay una buena Ovnilogía, con muy pocos colegas investigadores y teorizadores, algunos pioneros, que han hecho historia dentro de la temática. No pasan del 5 %.

En este Manifiesto, me abocaré al 95 % restante, dirigido al público en general, para aclarar muchos conceptos y preguntas que nos hace.

En cada charla, en cada nota de prensa, en cada contacto con el público a través de las redes; recibimos preguntas.

Más de un 90 % de ellas, son referentes a temas que nada tienen que ver con la Ufología práctica y teórica.

La causa de esto es simple: los teorizadores, divulgadores, detractores y contactados son ese 95 % de los participantes Ovni.

A partir de lo que difunden, el público pregunta sobre esa catarata de rumores.

¿Los Ovni han atacado una base en Argentina?, ¿Han existido desclasificaciones oficiales directas?, ¿Es cierto que ya no hay casos ovni?, ¿Hay zonas elegidas?, ¿las imágenes son la prueba más importante?, ¿Es investigador?, son sólo algunas de las tantas inquietudes que llegan a diario a través de todos los medios.

Ante esto, hay 3 alternativas:

La opción 1 suele ser agotadora porque no tiene fin (pero nunca hemos dejado de hacerla).

La opción 2 es dejar el terreno libre a los mercachifles de turno.

Personalmente he optado hace tiempo por la 3, dando más detalles sobre la respuesta.

Alguno cree ver en esto una crítica hacia otros, pero lo concreto aquí es diferenciarse lo más posible de esas posturas, que sólo han logrado el desprestigio total del tema.

Y no pasa por creerse en la verdad absoluta (todos seguimos aprendiendo y descubriendo en Ufología), sino de hablar de herramientas de trabajo de campo y teórico.

Por otra parte, ese 95 % de los mencionados, frecuentemente se escudan en la muletilla de ser o decirse “investigadores”, cuando no lo son.

Ante esto, salen algunos “defensores de la libre participación” hablando sobre el derecho que todos tenemos para estar en algo. Pero no es un tema de derechos lo que está en cuestión.

Lo que ratifica el paso investigativo son los antecedentes, estudios y trabajos presentados con el correr del tiempo (y también actitudes éticas). No se trata de simpatías, amistades o enemistades, sino de datos.

Es hora de sacar las máscaras de las actitudes.

Por eso, el destinatario final de esto es el público que quiera leerlo.

De ninguna manera le hablamos a ese 95 %, porque no habrá jamás cambios en un ambiente que se resiste al mismo desde hace décadas. Ellos pueden obviar esta lectura.

Y si bien quien esto escribe sigue dentro de la Ufología (dedicando horas diarias a lo estadístico), estoy fuera ya del ámbito de participantes Ovni (a no ser el contacto con un limitado grupo).

De hecho sigo rechazando notas en distintos medios de prensa (gráficos, radiales o televisivos), donde aparezca algún participante de ese 95 %. No nos desvelan notas, ni quedar “pegados” con un grupo mayoritario de personajes, que se refieren al fenómeno como consumados “expertos”. Participar allí sería equipararse en la misma línea.

Señalar algunas cosas en este tema implica que te tilden de muchas formas los destinatarios de estas desgracias. Dado que igualmente lo harán, les daremos una perfecta excusa para que sigan diciendo cosas, pero también tendrán de su propia medicina.  

Segunda aclaración previa: cuando salimos a la palestra en casi 50 años de actividad en el tema, algún lector nos pide nombres. Pero no se trata de una caza de brujas, ni tampoco hacer subir de peldaños a quienes desean generar eso.

Esto no tiene nada que ver con cobardías como señala un desinformado.

Quien esto escribe, a lo largo de años, ha dado muestras y nombres en forma constante.

En la coordinación de la Red Argentina de Ovnilogía (RAO) durante 16 años, y aún hoy día, expuse con nombre y apellido en forma reiterada, a un sinfín de personajes, más que ningún otro investigador (desafío públicamente a quién diga lo contrario).  

Y no sólo con la gente que está en el ambiente, sino también con quienes desde lo oficial, se presentan como “investigadores”. En los últimos 3 o 4 años, he sido el más crítico dando nombre y apellido (hay gran cantidad de notas en esta web).

Ya tuvimos durante años a varios que hablan de “Ufología unida”, y que en su paso por el trabajo conjunto, daban palmadas en la espalda y por detrás ponían palos en la rueda en forma constante.

Son los farsantes disfrazados de investigadores, y no es exclusividad de Argentina, pero hablaremos hoy lo que pasa en nuestro propio lugar.

En definitiva: la mejor manera es señalarle al público y a la prensa en general (que recién se adentra en el tema o el que ya está y desea conocer más), algunos de los causales por los cuales creemos que la Ufología Argentina está en el estado en que se encuentra.

Pero lo que queremos resaltar aquí son actitudes, hechos y resultados, porque los nombres cambian o pasan, y lo que es útil aquí es advertir las conductas, y que cada uno saque sus conclusiones (al que le quepa el sayo se lo ponga).

Es el público el que también debe inquirir, averiguar, y ver de dónde surgen algunos impresentables de la Ufología, aunque debemos reconocer que la mayoría no lo hace. Pero estamos sembrando conciencia en ello.

Una tercera y última aclaración: muchas veces lo hemos señalado pero no viene mal hacerlo en este Manifiesto: es falso imaginar que la “Ufología” es un bloque compacto de gente que hace lo mismo.

Cuando el público en alguna oportunidad, ha señalado el porqué no estamos «todos tirando para el mismo lado», suele desconocer muchos pormenores que hoy expondremos aquí, y que mostrarán cosas lamentables.

La llamada “Ufología” es un conjunto heterogéneo donde muchos se incluyen, y usan tal denominación (decirse ufólogo), para fines non sanctos.

Para algunos ser ufólogo puede ser una cosa y para otros otra, lo que no puede aceptarse es ser o decirse «ufólogo» para ser cómplice de engaños, estafadores de títulos, violadores del anonimato de testigos, sensacionalismo, charlatanería, etc.

Hay tendencias irreconciliables porque hay intereses irreconciliables, al menos para quien esto escribe.

Por cierto, es más fácil y “diplomático” el no decir algunas cosas, y hacerse el distraído. Esa actitud ha sido un código generalizado en el ambiente ufológico, pero no es éste el caso. No seremos cómplices del falso amiguismo.

Describiremos verdades a voces, que todos conocen (aunque no sea políticamente correcto decirlas), y la única diferencia es que asumimos el costo de exponerlo, a diferencia de los tibios de siempre, que prefieren la palmada en la espalda y el «no te metás».   

El público podrá ver – en todo el artículo – que no hay una sola clase de “Ufólogo”, y que eso es una generalización inadecuada.

Por último – y como decía el gran Hynek – algunos que estamos en esto desde casi 5 décadas (en mi caso), nos hemos ganado el derecho de decir y expresar lo que hemos notado en todo este tiempo recorrido. Es un tiempo suficientemente amplio como para hacerlo, le pese a quien le pese.  

Dicho esto y dejándolo aclarado, pasemos puntualmente al asunto.

Esta es una nota extensa. Cada lector puede leerla completa o parcialmente en distintos momentos, o ir directo a cada punto. Era importante que salga completa.

Un detalle anecdótico: en la Quiniela (Lotería) el número 17 es “la desgracia”. No es en vano ese número, de acuerdo a lo que señalaremos. Estamos ante 17 desgraciadas actitudes de la Ufología local.

Abordaremos aquí:

Que el público juzgue. Hay para todos los gustos.

(Un agradecimiento al colega Alberto Brunetti por sus opiniones y colaboración)

El 17

¿Es posible que creyentes, divulgadores, detractores y teorizadores sin casuística coincidan, cuando parece que tuvieran posiciones antagónicas?

Parece ser posible, y los une más que un aspecto, como un circuito que se retroalimenta en sí mismo.

Se trata – en general – de un discurso con tinte político o religioso o sensacionalista, que sólo ha logrado (al menos en Argentina), hacer perder décadas deambulando sin resultado.

En este tema nadie tiene la verdad absoluta sobre los OVNIS, pero existen pasos metodológicos que muchos participantes no cumplen, y sin ellos, es totalmente imposible generar información genuina y mínimamente criteriosa.

El genial Jacques Vallée nos dice:

Por cierto, en Argentina hay una salvedad a esta frase: la abrumadora mayoría de los participantes ufológicos no se manejan con datos actualizados (o ni los tienen), pero en sus narrativas teóricas, presumen como si los tuvieran.

¿Por qué podemos establecer esto?

La respuesta es simple: al haber acopiado, ordenado y clasificado cientos de casos durante años, logrando el mayor volumen de datos de los aterrizajes de Argentina, nos permite ver un panorama muy completo. Ese trabajo de más de 30 años, hoy rinde frutos no sólo en cuanto a develar o ratificar constantes del fenómeno, sino sobre el accionar de las personas dentro de este tema.

Un par de simples ejemplos nos basta: hemos escuchado muchas veces, declaraciones de los propios participantes ufológicos, hablando de “una treintena de casos” determinados. La realidad estadística destruye tal especulación: en donde uno cree ver una treintena hay casi 500. 

Algún otro presume haber investigado decenas de casos pero en los más de 2.000 aterrizajes que tenemos (el mayor catálogo clasificado a la fecha), no figura en un sólo caso como fuente (el «ni un sólo» es literal).

En los 90, los “cantos de sirenas” de algunos teorizadores fue dar a entender que la investigación de campo (como la teníamos concebida), era algo obsoleto y pasado de moda. Fueron los comienzos de tomar los micrófonos y perder el tiempo especulando especular en vez de trabajar.

La respuesta de la realidad iba a venir poco después. Había un desmembramiento de los investigadores y algunos ya comenzaban a afirmar que no había casos para investigar.

En realidad, pasaba todo lo contrario, cada vez mas, los investigadores pasaban a los “cuarteles de invierno”, algunos cansados de que “el tema de investigar no nos conduce a ninguna parte” – decían.

Así llego la impresionante oleada del 2002, con decenas de casos (el año de mayor actividad de encuentros de tercer tipo en todo el historial argentino), y como un “tsunami”, arrolló a todos, sin posibilidad de reaccionar.

Esto nos dejó una enseñanza, al menos para algunos: que la realidad de denuncias fue abrumadora, y no estábamos preparados para recibirla.

Hoy día la situación es peor.

Y no sabemos cuando vendrá otro año como el 2002.   

La casuística Argentina de 1991 a 2007 (Red Argentina de Ovnilogía), nos mostró dos años preponderantes de actividad Ovni: 1994 y 2002. Este último, con un aluvión de denuncias que pasó como un «tsunami» para los investigadores.
(Gráfico archivo C.Ferguson)

En Argentina siempre hemos buscado documentación oficial, aunque es vox populi que los archivos famosos del Capitan Pagani y otros, han desaparecido.

Cuando participé como primer asesor civil para la Fuerza Aérea en materia Ovni (2011 al 2017), tuvimos oportunidad de visitar el archivo general de la Fuerza Aérea en San Miguel (8 de octubre de 2012), a la búsqueda de algún material del tema.

Lamentablemente el copioso archivo de miles de páginas no tenía una sola información al respecto.

Y muchos ufólogos partidarios de la conspiración, creen que ellos están ocultos por alguna motivación.

La verdad es muy otra: Argentina se ha destacado por no conservar archivos ni de bibliografía, ni cinemateca (sólo contados casos), y de catálogos varios, de ninguna índole. Sólo basta ver lo que ocurrió con los estudios de cine “San Miguel”, para darse cuenta la desidia general. Y ni que hablar de las bibliotecas, que comenzaron muy tardíamente con sus catálogos bibliográficos.

