RECTA TIN TIN: POLICÍAS ESCOLTADOS POR UN OVNI

Paco Martínez – Patricio Parente – Juan Pablo Gómez

A medida que nosotros poníamos la luz baja o alta de la camioneta, lo mismo hacía él (el objeto). Nos acompañó una distancia, y a la velocidad nuestra era mínima. Y este objeto siempre a la par nuestra.¨
¨De a ratos ascendía y descendía.¨

EN EL PUEBLO DE CACHI

El pueblo de Cachi es cabecera de departamento y se asienta a los pies del Nevado de Cachi (6100m.) ofreciendo un paisaje de singular belleza teñido por el estilo colonial que predomina en su arquitectura sencilla.
Allí, en la comisaría de Cachi, prestan servicios el Oficial Ramiro Corimayo y el Sargento Humberto Flores, ambos testigos presenciales de un evento inusual para la mayoría pero frecuente en la zona (al decir del abundante testimonio sobre OVNIs).
Su experiencia tiene lugar el 9 de mayo de 2001 durante el trayecto de la ruta 33 que va de Cachi a la ciudad de Salta, a la altura de la Recta Tin Tin que atraviesa el Parque Nacional Los Cardones en una extensión de 18 kilómetros y trazada a unos 3000 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra a solo 26 kilómetros de Cachi.
La cantidad de testigos es de 5 aproximadamente. La información respecto al número se ve alterada porque los protagonistas antes nombrados más otro uniformado que no quiso dar su identidad ni grado, llevaban en calidad de detenidas a por lo menos dos personas cuyos datos filiatorios se vieron vedados a la encuesta.
Ya que el hecho fue antes conocido por la prensa, la sede central de la policía salteña se vio obligada a elaborar un informe oficial que fue requerido por nuestro grupo en su dependencia, sin embargo una serie de entredichos respecto de su localización y autorización dificultó la obtención de los datos, sobre todo porque el día que se requirió el informe la policía local estaba participando de un control de disturbios debido a la agitación social que vive nuestro país por lo que no se dio efectivo curso a la solicitud.
Ese día era el último de nuestra estadía y no pudimos salvar el escollo al reclamar un informe que puede significar una postura concreta y pocas veces documentada de una fuerza de orden publico ante un caso Ovni.
Al momento de salir esta nota se presentó un escrito formal para obtener el informe y hacerlo publico a los lectores ya que, creemos, determinaría los nombres de todos los protagonistas y la descripción que ,según ellos, merece la experiencia.
Por lo pronto el número de cinco es por lo menos correcto y no inferior, y el otro uniformado tendría rango aunque es respetable su deseo de no testimoniar.
En efecto, la parte más activa y protagónica de todos modos corresponden a Corimayo y Flores quienes han dado detalles substanciales del caso sin que la falta de otros datos filiatorios altere en nada la descripción central de su vivencia.
Hecha esta salvedad podemos continuar con el caso.

