LOS OVNIS, LOS MILITARES Y EL PODER (2 PARTE)

Gaceta OVNI

La CIA fue creada en 1947, y ya de Setiembre de aquel año data el primer informe OVNI que fue posible rescatar de sus archivos, en este caso trata sobre unas observaciones de fenómenos luminosos en Uzbekistán (URSS.). Esta y otras documentaciones fueron obtenidas mediante unas demandas judiciales que ufologos norteamericanos iniciaron a la CIA acogiéndose a la FOIA (Freedom of Information Act) o Ley sobre Libertad de Información que también cayeron sobre otras agencias de inteligencia americanas.

En uno de los memorandos dirigidos al Director de la CIA por parte de su asistente científico, el ya nombrado Marshal Chadwell, se puede leer: ¨…algo está ocurriendo y debe tener nuestra atención inmediata. Los detalles de algunos de estos incidentes han sido discutidos por nosotros.

El avistamiento de objetos inexplicados a grandes altitudes, viajando a altas velocidades en las cercanías de importantes instalaciones defensivas americanas son de tal naturaleza que no pueden ser atribuibles a fenómenos naturales o a vehículos de tipo conocido. ¨Esto fue enviado en 1952, tiempo después se reuniría el Panel Robertson, convocado por la CIA. La acumulación de poder de esta central le permitía elaborar políticas propias y dar tratamiento particular a cada tema con o sin el consentimiento estricto del que ocupara la Casa Blanca.

En una de las recomendaciones dadas a su Director puede leerse : ¨…el Director de la Central de Inteligencia sea facultado para iniciar, a través de los organismos adecuados, con o sin el gobierno, la investigación necesaria para solventar el problema de la inmediata identificación positiva de los OBJETOS VOLADORES NO IDENTIFICADOS¨.

Ninguna otra agencia conseguiría sus ramificaciones, colaboradores, informantes y medios para una labor global, por lo que gran parte de la política de silencio ha correspondido a la CIA como responsable de las recomendaciones de sus comité internos, así como de la política implementada en el extranjero, ya sea de inteligencia como de presión. Orbitaban en ese tiempo los temores ante la amenaza soviética, pero, como vemos en una confirmación permanente en los informes de agencias y fuerzas castrenses, nadie sospechaba de los rusos como tripulantes de los Ovnis y crecía la presión no solo popular sino la de los más altos círculos de poder que veían en estos fenómenos grandes contradicciones y algunos pocos beneficios.

Entre los últimos estaba la increíble posibilidad de obtener tecnología de estos objetos que las corporaciones de investigación y producción de tecnología veían como un fabuloso regalo cósmico y un excelente negocio. Quien obtuviera alguna ventaja de esos conocimientos podría superar a cualquier enemigo conocido y ganar la carrera armamentista con suma facilidad.

Las redes de observadores, las recomendaciones sobre el tratamiento de la información, las recomendaciones sobre el rastreo y observación de estos fenómeno respondía en parte a la búsqueda de respuestas y en parte a la ocasión que pudiera presentarse de obtener alguna precisión o evidencia de sus medios tecnológicos.

No olvidemos que abultados presupuestos se invertían en la investigación privada y experimentación de la industria bélica y espacial para garantizar la supremacía americana, como aún hoy sigue ocurriendo.

UNA POTENCIA EN EL CIELO

A ojo de buen cubero las reacciones de un poder global ante los Ovnis son hasta fáciles de ver. En todas las áreas presentan un problema. Militarmente son superiores, son incontenibles e imprevisibles.

Si alguna vez se convierten en una amenaza son imparables. Sociológicamente el panorama empeora: no parecen dispuestos a un dialogo oficial reservado, no hay forma de entablar negociaciones porque tampoco hay forma de establecer contacto alguno que ¨ellos¨ no decidan unilateralmente.

Y lo peor de todo es que si están desarrollando un plan de acercamiento no están privilegiando sino sus contactos con gente común. ¿ Sería conveniente para un modelo como el presente aceptar la intervención de una fuerza así ? ¿ que destino esperaría al poder si evolucionara un contacto entre civilizaciones donde no fuera posible nombrar o elegir a un interlocutor que negociara en nombre de esos intereses? La intervención de esa potencia se haría inmanejable y difícilmente el pueblo apoyaría una negativa a una relación por meros intereses políticos.

