ALGUNAS CARETAS DE LA UFOLOGÍA ARGENTINA ACTUAL

Por Carlos Ferguson

Este artículo no contiene material sobre el fenómeno Ovni sino sobre quienes participan del mismo. Está dedicado a aquellos colegas que han partido, pero que tuvieron voluntad y valentía en encarar la investigación Ovni, a diferencia de los habladores y difamadores de turno.

En otro artículo anterior («La torre de Babel Ufológica: algunos pasos para diferenciar al divulgador del investigador Ovni») (enlace = https://www.carlosferguson.com.ar/archivos/5404), ya me refería a algunas cuestiones sobre el ambiente Ufológico actual en argentina.

Ahora he decidido ampliar algunos conceptos para la gran cantidad de público que visita esta web a diario (promedio de 900 consultas diarias), muchos de los cuales siguen preguntando sobre distinto material y posturas de personas que participan del ambiente Ovni. Y también algún hombre de prensa y medios, que quiere ahondar para saber un poco más. En la medida que se pueda, lo iremos haciendo, resaltando que no lo hacemos desde una postura de superioridad sino con las impresiones de alguien – en mi caso – con 47 años dentro del mundo Ovni.

El ENGAÑO se define como “el intento deliberado, exitoso o no, de ocultar, generar, y/o manipular de algún otro modo información factual y/o emocional, por medios verbales y/o no verbales, con el fin de crear o mantener en otra(s) persona(s) una creencia que el propio comunicador considera falsa”.

Agregado a ello podemos tener el AUTOENGAÑO, que consiste en mentirse a sí mismo, manteniendo ilusiones. 

Y un tercer factor es el ILUSO: que tiende a hacerse ilusiones con facilidad y sin fundamento o bien, que se deja engañar.

Estas tres acepciones también forman parte del mundillo Ufológico en forma reiterada. Aquí recorreremos algunos ejemplos.

Frecuentemente se dice que el engaño en Ufologia, corresponde a los testigos que han fraguado uno que otro caso Ovni.

Esto ha ocurrido y es una realidad en Ufologia, aunque los casos de fraudes – dentro de los eventos negativos – son de un porcentaje minúsculo.

También podríamos entender como engaño (o autoengaño o iluso), a los casos de falsarios que relatan encuentros y situaciones que se contraponen con las constantes del fenómeno. Esto lo hemos visto más veces, y es parte del mundo Ovni.  

Pero haremos una recorrida por estos caminos del ambiente Ovni en Argentina, donde encontraremos varios ejemplos de ENGAÑO, AUTOENGAÑO e ILUSION.

Directa o indirectamente, a sabiendas o no, la gran mayoría de divulgadores son partícipes de noticias falsas en Ufología. La explicación es simple: donde no hay análisis crítico, ni investigación (que algunos consideran «aburrida»), todos pueden ser parte de complicidad en la censura o la manipulación.

SOBRE EL MUNDO VIRTUAL Y DE IMÁGENES / LOS NO INVESTIGADORES

En el mundo virtual y de profusión de imágenes sin chequeo, es inevitable que surjan infinidad de datos falseados.

De un tiempo a esta parte he recibido propuestas de notas de algunos medios, donde me piden confirmar rumores o informaciones varias. Siempre he colaborado en ello, pero estoy optando por preguntar cual fue su fuente de información inicial. Cuando me notifican «tal o cual» (divulgador), mi respuesta a estos medios es: «no son investigadores».

Es cierto, el hombre de medios y el público en general no tiene porqué saber quien es investigador y quien no lo es. Para aclararlo estamos quienes hace décadas dedicamos años y esfuerzo en hacer algo más que hablar. Hoy día ya sabemos que los investigadores no llegan a contarse con los dedos de las manos, mientras que una avalancha de decidores y difusores de historias, adornan con detalles una serie de informaciones no siempre verificables.

El papel del divulgador Ovni (no investigador), debería ser el tratamiento de información criteriosa (exhaustiva en cuanto a material de archivo).

Sin embargo, en su gran mayoría, los divulgadores son parte – lo quieran o no – de la desinformación. La saturación de datos sin comprobación, es una nueva forma de censura encubierta.  

Tenemos primero a los que reproducen “ad infinitum” imágenes de imágenes sin saber quién o quiénes son los autores, participando directa o indirectamente de un tipo de engaño.

Están otros que – sin ningún tipo de experiencia de campo o teórica – emiten seudo juicios de valor con actitud soberbia, sin conocer en profundidad sobre lo que habla.

Suelen hablar del “fin de la Ufología” cuando nunca han siquiera gateado en ella. Pueden llegar a intentar calumniar sin elementos sostenibles, en una clara muestra de inferioridad (quizá intentando imitar o alentado por algún referente ya conocido en los años 80, por ser un inútil a 4 manos).

Utilizan muletillas como: «Todos tenemos derecho de decir algo».

Nadie podría estar en contra de tal acepción. Pero la analizaremos brevemente y veremos la falacia de quienes la sostienen.