LA EXPERIENCIA EN TIN TIN
Montados en el móvil policial que se observa en la fotografía, la disposición de las personas era la siguiente:
Al volante el sargento Flores, a su lado el oficial NN; detrás del asiento del piloto el oficial Corimayo, a su lado una persona del sexo femenino (presuntamente imputada en una causa); y en la parte de atrás, cubierta por una lona para evitar el frío nocturno, por lo menos otra persona.
Ingresan la curva de Agua de los Loros pasadas las 0,4 de la madrugada, aproximadamente – debían estar en Salta a las 0,7 de la mañana-. Una vez que se disponen a tomar la recta Tin Tin observan un punto luminoso en la distancia, más grande que una estrella.
«Avanzamos por la ruta 33 – dice Corimayo- y ya en el ingreso a la Recta, donde está el Parque Nacional Los Cardones (el cartel indicador), hacia el Este, más o menos en los cerros Tirados, que están a unos 20 o 30 kilómetros de distancia, Flores me dice: mirá, un farol (luz mala)».
Efectivamente, ante la indicación de Flores, el oficial Corimayo detecta el punto luminoso y recuerda los tan referenciados faroles que suelen aparecerse durante la noche a los viajeros.
Es la abundante referencia de la gente sobre estos fenómenos lo que los empuja a mirar detenidamente pues ninguno de los dos, hasta ese día, se había topado con «el farol».
Flores, con el objeto de llamar la atención de la rareza prende las balizas de la camioneta, y en este punto se refuerza la actitud de los uniformados respecto de los comentarios de sus coprovincianos pues se achacan a los fenómenos luminosos de responder a los estímulos de los viajantes.
Lo que ellos no imaginan es que de verdad trendrían una respuesta inmediata y conmocionante.
«Prendió las balizas y en cuestión de segundos ya estaba al lado nuestro. Nosotros íbamos circulando y eso se puso a nuestra izquierda».
El objeto efectuó una rápida traslación y en un instante superó varios kilómetros para ponerse a una distancia no mayor de 400 metros de la camioneta y elevado a una altura no mayor de 40 mts del suelo.
«Ahí ya nos dimos cuenta que no era un farol», comenta Corimayo.
Efectivamente el objeto tenía una dimensión mucho mayor que la esperada (varios metros de diámetro) aunque era difícil precisar una cifra.
El cuerpo iridiscente predominaba en una forma esférica pero con un cuerpo principal de mucha intensidad lumínica, poco favorable para referenciar alguna línea más compleja en su morfología. Lo que sí era notable a su alrededor eran otras luces muy brillantes de color verde, rojo, violeta que al decir de los policías podían compararse a las esferas de los ¨boliches¨ ( discoteque) perimetrando su contorno.
«Las luces del objeto siempre estuvieron encendidas. Era como un árbol de Navidad, intermitente».

«A medida que nosotros poníamos la luz baja o alta de la camioneta, lo mismo hacía él (el objeto). Nos acompañó una distancia, y a la velocidad nuestra era mínima. Y este objeto siempre a la par nuestra».
«De a ratos ascendía y descendía».
Durante los 18 kilómetros que tiene de extensión la recta, la velocidad de circulación del móvil policial no superó los 30 kilómetros por hora debido a la atención que los protagonistas pusieron en el encuentro.
Hace notar Corimayo que iban prácticamente a paso de hombre y que ello sirvió para ver en detalle la estructura y los movimientos del fenómeno que mantenía una distancia regular y constante.
«Yo calculo que era más grande que un camión»,dice el oficial advirtiendo nuevamente que no era del todo clara esa medida a causa de la distancia.
Ante una inquietud de nuestra encuesta sobre la percepción particular de los policías respecto del fenómeno insistimos en dejar claro cual era su conclusión frente a las actividades que el objeto desplegaba. Flores, y especialmente Corimayo dicen:
«Creo que él ( objeto) actuaba conforme a lo que nosotros provocábamos porque al encender la luz (del móvil policial), él lo mismo te hacía; apagábamos las luces y también lo hacía, pero no la luz blanca sino las de colores al rededor. O sea prendíamos nosotros las balizas y ellos también encendían lo que es el contorno de donde despedían los colores».
«Era como un juego que nosotros le hacíamos, y respondía en forma simultanea».
Le preguntamos si no le quedaban dudas que efectivamente se estaba desarrollando un juego, que importaba mucho la seguridad de ellos respecto de esa ¨interacción¨.
«No – dice Corimayo- Eso fue exactamente lo que nosotros le hacíamos».
Según el relato queda claro que la parte sindicada a ese juego de inducciones y respuestas la ejecutaba en la anomalía las luces de colores que cada tanto parecían extenderse para sugerir en la estructura del foco principal una forma levemente elíptica.
Mientras el comportamiento de los protagonistas estaba signado por la serenidad, sin embargo el que más acusó inquietud fue el sargento Flores. Había de todos modos una actitud casi provocativa de los policías al reiterar las señales luminosas e incluso algunas palabras y gestos que intentaron hacer visibles al objeto. No se refieren a ello de forma terminante pero han dejado entrever que sí hicieron ademanes, gritaron y hasta se mostraron desafiantes al ver que no había peligro empero el cuerpo parecía responder coincidentemente con cambios y alteraciones en su estructura luminosa que no pueden, según ellos, adjudicarse a una sincronicidad casual.