Por cierto, es de desear que aparezca algo, pero el paso del tiempo, y la inexistencia de archivos oficiales, son la pauta que es prácticamente imposible. No existen archivos guardados.

Lo que sí se puede encontrar son algunas comunicaciones internas, que algunos adornan como “desclasificación”. Y esto no es sólo una cuestión argentina.

El gran Jacques Vallée define un poco esto en una anécdota ocurrida en Estados Unidos, y nos dice:

En un excelente artículo titulado “Sobre desclasificaciones y otras yerbas” el colega Alberto Brunetti comparte estos criterios que estamos esbozando: lo que suele promocionarse como “desclasificaciones Ovni” en Argentina, no son tales. (CITA 2)

Esto no parte de una cuestión de crítica a quienes desean obtener algo, porque siempre la acción de búsqueda es rescatable, pero debemos llamar a las cosas por su nombre, mal que le pese a algunos.

En Argentina ha habido “comunicados oficiales”, pero nunca una desclasificación, en el verdadero sentido de la palabra.

Los que promueven lo contrario seguirán en su postura, pero no les estamos escribiendo a ellos para que cambien, sino al público para que sepa lo que ocurre.

San Miguel (Bs.As) – 8 de octubre de 2012 (C.Ferguson)
Dos imágenes del autor de la nota, en la búsqueda de archivos Ovni en la biblioteca de la Fuerza Aérea Argentina, el 8 de octubre de 2012 en San Miguel – Buenos Aires. No se encontró ni un documento referido al tema. (C:Ferguson)

3 – NO HAY ZONAS ELEGIDAS

La cuestión de las zonas “elegidas” ha sido promovida por creyentes, detractores, divulgadores y teorizadores. Y también por la Prensa.

Cada uno desde su postura, han ensalzado a esto (como realidad, como fenómeno sociológico o como primicia).

Y todos han caído en el mismo error metodológico: no han examinado los datos lo más ampliamente posible.

Esas visiones parciales generalmente se basan en uno o pocos elementos, y con ello pretenden extender eso a lo general.

En suma: son posturas de suma ingenuidad y necesidad de creencia (o intereses económicos), y esto no es sólo para los denominados contactados.

Basta que algún medio publique dos casos seguidos en algún lugar, para que – en forma inmediata – aparezcan los generadores de primicias, hablando de la zona como “elegida”.

Hemos asistido así a más de 30 “zonas elegidas” en los últimos tiempos.

No vamos a achacar todo a la prensa: hoy hay participantes ufológicos que malinforman a la Prensa sobre este tema.

Pero no se trata de la opinión de Ferguson o de cualquier otro, no hablamos de preferencias, corazonadas o posturas acomodaticias.

Es la estadística la que muestra la contundencia de los datos, y ello conlleva trabajo de archivo, dinamismo en la confrontación de datos, y tiempo. 

Y de ella podemos concluir que no hay eternas zonas “elegidas” sino parcialmente recurrentes, por un determinado lapso de tiempo. La actividad OVNI se da ocasionalmente en un tiempo y sector determinado, como «Flap», pero luego cesa (generalmente no en forma abrupta).

Esta situación hace que muchos participantes (o medios de prensa), crean que la presencia reiterada de casos durante unos días, es sinónimo de “lugar elegido” o nuevo “santuario extraterrestre”.

La postura de creyentes, como de divulgadores y teorizadores, es asignar a esas zonas, una valoración con ribetes seudo místicos. En suma: se sostienen cosas insostenibles, sin dar el paso atrás.

Cuando hacemos el estudio de zonas geográficas (dividiendo al territorio nacional en 4 de ellas), arroja resultados en base a 70 años. Esto da “preferencias” del fenómeno, donde influye seguramente la cuestión ya descubierta por Vallée (Ley Negativa de densidad poblacional). El sur del país tiene allí preponderancia.

Pero suponer que hay “zonas eternas” de predilección del fenómeno es un absurdo que la estadística derrumba en forma contundente.

¿Qué lleva a algunos a seguir insistiendo con esta postura?

La respuesta también puede ser muy simple: intereses varios, turísticos, comerciales, etc.

Incluso hay zonas turísticas que – amparándose en casos antiguos – buscan reflotar la cuestión, para evocar en forma presente, un misterio sin fin. Y luego ya es imposible dar un paso atrás.

Por último: así como no hay zonas elegidas, nadie puede afirmar o hablar de “Bases”, a no ser en una forma imaginativa.

El asentamiento físico del fenómeno es otro de los mensajes que turísticamente algunos quieren implantar, del cual no hay elemento alguno de sustentación hasta la fecha.   

Una vez más, la estadística muestra un camino totalmente diferente a la invención de algunos.

No existen estadísticamente zonas «elegidas», a no ser por «Flaps» ocasionales. La Prensa, los intereses turísticos y aún participantes ufológicos, malinforman frecuentemente sobre esta cuestión.

4 – ESPECULACIONES TEORIZADORAS Y DIVULGATIVAS

Las palabras del recordado Willy Smith son contundentes: la mayoría de los que presumen ser teorizadores en Argentina nunca empezaron por la casuística general, sino al revés, imaginando bellas historias a la cual les quieren amoldar unos pocos casos en un “cuello de botella” de especulaciones.

Tal postura es idéntica a la de detractores, creyentes y divulgadores.

A todos los une la proliferación discursiva verbal o escrita, sólo para dar supuestas “sentencias”, como consumados “expertos”.

Es decir, como en muchos otros temas (incluso históricos), los teorizadores arman un relato que sólo se sostiene por sus pareceres, pero no van acompañados de estudios estadísticos acordes.

La idea es terminar el paquete con un “bello moño”, queriendo encontrar el “The End” antes de lo previsto.

Sucede que teorizar no es el problema, sino hacerlo en base a información y catálogos de hace 40 años, con una idea deformada de la realidad ufológica.

Algunos de ellos son profesionales, pero jamás se han abocado a un sistema de trabajo ufológico. Por ende, no hay ánimo de elaborar catálogos, a no ser para querer forzar alguna nueva “teoría”, o seguir con la acomodada narrativa eterna.

El factor tiempo y dedicación es contrario a su posición: todo debe decirse y resolverse rápido.

Su idea de “descubrir estructuras subyacentes” (que nunca pasó de expresiones de deseos), no se realiza removiendo cucharitas o amparándose en títulos, sino trabajando sobre miles de informes estadísticamente.

Muchos que se presumen teorizadores comienzan al revés, armando una historia primero para acomodar los casos en ella, desconociendo el total de los datos. (C.Ferguson – imagen Gerd Altmann)

Allá por los 90, reiteraban su discurso de que la investigación de campo (como la teníamos entendida), era algo obsoleto, que no nos llevaba a ninguna parte. Ellos venían a proponer algo “novedoso” y “revolucionario”: la teorización constante en base a supuestos parciales.

Algunos de los teorizadores sin casuística creen que un simple acopio cronológico es igual a una clasificación con miles de operaciones matemáticas y años de trabajo.

Con infinidad de excusas para no poner manos a la obra, sostienen que “igualmente debe haber miles de casos que no se registran”, y que todo intento igual será una muestra limitada (SIC).

Tal razonamiento es totalmente ilógico: cuanto mayor sea la muestra, mayores posibilidades habrán de entender más al fenómeno y su capacidad operativa. Nunca será lo mismo 10 casos que 2.000.

De hecho, hay decenas de variables directas e indirectas para analizar en Ufología Argentina, y hasta el momento, la gran mayoría de teorizadores (incluídos los divulgadores y creyentes) no se han abocado a ninguna.

Prefieren dedicarse a un solo caso, que nunca representa la muestra más acabada, en un fenómeno esquivo.

En Ciencia todo debe comenzar con preguntas, y es la clave de la curiosidad.

A partir de allí, uno debe formar un catálogo lo más extenso posible, para descubrir los puntos que deben dilucidarse y no quedar sólo en interrogantes eternos. Dicho catálogo no se cierra, sino que debe permanecer siempre retroalimentado con nuevos datos que califiquen a un suceso.

Entender esto como un simple ordenamiento cronológico es desconocer puntos básicos para encarar un estudio. Y ese proceso de acumulación e inmediata clasificación nunca cesa en un verdadero investigador.

Un último punto: a mi entender, el mayor teorizador actual del tema es el Dr.Jacques Vallée. Prácticamente todo lo que muchos señalan como “ideas nuevas en Ufología” son conceptos de Vallée “aggiornados” y recreados.

«Prácticamente todo lo que muchos señalan como «nuevas ideas en Ufología» son conceptos sacados de Vallée «actualizados» y recreados. Sin duda estamos ante uno de los más grandes investigadores y teóricos» (C.Ferguson)

En Argentina tenemos dos grandes pensadores teóricos: el Prof.Oscar Uriondo y el Lic.Angel Díaz.

Ambos – como Vallée – no han teorizado en base a corazonadas personales o especulaciones, sino principalmente en la estadística.

El Lic.Díaz – fruto de infinidad de trabajos estadísticos – es un teorizador con casuística y sabe aplicarla. De allí que fuera el único que pudo vaticinar (con cálculo probabilístico), la oleada del 2002 definiéndola como “gran Oleada” seis años antes!. (CITA 3)

Y no sólo eso: es el único gran teorizador argentino actual, con su hipótesis psico dimensional (la única, a mi entender, que comprende todas las variables del fenómeno y basada en estudios profundos). 

Los demás, “tocan de oído”, como se dice en la jerga.

Izquierda: Profesor Oscar Uriondo en 2003 / Derecha: Licenciado Angel Díaz en año 2000. En Argentina tenemos estos dos grandes pensadores teóricos. Ambos fueron propuestos por el autor de la nota para integrar la Comisión oficial de Fuerza Aérea en 2011. El actual responsable de esa oficina prefiere algunos asesores extranjeros desde 2017, sin otro antecedente que ser «investigadores». Con ello, la «comisión de identificación» y Argentina perdió dos grandes investigadores de prestigio absoluto. Díaz realiza profundas estadísticas, que le permiten poder acercar datos teóricos sobre la actividad Ovni. Así vaticinó 6 años antes la oleada del 2002, incluso definiéndola como «gran Actividad». (Fotos C.Ferguson)

5 – EL SEUDO MODERNISMO UFOLÓGICO

Los émulos de Pichón Riviere (psiquiatra francés nacionalizado argentino) abundan. Y no son sólo los detractores.

Durante años escuchamos bellas historias armadas para querer justificar sociológicamente al fenómeno.

Que los humanoides eran más “agresivos” en los países donde había dictaduras, que en Argentina no se denunciaban “grises” como en EE.UU, que no existían relatos de abducciones en Sudamérica, que no hay más formas discoidales o “platillos” en la actualidad, etc.

Todas ellas se derrumban al efectuar un simple análisis básico y crítico.

Durante años escuchamos a los teorizadores sin casuística afirmando que en Sudamérica no había denuncias de entidades «grises», ya que eso se daba en territorio Norteamericano, y que todo era un producto socio-cultural.
(C.Ferguson – Imagen Omar Sahel)

En su fase discursiva, los teorizadores sin casuística suelen cometer yerros constantes tomando casos particulares a lo general.

Y teorizar con datos parciales y sin calificación, no es una forma de sacar conclusiones mínimamente válidas.

Un párrafo aparte lo tenemos en algunos detractores de cartón, quienes intentan derrumbar casos buscando y asociando elementos de cualquier tipo y llamando a eso «gran estudio o investigación» (por ejemplo: en la época que el testigo denuncio el Ovni aparecieron las figuritas «Marte Ataca» o se estrenó alguna película del tema), o cualquier otra cosa que «habría influenciado al observador».

Esos yerros pueden pasar inadvertidos para la mayor parte del público, pero no para un reducido grupo de ufólogos que advertimos esto y donde todos nos conocemos muy bien. 

