LOS CAZADORES CAZADOS, 26 DE AGOSTO DE 1996
Sin dudas que la experiencia que vamos a relatar se ha convertido en uno de los casos más espectaculares de los últimos años dadas las características salientes de todo el episodio, ocurrido a tres hombres aquél 26 de Agosto del ’96. Solo pensar que la duración misma del fenómeno denunciado se extiende durante más de 5 horas sobre una longitud de ruta de casi 380 kilómetros, son suficientes datos para asombrar al más desprevenido.
Lo difícil es transferir al lector una experiencia tan formidable que ni los propios investigadores están seguros de haber ilustrado y absorbido al detalle, ya que algunas imágenes son únicas e increíbles.
Siendo este uno de los episodios más complejos, se ha debido llevar a cabo un relevamiento también importante y que obligó a escrutar metro por metro cada uno de esos 380 kilómetros para certificar testimonios, para constatar al detalle los mínimos aspectos de la vivencia.
Un grupo de diez personas convocadas por los grupos Hemisferios-C.E.F.U. trabajaron durante 9 días del mes de mayo de 1997 sobre todo el trayecto que va desde la estancia ¨La Chaqueña¨ hasta la misma ciudad de Rivadavia (provincia de Buenos Aires), donde finaliza la experiencia.
No podemos entrar en detalles exhaustivos ni agobiantes, pero intentaremos hacer un resumen fiel del caso, una pincelada gruesa del increíble suceso que relevamos en el enorme territorio pampeano.
LOS PROTAGONISTAS
Enrique Bernal y Manuel Felipe son residentes de la ciudad de Rivadavia, también conocida como Estación América. Ambos son aficionados a la caza del jabalí y para practicarla frecuentan los magníficos cotos de caza del oeste de La Pampa, donde también abundan el ciervo rojo, el avestruz, el puma y el zorro.
Personajes de mucho peso en lo político, lo empresarial y artístico de nuestro país, y aún del extranjero (parece que algún noble europeo tiene tierras allí) han comprado enormes extensiones de territorio pampeano por sus condiciones excepcionales para la práctica de este deporte.
Entre uno de esos campos esta el de La Chaqueña, nombre que le ha puesto su dueño, quien se favoreció con la lotería de esa provincia y le permitió adquirir sus actuales tierras.
La Chaqueña dista unos 30 kilómetros de la colonia La Pastoril (puesto administrativo donde se levanta un magnífico Hogar Escuela), a unos 5 kilómetros de la ruta N°10. Salvo por este asfalto todos los demás caminos son senderos o picadas de arena que en algunos trechos requieren de vehículos fuertes como camionetas 4 X 4.
Este es un territorio de acceso dificultoso, por eso los cazadores no baquianos convocan a los avezados guías que los llevan a los puntos clave. La inmensa mayoría de estas guías quedan en mano de los pobladores de la región. Jorge Sánchez es residente de la ciudad de Victorica (unos 70 kilómetros antes de La Pastoril), y conoce desde hace tiempo a la gente de América a quienes espera en Victorica el 24 de Agosto por la tarde para brindar sus servicios y apostarse con ellos durante la noche.
Estando ya apostados y dentro de la protección de un mangrullo construido especialmente para las largas noches de vigilia de los cazadores (frente al mangrullo hay un bebedero artificial donde bajan los jabalíes a abrevar), les sobreviene la oscuridad con una temperatura que fácilmente descenderá a diez grados bajo cero. Están esperando un jabalí…
COMIENZA LA EXPERIENCIA
Son las 11 de la noche del Sábado 24 de Agosto. Hasta el momento no se han visto cerdos salvajes, pero repentinamente hacia la derecha del apostadero se eleva entre los montes de caldenes secos un resplandor rojizo muy intenso. Los cazadores piensan en un fuego cercano (cualquier incendio en esta época seca es altamente peligroso ya que las llamas se extienden rápidamente sobre el vegetal reseco), prestan atención porque estar en medio de un incendio forestal es una trampa mortal.