EL MOMENTO MÁS INTENSO
No bien se dieron cuenta que el final de la recta estaba cerca, Flores hizo un cálculo inquietante.
De seguir con ese derrotero, a la par de la ruta, el objeto alcanzaría la curva que está frente a Los Cajoncillos donde la ruta de asfalto termina y empieza la tierra. Allí el fenómeno se les cruzaría de frente cortándoles el paso.
Así fue, el objeto se cruzó en el camino.
» …no pensábamos nosotros, cuando vino de golpe, nos asustamos, primero lo vimos al costado del cerro, describe Flores. Yo sentí como que al vehículo se le apagaban las luces porque yo no las apagué. Más adelante yo me tiré a la banquina porque teníamos miedo que el aparato aterrizara y quedó nuestro motor paralizado».
No bien toman la curva donde empieza la tierra el objeto se detiene y se producen las alteraciones eléctricas hasta que la camioneta queda sobre el lado derecho de la banquina a no más de 100 metros de la luz.
Flores y Corimayo descienden del vehículo. Es entonces que la ven en toda su magnitud.
Ligeramente ovalada, su tamaño superaba holgadamente al ancho del camino, posiblemente superior a los diez o quince metros.
Notan una leve pulsación en el cuerpo luminoso, un latido de las luces perimetrales que acompañaba insinuantes modificaciones de esfera a elipse ¨como algo que latía¨.
Sin luces, sin posibilidades de moverse del lugar, prestan atención a lo que ven presas de una gran inquietud.
No pueden determinar si el objeto estaba posado por la forma en que proyectaba su luz. Esa claridad se extendía no menos de 100 metros en los alrededores iluminándolos a ellos. Es más, la sola observación les hacía arder los ojos.
La luz principal era blanca, y las de colores titilaban intermitentemente dando la apariencia que flashes de colores dominaban el perímetro fugazmente para cambiar a otro tono ¨como si fuera un arcoíris¨.
No pueden percibir aromas, sonidos ni cambios térmicos significativos.
«Era como si vos querés ver el sol, la estructura y no podés. Bajamos del vehículo para ver si se escuchaba algún ruido, y nada…».
La impactante belleza del fenómeno y su irradiación domina todo el campo visual, y apenas tornaba visible algún detalle mayor que los hasta ahora descriptos.
Durante cinco minutos se mantuvo allí hasta que por fin, ágilmente, se movió hacia la derecha y quedó en el aire a no menos de 700 metros de los testigos.
» Como deje las luces en contacto, una vez que se retiró el aparato, las luces se prendieron solas. En ese momento le digo al oficial Corimayo de volver a Cachi. El aparato subió pero se quedó ahí, sobre los cerros, y el camino se hace difícil en la Cuesta del Obispo. Teníamos miedo que en la bajada volviera a acercarse».
El camino que quedaba por delante los conducía a las sinuosas complejidades de la ruta que desciende la Cuesta del Obispo sobre precipicios y hondonadas.
Los policías decidieron seguir camino para cumplir la encomienda de la autoridad policial.