No se trata de ser simpatizantes, sino de ir más allá con otro grado de compromiso.

En primer lugar…” todos tenemos derecho a decir algo”, sí. Pero en esto también pueden entrar las estupideces, las calumnias, falsedades y mentiras o tergiversaciones.

Por lo tanto, el derecho existe, pero también el contenido de lo que se dice.

En segundo lugar, ya Hynek decía hace más de 40 años, que la Ufología no está profesionalizada, y que ello era un escollo debido a que, en la misma, pueden incursionar infinidad de personas con buenas y malas intenciones, con o sin conocimientos, o de buenas intenciones sin formación técnica, etc.

Esto no es nada nuevo. Pero hay una salvedad.

Hay una cosa que puede darnos el sentido de ubicación de qué hicimos, donde estamos y hacia dónde queremos ir, y es algo que se llama hechos, obras, actividades criteriosas.  Esto es = ANTECEDENTES COMPROBABLES.

Una parte de personajes que aparecen hoy en Ufología son simples calumniadores sin antecedentes de investigación alguna (ni teórica ni práctica), y sólo se limitan a intentar «agredir» verbalmente, emulando a un «ex ufólogo» de los años 80, con el cual tienen contacto, y que hacía estas mismas payasadas por no tener historial investigativo. Una cosa es clara: los actuales zánganos ufológicos emulan perfectamente a su referente y sólo producen vagancias investigativas. (Imagen de Clker-Free-Vector, Pixabay)

SOBRE LOS ANTECEDENTES COMPROBABLES DE LOS PARTICIPANTES UFOLÓGICOS

Aún un neófito/a o iletrado/a (como bien dice el colega Rubén Romano), sabe que en este tema no revalidamos conocimientos ante nadie, pero el historial o antecedente comprobable habla de nuestra tarea, para diferenciarla de los vagos o sinvergüenzas, o de los charlatanes y habladores.

Por lo tanto, no es un título lo que garantiza la acción y el criterio, sino la voluntad, es decir: mover el traste del asiento del tecleo o de la palabra calumniosa y comenzar a debutar en Ufología con aspectos concretos.

Los que atacan a personas que hace años están en el tema y jamás investigaron un solo caso, sólo están ejercitando la lengua en una postura cómoda y sin riesgo. Sus comentarios sólo pueden sostenerse como un rumor de comadre de barrio o seudo leyenda urbana de la estupidez.

Se puede accionar a veces mal y otras bien en toda actividad; pero lo imperdonable es no accionar más que con la lengua y el tecleo, siendo un eterno gris.

Muchos desconocen los ANTECEDENTES COMPROBABLES de quienes estamos en Ufología, simplemente porque no se toman el trabajo de hacerlo o no quieren. Pero los que estamos en esto hace años, sabemos quién es quién.

A los neófitos esto les molesta, porque pueden decir cosas ante un público que no está al tanto de su no acción, pero con nosotros, están como «Dios los trajo al mundo».

¿Cómo se mide un antecedente comprobable?

Hay muchas formas básicas:

A – Investigaciones CONCRETAS. No esas “investigaciones” que sólo conoce su supuesto autor, o que nunca fueron transparentadas de alguna forma. Muchos de estos seudo críticos jamás han mostrado una investigación de campo. Y esto no es sólo ir a un caso anterior, sino que muestren su faceta de investigación en un caso de PRIMERA MANO, es decir: siendo los primeros. 

B – Investigaciones en el tiempo. No se trata sólo de investigar y encuestar 2 o 3 eventos. Debe existir un historial mínimo para ver cómo ese investigador enfrenta distintas situaciones y testigos.

C – Investigaciones con METODO. Los investigadores no hacen encuestas periodísticas, sino que se debe aplicar un sistema de trabajo, fundamentado en lo que otros analistas ya han expuesto a nivel mundial. 

D – Investigaciones TEORICAS. No todos los investigadores realizan trabajo de campo o escritorio, pero siempre pesara más como antecedente comprobable tener ambas.

E – Investigaciones EXPUESTAS. Debe existir un bagaje de información presentada en CONFERENCIAS, CONGRESOS, etc. También ARTÍCULOS (no comentarios en muros de internet sino material presentado de alguna forma académica).

Y adicionalmente la difusión (no todo el mundo está preparado para ello), pero si se puede sumar es importante.

Es decir: la investigación TEÓRICA y PRÁCTICA son los CIMIENTOS DE LA CASA y la difusión son los accesorios. Comenzar al revés ya es comenzar mal.