Sin embargo se percatan que el viento, que proviene de la misma dirección del destello rojo, no trae ni cenizas ni olor de fuego, tampoco hay ruido alguno, solamente la luz que sigue levantándose como una cúpula con un centro amarillento.
Sin esperarlo, repentinamente la luz se apaga y todo vuelve a la normalidad. Sea lo que haya sido no se trató de fuego.
Cabe destacar que los cazadores son los mejores espectadores de la noche. Prácticamente se mimetizan con el paisaje para no alertar a su presa, se mueven relativamente poco y guardan largos períodos de silencio.
Gracias a esta táctica son capaces de sentir la caminata de un escarabajo entre la hojarasca, o el paso firme de una presa a la distancia.
El cazador conoce las variaciones de la noche, aprende a reconocer las estrellas y a sumarse al silencio de la estepa.
Rara vez desperdicia un disparo o confunde el paso de un ciervo con el del chancho salvaje, por eso discrimina a la perfección, y cualquier anormalidad resalta de lo que acostumbra a observar.
Es por eso que la siguiente noche no se borrará de la mente de esos tres hombres hasta el fin de sus vidas.
LOS CAZADORES CAZADOS
La noche del Domingo 25 de Agosto sigue siendo mala para la caza. Bernal, Felipe y Sánchez están apostados resignándose a no llevar nada de regreso. El frío es intenso y la jornada del lunes les hace pensar en la vuelta a casa esa misma noche.
Pero el recuerdo aún vívido del resplandor sobre el monte ha inquietado a Bernal de manera notoria, aunque no lo quiera confesar a sus compañeros. No había sido fuego y no tenía otra explicación, salvo… Jorge Sánchez, acostumbrado a los relatos sobre ¨luces malas¨ en la misma zona, ha preferido pasar por alto el incidente de la noche del Sábado 24, sin embargo sobre el cielo hay una estrella muy brillante y celeste, bastante mas grande que el lucero, que individualmente ha llamado la atención de los tres, pero no lo suficiente como para esbozar ningún comentario.
A las 11:15 Bernal mira su reloj y decide la retirada. Para las once y media ya levantaron campamento y están montados en la camioneta emprendiendo el regreso. Tienen por delante varios kilómetros hasta Victorica donde planean hacer la primer parada y dejar en su casa a Sánchez. Pero esos kilómetros faltantes no son desaprovechados, tienen el rifle preparado por si algún jabalí se cruza en su camino.
Están marchando por una senda angosta que desemboca en la picada que lleva a la ruta 10 y es ahí cuando ven delante de ellos, a cierta distancia, lo que parecen ser faros de otro vehículo con una luz roja similar a la que utiliza la camioneta de Fauna para controlar la caza furtiva, por eso deciden guardar el rifle.
Oscar está guiando la camioneta y ve que la luz se aproxima, se hace a un lado del camino para permitir el paso y ante el asombro de todos la luminosidad de varios colores parece elevarse y girar hacia la izquierda. Para Bernal ya no caben dudas de que se trata de un OVNI, pero Felipe se resiste ante esa posibilidad y sigue pensando que es la camioneta de Fauna que se elevó sobre algún médano, y que desde su posición no pueden percibir. Siguen el camino y a unos 500 mts, la luz reaparece. Oscar Felipe esta decidido a demostrar que no es nada extraño y pone marcha rápida hacia el supuesto vehículo.
A pesar que avanzan, la luz sigue manteniéndose a la misma distancia, pero después de un tramo, y ya sobre la picada, deben detenerse repentinamente pues uno de los guardaganados, que separan unas estancias de otras, está cerrado con un grueso candado. Bernal se percata que la luz pasó por allí sin parar, los tres bajan del vehículo y miran por donde avanzar.
Al costado hay un acceso, pero las luces de su camioneta dejan ver otro hecho notorio, no hay huellas de ruedas, nadie parece haber pasado por ahí recientemente, entonces ¿ por donde circuló el supuesto vehículo?.
Este camino no es el mismo por donde habían ingresado a La Chaqueña, es un atajo señalado por el dueño del campo. Montan la camioneta y pasan por el costado; ya no se divisa ninguna luz, aunque es imposible que Fauna haya trasvasado la tranquera sin parar.