Los “lógicos de la teorización” parecen pasar por algo algo clave: lo poco que sabemos del fenómeno se ha debido a estudios estadísticos completos.

La materia prima Ovni es el testigo, pero una muestra de un caso, o una veintena de casos regionales, jamás será representativa de lo general. (CITA 4)

Ya dijimos más arriba que algunos de estos teorizadores, manifiestan tener sólo 20 o 30 casos de tercer tipo, cuando hay 470 registrados hasta la fecha.

También suelen hacer análisis geográficos del fenómeno (y de oleadas), sin poseer estadísticas que les permitan fundamentar tales cosas (algún delirante en La Plata fomenta cientos de casos sobre una avenida determinada donde en 70 años sólo hubo 4 casos).

Los teóricos sin casuística pudieron participar en cómo mejorar las técnicas de encuesta en aquellos 90, pero prefirieron el camino de imaginar narrativas varias, que tampoco se ajustaban a los datos disponibles.

Si con las investigaciones de campo avanzamos poco, con las teorizaciones no nos movimos ni un milímetro.

El psiquiatra Pichon Riviere, quien creía ver a los Ovnis como un tema de «crisis» o «problema social». Otro caso de un desinformado por no realizar un análisis profundo del tema, para dar una rápida «explicación» y amoldarla. (Foto Wikipedia)

6 – LOS VAGOS Y VENTAJEROS UFOLÓGICOS…

Tenemos otras actitudes en Ufología, de quienes en su incursión de años, sólo han mostrado desinterés total para el trabajo en conjunto.

Son los grandes promotores del fracaso de años y responsables de la ineficiencia.

Por ello suelen agruparse en alguna organización (crean y crean varias con nombres distintos) para sacar provecho exclusivamente propio.

Han desparramado un cúmulo de noticias sin sustento, o basados en detalles parciales de un caso, acomodándolo a supuestas constantes totalmente insostenibles y falsas.

Es decir: creen que “hacer algo en el tema”, es el equivalente a hacer declaraciones.

Y tal declamación siempre vendrá de la tirada de «mangazo» (que en argentina sería el equivalente al aprovechador o ventajista), a algún testigo en distintos lugares (un «garronero ufológico» y su grupo se han especializado en ello).

Luego de un triste trajinar de años donde nunca tuvieron el valor de ser parte del esfuerzo común, hoy se amparan en la postura del discurso cómodo, con una vagancia en lo teórico absoluta. (CITA 5)

También hay vagos noveles. Personajes que irrumpen en Ufología y sin nutrirse en información de casos y de ufólogos, arremeten contra éstos últimos (como “guerrilleros” de cartón), quejándose desde el vamos. Del egoísmo de los “viejos investigadores”, de no compartir su material, etc.

Da risa ver que ni siquiera advierten que algunos hemos publicado miles de páginas de casos, pero claro está, el vago (novel o no), también tiene una vagancia para la búsqueda con tiempo de material, y para desembolsar el mínimo billete necesario para adentrarse en un tema cualquiera o comprar un libro (cosa que hasta un filatelista o coleccionista de maquetas hace).

Todo debe venir rápido, simplificado y regalado.

Recién sentados en las butacas de espectadores, reclaman un “derecho” ridículo que no se han ganado nunca.

Lo que desean – en el fondo – no lo dirán abiertamente: es lograr lo máximo posible con el menor esfuerzo posible.

Y no hablamos de dinero, por cierto. Sino de romper pantalones (en el campo), o la sesera (en el escritorio), para dejar un poco su paupérrimo papel de “showman de micrófono”.

Los vagos y vagas (antiguos o nuevos), seguirán descansando en la reposera del quietismo, escudados en su improductiva presencia ufológica, y haciendo trabajar sólo a la lengua, para intentar vanamente trastocar el pasado, o difamar.

Y si son casos del pasado mejor, porque es el trabajo que han hecho otros.

Los vagos y vagas (antiguos o nuevos), seguirán descansando en la reposera del quietismo, escudados en su improductiva presencia ufológica, y haciendo trabajar sólo a la lengua, para intentar vanamente trastocar el pasado, o difamar. (C.Ferguson)

7 – VIOLANDO LA RESERVA DE LOS TESTIGOS

Quien citamos reiteradamente en artículos y libros, el gran Jacques Vallée, refiere una anécdota ocurrida en 1978, cuando al investigar un suceso en Estados Unidos, algunos ufólogos filtraron irresponsablemente a la Prensa, datos del matrimonio (que había pedido lo contrario).

Los Diarios reprodujeron una historia incompleta e imprecisa y los testigos se mostraron molestos al extremo. Pocos días después, el matrimonio se quejó por el “acoso de los Ufólogos” con ellos y vecinos.

Este evento nos hace recordar que también en el exterior hay algunas situaciones parecidas a lo que ocurre en Argentina, aunque ello no es excusa para que aquí sigan realizándose.

Hace unos años (en los 90), hubo un evento en la provincia de Santa Fe, donde una mujer que había vivido un episodio muy traumático en una ruta.

Poco después, un grupo local llegó hasta su domicilio para hacer una encuesta. El colmo llegó cuando algunos de ellos se introdujeron en el auto de la testigo sin su permiso, con la idea de “encontrar pruebas del caso”.

Esto generó mucha molestia en la testigo, hasta el día de hoy.

Conocemos otro caso en Córdoba (de los 60), donde la ridiculización que se hizo del suceso fue tal (por parte de algunos detractores y burladores seriales), que hasta la fecha, la mujer nunca quiso volver a ofrecer su testimonio. Igual situación se dio con otra persona que denunció un hecho en La Pampa recientemente.

Desde distintos ángulos, detractores, especuladores y aún supuestos “investigadores ufólogos”, comenzaron a reírse y burlarse de su testimonio en las redes.

Hace muy poco (en 2020), se dio un evento donde uno de los testigos tenía una responsabilidad profesional importante y había pedido expresamente mantener su anonimato (Caso Neuquén).

Los que realizamos tal investigación (Lic. Ángel Díaz – Alberto Brunetti y quien suscribe), mantuvimos a rajatabla tal pedido.

Publicamos el caso y allí quedaba más que claro,  que esa persona no deseaba aparecer, por un tema que podría haber generado un problema laboral.

Decíamos en el artículo: “Se mantiene el anonimato a su pedido” (CITA 6)

Torre de control del aeropuerto de Neuquén (C.Ferguson)

Esto pareció importarle poco a quienes llegaron después al caso. Quizá por no haber llegado antes (querían «exclusividad» y «primicia» con los testigos, pero éstos se sintieron cómodos con quienes elaboramos el informe), averiguaron los datos por vías formales y los expusieron públicamente con nombre y número de documento.

Esa persona bien pudo tener serios problemas laborales (su área de trabajo era crucial y de un grado de responsabilidad mayor que otros).

¿Qué hubiese pasado si esa persona perdía su trabajo? (hubo varios casos en la Ufología argentina donde eso ocurrió con testigos que denunciaron un caso).

Demás está decir que quien tiene este tipo de actitudes, no tiene miramiento ni código alguno – no ya con los que habíamos expuesto que no debía darse a conocer el nombre del testigo – sino con el testigo mismo, importándole un bledo todo con tal de tener “la primicia”. 

Es otra actitud baja, profundamente reñida con la investigación, el respeto al testigo y la mínima ética.

Y lo peor es que se auto proclaman “investigadores”.

La doble cara de algunos sinvergüenzas participantes Ufológicos, que no tienen reparo en violar la intimidad solicitada por el testigo, en aras de su egoísmo y «primicia».

8 – INFILTRADOS Y PERFILES FALSOS

Por cierto, no hablamos de paranoia o caza de brujas. De hecho, algún imbécil allá por 2011 pensaba que mi entrada a Fuerza Aérea como asesor correspondía a ser un “vendido” a cosas non sanctas (evidentemente nunca me conoció, aunque siempre venía con la palmadita en la espalda y el cuchillo en la otra mano).

Hoy día – como otrora – también asistimos a la irrupción de personajes que – recién ingresados al ambiente – sin conocimientos ni investigaciones (una constante en todas las variantes de participantes que analizamos en este artículo), comienzan a desarrollar un modus operandi a grandes rasgos, que podemos resumir de esta manera:

A – Irrumpir como “experto” en distintos temas de la Ufología, comenzando a “juzgar” a los investigadores. Se presentará como “investigador” y “experto en misterios”. Nadie los vio en investigación alguna, ni han publicado sus trabajos en ninguna parte (el público en general no suele preguntarlo). 

B – Infiltrarse y mimetizarse en Facebook, creando varias cuentas o bien entrando en otras, buscando los contactos de investigadores.

C – También en Facebook  crear perfiles falsos, que suelen aparecer con caras de Ets, sin figurar nunca su nombre (tenemos datos de varios que utilizan estas infantiladas). Allí se referirán como  experimentados a distintos temas ufológicos, en lo que podríamos bautizar como “ENI” (“expertos no identificados”), de las redes.  

D – Fomentar discusiones y rivalidades varias. Irrumpirá en el ambiente con la fantasía de ser un “removedor de espíritus aquietados”. Su “guerrilla” dialéctica, pretenderá imaginar que está en “Sierra Maestra”, embatiendo contra todo. A veces esto ocurrirá en forma directa, pero también puede ser mediante tácticas indirectas.

Algunos informantes se enmascaran ante la ingenuidad de muchos participantes Ovni, nos dice Jacques Vallée. Algunos de los que estamos hace muchos años en el tema, advertimos perfectamente que su modus operandi no responde siquiera a un apasionado ufológico.

Este tipo de informantes (como bien señala Vallée), se enmascaran ante la ingenuidad de muchos participantes Ovni, que no suelen contrastar antecedentes de su actividad en el tema, y les dan cabida, sin chequear nada. La dedicación de tiempo para abrir páginas muestra a las claras que ello no sería algo «al azar».

Hoy día estamos alertando a la gente, ya que estos embaucadores de títulos y algún «topo», participan en reuniones donde le solicitan a diversas personas o interesados, sus datos personales (números de documento, profesión, domicilio particular, etc).

Sólo en contados lugares han sido raleados, cuando han advertido su comportamiento. Y otros les siguen dando cabida.

Tales desvergonzados camaleones no se sonrojan al presentarse como “ufólogos” sin haber investigado un solo caso en su vida (a lo sumo han ido alguna que otra vez a ver a un testigo que ya fue investigado por otros). Y cuando ello ocurrió se limitan a «volver a escuchar al testigo» y afirmar que no pueden arriesgar ninguna idea, ni a favor ni en contra. Es decir: son simples reporteros pasando una tarde.  

Nunca han investigado de primera mano, porque eso también los expondría, y es probable que lleguen a los 70 años sin haberse desvirgado (investigativamente hablando).

Pero desde aquí los tenemos detectados, incluso teniendo datos de algún pasado oscuro y nefasto. Y estamos listos para cualquier réplica.   

“El fenómeno Ovni es un laboratorio ideal en el cual observar los efectos de la propaganda y la desinformación. Representa una oportunidad excelente para enmascararse tras investigadores independientes» (J.Vallée)

9 – ESPECULACIONES SOBRE EL ENCUBRIMIENTO LOCAL Y FORÁNEO

No faltan todas las especulaciones en torno al nuevo paradigma generado por la actitud del Pentágono y la NASA con respecto al tema Ovni desde 2022.

Ante la confirmación de estos organismos de un pequeño porcentaje de casos “No Identificados” (similar al de estudios oficiales serios del mundo como el del Geipan de Francia y la Cridovni de Uruguay), los detractores se quieren aferrar a lo que aún no está esclarecido, el origen, para menospreciar tales noticias.