La forma de darnos cuenta de un «investigador» sin antecedentes o de un divulgador que sólo habla y nunca investiga, es comprobar sus ANTECEDENTES COMPROBABLES, tanto en artículos teóricos, investigaciones, publicaciones en congresos o distintos medios, que muestren REALMENTE que hacen. No se trata de estar «años» en el tema solamente, sino que a eso hay que sumar HECHOS. (Imagen de D Miller – Pixabay)

Dentro de la actualidad Ufológica, no sólo están los que se bendicen a sí mismos como “no investigadores” (queriendo con ello tener una especie de justificación para poder decir cualquier cosa), sino los contrarios, los que se autotitulan “expertos”, o “investigadores”, pero que JAMAS tuvieron actividad alguna. Esto no es nuevo ni exclusivo de nuestro país, como antes señalé.

Sólo basta mencionar lo que ocurría en España allá por 1979 y que resaltaba M. del Carmen Tamayo en la revista “Stendek”:

“En los últimos años han surgido por todas partes una serie de «expertos en OVNls» que son desconocidos para casi todos los que se dedican con más o menos interés por este tema…” (Stendek nro. 37 – septiembre 1979)

En el discurso de estos “expertos”, encontramos que se vanaglorian de distintas cuestiones “fantasmales”, jactándose de “récords” y fantasías investigativas.

Tanto en el campo como en trabajos de escritorio, el “experto” tiene que tener algo más que difusión, y si ello no está por ningún lado, estamos ante otro caso de “falso profeta ufológico”.

Por lo tanto, una forma de identificarlos, es ver claramente cómo se presentan ante medios de difusión, en su afán de querer ser más de lo que se es…

Su actividad preponderante es el “sanateo” (en el lunfardo = «Hablar mucho y sin substancia o en forma intencionalmente confusa»).

Y en cuanto a los que se presentan como “no investigadores”, estamos ante difusores por la difusión misma. Por lo que se ve, no se animan, ni desean meterse en el barro más que no sea el dialéctico.

En definitiva, su andamiaje sólo está basado en pareceres, y discursos, pero no pueden mostrar nada de cimiento en investigación.

Con la misma metodología, este tipo de divulgadores, enjuicia hechos históricos y del pasado con una liviandad sorprendente, sin ahondar en datos, sin bucear en contenidos, y amparándose en ser dueños de la verdad, simplemente porque están hablando en el día de hoy.

No sólo pueden llegar a confundir o equivocar datos de un caso determinado, sino también, de su contexto histórico y político (hemos escuchado a algunos hablando de «época de Dictadura en 1973», por citar un ejemplo).

Su revisionismo histórico es infantilmente ingenuo, y para saber de algo recurren a papeles y simples esbozos de comentarios.

Pero el tiempo presente NO es garantía de tener la verdad en las manos.

El divulgador puede buscar la emoción como parte de su presentación, y aunque las emociones son parte de cada uno de nosotros, la utilizará en forma constante, ya que carece de interés (y a veces de capacidad), para mostrar aspectos técnicos, y para filtrar el ruido de información.

En un constante vaivén de hipótesis, los temas irán transitando en la divulgación ufológica, como un carrusel de escenas periodísticas. En cierta manera, el divulgador es un “periodista” sin título.

Esto refleja también una ingenuidad llamativa: muchos – en su necesidad de “casos y más casos” – caerán en falsas premisas, datos sin fuente precisa y quizá, ser parte de alguna manipulación.

Y como también ocurre con algunos periodistas poco informados, harán su pequeño aporte al sensacionalismo vulgar.

La gran mayoría de divulgadores Ovni de Argentina (definidos algunos como «no ufólogos»), no han investigado un caso en su vida y sólo se dedican a análisis históricos erróneos o bien a la difamación. Y aunque en Ufología no hay títulos, la voluntad de hacer cosas y con material académico, no parece ser tampoco su premisa. Mientras tanto, es más fácil el esfuerzo de la lengua rápida o la improvisación que ponerse a trabajar seriamente. (Imagen: Pixabay – Elías)

SOBRE LO PROFUNDO Y LO SUPERFICIAL

Las crónicas y relatos de tipo periodístico pueden tener llegada al público, que hoy está diversificado por la cantidad de medios.

Pero el análisis criterioso a la búsqueda de desentrañar variables y aún de casos particulares, requiere una profundización que no siempre va de la mano de la rapidez y la improvisación.

Aún con ello, todo periodista (y quien no lo es, pero que asume la responsabilidad de difundir), debe ahondar en FUENTES CALIFICADAS.

Si la tarea de algunos divulgadores (solamente de recolección de datos de otros), además se hace con material inadecuado, ahí tenemos un cóctel lamentable, que hoy se puede ver mucho en distintos canales de divulgación Ovni.

Las crónicas no son malas en sí mismas. Pero algo debe diferenciarlas del simple relato cronológico y emotivo y eso es el desentrañar más cosas. Es decir: INVESTIGAR con los mejores elementos al alcance de la mano.

Américo Barrios era un periodista de los años 50 y 60, que realizaba notas seriadas diarias en “Crónica”, especialmente en 1965. Y aunque su discurso era popular y masivo, tenía el don de llegar buceando en informaciones de la época, no sólo siendo descriptivo.

Pero esa “raza” periodística (que alguien llama “de redacción”), ya casi no existe.