Hasta entonces, salvo Bernal, nadie emite juicio
EL VEHÍCULO… DE OTRO MUNDO
Están por tomar el asfalto de la ruta 10 cuando Felipe pide que miren hacia los costados ya que los médanos impiden ver claramente si otro vehículo está por pasar el cruce.
Lo hacen sin percatarse de nada, la cerrada noche no muestra mas que quietud, frío y silencio. Ingresan a la ruta, toman por la derecha el asfalto e instantes después una repentina e intensa luminosidad desde la parte de atrás hace pensar a Felipe en un auto muy cercano, éste protesta a los otros porque no le han avisado según su indicación, pero en ese momento ve las miradas de Sánchez y Bernal clavadas al visor trasero de la cabina. ¨no es camioneta¨ dice entrecortadamente Bernal, y pide a Felipe que se detenga al costado del camino.
Luego de 150 mts. la camioneta para, y los tres descienden para contemplar un verdadero prodigio. A unos 200 metros, apenas rebasando el cruce de La Pastoril, y entre un médano que corta y cruza la ruta, se halla detenido un objeto elíptico, enorme y fuertemente iluminado, ligeramente elevado sobre el camino. Es una luz celeste que recuerda a la soldadura eléctrica, y tiene un orificio central que despide un haz de luz blanco que los ilumina intensamente.
Bajo el cuerpo principal hay dos hileras de luces multicolores que cambian rítmicamente la tonalidad, y a los costados de la elipse se hayan suspendidos, a distintas alturas, otros dos cuerpos elípticos mas pequeños que son una réplica en escala del objeto grande. La visión es impactante y sobrecogedora.
El Ovni es de gran tamaño; el relato de los tres es coincidente al señalar que los extremos de la elipse llegan al borde de los médanos a los costados de la ruta, por lo tanto tiene una longitud que holgadamente supera los 50 mts. De pronto el intenso frío de la noche se diluye bajo cálidas ráfagas de aire tibio, y con ello un aroma similar al del ozono invade el campo.
Los cazadores empiezan a sentir picazón en la garganta y el rostro, empiezan a temer algo que describen ¨como una contaminación, posiblemente producida por el sistema de navegación o propulsores de esa cosa¨. Y casi sin pensarlo suben a la camioneta y parten rápidamente. ¨Al principio no teníamos miedo sino emoción, todo eso nos sobrepasaba. Cuando sentí el olor ácido grité instintivamente – ¡RAJEMOS DE ACA!»
LA ESCOLTA
La enorme masa luminosa se eleva de su estancia en la ruta y se aproxima al vehículo de los cazadores a no más de 150 mts.
Claramente muestra la intención de navegar cerca de la camioneta pues se pone de un costado y después de otro. Los testigos afirman que hubo momentos en que el objeto parecía materializarse y desmaterializarse para luego aparecer en otro lugar.
A poco de salir el Ovni se eleva y queda estacionado a la misma altura que un médano, pero desde dentro de la masa luminosa una serie de luces emergen ¨como si se tratara de una caravana de autos puestos en fila¨, y estas llegan a ponerse muy cerca de la caja.
Unos instantes después la luz mas grande vuelve a absorber a las restantes y hace una maniobra veloz que la pone, ahora, justo frente a la camioneta. ¨Parecía querer demostrar todo lo que podía hacer porque se movía en direcciones distintas en milésimas de segundo, delante y detrás nuestro, iluminándonos con haces de luz verde cuando pasaba por arriba nuestro. Por momentos viajaba por encima de los alambrados, y en otros se ponía delante, de la mano contraria siguiendo nuestra misma velocidad. Es algo imposible de describir, parecía estar jugando con nosotros.¨
Realizando este juego de escolta, el Ovni acompaña al vehículo hasta unos kilómetros antes de llegar a la ciudad de Telén. Felipe hace un esfuerzo enorme por mantenerse al volante, pero está decidido a no detenerse.