Progresivamente, si esta fuerza es lo que parece, su sola presencia acabaría con las hipótesis de conflicto locales, y por lo tanto, como ejemplo, el mayor negocio del mundo, el de armamentos contaría sus horas de agonía ante la inutilidad de una resistencia armada del modelo. ¿Hay algún elemento de contención para detener este avance?… Si hay un intento de relación entre una cultura foránea y un pueblo es posible atacar al más débil y retrasar indefinidamente el contacto.

Ese silencio impuesto desde entonces venía a cubrir grandes falencias y a dar tiempo. Tiempo para estudiar más de cerca el fenómeno secretamente sin la presión de la opinión pública.

Tiempo para retrasar el progresivo interés de las masas y con ello una relación de conocimiento mutuo que derivara en contactos todavía más directos, generando desconfianza, prejuicios, temores, y todo lo que colaborara para deshacer la corriente de simpatía entre esos ingenios y la gente. Si esta fue la política real del poder tras las sombras no respondió a la actitud de la Fuerza Aérea Norteamericana ni de ninguna otra del mundo. Estas tuvieron que seguir la corriente impuesta.

Los pilotos y sus cúpulas recibieron las bofetadas y se expusieron al ridículo por razones de estado, mientras en otros sectores el problema era estudiado de espaldas a la gente y con perfecta unidad de miras.

No eran esas comisiones contradictorias, eran grupos perfectamente conformados con fines específicos de evaluación de todas las alternativas que el tema presentaba.

La intervención de la CIA en el tema Ovni fue la globalización de su tratamiento en forma negativa, y por su puesto, terminaría incidiendo en las políticas militares de todo el bloque occidental. A ello debemos, además, buena parte de las corrientes místicas, las ideas más disparatadas sobre el fenómeno Ovni que ¨extrañamente¨ gozaron de amplia prensa y medios de difusión para contaminar, deformar y ridiculizar el tratamiento del tema ante la gente (abundaremos en ello más adelante).

SUDAMÉRICA CONVULSIONADA

La política exterior norteamericana trataba de garantizar la alineación de toda América latina mediante presiones diversas.

Las cúpulas militares locales tenían una afinidad particular con occidente debido a que muchos de sus más altos rangos habían concluido sus entrenamientos en centros de formación castrense de EE.UU. e Inglaterra, y aunque algunos habían mostrado simpatía por Alemania durante la guerra, la Unión Soviética era el enemigo común a todos.

La xenofobia política, como parte de la estrategia occidental, dio promisorios resultados en nuestro continente y sirvió para establecer la oleada de sublevaciones militares que asolaron las débiles democracias del hemisferio no bien entrados los 70´. En cuanto a las experiencias Ovni todo el cono sur también resultaba un hervidero pues la oleada mundial a partir de 1947 se había hecho particularmente intensa en Argentina y Chile.

De este lado de occidente los militares también manifestaban una corriente de simpatía ante el fenómeno y tomaban muy seriamente el asunto como quedo demostrado en varias ocasiones, entre ellas el apoyo del Presidente Onganía a los militares que habían sido testigos del importante fenómeno de la Isla Decepción en 1965, tomada como una declaración de reconocimiento oficial ante los Ovnis.

Algo similar había ocurrido en Brasil y la corriente llegaba a otros países de occidente mediante un interés manifiesto por los Ovnis.

En los 60 el alineamiento no había tocado todavía el tema de los Ovnis para el cono sur, la actividad ufo se había hecho intensa en particular sobre los finales de la década en todo el orbe, pero dada la controversia de la USAF, conocida como un problema candente y difícil en todo el mundo, los militares locales trataron de ser prudentes y despegarse del asunto lo más posible.

La Guerra Fría imponía otras urgencias y la inestabilidad social manifestada en el área a partir de los 70´ no dieron margen para otras cuestiones , aunque nos explayaremos in extenso sobre Argentina más adelante. Los alzamientos militares de los 70 fueron a la postre más cruentos y decisivos que sus antecesores, y había una clara diferencia: la intervención norteamericana, tal y como lo demuestra la historia, generadora de las corrientes golpistas en pos del alineamiento definitivo.