Y si además no tenemos el bagaje del periodismo, queda claro que todo divulgador, debiera – al menos – informarse debidamente sobre sus fuentes.

Por ello vemos en forma reiterada, la proliferación de divulgadores con profundos yerros históricos y de criterio de análisis. Todo se sintetiza, se hace simplista y se corre a lo básico.  

El motivo de ello es simple: no poseen un archivo ni efectúan búsqueda de literatura adecuada.

La «raza» de periodistas de redacción ya casi no existe. Américo Barrios era un ejemplo de divulgación Ovni periodística.

SOBRE “INVESTIGADORES” SIN MATERIAL Y SIN INVESTIGACIONES ACTUALES

Tenemos algunos otros que – renegando de la palabra ufólogo – optan por denominarse “investigadores”.

Comenzaron en el tema alguna vez, pero luego, por distintos motivos, cesaron en su actividad, aunque quieren seguir ligados de alguna manera.

Aun poseyendo algún archivo; no se abocan ya a ninguna investigación de campo, y pocas veces – o nunca ya – al análisis teórico, a no ser algunas opiniones personal.

Arguyen que «el tema está agotado» y «no se pudo lograr avanzar con la investigación de casos». Por lo cual, apuntan solamente a teorizar más y más.

¿Se han agotado todas las instancias investigativas?. La verdad es que eso NUNCA HA OCURRIDO en Argentina.

Tenemos aquí un autoengaño muy claro, de creer que ya no se puede llegar a nada por los caminos que hemos recorrido y que hay que “cambiar”, al menos para que suene “novedoso”. Pero la pregunta es ¿de qué novedad hablamos?

Y allí podríamos preguntarnos y responder:

A – ¿Se han agotado las investigaciones de todas las variables de estudio del tema? (son más de 60) Respuesta = Jamás

B – ¿Se ha realizado un estudio programado grupal? Respuesta = Jamás.

C – ¿Se han efectuado muestras selectivas de estudio con todos los recursos disponibles? Respuesta = Jamás

 D – ¿Se han contrastado con estudios históricos locales, regionales y mundiales? Respuesta = Sólo en contadas ocasiones.

Sólo con esto ya podemos decir claramente que no podemos hablar bajo ningún concepto de “agotamiento de investigaciones”.

Entonces… ¿cambiamos el enfoque sólo porque aparezca algún etista o charlatán en el tema, o ponemos manos a la obra y ponemos los ladrillos?

“Dar otra explicación” siempre es saludable para las preguntas en Ciencia, pero en el historial de 1970 para aquí, no creo que podamos hablar de “instancias agotadas” en Ufología Argentina. Más bien tenemos voluntades agotadas y falta de persistencia.

Las investigaciones teóricas han partido de un puñado de estudiosos. Y las prácticas se han realizado con una serie de impedimentos y problemas, que podemos sintetizar a continuación:

A – LIMITACION GEOGRAFICA (el inmenso territorio argentino). Solo algunos encuestadores locales pudieron encargarse de la tarea en su zona de influencia.

B – UNIFICACION DE CRITERIOS: Nunca se pudo lograr para la encuesta de campo unificada. Cuando desde la RAO (Red Argentina de Ovnilogia) las propugnamos en voto democrático, siempre hubo un grupo resistente a aplicarlas. (CITA 1)

C – FORMACION PERSONAL (práctica y teórica): Si bien han existido voluntades meritorias, es indudable que la capacitación y formación en aspectos de encuesta (y otros), es fundamental en la investigación en general. No solo las técnicas para la encuesta, aspectos de psicología ante un testigo, y también como enlazar cuestiones teóricas (que merecen meticulosidad y criterio). Esto pasa también por la voluntad de quien encuesta.

D – FALTA DE MEDIOS ECONOMICOS: La situación económica en Argentina viene siendo problemática a nivel económico desde SIEMPRE y el investigador nunca pudo escapar a ello. Por cierto, hubo esfuerzos individuales loables. Con el paso de los años, la situación ideal nunca ha llegado y todo se ha agravado. Por tal motivo habíamos sugerido desde RAO la creación de grupos móviles de trabajo de campo, pero las internas y divisiones de los investigadores hicieron inviable tal proyecto. Por otra parte, no en vano; en una encuesta a investigadores que realizamos en el Congreso 1999 de Mar del Plata, quedo en claro que la palabra egoísmo se imponía como lo que todos señalaban, como el peor enemigo de la Ufologia argentina.   

E – FALTA DE ESTUDIO SISTEMATICO: La resultante de los puntos anteriores ha generado un “bache” de información histórico. Al no haber persistencia grupal, el rompecabezas de la investigación Ovni sólo es resuelto en partes.  

Entre otros.

Todo esto lo sabemos y son verdaderos escollos ante el camino. Pero el sólo hecho de “estar hace años en el tema”, no alcanza. De hecho, los investigadores hace 30 o 40 años atrás, enfrentaban esto con una voluntad encomiable muchas veces.