«El objeto seguía a la derecha nuestra -comenta Corimayo-A unos 600 metros. Seguimos hasta Piedra del Molino y allí el camino comienza a descender, eso ya es la Cuesta del Obispo. Hasta ahí lo teníamos a la derecha pero desde que comenzamos a bajar al Valle Encantado yo lo veo arriba, en la parte superior; o sea que yo tenía que sacar la cabeza por la ventanilla para verlo. Lo veía mucho más alto y más chico. Después la neblina de la cuesta se hizo más intensa y lo perdimos de vista. Justo en Valle Encantado lo dejamos de ver».
Corimayo agrega sobre el momento en que el cuerpo sale de su estancia en el camino:
«Salió, como decirte…, como una estrella fugaz, intensa como rayo, inclinado hacia la derecha, hacia el Oeste. Ahí sube y baja, nos acompaña un poco más lejos, unos 600, 700 metros».
«En ese momento le digo al sargento: que hacemos? nos quedamos? Vamos a tener que seguir porque tenemos que estar en salta temprano. Flores me decía de quedarnos hasta que aclare un poco».
Un tiempo después de dejarlo de ver, posiblemente una media hora, los testigos comienzan a sentir algunos mareos, dolores de cabeza, e intermitentemente náuseas que ellos adjudican a la gran luz que observaron tanto rato.
Según describen, estos síntomas fueron pasajeros. En el camino se refrescaron y pudieron continuar a la ciudad de Salta con casi una hora de retraso. Estos síntomas no fueron atendidos médicamente por lo que no hay registros que evaluar.
Llegaron a la ciudad de Salta a eso de las 08,15., más de una hora tarde.
Los policías puntualizan la observación desde el inicio hasta que pierden el objeto de vista en aproximadamente una hora y media, y este es a juicio de seguir el relato, conocer el camino, establecer los hitos de la experiencia, un lapso absolutamente coherente y factible tomando en cuenta el terreno y las distancias.
Aunque el relato y la encuesta son mucho más prolongados creemos que la presente síntesis se ajusta a la descripción sin alterar su contenido.
En efecto, este caso, tan similar al de los cazadores en el Oeste pampeano ( 1996) advierte algunas reiteraciones en la sucesión de estímulos y conductas que merecen ser tomadas en cuenta para tener una aproximación a la naturaleza de los fenómenos luminosos en tal extraño y extendido comportamiento.
Sin dudas que los testimonios se mantienen inalterables al paso del tiempo y los policías se muestran sólidos y convencidos al detallar su vivencia.
El presente resulta uno de los casos más importantes del área aunque se inscribe, como dijimos, en una sucesión de experiencias semejantes donde hay aproximación, indicios claros de interacción y un valor testimonial amparado en la responsabilidad profesional que los policías toman conscientemente como eje de su conducta a la vista de la superioridad y de la opinión pública.
Para argumentar esta apreciación proponemos leer adjunto el primer diálogo telefónico que Juan Pablo Gómez entabló con Corimayo durante el 2001 para comparar esa primer descripción con la encuesta y reseña que acabamos de tratar.

Entrevista al Oficial Ay. Ramiro Corimayo
Juan Pablo Gómez

Oficial Ayudante Ramiro Corimayo. 27 años.

Gaceta Ovni (G.O): ¿ Dónde le tocó vivir la experiencia?.
Of. Ay. Ramiro Corimayo: (R.C): En la ruta provincial 33. A la altura de la recta Tintín; donde está ubicado el Parque Nacional «Los Cardones».
G.O: ¿Y qué hora era?
R.C: Las cuatro de la madrugada más o menos salimos de Cachi -que son 170 km. de Salta capital. Nuestro destino era la ciudad de Salta a trasladar gente para una audiencia en el juzgado.
G.O: ¿Iban ustedes dos o había más personas?
R.C: Iba otro oficial y otras personas detenidas. Era un móvil de la policía.
G.O: ¿ Lo vieron todos?
R.C: Todos, todos… lo vieron.
G.O: Y este lugar, ¿ a cuántos kilómetros está de Cachi?
R.C: Y unos 30 km.
G.O: ¿ Qué fue lo que vieron?
R.C: Nosotros estabamos yendo por la ruta y lejos, lejos -porque es todo campo- vemos una luz. Un farol, dice el chofer. Prendele la baliza, le digo. Y en cuestión de segundos, en un solo pestañar, se nos acercó. Pero ponele a 200 m. Era un objeto inmenso con luces muy amplias, muy, muy fuertes y de todos los colores: violeta, roja, verde…eran así como chispazos pero espectacular.
G.O.: Es decir, esto se encontraba a la distancia cuando Uds. prenden la baliza, se le aproxima y obviamente por la aproximación aumenta su tamaño…
R.C: Claro, pero viene velozmente… y se nos acerca a nosotros …. y se nos pone a una distancia de unos 200 m.
G.O: ¿ Hacia que lado de la ruta lo observaban?
R.C: Hacia la izquierda.. .y ahí nos acompañó a la misma velocidad que estábamos, a la par… a la par… y hasta que, en cierto lugar, nos cerró el paso. Nosotros constantemente poníamos la luz alta, la luz baja … apagábamos una amarilla…¡y el nos hacía lo mismo, che!. Las mismas señas que nosotros le hacíamos, la hacia el objeto; que era, yo calculo, como de 20 m. de diámetro.
G.O: ¿ Y veían alguna forma?
R.C: Era una forma ovalada, de a ratos como circular se lo veía. Pero la contextura (silueta) del objeto no se la podía ver por la intensidad de la luz; que te hacía arder los ojos.
G.O: ¿Le hacía arder los ojos?. ¿ Le molestaba a la vista?
R.C: Si, eso fue. Y le hacía dolor de cabeza y vomitaba.
G.O: ¿Tuvieron esos síntomas después o durante la observación?
R.C: Después.
G.O: ¿Y quiénes lo tuvieron?
R.C: El chofer y yo; que estábamos del lado izquierdo.
G.O: ¿El chofer era el Sargento Flores?
R.C: Sí.
G.O: ¿A qué altura aproximada, en grados, estaba el objeto?.
R.C: ¿del suelo?
G.O: ¿Estaba alto?, ¿Estaba bajo?
R.C: Era indiferente porque de a ratos descendía hasta alcanzar nuestro nivel y al rato subía como a 500 metros y bajaba…subía y bajaba a 100 metros de altura.
G.O: ¿Y esto iluminaba la zona?
R.C: Claro, amplia, amplia… abarcaba la iluminación de la luz de ese objeto.
G.O: ¿Qué coloración predominaba en la luz?
R.C: La blanca.