En esos momentos percibe los focos de otro vehículo viniendo desde la ruta por delante. Hace múltiples señas para que se detenga, ponen la camioneta al costado del camino y realizan insistentes guiños pero el otro vehículo no aminora su velocidad. ¨vimos que el Ovni en vez de mostrarse se alejó como 2000 mts campo adentro poniéndose casi detrás de la camioneta que venía desde Telén. Esa camioneta no paró, y una vez que nos rebasó, el Ovni empezó a acercarse otra vez, por eso arrancamos inmediatamente.¨
Ya casi a la altura de Telén el Ovni asciende por la derecha y se aleja, quedando como un lucero en el cielo
SIN NOVEDAD EN EL CIELO
Al entrar a la ciudad de Victorica dejan a Sánchez en la puerta de su domicilio. Éste insiste en que pasen la noche allí, que partan con el sol, pero Bernal y Felipe, visiblemente nerviosos solo piensan en llegar a su casas.
Antes de salir de la ciudad cargan combustible, conversan con el empleado de YPF sobre lo ocurrido, y este toma por precaución los nombres y el número de la camioneta.
Retoman la ruta 10; el objeto es prácticamente indivisable, solo puede observarse una estrella fulgurante de color celeste muy a la distancia.
Los nervios y la emoción son casi incontenibles para ambos.
Pretenden serenarse pero parece trabajo inútil, la experiencia es muy poderosa aunque marchan sin reparos camino a América.
La segunda parada tiene lugar en la ciudad de Castex donde se detienen a tomar un café y hablar con la policía.
Quienes vieron esa noche a los cazadores coinciden en el estado de nerviosismo que demostraban. En total una media docena de personas dialogan con ellos entre otro puesto de YPF y el bar de la estación de servicio hasta que llega la policía, que ellos habían llamado.
Los agentes Cun y Cuello registran el testimonio, anotan de igual manera los nombres y los datos de la camioneta, y los acompañan un tramo del camino de regreso.
El viaje restante se realiza sin novedad. La luz ya no es visible y esto parece dejar tranquilos a los hombres, sobre todo a Bernal, quien había llegado a suponer que el Ovni podía llegar a raptarlos y depositarlos en otro lugar, en otro país, tal como había escuchado alguna vez de casos similares.
Por un momento se detienen a pensar en sus aspectos desencajados, en sus apariencia desaliñada, agravada por un relato increíble que podía llevar a pensar a cualquiera que se trataba de dos locos o dos borrachos diciendo que enanitos verdes los estaban corriendo por la ruta. Para serenarse no hacen más que hablar, tratar de entender lo que ha pasado y si alguien, después de todo, les terminara creyendo.
Apenas rebasada la policía caminera de González Moreno, ya sobre la provincia de Buenos Aires, Bernal ve a la distancia un destello celeste que le es familiar. El Ovni no ha desaparecido.
LA EXPERIENCIA MÁS ALUCINANTE
Oscar Felipe se niega a creer que esa luz sea el Ovni, y asegura que debe tratarse de otro automóvil, pero no bien piensa en ello el objeto despliega un juego de luces sorprendente. Entre tantos colores hay un haz verdoso que llega a bañar la camioneta.
Las manos de Felipe no sueltan el volante, pero Bernal está ahora como recostado en sus propias rodillas, está murmurando cosas inaudibles.
El hombre trata de establecer una comunicación telepática, convencido que la inteligencia que gobierna aquel objeto está queriendo demostrar algo, y en un intento por ser escuchado dice: ¨por favor, somos gente inofensiva, como ratones de laboratorio, y queremos comunicarnos con ustedes de algún modo para saber si nos entienden, para que nos digan de donde vienen y que hacen¨, y en un emocionante momento Bernal pide que si lo escuchan, dejen de iluminarlos con la luz verde, y al instante el haz se apaga.
El Ovni sigue delante de ellos. Más allá hay una curva de donde vienen dos camiones, y en total control de la situación el objeto luminoso se aleja nuevamente como para no ser visto. Los camiones pasan y se alejan.
La luz empieza a crecer frente a ellos.