Cuando realicé el mayor estudio estadístico de Argentina sobre Aterrizajes (que hoy ya cuenta con 2.090 casos), pude enumerar no menos de 60 variables para el análisis del fenómeno Ovni en Argentina (corroborando éstas con estudios que ya se habían realizado a nivel mundial).

Es llamativo que quienes abonen la especulación que en el tema “está todo agotado”, no hayan dedicado un minuto a alguna de ellas (claro está, para eso no hace falta mi libro, sino simplemente ver los trabajos de Vallée, Poher, y otros).  

Ni que hablar el caso de quien se presenta como “ufólogo” por el sólo hecho de estar en el tema desde los años 80, pero en su haber sólo tenemos el registro de 2 encuestas y la publicación de 2 boletines. ¿El resto?…Visitas a cafés para remover la cucharita y enviar mails a la entidad oficial para cuestionar a los civiles que movimos el traste para hacer algo. 

Si a la poca cantidad de investigadores, sumamos que una parte de ellos ya no hacen ninguna tarea teórica y práctica, nos muestra más crudamente el panorama crítico de la Ufología Argentina actual.

Esto también ha ocurrido en otros tiempos y lugares. En España – por volver a citar un caso – el editor de “Cuadernos de Ufología” José Ruesga Montiel, ya decía por marzo de 1988:

“En Ufología ha sido habitual la utilización de pocos medios y escasa dedicación, convirtiendo en inviable, cualquier resultado práctico a corto o largo plazo…disentiremos con crédulos e incrédulos porque tanto unos como otros son una verdadera carga para la Ufología” (CDU, marzo 1988 – nro. 2 – 2da época).

Pero han pasado 35 años de estas palabras, y estar en el nuevo milenio implica dar un paso superador a todo lo que no funcionó en otras épocas.

¿Están los participantes de la Ufología Argentina en condiciones de dar ese paso?

La abrumadora mayoría, no. Seguimos con las «cargas» ufológicas.

Mientras hay infinidad de variables a trabajar en Ufología (algunas poco o nunca exploradas en Argentina), algunos afirman que «no hay nada nuevo», que «la cuestión está agotada», o que hay que «barajar y dar de nuevo». Y mientras buscamos un pelo al huevo, las variables siguen allí, esperando que alguien se aboque a ellas.

SOBRE LA FANTASIA DE ALGUNOS “EX”…

Están los “ex ufólogos”. No son muchos y no se puede decir mucho de ellos. (CITA 2)

En general, hablan de la condición de ser un “EX” como que han ascendido peldaños que otros no han logrado, pero no se puede ser un “EX” cuando no se hizo nunca nada. Para ser «EX» primero hay que haber sido algo.

Alguno de ellos no ha descubierto nada, y en su paupérrima foja histórica desde los 80, sus «logros» pueden ser demostrativos = escudriñar en cerraduras de hoteles donde se hacían congresos ufológicos como comadre de barrio o los «Rial´” platillistas / tirar alguna bombita de alquitrán en la casa de alguien “no deseado” / fraguar cartas de supuestos extraterrestres / ser «asesor de producción» de algún fraude televisivo o hacer papelones él mismo ante las cámaras / calumniar inventando sumas de dinero de deuda inexistente / solicitar lastimosamente fondos para que les paguen el mantenimiento de su página web / mendigar la publicación de alguna nota con seudónimo / “reinventarse” como “periodista científico”, etc.).

Estos “prodigiosos” y vergonzosos “aportes” a la Ufología pueden pintar de cuerpo entero, el accionar de algunos «EX». De metodología, de hipótesis sustentadas con casuística = CERO.

No se le conocen en décadas, ningún aporte teórico, estadístico, o algo mínimamente sostenible que supere al trabajo de un alumno de primaria.

En su deplorable accionar en la “contra encuesta ufológica”, han utilizado “armas de racionalismo” como: una birome, un anotador, ceño fruncido y soberbia a raudales.

Hoy día son los amigos de lo oficial, donde algún desinformado los tilda como «grandes investigadores». Eso es la prueba de su desconcierto ufológico.

A veces estos «ex» dicen estar “cansados” de la Ufología. Sin haber comenzado jamás, tampoco terminan de irse nunca y necesitan seguir para poder ser algo en su vida.

Pero estos “cansados” que siguen sin aportar nada, son como esos políticos que permanecen años y años repitiendo sus fracasos.

En suma: típicos burgueses de la Ufología.

Los «últimos cruzados» (un grupúsculo en Argentina) jamás han aportado nada a la Ufología, aunque dicen ser «EX UFÓLOGOS». Para ser ex, primero hay que haber estado en algo.

SOBRE LOS ANTICOMERCIANTES QUE VIVEN DEL TEMA

Otra careta que cae es la de quienes se erigen en luchadores contra el comercio en el tema. La palabra “comercio” es muy generalizante y está claro que en un tema sin apoyo oficial, los intentos particulares son difíciles para todos.