ANTECEDENTES DEL SUR

El 16 de Enero de 1958, quince minutos después del mediodía, el crucero de adiestramiento brasileño Almirante Saldanha estaba anclado aguas afuera del puerto de la Isla Trinidad, con 300 hombres de una tripulación que trabajaba en una serie de experiencias hidrográficas. En ese momento la tripulación descubrió un objeto muy brillante que se aproximaba a la isla. Aquel aparato planeó sobre uno de los picos de montaña, y poco después se alejaba a gran velocidad hacia el horizonte marino.

El Sr. Barauna, que se encontraba entre la tripulación, logró sacar seis fotografías del Ovni. Se supo que mientras el objeto se acercó al navío, los motores del Saldanha fallaron, así cono toda la energía eléctrica y el compás que giró enloquecido, cambiando las frecuencias y esfumándose las señales de radio. A raíz de este incidente, el gobierno del Brasil, la Armada y los Servicios de Inteligencia, así como la mismísima embajada norteamericana cruzaron un sin fin de cartas, informes y comunicados. Así se supo que la población de la isla había podido observar en ese mismo período extraños objetos durante un lapso de cuatro días. Las oficiosas consultas del agregado militar, Capitán de Marina Sunderlan, pidió exhaustivos informes que le fueron entregados para que este redactara un informe a su gobierno que, lejos de contar los hechos tal cual son, estaban llenos de imprecisiones, opiniones personales y una falta de respeto proverbial hacia los militares del Brasil. Este deformado informe fue incluido en el BLUE BOOK y dado como falso.

Sin embargo, entre idas y venidas y el conocimiento de la prensa brasileña sobre la Marina mediante las inquietudes del diputado Magalhaes, la fuerza presento una declaración donde la Marina no desconfía de la experiencia de la tripulación del Saldahna aunque no puede determinar la naturaleza de las imágenes de las fotografías que por otro lado considera autenticas, protegiendo la reputación de sus hombres y sus testimonios.

Hechos como este dejan al descubierto el interés ¨militante¨ de los enviados y representantes de los Estados Unidos frente a contundentes casos OVNI, sobre todo aquellos que protagonizaban fuerzas castrenses en el extranjero.

La censurable actitud del agregado americano, fuera de lo personal, mostraba una animosidad activa contra cualquier síntoma de veracidad y de evidencia del fenómeno, justamente en pleno auge de la intervención de la CIA. Ello, de por sí es ejemplo de un panorama menos visible para el ciudadano común pero más amplio respecto de la política para con los OVNI como parte de las relaciones exteriores del país del norte.

Mucha de esta información local podía ser solicitada por canales reservados mediante agregados militares y diplomáticos, y por el mismo canal podían hacerse llegar sugerencias de toda índole sobre como encarar este problema. Tal vez su incidencia para finales de los 50 no era tan decidida, pero con el tiempo ganaría fuerza y autoridad.

La inestabilidad política del sur impidió que los investigadores locales pudieran hacerse de documentos reclamados a las autoridades o apoyarse en testimonios comprometidos para ir más a lo profundo desarrollando sus propias tareas de inteligencia, simplemente porque la poca garantía jurídica existente y el espíritu autoritario de los gobiernos de facto tornaban peligrosas las indagatorias que rozaran entuertos diplomáticos y relaciones castrenses reservadas.

Por lejos las naciones del sur fueron un territorio mucho más riesgoso para la adquisición de evidencias y documentaciones en este sentido, y a su vez inhibían cualquier compromiso y colaboración de terceros, por eso se produjo una notable desaceleración en el desarrollo de las tareas investigativas y no se tiene mucha certeza de cuales fueron los acontecimientos que se desarrollaron en el ámbito gubernamental respecto de los Ovnis, pero hay pistas.

LAS EXPERIENCIAS CON Y SIN NOMBRE

En julio de 1965, desde la Secretaría de Marina se da a conocer un comunicado que en sus partes más importantes dice: ¨Desde el Destacamento Naval Decepción, en la Antártida Argentina, fue observado el día 3 de julio a las 19:40 un objeto volador de forma particular, aspecto sólido, coloración predominantemente roja y verde, por momentos de tonalidades amarillas, azules, verdes, anaranjadas y blancas.

