EL CASO DE LA FAMILIA LO TURCO EN LOBOS, BS AS, 1994

UN VERDADERO ENCUENTRO CERCANO
Juan Pablo Gómez

El Pdo. de Lobos se encuentra en la Pcia. de Bs. As., a 100 Km. al SO. de la Capital Federal. Su centro urbano se levanta próximo a la intersección de las rutas Nacional 205 y Provincial 41; tiene una superficie de 1725 Km. cuadrados y unos 32.000 habitantes. Es bien conocido por los amantes de la pesca por su laguna, una de las más importantes de la provincia de Bs. As

El año 1994 fue muy prolifero en cuanto a denuncias OVNI en la república Argentina, muchos fueron los lugares donde los no identificados dejaron su habitual sello: la sorpresa primero y la conmoción social después. Y el partido de Lobos no fue la excepción.
A fines de Junio de dicho año, y a raíz de una filmación de una luz en el firmamento obtenida por el Canal 4 local, Lobos fue escenario de una serie de acontecimientos que sorprendió y quitó el sueño a muchos de sus pobladores.
La aparición de OVNIs era motivo de charlas y discusiones en los bares, comercios y casas de familias. Las opiniones estaban divididas; por un lado estaban aquellos que aceptaban sin ningún tipo de reservas los relatos de todo aquél que afirmaba haber visto «platos voladores»; en una posición más reservada estaban los que tan solo se limitaban a escuchar y opinar sin dejarse llevar por el fanatismo y, como no podía ser de otra manera, aparecían en escena los negadores a priori, aquellos que tenían una explicación para todo, aunque ésta pecara de ridícula.
Era frecuente observar a gran cantidad de personas con binoculares, cámaras fotográficas y filmadoras, recorriendo los caminos vecinales o apostados hasta altas horas de la noche en el km. 171 de la Ruta Provincial 41, en las proximidades del barrio «Las Acacias» donde en el mes de mayo la familia Lo Turco -caso al que nos vamos a referir- viviera una sorprendente e impresionante experiencia.

Todos esperaban ansiosos la aparición de un OVNI y en más de una ocasión, alguna que otra estrella a baja altura del horizonte, o los aviones en maniobra de despegue y aterrizaje en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, provocaban corridas y confusiones.
Incluso, el canal capitalino «TELEFE» se hizo eco de los sucesos enviando a un corresponsal al lugar de los hechos, difundiéndolos posteriormente a principio de julio, a través de su noticiero «Telefe Noticias».
Si bien fueron varias las denuncias de observaciones OVNI, luego de una rigurosa investigación in situ un buen número de ellas pudieron explicarse como: confusión con estrellas, aviones (como anteriormente hacíamos referencia) y luminosidades puntuales a mucha distancia con comportamiento convencional; restando un pequeño número de casos sin explicación.

Dentro de este margen de no identificados encontramos un incidente que no dudo en calificar de sensacional e irrefutable, siendo indiscutiblemente uno de los casos OVNI más importantes de los ocurridos no sólo en el Pdo. de Lobos sino también en nuestro país.
Para mí sorpresa, todos los pobladores se referían de una manera muy particular a éste avistamiento que tuvo como protagonistas a una familia muy respetada y de excelente reputación en la ciudad.

Nadie, de los tantos consultados (incluyendo a los escépticos) podía dar una explicación a esta observación. «Yo no creo en los platos voladores pero si Lo Turco dice que lo vio, entonces tenga la seguridad que algo realmente raro pasó», referencias como esta era común escuchar de boca de algunos vecinos del pueblo.

LOS TESTIGOS

La familia está compuesta por: Francisco Lo Turco, de 41 años, comerciante; Teresa Mabel Lazar de Lo Turco, de 39 años, ama de casa; y las niñas Ana Paula y María Cecilia Lo Turco, de 12 y 9 años respectivamente.
Lograr hablar con los testigos, no fue una tarea fácil. Cuando el revuelo OVNI se desató en Lobos, fueron abordados por vecinos, curiosos y medios de comunicación que querían conocer su experiencia.

El barrio -y en particular su propiedad- era visitado por gran cantidad de personas durante el día y la noche, buscando correr la misma «suerte» que la familia, incluso en el afán de conseguir algo, llegaron a dañar la propiedad. Esto motivó que los testigos, cansados de semejante acoso, fueran muy reacios a contar nuevamente los hechos.