Olvidan que durante años nos llenaron de tinta, papel y ridiculizaciones contra cientos de testigos, tildándolos de fabuladores, timadores, delirantes, alcohólicos, etc.

Lo cierto es que estos detractores aún no pueden digerir algo clave: su combate contra los OVNI los sumió en una primera gran derrota.

Los OVNIS existen, la población en general no mentía, y menos aún los testigos más calificados: los pilotos.

Más allá de los negadores de turno, también tenemos a los teorizadores sin casuística, los cuales arman especulaciones de confabulación y ocultamiento, olvidando un detalle clave: esa es la misma actitud que muchos participantes Ovni tienen con sus propios colegas (o aún ellos mismos).

Es curioso que muchos de los que declaman contra el “Imperio del Norte”, criticando las actitudes de intereses del “capitalismo”, terminen luego vendiéndose al mejor postor o a aquellos que los traicionaron, con el sólo fin de poder publicar algún libro, o incluso participar en algún congreso.

En suma: terminan haciendo lo que critican y siendo partícipes de conveniencias sin valores ni convicciones.  

Aún cuando nada sabemos del origen OVNI, el Pentágono, la NASA y ahora el AARO, confirman un porcentaje de NO IDENTIFICADOS, ya similar a lo detectado desde Geipan (Francia) o Cridovni (Uruguay). Los detractores de turno estuvieron años afirmando que no había casos Ovni fehacientes, y que el público se influenciaba por Hollywood o la bebida. Ahora tienen que guardarse tales elucubraciones.

Otro detalle interesante que ya he citado en otras oportunidades: el autor de esta nota fue el primer asesor civil para la Fuerza Aérea Argentina, sumado luego a 4 participantes más. (CITA 7)

Ese ingreso fue producto de moverse, a diferencia de muchos otros que se quedaron enviando mails o esperando que les vayan a tocar la puerta a su casa.

Cuando tuve la reunión inicial, sólo tenía una premisa que – de no cumplirse – jamás hubiese ingresado a esa Comisión hace ya 13 años.

La misma fue muy clara: no participaría en nada que no sea abierto a la comunidad.

Por cierto, el único organismo difusor de lo que se hacía era la F.Aérea, y los que estábamos allí lo teníamos claro. Ninguno de nosotros podía hablar “en nombre de F.Aérea” (y nunca lo hicimos).

Tampoco ingresamos imaginando una “comisión de platos voladores con enanitos verdes o extraterrestres”, como alguien a nivel oficial quiere dar a entender. Sólo participamos como asesores en una más de las tantas aéreas que comprenden los fenómenos Aeroespaciales.

Y ese ingreso en una comisión abierta, fue vilipendiado, criticado, ridiculizado, por una cantidad de participantes ufológicos (algunos ex colegas), cuya actitud quedó manifiesta, cuando enviaban sendos mails a la Fuerza Aérea, inquiriendo del porqué estábamos allí o sólo para quejarse.

Tal comportamiento – que encierra mucha envidia, celos, complejos y otras yerbas – se exteriorizó en agravios varios. Ninguno de ellos había movido un dedo para interiorizarse sobre esa comisión oficial.

Vimos hablar a gente que durante años no lo hacía, sólo para mencionar la molestia que les generaba que estemos allí. Un vago ufológico que durante 16 años no hizo nada en la Rao (Red Argentina de Ovnilogía), se burlaba en las redes en forma constante. Otros “pedían explicaciones”.

Ninguno de estos falsarios me preguntó directamente sobre cómo se trabajaba allí, no sólo por entonces sino hasta hoy. Típica actitud de cobardes.

Como niños enojados tuvimos a un coro de fracasados cuando unos pocos ingresamos como asesores de Fuerza Aérea en 2011. Para hacerlo, el autor de la nota movió el traste, mientras los «señores de la Ufología» esperaban que les vayan a tocar el timbre a la puerta de la casa. Se ofendieron aún antes de saber qué se proyectaba. Hoy día, este «coro de sirenas» esta mudo de cobardía y nada dice sobre el deplorable enfoque de la oficina oficial. (C.Ferguson)

Todo esto se dio en un ámbito donde estábamos participando en forma abierta a todos.

¿Qué hubiesen dicho si hubiésemos entrado a escondidas y sin comentar nada a nuestros colegas?

Seguramente nos hubiesen defenestrado más de lo que lo hicieron.

Poco después nos enteramos que anteriormente hubo una comisión que trabajó oficialmente “a puertas cerradas”, y que algunos participantes ufológicos fueron parte de la misma (20 años antes, en 1991, a cargo del comodoro Mascietti) (CITA 8)

Todo salió a la luz cuando uno de ellos confesó abiertamente lo ocurrido en agosto de 2013. Con alguna de esta gente teníamos contacto asiduo, pero que jamás dijeron nada al respecto.

Esto nos muestra dos posturas totalmente dispares.

De mi parte, sigo sintiendo orgullo de esa participación oficial, que no se hizo “a oscuras” y “por la puerta de atrás”.

Y dado que algún zopenco cree que estas afirmaciones son por “resentimiento” por no continuar en la comisión, debemos decirle al público algo concreto: así como hubo orgullo en ser los primeros y participar en algo que parecía esperanzador, tenemos el mismo orgullo de no participar en la actual, aún si hubiésemos reunido los requisitos que el actual operador de esa oficina implantó (de una treintena de mails que me envió quien maneja esa oficina oficial de 2015 a 2017, sólo le contesté un par. Eso muestra a las claras la situación al final, pues ya era sabido cómo operaba y quién tenía de «asesor» detrás, aunque nos quisieran tomar de tontos).

Y no nos equivocamos. En poco tiempo asistimos a las falencias y tergiversaciones que un desinformado con traje oficial realiza.

El resto ya es historia. Y fuimos parte de ella, le pese a quien le pese.

La ironía es un centro oficial que dice «identificar fenómenos aeroespaciales», que no se aboca más que a mirar fotos o videos, lo que implica que estaríamos en realidad ante un «centro de identificación de fotos y videos aeroespaciales» (C.Ferguson)

Aclaración importante: el actual «centro de identificación» oficial, también podría ser encuadrado dentro de las 17 desgracias de la Ufología Argentina, aunque en realidad, es algo ajeno al ambiente. Pero su titular se ha atribuido haber «investigado» casos ufológicos, a pesar de que nadie lo ha visto nunca incursionando en ningún lugar. De toda esta deplorable actividad hay muchos artículos en esta misma web, por lo que no ahondaremos hoy en ella.

Volviendo al punto de comisión oficial abierta y encubierta (y puedo incluir aquí a los colegas Angel Díaz y Alberto Brunetti), nunca hubiésemos participado en un ámbito donde alguien nos dijera que debíamos ceder nuestra libertad de trabajo o ideales. Y nunca hubiésemos sido parte de cláusulas secretas a espalda de otros. Esas son convicciones personales de cada uno, y la nuestra era muy clara.

Eso sí: los mismos que otrora enviaban mails y pedían explicaciones a la F.Aérea (deseando y esperando nuestra desafectación), hoy son parte del silencio cobarde y cómplice de la inacción oficial (y remueven cucharitas).

Hoy no teclean mails y sus lenguas han callado, sobre una lamentable oficina que malinforma en los medios sobre lo que es la Ufología y los que estamos en ella. Simples cobardones de turno, que han existido en todos los temas y en la Historia general.

Hablan del “encubrimiento del Norte” y de Condon, y aquí están mudos con la complicidad de los tibios.

Por eso, antes que mirar hacia el exterior para encontrar encubrimientos, hay que ver primero los propios “trapitos sucios” en casa.  

«Es curioso que muchos de los que declaman contra el “Imperio del Norte”, criticando las actitudes de intereses del “capitalismo”, terminen luego vendiéndose al mejor postor o a aquellos que los traicionaron, con el sólo fin de poder publicar algún libro, o incluso participar en algún congreso. En suma: terminan haciendo lo que critican y siendo partícipes de conveniencias sin valores ni convicciones.» (C.Ferguson)

10 – EL UFOCHANTA

No podemos dejar de mencionar una actitud ejercida por algunos que tenemos que denominar – de alguna manera – como “Ufochantas”, expertos en armar “castillos en el aire”.

La definición de diccionario de “chanta” (en Argentina), es la siguiente: “Persona que suele engañar o estafar a otras, muchas veces fingiendo poseer influencias que no tiene”.

El Ufochanta es un personaje que bien podría encuadrar en lo que el recordado y gran actor argentino Fidel Pintos hacía en “Polémica en el bar” en los años 60 y 70. Allí representaba al “sanatero” (el argentino que hablaba mucho y decía poco), y que inventaba haber estado en todo lugar y haber vivido toda situación.

Alejados de la comicidad y genialidad del actor citado, los Ufochantas son personajes que nunca han descollado en ninguna actividad de investigación o teórica, y que presumen de haber sido de todo.

Algún deplorable dice haber sido citado por F.Aérea antes de quien suscribe (para ser asesor), y manifestar haber rechazado el ingreso, dando a entender que el llegó antes que el resto (su afirmación es un total invento, demás está decirlo, y hubiese “muerto” por haber estado allí, pero evidentemente ni lo tuvieron en cuenta). 

Las presunciones del «Ufochanta» no tienen límite y menciona haber sido factor de decisiones a nivel histórico. 

En sus discursos puede asegurar haber visitado infinidad de lugares en casos clásicos (Trancas en Tucumán, Monte Maíz en Córdoba, la Antártida, el campo de Maurice Masse en Francia, o las huellas de Socorro en Nuevo México).

Sin sonrojarse en lo más mínimo, también pueden asegurar haber estado en reuniones y tomado decisiones trascendentales para la Ufología, con miembros de las FF.AA, en cónclaves de la Ufología Internacional, o en las Naciones Unidas (sólo por haberse sacado una foto personal en la puerta de su sede en N.York), o haber visitado zonas como el Area 51, la base de Daytona, Roswell, etc.

El Ufochanta puede asegurar haber estado en todos los lugares y haber conocido a todas las personas. (Imagen de Estefano Burmistrov)

También juran tener “contactos” dentro de la CIA, el FBI, la NASA, el Pentágono, el NORAD, etc.

Son quienes dicen saber todo, y conocer absolutamente de todo. 

Generalmente crean algún título rimbombante en seudo agrupaciones que generan para nuclear a algunos en Internet.

Estos últimos suelen desconocer que el Ufochanta, es sólo un vulgar inventor de curriculums.

El “señor” siempre se creerá estar en el escalón diez, cuando no subió aún al primero, y habla con una suficiencia (la crea o no), que lo lleva a sostenerse como alguien “imprescindible” dentro del quehacer ufológico.

No tiene cómo sostenerse en su postura, a no ser continuar en una avalancha de logros y méritos que jamás ha mostrado, no exenta de calumnias, difamaciones y molestias contra quienes mueven un dedo en esto.        

Todo intento de encarar algo y anunciarlo de antemano, será “derribado” por la verborragia del Ufochanta, por que él ya sabe de antemano todo sobre el Mundo y las cosas, y sus resultados.

Esto muestra su envidia y propia incapacidad.

Es un experto en “dar consejos”. Y su caradurismo es tal que podría aconsejar a la NASA misma sobre ingeniería astronáutica, con la misma facilidad de quien va a comprar un kilo de tomates a una verdulería.

El Ufochanta es un personaje que bien podría encuadrar en lo que el recordado y gran actor argentino Fidel Pintos hacía en “Polémica en el bar” en los años 60 y 70. Allí representaba al “sanatero” (el argentino que hablaba mucho y decía poco), y que inventaba haber estado en todo lugar y haber vivido toda situación. Lejos de la comicidad del genial actor, los Ufochantas se destacan por creerse «expertos» no reconocidos por nadie. (C.Ferguson)

11 – LOS UFONECROLÓGICOS

Una actitud bizarra que se ha puesto de moda, es cuestionar, atacar y destruir algunos casos cuando testigos e investigadores ya han fallecido.