G.O: ¿Los bordes de ese objeto era algo bien definido?…
R.C: No, muy difuso por la luz que tiraba; encandilaba mucho, no permitía ver la forma…
G.O: ¿Se escuchó algún sonido?…
R.C: No, no… nada. No se escuchaba ruido ni se sentía calor, por ejemplo.
G.O: ¿Detuvieron el auto?
R.C: Ahí como yo le comentaba. Nos acompañó, nos acompañó hasta el lugar donde…se llama paraje Guanaquito se puso adelante, había descendido sobre la ruta y nos cerró el paso.
G.O: Es decir, descendió sobre la ruta… ¡¿sobre la ruta?, ¿Frente a ustedes?!
R.C: Sí.
G.O: ¿Y les tapó el paso?
R.C: Y ahí fue cuando se nos apagó el motor, se nos apagó todo… y ahí quedamos nosotros…asustados ya.
G.O: ¿En algún momento atinaron a tomar el arma?
R.C: No, no, no.
G.O: No.
R.C: No, porqué nosotros sabíamos que era un objeto superior a nosotros y que no podíamos jugar ante una cosa así. A parte no nos había hecho nada malo, salvo cuando nos hizo parar el móvil; o sea que no sé…la potencia que debía tener para chupar el motor.
G.O: Entonces, el auto no lo detuvieron ustedes sino que fue, supuestamente, un efecto del mismo fenómeno.
R.C: Claro, claro.
G.O: ¿Y a qué distancia se detuvo el auto?
R.C: A 100 metros más o menos. Y ahí habrá estado cinco minutos y de repente ¡fiuuu!, un solo vuelo tomó y se fue lejos.
G.O: ¿En qué dirección?
R.C: Ya se fue a la derecha…