Sin embargo, y gracias a la colaboración de la Sra. Tatiana Yannarellia logré, unos meses después y cuando ya todo se había calmado, dialogar con los protagonistas.

LOS HECHOS

El jueves 26 de mayo de 1994, siendo las diez y media de la noche aproximadamente, la familia Lo Turco regresaba a su domicilio luego de haber cumplido con las tareas habituales a una jornada laboral.
La noche se presentaba fresca con un cielo tachonado de estrellas, la familia transitaba en automóvil por la Ruta Prov. 41 hacia el Barrio «Las Acacias» o «de las quintas», ubicado en el Km. 171, camino a Navarro, a un kilómetro del centro de Lobos.

El barrio en cuestión es muy tranquilo por tratarse en su mayoría de quintas de fin de semana, excepto la de los testigos que para esa fecha eran los únicos residentes permanentes.
Nadie de la familia podía suponer que en tan solo minutos iban a vivir una increíble experiencia, un hecho que quedará grabado a fuego en sus memorias como la noche en que se encontraron cara a cara con un fenómeno que hasta ese momento les era totalmente ajeno.
Como es habitual, Francisco Lo Turco detuvo el coche frente al portón de entrada a su espléndida casa, sobre la calle Las Acacias.

La propiedad está completamente cercada por ligustros y árboles.

De la entrada a la cochera hay unos 30 o 35 m. aproximadamente, para llegar a esta última se debe cruzar un hermoso y amplio jardín; a la izquierda lo primero que uno encuentra es un pino, más atrás una hermosa fuente y algunos árboles.

Al frente se levanta la casa de dos plantas y pegado a esta el garaje.

A escasos metros hacia la derecha del mismo existe dos pequeños pinos y un arbusto, luego de estos está el parque de varios metros de extensión.
En el momento en que su hija mayor se disponía a descender del vehículo para abrir el portón, la atención de ésta fue atraída por una luz parpadeante de color blanca que parecía estar detenida a baja altura sobre el horizonte, en dirección SO. (la misma era apreciada en un claro de los árboles que están en el fondo de la quinta), su padre pensó que podía tratarse de la luz de una baliza o grúa ubicada sobre la ruta 41, que se encuentra a 200 m., por lo que decidió no prestarle mayor atención.

-¿No será un plato volador, papá? – preguntó Ana Paula con la inocencia de una joven de su edad.

-No, hija -respondió su padre con autosuficiencia- los platos voladores no existen!-.

Ana Paula, finalmente, descendió del auto y acto seguido abrió el portón.
Francisco Lo Turco puso primera e ingresó. Cuando tan sólo habían recorrido unos 15 m., asombrado, detuvo el auto porque no podía dar crédito a lo que estaba observando, a través del parabrisas arriba y hacia su derecha un enorme objeto que nada tenía que ver con un aparato convencional estaba detenido a muy pocos metros de altura. Inmediatamente consultó a su esposa y a sus hijas si estaban observando lo mismo que él, la respuesta no se hizo esperar ¡Todos veían lo mismo!, en un abrir y cerrar de ojos los cuatro estaban fuera del automóvil, dejando a este en marcha y con los faros prendidos.
El testigo refiriéndose al objeto expresó – «… era mas bien chato, como si fueran dos platos unidos por sus bordes, uno boca abajo y el otro boca arriba, de un material aparentemente metálico, opaco, no brillaba…»; en su parte más saliente, o sea en el centro o parte ecuatorial del «platillo», giraban constantemente y a rápida velocidad unas luces blancas, éstas – según me expresaron los testigos- se podían apreciar también cuando iluminaban hacia atrás, dando la pauta que eran las luces las que giraban alrededor de todo el objeto. El OVNI tendría unos 14 metros de diámetro y se encontraba sobre el parque a tan solo 12 m. de altura.

Inmediatamente y sintiendo un gran temor, su esposa y su hija menor -María Cecilia- ingresaron a la casa; esta última rogaba casi llorando a su padre y a su hermana para que hicieran lo mismo pero éstos no hacían caso al ruego; sentían temor – no lo niegan- pero no querían perderse ni un sólo detalle de tan sorprendente, misterioso y silencioso objeto.