Fue registrado su desplazamiento en dirección general Este, por momentos cambiando a Oeste, a una altura de 45° sobre el horizonte, y a una altura aproximada de 10 a 15 kilómetros. Destaca el informe la ausencia de sonido y el haberse observado en el transcurso de sus evoluciones las variaciones de velocidad, así como el hecho de haber permanecido estacionario por momentos en el espacio.¨

Un siguiente comunicado en el boletín 172, la Secretaría de Marina manifiesta que desde el destacamento Naval Orcadas, en el mismo momento en que se producía el paso del objeto por aquel punto, dos variómetros en funcionamiento acusaron, para el momento del avistaje, perturbaciones al campo magnético, registrada en las cintas de esos aparatos. También desde la base chilena Pedro Aguirre Cerda, se obtuvieron diez tomas fotográficas del Ovni por parte del fotógrafo de la base.

Diría el comandante de la posesión chilena, Mario Barrera: ¨Fue algo real, un objeto que se desplazaba a velocidad asombrosa y causaba interferencias en los aparatos. Esta fue la segunda vez que observamos estos cuerpos celestes.¨

La presencia del OVNI en la Antártida fue observada por dieciséis especialistas de la base. Entre ellos el Teniente Daniel Perisse quien confirmó la aparición. Perisse comentó posteriormente que había recibido ciertas presiones para que cambiara su decisivo testimonio sobre lo ocurrido, hecho por el cual le garantizaban un rápido ascenso en su fuerza, sin embargo no lo hizo, y a lo largo de los años mostró un interés activo, desarrollando tareas investigatibas sobre resonantes casos locales, aunque, ciertamente debió pagar los costos de su valiente postura.

Al igual que en el país del norte, la presencia continua de los Ovnis generaron entre los militares argentinos un gran interés. Según las declaraciones del por entonces jefe de informaciones de la Base Naval Puerto Belgrano, Capitán de Corbeta Luis Sánchez Moreno, ese interés se remonta al año 1952, aunque un grupo específico quedó constituido en 1962 como Comisión Permanente de Estudios del Fenómeno Ovni, conformada por los Capitanes Constantino Nuñez y Omar Roque Pagani, este último, custodio de las fundamentales cintas obtenidas en el caso antártico. En el seno de la Fuerza Aérea se decidió, en cambio que era el servicio de inteligencia del arma el que debía encargarse del asunto.

Y es en Octubre de 1962 que una circular del Servicio de Informaciones de Aeronáutica, dirigida a los observatorios meteorológicos de todo el país, anunciaba la creación de una División Ovni con sede en Balcarce 226, donde se debía enviar toda la información.

Lamentablemente casi la totalidad de las actuaciones de estas comisiones nunca fue conocida, si es que hubo algún trabajo continuo y con miras comprender el problema. Ninguna comisión se reúne aquí o en la China simplemente para acumular datos sino para dar un tratamiento especial a una preocupación como la presente.

El Capitán Pagani, por lo menos en esos años, era partidario de mantener reservado todo lo concerniente a Ovnis y se esforzaba por explicar convencionalmente casos como el de la Antártida con argumentos que eran rebatibles con una investigación rigurosa.

Por eso es de sospechar que algo del estigma norteamericano también condiciono las actividades de ambos emprendimientos.

Sin embargo los investigadores locales conocen una abundante cantidad de casos relacionados o directamente protagonizados por militares argentinos, mucho de los cuales pueden encontrarse en los excelentes trabajos y libros publicados por los ovnílogos locales.

Pero ellos son algunos de los muchos testimonios reales, experiencias que posiblemente jamás vean la luz dado que quienes las han vivido prefieren mantenerse en el anonimato debido a las sabidas presiones que podrían sufrir, directa o indirectamente.

Muchos de esos caso involucran a pilotos militares y civiles con experiencias tan asombrosas que hielan la sangre.

Hombres que prefieren mantener sus licencias y permisos de vuelo sin manchas en tanto no digan que han vivido ¨lo imposible