Esta modalidad es realizada tanto por detractores como por participantes ufológicos y se efectúa de una forma simple: tratar de invalidar un caso ahora que el testigo ya no está en el mundo de los vivos, evitando la contraprueba de quien vivió la experiencia.

Esto no debe confundirse con la actitud de examinar un evento antiguo a la luz de posibles alternativas, ya que de eso se trata el método de la ciencia, y todo está en revisión.      

Pero hablamos de otra cosa: los “Ufonecrológicos” que van exclusivamente a la búsqueda de casos donde no encontrarán oposición testimonial.

A veces, apenas desaparece el testigo, se apresuran como aves de rapiña para “desentrañar el caso”.

En otros, transcurren muchos años, pues la idea es “derribar todos los clásicos”.

Un ejemplo es el episodio del comandante Jorge Polanco en Bariloche (31 de julio de 1995).

Desde lo “oficial” se intentó vanamente denostarlo utilizando el argumento de un haz de luz de un boliche, que habría sido el generador del caso.

Y si bien se utilizó para ello el testimonio del copiloto, el propio testigo principal (que fue Polanco), jamás tuvo su contraparte en la seudo investigación.

Lamentablemente los otros dos pilotos de Gendarmería (ya fallecidos), también fueron testigos privilegiados, y en especial Juan Domingo Gaitán, que fue contundente en sus dichos antes de morir trágicamente en un accidente aéreo. 

Y el único testigo directo que queda (más allá de otros posibles observadores), nunca fue entrevistado por la risible seudo investigación oficial. Lo quieren dar por «muerto en vida».

Una deplorable «investigación» del responsable de la oficina oficial en Argentina, donde teniendo al testigo principal vivo (Jorge Polanco), decide buscar una seudo explicación para justificar una confusión con un reflector, sin convocarlo. Esos son los métodos que muestran a quienes dicen defender las ideas de lo «racional». El caso – mal que les pese – sigue en pie. (C.Ferguson junto a Jorge Polanco – Mar del Plata – 2019)

Ese ejemplo sirve para muchos otros casos, donde ahora (no sólo detractores sino seudo ufólogos de primicias), intentan defenestrar casos o investigadores, que no podrán tener respuesta alguna.

Algunos quieren «enterrar» los casos de una vez, aún cuando los testigos vivan, pero en general, irán deambulando por los caminos de la cobardía.  

En ese afán desmedido, nunca tomarán toda la información, ni efectuarán un paso metodológico de la ciencia inevitable: la revisión adecuada de literatura.

Estamos ante la pobreza intelectual de algunos participantes Ovni que no saben o desean encontrar eventos nuevos, y que rastreramente, buscan “explicaciones originales” ante quienes no pueden defenderse.

Y – por cierto – es otra muestra de bajeza irreconciliable, para quienes dicen o quieren que los ufólogos «seamos todos uno».

Esta modalidad de los Ufonecrológicos es realizada tanto por detractores como por participantes ufológicos y se trata de invalidar un caso ahora que el testigo ha fallecido. Una muestra de bajeza y cobardía, digna de buitres. (C.Ferguson)

12 – EL MAL DE LA PRIMICIA

Otro mal endémico (y hoy casi masivo), es la necesidad de creaciones de “primicias ufológicas”. Las mismas surgen de una idéntica actitud de algunos medios de prensa o periodistas.

Sin embargo, no debe olvidarse que el compromiso ético del periodismo apunta a un tratamiento responsable y meticuloso de la información, más allá de la primicia como parte de la lucha por la competencia. (CITA 9)

El escritor y periodista Gabriel García Márquez señaló: “La calidad de la noticia se ha perdido por culpa de la competencia, la rapidez y la magnificación de la primicia” (Fin de la cita)

En los caminos ufológicos, la cuestión no es distinta: la rigurosidad de los datos y el cumplimiento de pasos metodológicos, se sortean con una pasmosa facilidad.

Siempre en Ufología hubo la necesidad de llegar primero a la noticia. Esto era porque un caso “contaminado” por la prensa, era un caso casi perdido, y debíamos llegar antes que los medios de prensa.

Desde tal punto de vista, el llegar antes es justificable.

Pero era impensado en la Ufología de los 70 a los 90, presentar un suceso sin los debidos detalles y pasos investigativos ante la comunidad.

Eso era el equivalente a pasar papelones en los Congresos (que eran los nucleamientos más importantes en esas épocas).

Y vaya que hubo también algún papelón por entonces: desde expositores que mostraban fotos de supuestos Ovni cuando en realidad era una mosca en la imagen fotográfica, a algunos que con simples luces de pescadores, creían ver “oleadas de Ovnis” sobre ríos. 

Los caminos de los participantes ufológicos en la actualidad, no suelen tener el fin de la rigurosidad, sino simplemente ser los “primeros”. En cierta manera, se ha mimetizado de ciertas manías y costumbres de la “prensa amarillista”.

Otro de los recursos de estos divulgadores es el promocionar «el chantaje por la emoción» (ya Ramonet habla de ello) señalando como son las características de los medios audiovisuales actuales, con un chantaje donde es más importante ver que comprender. (Ramonet, I. La tiranía de la comunicación. El papel actual de la comunicación. Barcelona, 2002).

Desde tal perspectiva, la idea es sólo satisfacer al telespectador y no el comprender la importancia de un acontecimiento. Y buscar el impacto emocional. Allí la idea es que un testigo priorice lo que sintió mucho más de lo que vio, que se emocione ante cámaras.

Todos comprendemos lo impactante de una observación y vivencia Ovni sin recibir apoyo de ninguna entidad, pero además de escuchar al testigo, los buscadores de emociones deberían moverse para que esas autoridades cambien su postura de desinterés hacia el testigo. De lo contrario, sólo quedamos en imágenes de lágrimas.

Es irónico que quienes hoy sostienen que algunos testigos en el pasado fueron «usados» para dar su testimonio, hoy ellos mismos los escuchen y no se les ocurra generar nada más que ser espectadores de lo emocional. Este es un claro ejemplo de la «mentira emotiva» de la postverdad.

Desde tal óptica, la palabra «chantaje» que utiliza Ramonet, sería totalmente acertada. La emoción suplanta a lo documental.

Que el testigo pueda trasmitir sus experiencias, sufrimientos y traumas en algunos casos complejos es algo positivo, contando prioritariamente con profesionales. Sin embargo, buscar sólo ese impacto para la divulgación, en parte es volver a usarlos para el chantaje por la emoción. (Imagen Gerd Altmann – Pixabay)

Y en ese tren de corrida sin chequeo, los papelones continúan.

Por ejemplo: en los 90 (Congresos de la Red Argentina de Ovnilogía), se nos hubiese caído la cara de vergüenza de denominar a nuestros congresos como “Internacionales”, cuando solamente teníamos hasta 2 extranjeros invitados. Hoy día, en algunos eventos donde sólo hay 1 invitado del exterior, se promocionan eventos con categoría de “internacionales”, sin sonrojarse.   

Otro ejemplo es anunciar casos “impactantes” similar a las noticias “urgente” de los noticieros.

Allí los promotores de lo insólito (autoproclamados “investigadores o Ufólogos”), darán ligeros detalles de un supuesto caso, y les prometerán a lectores y oyentes que, en breve; darán a conocer más información trascendente.

Así ocurrió con un evento reciente, ocurrido el martes 5 de septiembre de 2023 a las 20 horas, cuando un supuesto Ovni o varios, habrían descendido a la Base Espora, cercana a Bahía Blanca. 

Algunas de las cosas que difundieron (y que alguna parte del público y la prensa nos preguntaron y solicitaron aclaración), fue sobre:

Pues bien: esta bella fantasía fue promovida por un par de participantes ufológicos de manera irresponsable.

Alguno presentó como “prueba” el video de una casa particular, donde un perro ladraba ante los disparos que se escuchaban.

Esos disparos existieron, pero todo estaba lejos de ser una respuesta a la “Guerra de los Mundos” sobre Espora.

Desde la base, el comunicado fue terminante:

Ellos prometieron dar más detalles “en breve” (ya han pasado casi 9 meses).

En el correr de las noticias, gran parte del público no repara que quienes les prometieron “más información” (como si fuese un noticiero), se hacen hoy los distraídos y creen que el tiempo que pasa está de su lado.

En casos donde haya bases militares u otras, siempre se ampararán luego en la muletilla clásica: “ocultan la información”.

Así pasan los días, semanas y meses como una niebla que disipa lo que se dice, pero no para unos pocos que lo recordamos constantemente.

Es irónico advertir que las mismas pruebas que algunos participantes ufológicos exigen a otros, no suelen ser presentadas por ellos mismos.

Lo más probable aquí es que no haya ninguna información que dar, a diferencia de la celeridad que tuvieron para desparramar ante micrófonos o textos, una historia fantasiosa amparada en la “primicia”.

Divulgadores irresponsables comunicaron sobre un «ataque Ovni a la Base Espora» (septiembre de 2023) y «soldados heridos por un rayo e internados». Afirmaron que «pronto» darían más detalles, amparándose en un video intrascendente. Desde entonces, se hacen los distraídos y ya no hablan más del asunto. Imaginaron las figuritas argentinas «Platos Voladores al ataque» (década del 70)

Una última variante en este ítem de primicias es de quienes se presentan como “productores” o “periodistas”, ahora devenidos a “expertos”, “investigadores” o “ufólogos”, cuando nunca han aplicado algún método en la encuesta al testigo (sólo reporteado), y que tampoco poseen trabajo teórico alguno.

Su fin es la noticia, a lo que podemos agregar; cuanto más impactante y sensacionalista mejor, siempre con el ánimo de primicias.

Con aires de “intelectualidad Ovni”, deambularán por los canales y radios, acariciándose la barbilla y poniendo caras pensativas, hablando de “caminos recorridos hace años”.

Su oratoria suele cautivar a algunos, porque representan el arte del caradurismo más fiel: hablan con un poder de convencimiento total, de que son lo que en realidad no son.

Esta técnica – muy usada en la política – los muestra en su máxima amplitud.

En sus notas pueden querer poner a un investigador o testigo criterioso, junto a algún delirante o mitómano sin el menor empacho. Intentan justificar esto diciendo: “todos tienen derecho a decir cosas”.

Nunca chequeará la fuente sobre quién es la persona que habla. Todo da igual, con tal que diga algo “interesante o impactante”.

El buscador de lo insólito (léase “primicias”), creerá ver oleadas de Ovnis cuando no las hay, humanoides manejando taxis, o conspiraciones a la vuelta de cada esquina.

Una sola pregunta derrumbaría tal cúmulo de especulaciones y “castillos en el aire”: ¿Qué casos ha investigado en su trajinar?

Lo más probable es que el buscador de primicias responda “Muchos” (y salir rápido del paso), o citar eventos donde jamás estuvo, haciéndose pasar por “experto”.

El público debe saber que en ambas respuestas hay mentiras ostensibles: no conocemos ningún productor en Argentina que antes haya pasado por los caminos investigativos.

En la mente de estos “productores de misterios” una voz tranquilizará su conciencia: “Yo hago lo que la gente quiere ver y escuchar” se dirá, aunque lo que haga sea algo payasesco y circense.

No le interesa el tema Ovni como un evento a esclarecer.

Son algunos de los que desean vivir a costa de la Ufología y necesitan cataratas de relatos, pues “el espectáculo debe continuar”.

La generación de información sin responsabilidad en Ufología, es uno de sus peores males, y obedece siempre a que; quienes lo promueven, sólo ven sus propios intereses.