De vez en cuando se ocultaban detrás del pino que se encuentra junto a la cochera y así, ante cualquier eventualidad, podían ingresar rápidamente a la casa. Cosa que hicieron cuando el silencio fue quebrado por un sonido muy peculiar «…entre viento y turbina, un ruido a aire…» y el objeto comenzó a moverse. Lo primero que pensaron fue que el «aparato» buscaba lugar para descender. Inmediatamente y sin perder un minuto más, Lo Turco subió a su automóvil, que había dejado en marcha, y lo ingresó en la cochera , acto seguido todos se dirigieron apresuradamente a la planta alta para observar desde la ventana de la habitación de las niñas, con vista al frente de la casa (NE.).
Mayúscula fue la sorpresa que se llevaron cuando vieron que el OVNI se había desplazado para detenerse, durante unos segundos, ¡justo frente a la ventana!, a tan sólo 10 m. de altura y a no más de 40 m. de distancia.
Y era en verdad sorprendente pues el sector donde estaba el objeto antes de desplazarse (sobre el parque) no era visible desde la ventana del dormitorio sin asomar medio cuerpo afuera, mientras que en su nueva posición estaba perfectamente a la vista de todos. Una clara impresión quedó en los testigos: la «inteligencia» que controlaba el objeto observaba y a la vez se dejaba observar.
Pasados esos segundos, el OVNI reanudó la marcha lenta y armoniosa en dirección NE, sin modificar demasiado su altura; sorpresivamente cambió de rumbo, desplazándose hacia el Norte, pudiéndoselo observar por detrás de los árboles que hay en esa dirección como una luz blanca destellante (exactamente igual que cuando la vieron por primera vez).

Cuando parecía que finalmente se alejaba en esa dirección viró hacia el Este, efectuando de esta manera una especie de rodeo a los árboles de las quintas vecinas, para alejarse y perderse definitivamente de vista hacia el NE.
Los testigos no pueden saber con exactitud cuanto tiempo duró todo, estiman que entre diez y quince minutos.

En esas circunstancias -me expresaba Ana Paula- «ni se nos ocurrió consultar el reloj», como así tampoco -según me decía su padre- «se me ocurrió tomar la cámara fotográfica que en esos momentos estaba en la guantera del automóvil».
Evidentemente en momentos de mucho nerviosismo y temor, que incluso todavía perduraba a la fecha de la entrevista en la hija más pequeña ante cualquier otra luz, las reacciones de los testigos son impredecibles, en el presente caso hay dos claros ejemplos de ello: la madre de las niñas, cuando ingresó a la casa temerosa, lo primero que hizo fue levantar el auricular del teléfono no con el fin de llamar a alguien para alertar de la presencia de semejante aeronave sino tan solo para saber si el teléfono tenía tono; o en el caso del propio Lo Turco cuando pensando en un posible descenso del objeto prefirió guardar primero el auto -que había quedado en el jardín- y recién después ingresar a la casa.

ALGO MAS SOBRE EL OBJETO

Francisco Lo Turco, junto a su hija mayor, fueron los que por más tiempo tuvieron a la vista el objeto, logrando retener mayores detalles estructurales. Según el testigo el aparato tendría unos 2 ó 2,50 m. de alto aproximadamente.

Las luces que giraban en la parte central lo hacían en sentido izquierdo-derecho, éstas permitían apreciar claramente el contorno y la apariencia metálica del objeto, pues no eran lo suficientemente potentes como para impedir observar detalles. Al preguntarle si podía estimar el tamaño de las luces, indicó con sus manos aproximadamente unos 30 cm.

CONCLUSIONES

Hasta aquí, los detalles de este impresionante avistamiento.

Cuatro testigos altamente creíbles, sin ningún interés de publicidad, estuvieron lo suficientemente cerca de un objeto volador de considerable tamaño que según las características del mismo permite descartar las hipótesis de aparato o máquina convencional (avión, globo, satélite, etc), fenómeno astronómico (La Luna, Venus, otros) o natural (fuegos de San Telmo, rayo globular, etc). Como así también la rara posibilidad de alucinación o algún tipo de delirio psicológico, tan recurrida en estos tiempos.
Indudablemente, en Lobos, el 26 de mayo de 1994, ocurrió UN VERDADERO ENCUENTRO CERCANO.

Las Otras Denuncias
Juan Pablo Gómez

El caso «Lo Turco» no fue la única observación que se registró en el Pdo. de Lobos pero si, en cambio, la primera y la más importante de una serie de avistamientos que allí ocurrieron.
Este avistamiento habría quedado en el ámbito familiar de los protagonistas si no fuera porque a mediados de Junio, en una quinta de fin de semana -muy próxima a la de los testigos- se descubrió una supuesta huella ovni con también supuestas alteraciones en sus proximidades.