G.O: ¿Y cómo se alejó?
R.C: Rápido, rápido…veloz…así en un pestañazo pero así velozmente.
G.O: ¿Y lo dejaron de ver?
R.C: No, no, no. Seguía a la par de nosotros, del lado derecho.
G.O: Ahora se puso del lado derecho.
R.C: Y nos acompañó del lado derecho…a unos 100 a 300 metros, a la par nuestra…Y de a ratos se ponía al frente pero no descendía sobre la ruta…nosotros íbamos despacio, muy despacio porque ya teníamos miedo. Y así nos acompañó 1 hora y media más o menos. Cuando llegamos a la «Cuesta del Obispo» ahí lo perdimos.
G.O: ¿Cuántas horas los acompañó?
R.C: Una hora y media a dos horas casi.
G.O: Obviamente ustedes siendo policías y del destacamento de Cachi conocen de todo tipo de vuelo de avión helicóptero en esa zona; es decir, ¿ustedes han descartado totalmente esa posibilidad?.
R.C: Claro, no, no…
G.O: Le pregunto simplemente para despejar las dudas que se pueden presentar.
R.C: Claro…yo creo que en la Tierra no hay tanta tecnología como para que hagan desplazamientos tan rápidos como lo hacía este objeto. Nunca vi ni en las películas….
G.O: En el momento que se detuvo el auto – usted me dijo que estuvieron detenido aproximadamente cinco minutos, si no me equivoco -, cuando se marchó el objeto ¿le dieron arranque ustedes?
R.C: Si. Nos quedamos ahí calculo cinco minutos más asustados.
G.O: ¿Las luces del auto también se habían apagado?
R.C: Si, todo, todo, todo.
G.O: Todo se apagó. ¿ qué tipo de móvil es?
R.C: Es una camioneta ISUZU.
G.O: E s una camioneta con el enrejado atrás.
R.C: Exacto.
G.O: ¿Dónde iba sentado usted?
R.C: En el asiento de atrás…del lado izquierdo. Adelante iba el Sargento Flores (el conductor) y al lado otro oficial (no quiso revelar su identidad) y atrás iba yo del lado izquierdo y después una señora.

G.O: Después de la observación ¿ qué tipo de síntomas tuvo?
R.C: Irritación en los ojos, dolor fuerte y después dolor de cabeza y vómito…Yo creo que era por la luz, por la intensidad de la luz que despedía. Porque yo por lo menos no le sacaba la mirada de encima.
G.O: ¿Usted bajó la ventanilla?
R.C: Bajamos la ventanilla; incluso descendimos del móvil y todo.
G.O: ¿Se bajaron del auto todos?
R.C: No, no, no. Algunos nomás.
G.O: ¿Usted se bajó?. ¿Y el chofer se bajó?
R.C: Sí, yo sí. Yo era el que más curiosidad tenía… el chofer también…la otra gente se asustaba.
G.O: Y usted me decía que no sentía calor, simplemente la molestia de la vista por la intensidad de la luz.
R.C: Claro. Después dolor de cabeza, esas cosas.
G.O: ¿Y no hubo ningún tipo de sonido?
R.C. No, no. Ruido no se escuchaba.
G.O: ¿Usted se hizo ver después?. ¿Se hizo algún tipo de chequeo médico?
R.C: No porque nosotros seguimos viaje -porque son como cuatro horas casi de acá a Salta capital- y bueno después llegamos a «Cuesta del Obispo» cuando ya el objeto se había ido, paramos en una quebrada y nos mojamos la cabeza con agua fría, fría; nos tomamos unas aspirinas y el chofer sacó un poco de coca y fue toda la solución…y ahí se nos pasó.
G.O: Eso fue en el momento, ¿ no en los días posteriores?
R.C: No, no, no…eso fue en el momento. Después seguimos viaje. El chofer dijo: ya estoy en condiciones de seguir.
G.O: Es decir, solo vomitaron durante el viaje.
R.C.: Después seguimos perfecto.

G.O: ¿Hicieron algún informe para la fuerza?
R.C: No, no, no.(1)
G.O: ¿No tuvieron inconvenientes por haber difundido la experiencia?
R.C: No, no, para nada…aparte apenas regresamos le contamos a nuestro superior lo que nos había pasado.