Muchos de estos productores devenidos a «ufólogos» o «expertos investigadores» sólo buscan el impacto mediático, para obtener beneficios. No les interesa ahondar en el material serio, sino mezclar un rejunte de temas y de entrevistados, y son los máximos generadores de confusión mediática.
(Collage de imágenes de Pixabay realizado por C.Ferguson)

13 – DESTRUYENDO MITOS Y RUMORES…

Ligado al punto anterior, pondremos un solo ejemplo: el relativo a la forma de los Ovni denunciada por testigos.  

En general, se suele promover que la forma discoidal Ovni es producto del impacto de Hollywood en la población en las décadas 50/60, o novelas anteriores de la literatura, y que “ya no hay ovnis discoidales”, dando a entender que la forma de los objetos denunciados era una moda o influencia del pasado.

Los detractores y teorizadores de turno, pregonaron durante años que los «Ovnis Discoidales» eran una moda, y son otros que no poseen casuística actualizada ni recopilan seriamente. (Imagen PanJoyCZ y Peace,love,happiness – combinada por el autor de la nota)

En igual término colocan a la palabra “plato volador”. En realidad, son ellos quienes se quedaron en los años 50.

La razón es simple y lo señalamos reiteradamente en este artículo: sus fuentes y casuísticas son inexistentes en la actualidad, porque de lo contrario sabrían que la mayoría de todas las descripciones a nivel mundial, siguen contando con la descripción de objetos discoidales (y en Argentina es igual).

Iguales posturas han tenido cuando señalan que “no hay testigos calificados”, lo cual es producto de una profunda desinformación e ignorancia.

Ya hemos demostrado que existe una calificación de testigos que supera a otras (los pilotos), medible a través de aplicar un sistema de clasificación básico.

Y ello no tiene nada que ver con menospreciar al resto de testigos, ni que los pilotos sean infalibles, sino que se basa en parámetros de grado de responsabilidad y profesionales.

Que no puedan distinguir algo tan elemental, muestra también que su teorización es muy primaria y elemental. 

¿Qué une a detractores y teorizadores sin casuística en esta cruzada dialéctica?: el no trabajo, el no examen, y la inoperancia de trabajo persistente con todos los elementos al alcance de la mano.   

Que la generalización «plato volador» ya no se utilice por no comprender a todo el resto del Universo Ovni, no implica que esas formas observadas en los casos, no continúe. Por el contrario, en décadas y en la actualidad, sigue siendo la forma más denunciada por testigos en Argentina y el mundo (en Argentina un 56 %). Eso destruye las especulaciones de quienes dicen que la forma discoidal era una moda impuesta por la literatura o Hollywood. Imágenes de fotos de distintas décadas en Yungay (Perú), Lago Tiorati y Oregon (Estados Unidos), y en Argentina: Las Grutas (Río Negro), Diamante (Entre Ríos) y Capital Federal (Buenos Aires) (C.Ferguson)

14 – LA PRIORIDAD DE LAS IMÁGENES

La expresión de la testigo cordobesa es algo que muchos testigos han pensado, aunque en verdad, la fotografía o video OVNI es un elemento más, dentro del contexto de un caso.

Hoy día existe una prioridad por la imagen, vivimos en un mundo que ha suplantado mucho los textos y análisis por imágenes.

Ya nos decía el pionero y maestro Ufológico Argentino, el Prof. Oscar Uriondo:  

Hoy día, el estudio oficial luego de las imágenes del Pentágono por parte de pilotos y militares de ese país, es priorizar las imágenes y los testimonios. Las primeras, basadas en elementos técnicos que puedan probar una anomalía.

Aun así, nunca una imagen podrá decirnos nada sobre el origen preciso de lo observado, aunque sí podría mostrarnos, características desusadas.

Dentro de la Ufología, esta prioridad de las imágenes se maneja por divulgadores, creyentes y algún detractor (que usa o muestra imágenes Ovni falsas para argumentar que el fenómeno no existe).

Las imágenes (fotos o videos), siempre han sido el “talón de Aquiles” de la Ufología, y representan sólo una de las decenas de variables que el fenómeno nos presenta.

Quienes se abocan sólo al aspecto de captar en imágenes posibles Ovnis, se enojan cuando señalamos esto y embaten contra «la ufología seria y de escritorio» – así la señalan.

Muchos de ellos ya dan la explicación exacta de lo que supuestamente han captado, y luego pretenden presentar eso a los «investigadores serios» para que les den su opinión, y se molestan cuando ésta no llega. ¿Cómo emitir un juicio de valor cuando el ocasional fotógrafo ya dice que ha captado una nave o ser alado, describiéndola con puntillosidad, cuando a todas luces es un ave?

Hablan de que en el tema nadie debe criticarse, pero arremeten inmediatamente contra los ufólogos «que no salen al campo» (por cierto, ni saben ni se han interiorizado que muchos de los investigadores «de salón», también ya han salido al campo antes que ellos y hace años).

Todo esto es aprovechado por detractores de turno, que luego terminan haciendo informes oficiales plagados de casos de confusiones y ornitología, y justificando el «éxito» de aclarar el 100 % de los casos.

Por otra parte, también hay errores conceptuales: quienes salen a buscar imágenes exclusivamente, creen que «investigar» es sólo eso, cuando sólo están contemplando un aspecto o variable, dentro de los tantos que hay en Ufología. Hoy por hoy la faltante de investigadores seguramente pueda deberse a la prioridad que algunos dan a las imágenes solamente.

Captar en imágenes al fenómeno es una actividad loable. También debería contar con el sustento teórico, del cual muchos captadores de imágenes reniegan. (Imagen de Raman Oza – Pixabay)

Por estos y otros motivos, está más que claro que las imágenes son un punto endeble dentro del fenómeno Ovni, mal que les pese.

Ese «talón de Aquiles» ya fue señalado en los años 50 y 60 por Hynek y Vallée (por cierto, no es algo nuevo como algún “récordman” local quiere insinuar.

Aún con todo, las más antiguas fotos gozaban de un análisis más preciso sobre infinidad de aspectos.

Hoy por hoy, y desde el 2008 en adelante (por la irrupción masiva de celulares), nos encontramos con cientos de imágenes que pululan en Internet, la mayoría producto de lens flare, aves, etc.

Pero hay dos factores que ahora se han agregado, y que complican  notablemente todo análisis. La aparición de los drones y aún satélites tipo “Starlink” es uno de ellos.

Los Drones son un nuevo factor de confusión con Ovnis (Imagen: Lars Nissen)

En breve asistiremos también a la irrupción de imágenes de la llamada “inteligencia artificial”, con recreaciones fraguadas, que sólo provocarán más descreimiento general.

El público en general, obtiene imágenes y las trasmite en los medios o a participantes Ovni. En este último caso, con la idea o esperanza que el investigador pueda dar luz sobre lo que se vio.

El problema radica en una cuestión de humildad: los ufólogos no somos expertos en imágenes, ni tenemos que serlo. Como tampoco tenemos que serlo en otras especializaciones.

Por eso la Ufología se nutre de cuestiones técnicas con los responsables, de acuerdo a cada caso.

El artilugio de no ser expertos en imágenes fue el que utilizó la comisión oficial actual para sacarnos de allí a los Ufólogos en 2017. Por cierto, esa misma oficina no ha exigido a sus otros asesores externos tal requisito, como es el caso de un payaso que en su propio país no es tenido en cuenta, y que intenta “explicar” casos de otras latitudes como vulgar opinólogo. (CITA 10)

Volviendo al punto de las imágenes, queda claro que siempre serán un aporte documental, pero no determinante.

Y en lo posible, a ello deben sumarse dos aspectos: a) elementos técnicos de apoyatura y b) testigos, si los hubiera.

Las imágenes (fotos o videos), siempre han sido el “talón de Aquiles” de la Ufología, y representan sólo una de las decenas de variables que el fenómeno nos presenta. Esto no es nuevo (como algún fantoche de Argentina quiere insinuar). Ya el Dr.Hynek lo hablaba por los 60.

15 – LA ESTADÍSTICA BIEN Y MAL APLICADA

Lo señalado en la frase es contundente. Sólo es posible arribar a hipótesis aproximativas efectuando buenos trabajos estadísticos.

Para que hablemos de buenos, tenemos que tener muchos factores en cuenta. Podemos repasar los más básicos.

A – La estadística debe ser lo más completa posible. Esto implica un período extenso (y si es un período selectivo, lo más amplio posible).

B – Debe contener la totalidad de eventos sin importar la fuente. Hoy día hay participantes Ovni que sólo incluyen en sus listados los casos que les conviene y evitan incluir los de otros ufólogos con los cuales tienen enemistad. Tales estudios siempre arrojarán datos tergiversados o parciales.

C – Deben estar mínimamente clasificadas, con estándares internacionales. Un simple acopio cronológico sólo es útil en ese sentido, pero no es exhaustiva.

Alguno presume de hacer acopio durante años, y lanza a la difusión supuestas “constantes” inexistentes o sólo imaginadas por él (es el mismo incoherente que habla de cientos de casos en una avenida de La Plata cuando sólo hubo 4 casos).

Son los típicos “imaginadores seriales”, que siempre buscan y creen encontrar datos “claves” que no son más que un anecdotario sin sentido.

Al hablar de las pautas de comportamiento, incluyen factores risibles, que jamás son constantes. Su afán de ser “descubridores” los lleva a cometer semejantes dislates.

Pero los que hemos hecho estadísticas lo mas exhaustivas posibles, sabemos que todo eso pasa por sensacionalismo dialéctico.

Un trabajo estadístico nunca cesa, se trabaja con todas las fuentes posibles, se trata de clasificar (lo que puede demandar años), y su revisión es constante.

También se debe tener un gran poder de síntesis para esbozar en pocas líneas, lo más significativo de un evento de – por ejemplo – 30 renglones.

El chequeo de fuentes dispares no termina nunca, y es lo que mas tiempo lleva, porque a veces tenemos un dato en una fuente que en otra no existe. En un sistema de clasificación, eso puede dar una valoración de puntaje distinta.

En suma: la estadística es la columna vertebral del tema Ovni, que como elemento aproximativo nos permite un sinnúmero de opciones de trabajo.

De nada sirve que alguien pregone tener estadísticas y no las exponga a la luz pública con un sistema de clasificación total.

Todo lo demás, es muy superficial, anecdótico, simplista, y sólo lleva a los casos al terreno de la primicia y “lo impactante”, sin sustento documental. 

En suma: la estadística es la columna vertebral del tema Ovni, que como elemento aproximativo nos permite un sinnúmero de opciones de trabajo. Por cierto, para ello es clave que sea exhaustiva y objetiva, no como algunos engañadores seriales realizan en Argentina. (C.Ferguson)

16 – LA VIEJA MODA DEL…NO HAY MÁS CASOS

La frase de Fabio Zerpa en fines de los 80, ya nos muestra que se refería a los mismos que hoy día, continúan con su perorata del “no hay más casos”.

Fabio dirigía la revista más masiva del tema («Cuarta Dimensión»), y allí reunía a grandes Ufólogos como Guillermo Daniel Giménez, Omar Demattei y Angel Díaz, y otros más, que contribuyeron con el aporte de casos (investigaciones de campo y teóricas).

Pero la pregunta que se hace Fabio tenía que ver con los «expertos» de siempre, que ya salían por entonces, a pronosticar que no había más casos.

Y así los teorizadores sin casuística suelen coincidir con los detractores de turno.

“Para algunos no ha habido casos en los últimos diez o doce años. ¿Así podemos hacer estadísticas?”, se preguntaba acertadamente Fabio Zerpa ante la divulgación de los «expertos de rumores», que ya gozaban haciendo vaticinios inexistentes. (C.Ferguson)

Bernard Shaw decía que “la moda es una epidemia provocada”. Pero esta moda del “no hay más casos” no es nada nuevo, como ya hemos visto.