Este hallazgo fue el que motivó al Sr. Lo Turco a narrar su experiencia, creyendo encontrar alguna relación con lo vivido por él.
La «huella» en cuestión fue filmada unos días después por el hijo de uno de los dueños de la quinta. A raíz de esta noticia y enterado de que existía tal filmación el Canal 4 local se interesó por los sucesos y los difundió posteriormente a través de su noticiero.
A partir de ese momento el furor OVNI se esparció como un reguero de pólvora. Los testimonios de vecinos que aseguraban observar noche tras noche luces extrañas en el firmamento iban en aumento.
Fue una radio lobense la que informó a «TELEFE NOTICIAS» de los hechos acontecidos hasta ese momento; interesados en estos, el canal de televisión porteño prometió enviar a uno de sus reporteros pero no lo hizo hasta los primeros días de Julio pues otra noticia había sacudido al país, el resultado positivo en el análisis antidoping de Diego Armando Maradona en el Mundial de USA.
Cuando el enviado de Telefe llegó a Lobos – según recordaba el periodista Carlos Jauregui- se encontró no sólo con la «huella» y el caso «Lo Turco» sino también con una filmación de una luz obtenida por el Canal 4 en las inmediaciones del Parque Municipal, precisamente el 28 de Junio de 1994… era la cereza que remataba la torta.
Finalmente, cuando la calma retornó, se iniciaron las pesquisas correspondientes y como era de esperar, muchos de los avistamientos tuvieron su explicación.
Veamos con mayor detalle algunos de ellos:

Domingo 12 de Junio

Se descubrió en la quinta de las familias Caracciolo-Bruno, -a tan solo 100 m. de la casa de Lo Turco- una marca circular de unos 7 m. de diámetro, con un anillo concéntrico de unos 15 cm; donde el pasto se encontraba chamuscado. Próximo a la marca (unos 4 m.) se descubrió un pequeño platano seco y, a decir de los dueños de la quinta, la piscina presentaba una pequeña falta de agua. También se habló de la aparición de un perro muerto en extrañas circunstancias.
Lamentablemente a esta marca no se le realizó análisis de suelo alguno.

Un mes después del descubrimiento (Julio 1994) -con mucha lluvia de por medio- la misma era casi imperceptible. Si bien está próximo en tiempo y lugar a la observación del 26 de mayo considero que no se puede afirmar que se trate de una genuina huella OVNI, de hecho no se puede descartar la posible intervención de un fenómeno meteorológico (tipo rayo en bola).

Con respecto a la supuesta falta de agua en la pileta bien pudo ser debido a una pequeña grieta en la misma, y en cuanto al animal muerto, éste no se encontró el mismo día del descubrimiento, sino unos días después, y no hubo nada extraño en el deceso.

28 de Junio. 20.30 hs

El Canal 4 local, filmó desde el parque municipal una luz en el firmamento, en dirección Oeste. Dicha filmación fue transmitida por el canal capitalino TELEFE. En la misma se aprecia una luz puntual blanca, estática, excepto por los movimientos de la cámara y las deformaciones del zoom.

Según los testimonios del periodista Carlos Jauregui y del camarógrafo, de apellido Sinadaio, la misma se encontraba a unos 70º sobre el horizonte.

En cambio, para Ezequiel Suarez – que fue quien alertó al canal- la extraña luz que motivó su denuncia, de coloración blanco anaranjada, en realidad era visible a baja altura del horizonte Oeste, a menos de 10º. Incluso éste último, recordando la noche de la filmación, me comentó el hecho de que el camarógrafo no filmaba el supuesto OVNI que él y un amigo le señalaban sino otra luz a mayor altura y de mayor intensidad luminosa. Esa noche se corre el rumor que se trataban de dos, y no uno, los Objetos Voladores No Identificados.
De acuerdo a la investigación realizada, muy probablemente todo se trató de una confusión astronómica generada por la expectación que había despertado la noticia de los hechos en la zona de las quintas.

Los comportamientos de ambas luces no difieren con la de un objeto astronómico. Incluso, el propio Jauregui comenta que decidieron ir a filmar porque, de acuerdo a lo que aseguraban los vecinos, hacia dos o tres días que aparecía esa luz.
Consultando una carta celeste de ese día y a esa hora uno descubre que casualmente Júpiter estaba a unos 70-75° de altura (la ubicación del objeto filmado por el Canal) y Venus estaba próximo a desaparecer bajo el horizonte (de ahí su tonalidad algo rojiza).