Pocos tienen idea lo que significa poder editar un libro, o desplazarse a algún espacio geográfico (aún muy cercano), o también abonar el costo de algún análisis. Sólo los que lo han vivido saben esto, pero es una realidad concreta.

En este afán contra el “comercio” Ovni, en nuestro historial argentino tenemos casos concretos donde “ex ufólogos” o «ufólogos en curso» (y otras yerbas), parlotean aquí y allá como los teros, advirtiendo a la sociedad sobre los que «viven del tema».

Pero ello con una particularidad llamativa: ellos mismos escribieron artículos vendiendo el material a buenas cifras (y fotos incluidas) en editoriales (incluso ejerciendo el falso papel de «escépticos»). Otros, atacando siempre al comercio Ovni, ahora terminan removiendo cucharitas y dando algún seminario con título en idioma inglés.

El típico caso de “haz lo que yo digo pero no lo que hago”, que Séneca esbozó allá por el año 65 Dc.

Si el otro lo hace «Vade Retro”, pero si lo hace uno es por el “bien del tema, cumpliendo un rol social” (Sic).

Muchos de los divulgadores y negacionistas que atacaron a los «comerciantes» del tema, han sino quienes más han comercializado el mismo. Se engañan a sí mismos o engañan a otros, mediante la crítica al vecino, cuando ellos mismos no se movieron nunca sin un billete de por medio. (Imagen: Pixabay – Mohamed Hassan)

SOBRE EL “CLUB” DE AMIGOS…

Un grupúsculo (generalmente del mundillo negacionista dogmático o cercano a él) se maneja valorizando el material propio y queriendo “invalidar” y “enjuiciar” el ajeno, es decir, el que no es del club de amigos.

Un ejemplo: si alguien del “club” promueve y publica un caso o algún material básico, el club lo mencionará como un “logro teórico», con sobreestimación exacerbada.

Si alguien que no es de esa “cofradía” publica un material similar, se lo denostará de múltiples maneras.

En trabajos estadísticos ajenos, el club de amigos insinuará disparates como que “todos los casos de archivo – aun siendo cientos o miles – deberían ser investigados por el autor” (sólo un alunado inconsciente puede solicitar tal cosa).

Si por el contrario, alguien del club de amigos hace una simple estadística de no más de 20 casos, será un “ejemplo del nuevo pensamiento que debe imperar en Ufología” y su material será “un aporte invaluable”.

Como alguien diría: una forma dialéctica barata, típica de las camarillas de políticos aprovechadores.  

El “club de amigos” no es propiedad del escepticismo mediocre. También dentro de los participantes ufológicos, encontramos tal metodología. Parte de este grupo es el que defiende la actual situación oficial en Argentina.

Al menos tres de los cinco que fuimos parte de la etapa 2011 al 2016 de colaboración en la Comisión de Fuerza Aérea Argentina, sentimos el orgullo de haber llegado y participado mientras otros parloteaban removiendo cucharitas. (CITA 3)

El debate sobre aspectos Ufológicos siempre es bueno. Pero en algún momento la acción debe ser parte del mismo proceso de análisis. Varios de los que removían la cucharita en un café, jamás se movieron del asiento cuando se difundió la creación de un ente oficial de estudio en Argentina. Luego, enviaron mails pidiendo para alentar que los ufólogos que estábamos seamos sacados, o hacer comentarios cobardes sin saber detalles de lo que sostenían. (Imagen Pixabay – Tibor Király)

LAS CARETAS EN LO OFICIAL

Una situación particular se da en la oficina oficial CIAE (Centro de «identificación» aeroespacial – el comillado es mío), desde 2016 en adelante.

En distintas notas en medios de prensa, el actual titular es presentado como alguien «experto» o «dedicado a la investigación Ovni».

Queremos creer que esta reiterada situación es producto de periodistas que desconocen la situación real. Y de ser así; parece claro que el titular del mencionado centro no hace mucho para aclararle a esos periodistas que no es “experto en ovnis”.

Pero como esta situación se reitera, tenemos el deber, la responsabilidad y la obligación de denunciar tal inexactitud a los periodistas y al público en general, para poner las cosas en su lugar.

Quien maneja esa oficina, NO tiene ningún antecedente en Ufología, a no ser alguna visita turística a la huella del Pajarillo, lo que NO lo convierte – por cierto – en “experto en Ovnis” y desconoce por completo aspectos del historial Ufológico Argentino y mundial.

Ya habla por sí sólo el nivel de un par de asesores que cuenta hoy la oficina oficial, a los cuales no se les exigió título alguno como a los argentinos. Tenemos allí un patán sinvergüenza en EE.UU que sólo investiga “leyendo diarios y enjuiciando” a miles de kilómetros, o en España un ex ufólogo, que es parte de la cofradía del “club de amigos” por conveniencia y que –profundamente desinformado o a sabiendas – llega a afirmar inexactitudes como que, la única comisión oficial seria en Latinoamérica es la de Argentina.