Los sostenedores de la no actividad Ovni, realizan un acopio cronológico particular. En sus estadísticas no se encuentran casos “de otros”.

Tal yerro metodológico los sume en una escena Ovni imaginada sólo por ellos.

Siempre con la premisa del egoísmo y del celo con otros grupos, sólo incorporan sus propios casos, como si fuesen elegidos “por la gracia del Señor”. 

Estos mismos dicen ostentar “récords” en Ufología, aunque sólo han mostrado uno en particular: la no colaboración en su patético paso por la RAO (Red Argentina de Ovnilogía), durante 16 años. (CITA 11)

Pero como vimos, ya antes de la creación de RAO en 1991 estaban declamando “no hay más casos”.

Hoy, 35 años después, siguen con el mismo parloteo de querer justificar o reforzar las cosas como iluminados.

Acomodar los hechos: grave error metodológico digno de ilusos o farsantes.

Hay 4 factores claves que los teorizadores no tienen en cuenta, a la hora de analizar el decrecimiento temporal de casos. Se lo aclaramos al público, que es nuestro destinatario

¿Cuáles son ellos?

1 – Decrecimiento sí, pero de investigadores

¿Cómo no van a existir faltante de casos si no hay investigadores?

Desde los 90 a esta parte, ha ocurrido un decrecimiento pronunciado de los investigadores.

Hay varios motivos que pueden influir en esto.

La crisis económica siempre es uno de los motivos principales para desarrollar una verdadera investigación, y máxime en un territorio tan inmenso como Argentina.

Pero eso sólo explica una parte, ya si es por crisis, en Argentina las tenemos desde siempre.

En realidad, fue la aparición de Internet lo que motivó que muchas agrupaciones se cerraran en sí mismas y cayeran en la trampa de no priorizar el trabajo mancomunado.

Muchas encuestas a testigos comenzaron a realizarse a distancia, con las limitaciones que ello conlleva.

Se dio prioridad a las imágenes (fotos y videos), lo cual es un error dentro del propio estudio del fenómeno.

La internet ha contaminado la información, y hoy se pueden manipular al público y a los propios investigadores, con material “basura”.

Al no existir investigadores regionales (y si los hay, algunos sin apoyatura metodológica), la información ha decrecido inevitablemente.

Y por último: la falta de un estudio oficial serio en Argentina, que como suele ocurrir en nuestro país, comenzó promisoriamente, para terminar en una oficina personalista ególatra.

Todos estos factores – y algún otro – son parte de la respuesta al mentado “decrecimiento”.

Pero cuando no había internet ni celulares, los investigadores nos teníamos que enterar los casos por otras vías, que hoy no parecen ser la prioridad de quienes comienzan.

Por eso van en busca de casos “viejos”.

Sólo ocasionalmente aparece algún evento nuevo, plagado de falta de información y sin criterio de evaluación alguno, por un simple hecho: no aplican ninguna técnica ni criterio básico investigativo.

La aparición masiva de Internet generó avances y retrocesos en el estudio Ovni. Hoy día, hay escasez de investigadores y se da prioridad a imágenes y material falso o primario. (C.Ferguson)

2 – Falta de capacitación y voluntad de trabajo conjunto

Ya en 1997 al efectuar una encuesta dentro del seno de la Red Argentina de Ovnilogía (RAO), quedó evidenciada la falta de compromiso en la mayoría de los 18 encuestados (en 7 preguntas).

En ellas, la abrumadora mayoría contestaban en tercera persona, como ajenos a la cuestión (en breve publicaré un artículo con el detalle de esa encuesta).

Ello dio pie a que años después, en 2003, me aboqué a realizar un trabajo estadístico sobre los casos de Archivo de Rao, y ver que datos faltaban o se habían omitido en los casos enviados por los miembros ufólogos. 

La sorpresa fue grande cuando advertimos que – sobre los 8 ítems del test de “Extrañeza y Credibilidad” del Dr.Hynek – había faltantes considerables.

Todos alguna vez hemos tenido omisiones de algún dato, pero dentro de la RAO ya habíamos aprobado el Test de “Extrañeza – Credibilidad” como base.

Lo alarmante – en el caso mencionado – es que la faltante de datos ascendía al 54 % (más de la mitad). La siguiente gráfica (período 1991 – 2002) muestra perfectamente las faltantes en color rojo:  

  

Esta imagen ya mostrada en un artículo anterior, refleja una limitación grave a la hora de detallar los informes Ovni, con información faltante (porcentajes en color rojo) (Archivo C.Ferguson)

Ningún ámbito académico admitiría semejante situación ni material con tales omisiones.

Pero la gran mayoría prefirieron cerrarse en sus laureles, siempre celosos de otros.

Quizá uno de los motivos por los cuales nunca se pudo elaborar un trabajo académico dentro del seno de la RAO u otras, es por el propio complejo de los participantes ufológicos, y su rechazo a adaptarse a sistemas de trabajo colectivo.

Algunos teorizadores que participaban en la Rao, alegaban que no tenían casos “para trabajar con estadísticas”, pero simplemente es otra gran excusa: cada año aparecía ese listado completo en en mes de Enero, con boletines al alcance de todos los miembros.

De hecho, la RAO (que pude coordinar por el voto democrático durante toda su existencia), fue la segunda entidad en Argentina (luego del pionero CODOVNI de Ariel Rietti y Cristian Vogt), que publicaba casuísticas anuales. 

Y RAO fue la primera que – además del listado de casos – presentaba un análisis estadístico básico con gráficas, elaborado por quien suscribe.

De 1991 al 2007 (año en que cesó la red), la cantidad de casos en esos informes asciende a más de 1.500. De manera que argüir que no había casos de dónde extraer los datos, es otra más de las tantas justificaciones sin sentido.

Ya lo decía el colega Angel Díaz (en mayo del 2001):

Díaz estaba en lo correcto: el material de casuísticas ya permite trabajar con más elementos. Pero lamentablemente sólo un par seguimos esos pasos.

Los que participaron en la RAO (o no) y alegan que no tenían casuística para trabajar, son los excusadores de siempre, que no movieron un dedo para trabajar sobre esos datos.

El mismo colega de Río Ceballos acotaba un par de años después:

El punto clave señalado por el colega es el que se refiere a la escasa investigación, mal que padecemos hoy día de manera más cruda que entonces.

Con algunas nuevas generaciones estamos asistiendo a algo peor: ingresan al mundo de la Ufología, directamente como “Divulgadores” (y también excusándose, una vez más), de no ser “investigadores”.

La idea es el Streaming sin filtro. No van tras el fenómeno sino de lo que la gente quiere escuchar, o la moda.

Estos noveles, en su mayoría no tienen formación ni la información básica del tema.

La literatura ufológica criteriosa ya casi no se publica, y debemos remover archivos para ello.

Además, los actuales tiempos, hacen que muchos busquen respuestas inmediatas, con análisis rápidos (las “primicias”, cuyo motor suele ser el celo y figuración).

Algunos noveles incluso irrumpen menospreciando el trabajo anterior, de quienes hemos estudiado al fenómeno, haciendo narrativas actuales alejadas del contexto específico.

Efectúan artículos simplistas, o refritos periodísticos con títulos «atrapantes», o trabajando para alguna agencia noticiosa, pecando de una falta de datos llamativa.

La investigación de campo ha sido menospreciada, tomándola como un suceso de tiempo atrás y “pasada de moda”, o también que estuvo “mal hecha” (a decir de algunos desinformados).

Y como alternativa “novedosa”, se dan reuniones para “sociabilizar”, que no poseen un carácter de plan investigativo alguno, a no ser salir al exterior y tratar de captar fotográficamente al fenómeno (en el mejor de los casos).

Las reuniones de amigos ufológicos no son malas en sí mismas, ni tampoco la “Ufogastronomía”, pero no como algo preponderante.

La pasividad en un trabajo concreto de investigación, hoy es mayoría.    

Cada año los boletines de la Red Argentina de Ovnilogía (RAO) publicaban el listado de casos con gráficas mínimas estadísticas, realizadas por el autor de esta nota. Los que objetan que no había material para trabajar, son los típicos que buscan excusas a su propia falta de voluntad. (C.Ferguson)

3 – La prensa ha tomado el lugar del investigador y el investigador el lugar de la Prensa

Al existir faltante de investigadores, la prensa ha ocupado el lugar de los mismos con las denuncias. El público en general no reconoce a investigadores particulares, y efectúa preferentemente, la denuncia ante medios de prensa.

El nivel de encuesta de algunos representantes de la prensa es limitado, cercenando datos, omitiendo otros, y sólo buscando “lo más impactante”.

Los casos que tocan – en general – están casi perdidos.

Y los participantes Ovni – para colmo – se han transformado en seudo periodistas de turno, o narradores de historias. Se han invertido los roles.

Las nuevas «armas» de los participantes ufológicos, priorizando antes que la investigación, aspectos de divulgación y pasatiempo. La comunicación es importante y es otra de las tareas de algunos participantes Ovni, pero jamás el comienzo de la actividad. (C.Ferguson)

4 – Repliegue alternativo del propio fenómeno

Esto ya ha ocurrido otras veces, pero algunos teorizadores creen que son el eje temporal de todo lo que pasa simplemente por interpretar todo en tiempo presente.

Pero el propio fenómeno ha tenido momentos de mayor o menor intensidad en otras épocas.

Baste recordar lo ocurrido en los 80, donde tanto en España como en Argentina (y muchos otros lugares), los casos habían decrecido llamativamente. Pero en principios de los 90, la actividad volvió a acrecentarse.

En España, Pere Redón decía en su editorial de la publicación “Stendek” (junio de 1981):

El propio fenómeno con sus pulsos de actividad es el responsable de estas situaciones.

Pero aquí en Argentina vimos aparecer a los detractores de siempre, y algunos que intentaron hablar de la “sociología del fenómeno”, afirmaban que debido al fin del milenio y el acercamiento del 2000, tendríamos una “avalancha de denuncias”.

Tal análisis “sociológico” volvió a errar. Porque a medida que nos acercamos al 2000, la actividad volvió a decrecer y sólo en 2002 volvió con más fuerza que nunca.

Si tenemos en cuenta los años donde hubo mayor actividad (flaps u oleadas), siempre fueron menos que los restantes.

A modo de ejemplo, en Argentina tuvimos gran actividad en estos años:

1962 / 1965 / 1968 / 1978 / 1994 / 1995 / 1998 / 2002 / 2008

De 1978 a 1994 tenemos un decrecimiento que duró nada menos que 16 años (similar al actual).

Por ende, nada justifica razonablemente que deba existir una actividad importante cada 3 o 4 años, y menos aún, las fantasiosas hipótesis que vaticinan oleadas constantemente. (CITA 13) 

En suma: los vaivenes de la actividad también parece tenerlos el propio fenómeno.

Ya lo ha demostrado Jacques Vallée mostrando los pulsos de actividad, producto de su incansable recopilación de casos. 

Y el querido y recordado Dr.Willy Smith, también señalaba a principios de los 80:

Esta gente parece desconocer lo señalado por Smith, simplemente porque su egolatría ufológica es tal, que no reparan en los trabajos de otros.

El fenómeno Ovni no es algo que se ajuste a nuestros deseos.

Pero algunos necesitan casos a granel siempre, llevando a promover “oleadas” en forma reiterada (inexistentes).

Todos estos 3 factores (y seguramente más), son los que llevan a este aparente quietismo.

De todos ellos, el único no controlable es el último, que corresponde al propio fenómeno. 