28 de Junio 21.30 hs

Desde la estación de servicio «PUMA», ubicada sobre la ruta 41 a metros del cruce con la ruta 205, un grupo de personas intentaba localizar los OVNIs que el Canal 4 había filmado pero nada extraño veían.

De repente uno de ellos alerta al grupo sobre la aparición de dos luces que eran visibles a baja altura del horizonte N-Ne. Las mismas comenzaron a evolucionar con trayectoria rectilínea y en un momento, en sentido opuesto, se cruzaron. Una se perdió bajo el horizonte y otra se fue alejando paulatinamente.
Casi con seguridad se puede afirmar que se trató de dos aviones en procedimiento de aterrizaje o despegue en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, o bien en la maniobra de espera..
Los tres casos que siguen fueron obtenidos durante el transcurso de la investigación en los días subsiguientes, por lo tanto no tuvieron difusión pública como así tampoco, al día de hoy, una explicación.
El día 12 de julio, el matrimonio compuesto por María Inés y Eduardo (nos reservamos su apellido) – que estaban construyendo su casa a unos 200 m. de la de la familia Lo Turco, por lo que todavía no vivían en el lugar- habían ido, como tenían por costumbre, a darle de comer a su perro.

De regreso, ya en la camioneta, a eso de las 9 de la noche, ambos observaron, en dirección noreste, una intensa luz más o menos circular de color blanca que aparentaba estar detenida a poca distancia de su ubicación y a unos 30 grados sobre el horizonte. Para observar mejor, decidieron descender del vehículo. Primero lo hizo María Inés, y detrás, con una linterna en mano, bajó Eduardo. Esa luz permanecía inmóvil, recuerdan los testigos, y en completo silencio cuando de repente «se apagó», desapareció. Entonces, el marido dirigió la linterna hacia el lugar donde la luz había estado y procedió a prenderla y apagarla varias veces.

Grande fue la sorpresa cuando ésta volvió a aparecer pero, en esta oportunidad, mucho más cerca. Ya con cierto temor, Eduardo le sugirió a su mujer que, si esa luz continuaba acercándose, se arrojara debajo de la camioneta, aunque dicha acción no fue necesaria porque la luz volvió a desaparecer, definitivamente.
Los otros dos casos ocurrieron en los alrededores de la conocida laguna de Lobos, ya entrado el mes de Agosto.
El primero de estos aconteció el día 6 y tuvo como testigo a la enfermera Elma Ramos, en ese entonces, encargada de la sala de primeros auxilios. Siendo las 20 h., Elma, se encontraba en el patio de su casa tendiendo la ropa cuando observó sobre su cabeza una luz blanca brillante, a baja altura, de forma circular y del tamaño similar al de la Luna llena.

De repente, un flash que «iluminó todo como si fuese de día» encegueció a la testigo, obligándola a bajar la vista. En ese mismo momento, su perro comenzó a gemir lastimosamente, y visiblemente asustado intentó ingresar al interior de la casa. Una vez que la enfermera recuperó la visión, pudo apreciar que esa luz se «apagó» cuando se alejaba en dirección NE.

Cabe señalar que durante toda la experiencia no se escuchó sonido alguno.
El segundo hecho extraño ocurrió a las 2.30 de madrugada del día 8.

Los testigos fueron dos agentes de Policía (quienes prefirieron mantener el anonimato) del destacamento de la Laguna.

A la hora mencionada, los agentes transitaban por la ruta de acceso a esta, en una de las camionetas patrullas, cuando comenzaron a observar frente a ellos una luz blanca, muy potente.

En primera instancia pensaron en un automóvil que se aproximaba en sentido contrario, pero, a medida que avanzaban, nunca llegaban a cruzarse con el supuesto coche que, curiosamente, siempre mantenía la misma distancia. En un momento dado, la luz aumentó a tal punto su intensidad que obligó a los testigos ¡ a bajar el parasol de la camioneta!.

Así continuaron durante los 4 km. que les faltaban para llegar al destacamento -que está ubicado unos 100 metros antes de la laguna -; una vez arribado a este, observaron atónitos como la luz, en vez de tomar la curva que allí existe, siguió de largo y se alejó laguna adentro, a gran velocidad