Bernal intenta probar la validez de su contacto y vuelve a requerir que, si lo están escuchando, vuelvan a iluminarlos con otra luz, naranja o roja, y al instante un destello rojo invade toda la visión y parece penetrar a la cabina sin proyectar sombras.
Esto ya deja sin palabras y sin intentos por dar explicación a cualquier resquicio de duda respecto de lo que tienen delante…
Ya sobre el cruce de las rutas 33 y 70, a unos 5 kilómetros de la ciudad de América, el Ovni se pone sobre la intersección y allí despliega toda su capacidad luminosa. Cientos de luces multicolores emergen diáfanas de una suerte de arco iris que abarca toda la vista.
Enmudecidos por el imponente espectáculo quedan paralizados : ¨jamás vimos una belleza tan impresionante como las luces que despidió el Ovni frente a nosotros, no podíamos ver otra cosa¨.
En ese último instante, y ante la proximidad del objeto, Felipe suelta el volante y se abraza con Bernal murmurando unas pocas palabras: ¨esto es el fin¨, y penetran a la luz.
Momentos después el Ovni parece elevarse, y sorpresivamente la camioneta de los cazadores aparece sobre el camino de América sin que ninguno se haya percatado de cuando se hizo la maniobra de giro. Ambos tratan de localizar el Ovni pero éste ha desaparecido, en ese instante Bernal pide que el contacto no se corte.
UN CASO ÚNICO
Hasta aquí la experiencia resumida de todo lo ocurrido entre el 24 y el 26 de Agosto de 1996. Cabe acotar que a la llegada de Bernal y Felipe a América casi a las 5 de la madrugada, la luz de la ciudad estaba cortada, lo que en un principio se supuso algo conexo a la experiencia OVNI.
La investigación llevada a cabo sobre estos sucesos ha permitido certificar que dicho corte de suministro eléctrico esta totalmente separado de la experiencia, y para ello se han estudiado los registros del día de la fecha y se solicitaron los informes en las cooperativas eléctricas involucradas más la encuesta al personal actuante esa noche en todos y cada uno de los puntos donde un hecho pudiera arrojar luz sobre los acontecimientos.
Algo similar ocurrió con la estimación de una posible teleportación, sugerida en primeras instancias por algunos analistas.
La encuesta profunda y concienzuda también ha permitido certificar que la corroboración de horarios en las paradas donde hay registros confiables de ese día, más la medición del tiempo estimado de todo el viaje según las dificultades planteadas de cada terreno y tramo de ruta, permite afirmar casi con seguridad que el tiempo total utilizado por los cazadores para trasladarse desde La Chaqueña hasta América, contando paradas y diálogos, no dan posibilidad de considerar tiempo perdido alguno.
Un dato relevante, certificado en el Oeste Pampeano, es la serie de observaciones que se dan en la zona de la experiencia de los cazadores, que comienzan unas horas antes del anochecer del 25 de agosto y concluyen casi a la misma hora en que se inicia el proceso de escolta. Estas observaciones tienen un eje importantísimo, y es que en la mayor parte de ellas las direcciones de fuga de los objetos convergen en la región de La Chaqueña, donde todo comenzó.
Estos casos fueron registrados en la Colonia Árbol Solo (presente en el actual número de Gaceta Ovni), Loventué, Santa Isabel, Colonia La Pastoril, etc.; que también fueron objeto de encuesta.
Hay buenos indicios para considerar un fenómeno único o múltiple, pero perfectamente asociado al caso expuesto.
Estas aristas inesperadas, con relatos que en principio parecían no estar relacionados, incluso que tienen como protagonistas a personas que jamás supieron del caso de los cazadores, agigantan las perspectivas de la formidable vivencia.
Por último nos resta decir que el caso en su conjunto es verosímil.
El testimonio de sus tres protagonistas es sólido y sincero dada la calidad humana de las personas, las referencias sobre su respetabilidad (ya que son reconocidos por sus vecinos como personas serias, seguras y absolutamente creíbles), cosa que también nos ha sido posible constatar después de compartir largas horas de encuesta y diálogo con ellos.
Sin dudas, su experiencia ahora tiene un lugar de privilegio entre los clásicos de la Ovnilogía Argentina