La historia del fenómeno nos ha mostrado pulsos de actividad. A veces los años de inactividad pueden comprender períodos extensos y son los únicos no controlables o influenciados por nosotros. (C.Ferguson)

17 – Y SI FALTABA ALGO: EL REGRESO DE LOS HERMANOS DEL ESPACIO

Los grupos de contacto ufológicos habían casi desaparecido y dado paso a seudocreencias con cierto tinte de imágenes parecidas.

Sus representantes parecían haber sido “abducidos” durante mucho tiempo, pero ocurrió algo.

Luego de lo del Pentágono en el 2020, su actividad volvió a resurgir, al igual que hace muchos años.

Directa o indirectamente, bastó este hecho histórico para que algunos desempolvaran los viejos discursos de los 70 y 80, y volver a la carga, “aggiornando” los relatos.

Por cierto: no hablamos del público común, que seguramente tiene sus propias creencias en esto, sino de los referentes de este discurso, que suele promover mensajes como “elegidos”.

El público que los sigue no parece cuestionarse el por qué ellos serían “elegidos” ni preguntarse qué investigación han realizado alguna vez. 

Y tampoco porqué tales verdades sólo pueden ser difundidas tras algún denominador común: $$$$$

Se manejan sin criterio metodológico alguno (dicen no necesitarlos, ya que “saben todo de ellos”), y ante los medios suelen presentarse (y ampararse) como “expertos” o “investigadores”, pero no se les conoce ninguna encuesta rigurosa (no es su fin).

El gran público encuentra dentro del ambiente, una verdadera “ensalada” de opciones, que sólo generan más confusión.

Bien dice Jacques Vallée, que detrás de estos grupos o personajes, se difunden mensajes e historias que retrasan y frenan todo tipo de intento objetivo por llegar a la cuestión.

Es un discurso de deseos personales (ideal para desencantados de religiones tradicionales, o de fervientes anticapitalistas), que cual “canto de sirenas”, busca seducir.

Y así como suelen fomentar “lugares elegidos” (inexistentes), también en su historial, nos han mostrado un sinnúmero de “predicciones” que han fallado absolutamente.

Forman parte del 95 % del total de participantes Ovni (junto a teorizadores, divulgadores y detractores), pero son los que más utilizan cierta verborragia cautivante, para impactar con un relato.

En realidad, sus mentores son lo más parecido a los malos políticos: prometen (y no cumplen), cautivan (y engañan), y generan primicias (para mantener el misterio), y todo ello, con un fin prioritario: $$$.

Como bien señala el más importante investigador actual Jacques Vallée:

Con la profusión de noticias desde el Pentágono, reaparecieron los llamados «contactados». Directa o indirectamente, bastó este hecho histórico para que algunos desempolvaran los viejos discursos de los 70 y 80, y volver a la carga, “aggiornando” los relatos. Dibujo que muestra el primer gran contactado, el fraude de Adamsky. (C.Ferguson)

CONCLUSIÓN

“La piedra angular de la Ovnilogía (como disciplina científica) es la investigación y toda organización o empresa personal que llevemos adelante, deberá tenerla en primer lugar; ella traccionará todo lo demás. Pretender lo inverso, es decir, que el predominio de otras actividades organizativas (divulgación, intercambio, burocracia, etc) sean prioritarias, es condenar a la Organización a la existencia efímera y al fracaso” (Lic.Angel Díaz)

EPÍLOGO

Seguramente hay otras actitudes que poco a poco irán aumentando la cifra de las 17 desgracias de la Ufología Argentina. El panorama no cambiará.

Lo que sí puede hacerse es alertar al público sobre las conductas de quienes se mimetizan dentro de la Ufología, para su conveniencia personal o fines espurios.

Es responsabilidad de todo investigador criterioso el señalar estas cosas en Ufología.

No se trata de necesidad de conflicto, sino del lugar en que pongamos a los testigos y al tema en general, y de asumir lo que somos.

Bien señala Angel Díaz:

A esto podríamos agregar la frase del gran Aime Michel: “Para estudiar este problema, primero se necesita coraje”.

Los pocos viejos investigadores que hoy sólo divulgan, han perdido el espíritu de búsqueda. Creen ya haber hecho lo suficiente y se han rendido. Algunos menos seguimos aún, enfrentando todas estas situaciones.

Ojalá nuevas generaciones puedan sumarse con este espíritu, y no dejarse llevar por el “canto de sirenas” de la divulgación en sí misma, o las “primicias con espejitos de colores” y «castillos de arena».

Esto debe requerir una visión completa de la Ufología, priorizando los estudios metodológicos más que las imágenes, y los datos exhaustivos, más que los micrófonos de las primicias.

Mientras tanto desde aquí, cumplimos en informarle al público, para que saque sus propias conclusiones.

El Dr.Joseph Allen Hynek nos decía:

Estas palabras (que incluso Hynek realizó en Argentina), fueron aplaudidas por muchos, pero nunca las pusieron en práctica.

Refrendando a Hynek, para hallar lo que busquemos, hay que comenzar por el principio: a buscar.

Eso es lo que muchos – aún con años en el tema – jamás han hecho.

Carlos Ferguson

El autor Carlos Ferguson se desempeña en área Educativa en la Provincia de Buenos Aires Argentina). Es también profesor de Dibujo artístico y se dedica a la investigación del tema Ovni desde hace 48 años, cuando siendo un descreído, tuvo un encuentro cercano a no más de 35 metros de distancia con un OVNI discoidal. Fue el primer asesor civil en Ufología para la Fuerza Aérea Argentina (2011 a 2017). Posee cursos en Tecnología satelital, Teledetección y Sistemas de Información Geográfica. Autor de 7 libros y de la mayor recopilación de casos de aterrizaje en Argentina, con eventos clasificados. También ha realizado estudios sobre casos de pilotos y Ovnis en Argentina, así como objetos subacuáticos y los más recientes, sobre los efectos fisiológicos en testigos, y electromagnéticos. Cientos de charlas y notas durante casi 5 décadas, lo muestran con una línea de trabajo ajustada a los parámetros de estadística. Está abocado al trabajo diario estadístico, pero totalmente ya fuera del ambiente de participantes ufológicos, manteniendo algunos contactos selectivos.

Prohibida su reproducción parcial o total sin la expresa autorización del autor.

CITA 1: Jacques Vallée – “Confrontations: A Scientist’s Search for Alien Contact”, 2008

CITA 2: Artículo de Alberto Brunetti: “Sobre desclasificaciones y otras yerbas” – Enlace = https://catraka.blogspot.com/search/label/DESCLASIFICACION

CITA 3: “Actividad Ovni: la complejidad de los períodos”, Editorial del Lic. Angel Díaz – Boletín de Ovnilogía nro. 16, diciembre de 1996.

CITA 4: Y en toda esta jerigonza teórica (de noveles y antiguos), la simpleza de no entender ni saber diferencia que lo que se analiza como “testigo calificado” no es en detrimento de la persona o algo discriminatorio. Esta forma nociva y elemental de ver las cosas, sin duda apunta a un intento fracasado de paradigma para querer imponer un comunismo dialéctico barato en Ufología. Se confunde el derecho de decir algo con el contenido de decirlo. Desde tal perspectiva, la Ufología de los teorizadores es un espejito de colores. 

CITA 5: Las casuísticas de la Red Argentina de Ovnilogía se distribuían entre todos sus miembros al comenzar cada año, con los datos provisorios. Se concretaba por el esfuerzo de unos pocos miembros. En las mismas había eventos con mucha información, y otros, donde algunos “expertos de récords” enviaban un miserable renglón con la siguiente leyenda: “Se vio un ovni a las 14 hs”. Más allá de eso, ningún ex miembro puede afirmar que no tenía materia prima para analizar.

CITA 6: “Ovni en Neuquén” (investigación de Carlos Ferguson – Angel Díaz – Alberto Brunetti)

CITA 7: Cuando el autor de la nota ingresó como primer civil asesor, los responsables de F.Aérea ofrecieron la opción del ingreso de 4 civiles más. Los nombres que sugerí fueron primero los del Prof. Oscar Uriondo y el Lic. Angel Díaz, y 3 más. Uriondo por un tema de salud no pudo ser parte directa. Cuando hago partícipe en mis expresiones al Lic. Angel Díaz y a Alberto Brunetti, es porque son los colegas con los cuales se estaba trabajando en aspectos estadísticos y los que realmente se mostraron con real espíritu de trabajo. En cuanto a los otros dos que ni siquiera se merece mencionar, el tiempo me convencería que fue un error personal incluirlos dentro del listado propuesto a F.Aérea, ya que no estaban aptos para ninguna tarea práctica y teórica en el contexto en el cual estábamos hablando, y no colaboraron debidamente. (C.Ferguson).

CITA 8: En mi libro “Encuentros entre Pilotos y Ovnis en Argentina y el Mundo”, doy detalles de mi encuentro con quien manejaba esa comisión oficial encubierta, el Comodoro Mascietti. Fui citado por el a su domicilio, sólo para escuchar una serie de inexactitudes varias sobre el fenómeno y sobre el ambiente Ovni en general. En esa reunión jamás me mencionó que había ufólogos participando, aunque sí expresó que tenía asiduo contacto con un ex “ufólogo” llamado Alejandro Agostinelli. Esa reunión me demostró claramente, la profunda ignorancia de esta persona en materia Ovni, y su confusión completa sobre la misma, y las distintas tendencias que hay en Ufología. 

CITA 9: “Los peligros de ir tras la primicia”

https://literalni.com/periodismo-digital-los-peligros-de-ir-tras-la-primicia/

CITA 10: Muchos ufólogos hemos detectado confusiones y fraudes fotográficos desde siempre, en investigaciones. Poseer una oficina oficial con presupuesto para determinar aves, manchas del sol, insectos, no es un análisis de los fenómenos aeroespaciales propiamente dicho, sino un  estudio limitado de imágenes. Desde tal ámbito se enorgullecen de ello, e incluso sugieren necesidad de más presupuesto, lo que es un absurdo, cuando se resuelven el 100 % de los casos.  

CITA 11: Alguna vez defendimos a un “recordman” que como “pollito mojado” quedó en la puerta de algún congreso en Buenos Aires sin poder ingresar. Ese mismo personaje nos largó en la estocada cuando se creó la RAO (Red Argentina de Ovnilogía), desentendiéndose de toda actividad y esfuerzo. El “señor” quería, en realidad; una red de corresponsales propia, para que le sirva a sus intereses. En 16 años de actividad no colaboró, no participó ni generó nada, siendo un fracaso total. Sigue citando haber co fundado la Rao, lo que le debería dar una vergüenza que parece no tener, a la vista de su desastrosa participación. Luego, en 2011, cuando ingresamos algunos como asesores de la Fuerza Aérea, lanzaba diatribas dignas de un envidioso y fracasado, amparándose cobardemente en descalificaciones que seguramente no se atrevería a decir cara a cara. Su paso por la Ufología ha sido un reguero de falsos conceptos, vagancia, y ausencia total de trabajo colectivo. Es otro de los zánganos de la Ufología pasada y presente.   

CITA 12: Boletín de Ovnilogía nro. 31 – Lic. Ángel Díaz, Editorial – Mayo del 2001.

CITA 13: Alguno de estos “sentenciadores seriales” (ya citados en la citas 5 y 11) afirmaba con total seguridad que los Ovnis regresaban al mismo lugar geográfico a los 10 años, lo que muestra un paupérrimo nivel de análisis, cuando confrontamos los hechos o datos reales de la estadística.

CITA 14: “Stendek” nro.26, de diciembre de 1976

CITA 15: Algunos jamás movieron el traste para hacer investigación de campo, y parece que tampoco pueden realizar adecuadamente la teórica, ni siquiera moviendo la muñeca con el mousse correctamente