G.O: ¿Ud. nunca había vivido una experiencia de observación de un fenómeno de este tipo?
R.C: No, no, jamás. Fue la primera vez. Antes de venir (a Cachi) me comentaban pero yo no creía hasta que tuve la experiencia en carne propia.
G.O: Me Decía que en la patrulla iban…?
R.C: El chofer, sargento Humberto Flores, el oficial …(se reservó el apellido) y dos señoras civiles.
G.O: ¿ El auto no tuvo ningún inconveniente a posteriori?
R.C: No para nada. Después nosotros fuimos a la parte donde verifican los vehículos de la policía y no tenía ninguna falla.
G.O: ¿ El objeto de que dirección se aproximaba?
R.C.: Norte … luego Este…(2)
G.O: En el descenso, ¿llegó a tocar el suelo?
R.C: Sí, estaba asentado sobre el suelo.
G.O: ¿Era más grande que el ancho de la ruta?
R.C: Aparentemente abarcaba todo lo que es ruta.
G.O: ¿En todo momento veían luz?
R.C: Sí, en ningún momento vimos lo que sería la «contextura» del objeto (se refiere a la fuente de la luminosidad suponiéndose que se tratara de un «aparato»)
G.O: La forma que veían cuando estuvo sobre la ruta era oval o circular?
R.C: Ahí como circular.
G.O Es decir, se detuvo cinco minutos, ustedes estaban a 100 metros de distancia, se bajaron del coche, estuvieron al lado de la camioneta mirando «eso», el fenómeno levantó vuelo y ustedes luego de cinco minutos más de observación continuaron el viaje teniendo el objeto del lado derecho. ¿Cómo levantó vuelo?, ¿En vertical o en diagonal?
R.C: Diagonal hacia la derecha.
G.O: ¿Y finalmente como se alejó, en que dirección?
R.C: Cuando llegamos a la «Cuesta del Obispo» (3) ya no iba a la derecha, iba arriba nuestro y se perdió de vista por la nubosidad en ese tramo del camino.

G.O: Muchas gracias por su testimonio oficial Corimayo.

(1) En la investigación realizada en Salta descubrimos que en verdad sí debieron labrar un informe para la Policia de la Provincia dada las dimensiones que había tomado el caso. Sin embargo, y luego de varias tratativas efectuadas tanto en la comisaría de Cachi como en ciudad capital, no tuvimos acceso al escrito.

(2) Las direcciones de la observación del fenómeno no era del todo fácil de estipular dado su constante movimientos, sumado a eso las curvas que existen en el camino.

(3) En el trayecto denominado «Cuesta del Obispo» en la ruta provincial 33 se desciende por un camino de sinuosas y peligrosas curvas de 3.348 m. sobre nivel del mar (Piedra del Molino) a poco unos 1200 m s/n m.

Cachi
El pueblo de Cachi se halla en el fondo del Valle Calchaquí, a la derecha del río homónimo, al Oeste de la parte central de la provincia de Salta, distante a 157 kilómetros del departamento Capital y a 165 kilómetros de Cafayate, NO de la República Argentina.
Las coordenadas geográficas, ubican al Departamento entre los 65° 52´ y 66° 33´ longitud Oeste y los 24° 44´ y 25° 24´ latitud Sur.
Cuenta con una superficie total de 4.178 Km2, a una altura de 2.280 m.s.n.m.
Limita al N con los departamentos de la Poma y Rosario de Lerma; al S con los departamentos de San Carlos y Molinos; al E con los departamentos de Rosario de Lerma y Chicoana; al O con el departamento de Los Andes.
Su clima es templado, frío y seco con una temperatura media anual de 14,8° c. una máxima de 27° c en Diciembre, y una mínima de 4°c. en Julio.
Días de larga duración solar y pocas veces nublado, escasas precipitaciones y fuertes vientos en otoño-invierno.
Los primeros habitantes de la zona, pertenecían a los Diaguitas y se asentaron a lo largo del Río Calchaquí (su lengua fue la Kakana).
La llegada de los españoles da origen al pueblo hispano-indígena a mediados del siglo XVI. Establecen su asentamiento primario en la antigua ciudad de Chicoana (ruinas de Puerta la Paya).
En el año 1673, se hace el reparto de encomiendas y la que corresponde a Cachi se le asigna a doña Margarita de Chávez.
En 1796 se entrega en censo, la Finca Hacienda Cachi al convento de los Mercedarios quienes levantan la Capilla Histórica y comienzan a adjudicar parcelas a los vecinos para que construyeran cerca de la casa de Dios.
Actualmente Cachi cuenta con 6200 habitantes, aproximadamente.