Estas pequeñas muestras – que dan vergüenza ajena – muestran parte del nivel o estándar que puede tener esa oficina personalista.

Algunos partidarios de la deplorable tarea oficial actual en Argentina, son sus «cadetes espaciales», que haciendo honor a sus mentores, no investigan nada.

En su afán de inexactitudes dialécticas el actual titular de CIAE efectúa afirmaciones que intentan ser «SENTENCIAS”, pero luego quedan desfasadas inmediatamente por la realidad.

Así fue el caso cuando afirmó:

“No hay un solo país en el mundo que haya afirmado oficialmente que estos fenómenos constituyan un riesgo para la seguridad de las operaciones aéreas” (fin de la cita).

Poco después, fue el Pentágono y los pilotos navales de EE.UU los que mostraron varios eventos sobre seguridad aérea y Ovnis, mostrando una vez más, el grado de improvisación al cual nos estamos refiriendo.

Para justificar la NO investigación ufológica, el titular del CIAE manifiesta que no estudian “seudociencias”.

Pues parece que tampoco estudian algunos casos aeroespaciales – que son de su competencia directa – como lo ocurrido en julio del 2022 cuando aeronaves no identificadas violaron el espacio aéreo argentino y fueron captadas por el radar de Tierra del Fuego durante 4 días. Y tampoco alguna filmación efectuada desde aviones de “Aerolíneas Argentinas” en Choele Choel también del 2022.  

Igualmente, en alguna declaración a medios, el titular de CIAE señala que “no investiga ovnis”. Esto implica algo concreto: no investigarlos significa no tenerlos en cuenta dentro del rango de fenómenos aeroespaciales (lo que sí hacen las comisiones de estudio serias a nivel mundial y aún el propio Pentágono).

Pero hacemos bien en seguir aclarando y denunciando estas cosas a la prensa y al público.

Los sucesos del 26 al 30 de julio de 2022 no han sido aun «explicados» por la oficina oficial, cuyo titular dice que tiene un 100 % de casos «resueltos». Se trata de «aeronaves no identificadas» captadas en radar desde Tierra del Fuego y reúne todos los elementos para lo que dice tal oficina resolver.

SOBRE HYNEK Y LA ANÉCDOTA DE LOS DIENTES DE CABALLO

En este punto me permito traer la anécdota que recordaba siempre el astrónomo Joseph Allen Hynek (CITA 4), sobre algunas cuestiones a nivel «oficial» que son improductivas. Decía Hynek:

“No debemos aceptar la palabra de aquellas «autoridades» que dicen, sin haber hecho ningún estudio, que OVNis y OVIs son realmente lo mismo. Existe una historia que habla de dos monjes que, en tiempos medievales, llegaron a discutir acerca de cuantos dientes tenía un caballo. Así, teniendo en cuenta la moda medieval, consultaron los trabajos de la gran autoridad de Aristóteles, pero no encontraron cita alguna en la que se dijera algo acerca de dientes de caballos y por ello la disputa nunca se resolvió.

Entre tanto, en el campo situado frente a sus ventanas, algunos caballos estaban pastando. A los monjes nunca se les ocurrió salir y averiguar la respuesta por sí mismos, con lo que habrían hecho uso del verdadero método científico. Ellos habían dependido de la autoridad, y cuando la autoridad les falla quedaron desamparados.

Permitidnos no emularlos y encontrar la respuesta nosotros mismos. En mi intento de «averiguar cuantos dientes tiene un caballo», he ido a donde los mismos caballos… los informes OVNI.” (fin de la cita)

La anécdota de los monjes y los dientes de caballo era la que mencionaba el Dr.Hynek como el ejemplo de no aceptar la palabra de autoridades que no investigan ni hacen estudios sobre Ovnis. (Imagen Pixabay – Adéla Holubová)

CONCLUSIONES

Séneca decía que «es mejor aprender cosas inútiles a no aprender nada».

Pero nadie va a cambiar lo que no nace. A los decidores que se jactan de no investigar y critican, sólo les queda ese camino: seguir hablando como loros.

Los que se dicen investigadores y no lo son, sólo tienen un discurso fantasioso como escudo. Pero les es más fácil seguir elucubrando fantasías.

Lo que señalamos no provocará un cambio en los que se manejan con estas maneras.

Si el artículo fuese escrito con ese fin, no habría nacido ni se hubiese publicado. Para cambiar hace falta valor y esfuerzo, y quien no la tiene nunca cambiará y no podríamos perder el tiempo en ello.

Nuestra motivación es otra.

Hablamos al público en general y a algunos hombres de prensa. Son los que a diario nos preguntan sobre tal o cual información – como dije al principio.

La fuente certificable de las noticias y la actividad de cada divulgador es clave para saber muchas cosas, y ver la diferencia entre quien hace y quien es un vago dialectico.

Y es aquí donde cobra importante el aclarar conceptos solamente a ellos, no como sabelotodos, sino como personas que – con errores y aciertos – estamos luchando hace casi 5 décadas por propugnar un plan de trabajo investigativo serio, acorde a los nuevos tiempos de la Ufología.

Por eso es insustituible la investigación teórica y práctica, porque nos permite ser fuente directa de información, a diferencia de lo que viene difundiéndose una y otra vez (sin filtro ni chequeo muchas veces).

No hay grises en esto. O se prioriza el criterio o se es parte del circo mediático.

Esto no significa no estar atento a los cambios informáticos y tecnológicos de las plataformas de difusión, sino estar alertas, para no ser parte de bulos y noticias repetidas ad infinitum.

La mano derecha de Hynek (el físico Dr.Willy Smith), señalaba:

“El enfoque científico, defendido tiempo atrás por el Dr. Hynek, en el que se reconoce la necesidad de estudiar el fenómeno en profundidad antes de llegar a conclusiones prematuras. Este es, por supuesto, el camino más difícil, que requiere dedicación y perseverancia, y que consiste en la aplicación sistemática del método científico.”

En todo el panorama expuesto en este artículo, estamos viendo sólo algunas grajeas de la situación ufológica actual.

Los investigadores de campo y teóricos, no llegamos a 10 personas, y todo el resto, se trata de repetidores y decidores de información de otros, que muchas veces, manejan datos que nada tienen que ver con la realidad, generando mitos inconducentes.

Decía el gran Aimé Michel:

“Y mientras tanto, ¿qué pasa con la investigación? Continúa y continuará por la fuerza de su anterior ímpetu, es decir en la clandestinidad” (fin de la cita)

Estas palabras de Michel deberían ser revalorizadas y debemos preguntarnos (al menos sobre los que se dicen investigadores y ya no participan):

¿Han perdido los investigadores el espíritu de clandestinidad? – ¿Se deslumbran más con peces de colores en vez de profundizar los datos? – ¿Se busca un protagonismo propio en vez de centrar la atención en el testigo y en los datos? – ¿Será que es más cómodo y fácil tocar superficialmente los temas? – ¿Es falta de valentía? – ¿Se conforman con reuniones de amigos?

Seguramente todas encierran una parte de verdad, en la actual Ufología Argentina.

Y ya que citamos a Séneca, cerraremos con otro de sus pensamientos:

«No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas».

Los que no se atreven seguirán parloteando.

Al menos, un pequeño grupo, preferimos afrontar el desafío, y seguir el juego en clandestinidad.

Es más difícil, pero se trabaja con libertad.

CARLOS FERGUSON

Prohibida su reproducción parcial o total sin expresa autorización del autor.

CITA 1: Algunos de los participantes en la Red Argentina de Ovnilogía, fueron totalmente resistentes a aplicar un método de trabajo en conjunto. Jamás se integraron, no colaboraron, y perjudicaron. Y hoy día se quieren alzar como las figuras de la “unión de investigadores”. De su fracaso colectivo durante décadas, no emiten palabra, pero por suerte existen los archivos, que son contundentes sobre la vagancia de estos personajes y su nefasto accionar. Fueron y son los ejemplares vivientes de una parte de la fracasada Ufología civil. Sólo figuraban para su cartel y conveniencia, NUNCA en favor de avanzar en Ufología.

CITA 2: Alguno de estos “ex ufólogos” son fervientes partidarios del populismo barato (aunque en la ex URSS no habrían durado ni un minuto, so pena de tener que levantar una pala en Siberia), y de hecho, también pueden ser vulgares oportunistas (en el Capitalismo tampoco tendrían cabida, porque los vagos allí no progresan). Se ríen de los empleados públicos simplemente porque nunca han trabajado en nada, y piden títulos a otros cuando ellos no los tienen. En realidad, son sombras que siempre van detrás de los demás. Niñitos bien” que pretenden ser “rebeldes de la nada”, sin profesión evidente (sólo burgueses de ocasión). No se les puede pedir mucho….o en realidad, nada.

CITA 3: Muchos personajes del mundillo dialéctico ufológico seguramente esperaban que una comisión oficial los convoque yendo a buscarlos a la puerta de la casa y no movieron el traste para hacer algo en ese sentido. Luego se quejaron como comadres cuando los que nos movimos, tuvimos éxito. Enviaron mails en forma constante y realizando críticas arteras, y una vez que no quedó ningún ufólogo en la comisión, se llamaron a un silencio cómplice sepulcral, y siguen removiendo la cucharita y aceptando de buen grado, la lamentable actividad del centro oficial, prefiriendo hablar de «Condon» o del «encubrimiento norteamericano». Una actitud cobarde que pinta de cuerpo entero, qué tipo de personajes rastreros son.

CITA 4: Cita del Dr.Hynek y los «dientes de caballo» – «Flying Saucer Review» (Maidstone, Kent), Vol. 29, NO 5 (junio de 984), bajo el título «Properties ot the UFO Phenomenon».