1.413
Hemos expresado en escritos anteriores que quizás el rasgo de mayor extrañeza con que se manifiestan las anomalías OVNI es el de su comportamiento, el cual permite calificarlos prima facie como fenómenos no naturales. Nos referimos concretamente a lo que en muchas ocasiones los testigos han definido como conducta «inteligente» y que nosotros preferimos por ahora denominar alternativamente como intencional.
En su tantas veces citado Flying Saucers; a modern myth of things seen in the skies , ya Carl Jung había advertido claramente esta inusual característica; decía al respecto:
«Su vuelo semeja al de un insecto volador. Como éste, el OVNI puede quedar suspendido sobre un objeto interesante durante cierto tiempo, o moverse en círculos alrededor del mismo, inquisidoramente, para de pronto lanzarse hacia otros objetos, volando en zigzag».
Y más adelante agregaba:
«Sus vuelos no parecen estar basados en ningún sistema reconocible. Se comportan más bien como un grupo de turistas observando el paisaje de modo no sistemático, deteniéndose ahora aquí por un rato, y ahora allá, siguiendo erráticamente primero un interés y luego otro, a veces disparándose a enormes altitudes por razones inexplicables, o efectuando evoluciones acrobáticas delante de las narices de exasperados pilotos».
A propósito de lo que denominamos comportamiento intencional, es interesante citar aquí al eminente psicólogo William McDougall, el creador de la teoría hórmica, (del griego «horma» que significa impulso vital o impulso hacia la acción) quien enumeró los rasgos de la conducta o los actos de los seres vivos que permiten diferenciarlos, mediante la observación , de la simple acción mecánica. Algunos de tales ítems son los siguientes:
1. Cierta espontaneidad de movimiento.
2. Persistencia de la actividad con independencia de la continuidad de la impresión que pueda haberla iniciado.
3. Variación de la dirección de los movimientos persistentes.
4. Terminación de los movimientos tan pronto como hayan producido un tipo particular de cambio en la situación.
5. Preparación para una nueva situación, hacia cuya producción contribuye la acción.
Las mencionadas características pueden proporcionar un cartabón de referencia útil cuando se trata de definir la opción de si los OVNIs son fenómenos naturales o intencionales.
Expondremos a continuación una limitada muestra de incidentes que se distribuyen en tres clases de conductas en las cuales los OVNIs han variado sus trayectorias de manera inequívoca ante la irrupción de ciertos estímulos. En tales eventos los fenómenos anómalos parecen encauzar sus desplazamientos en relación directa con personas, aeronaves o automotores, dando la impresión de reaccionar de modo diverso ante su presencia.
1. Casi- colisión con vehículos aéreos ( civiles, comerciales y militares).
En dichos casos aparecen con claridad movimientos de aproximación al objetivo, primero, seguidos de bruscos cambios de dirección para soslayarlo.
21 de noviembre, 1965. Cerca de Resistencia, Chaco. 21:45.
Diez kilómetros antes de arribar al aeropuerto de Resistencia, el piloto de un Caravelle, de Aerolíneas Argentinas, comandante Domingo V. Longo, vio un objeto luminoso a casi 90 grados del rumbo de la aeronave. Al principio, el aviador creyó que era una estrella, luego le pareció un avión con los faros encendidos.
Cuando el objeto se acercó en línea recta hasta unos 100 metros de la aerolínea toda la tripulación pudo percibirlo. El fenómeno fue descrito como una luz azulada muy brillante, parecida a la que emiten los reflectores que utiliza la Aeronáutica, pero opaca y de doble tamaño de la Luna llena.
A pesar de su intensa luminosidad no producía encandilamiento a los observadores. con rumbo de colisión. En ese preciso instante, el OVNI modificó su dirección, y se elevó raudamente en el espacio. Esta maniobra elusiva fue igualmente vista por el personal de la torre de control del aeropuerto.
En su desplazamiento el objeto pareció a punto de colisionar con el Caravelle, a punto tal que el copiloto Pedro Bassi, quien piloteaba en ese momento, decidió realizar una brusca maniobra -viró rápidamente 30 grados, hacia rumbo 300- para evitar chocar con el objeto que se acercaba a toda velocidad. El objeto efectuó, en fracción de segundo, dos movimientos prácticamente simultáneos: se detuvo con raro efecto de resorte, y se proyectó hacia arriba en forma vertical, desapareciendo rápidamente. Según la impresión de los tripulantes, si el fenómeno luminoso hubiera continuado avanzando en lugar de elevarse, no cabe dudas que habría chocado con ellos.
(Fuente: Uriondo, O.A. El problema científico de los OVNI , Buenos Aires, Plus Ultra, 1968, p. 144).
25 de agosto, 1975. Sobre Tacuarembó (Uruguay).
La tripulación y alguno de los pasajeros de un Vickers Viscount, de Pluna, proveniente de Asunción del Paraguay, pudieron observar una luz blanca a la izquierda y un poco más abajo del avión.
El comandante, suponiendo que tenía en las cercanías otra aeronave, se comunica con la torre de control para corregir las trayectorias.
Desde la torre le dicen que ningún otro vuelo estaba registrado allí. Pensando que podría tratarse de una pequeña avioneta o un avión contrabandista, y en la prevención de un accidente, hizo notar su presencia encendiendo y apagando las luces de su avión. Para sorpresa y temor de todos los observadores, al encenderse los faros de aterrizaje, aquella luz se acercó vertiginosa y peligrosamente al avión, para enseguida e inmediatamente retornar a su posición original. Esta maniobra, imposible para una aeronave normal, ocurrió un par de veces. La luz acompañó al avión durante algunos instantes y luego empezó a alejarse hacia el este
(Fuente: Informe de CRIDOVNI, organismo oficial de la Fuerza Aérea del Uruguay; lleva el registro nº316).
Octubre 18, 1973, Mansfield, Ohio. 22:30.
En esa fecha, un helicóptero UH-1H de la Reserva Aérea de los Estados Unidos, volaba a unos 750 metros sobre el nivel del mar. Su tripulación estaba compuesta por el capitán Lawrence J. Coyne, el teniente primero Arrigo Jezzi (ingeniero químico), el sargento John Healy (policía de Cleveland) y el sargento Robert Tanacsek, técnico en computación).
Cuando volaban en las proximidades de Mansfield, los aviadores notaron una luz roja en el horizonte Sudeste, que se aproximó rápidamente al helicóptero (“vino desde el horizonte hasta nuestro aparato en apenas 10 segundos”) intensificando su luminosidad. Cuando la colisión parecía inminente, obligando al capitán Coyne a efectuar un movimiento de esquive, colocando el helicóptero en posición de descenso rápido, la luz desconocida modificó su curso y se detuvo arriba y al frente de la aeronave., a unos 150 metros de distancia . Permaneció detenido por unos segundos (10 ó 12); luego aceleró, alejándose hacia el Oeste, manteniendo su intensidad, y pareció ejecutar un decidido giro de 45 grados a la derecha, para perderse finalmente de vista en dirección del lago Erie. Según la descripción de los testigos, el objeto tenía forma de cigarro grueso, con una luz roja adelante; su estructura parecía metálica, color gris, y sin ningún otro rasgo o marca visibles . Cuando el OVNI se colocó sobre el aparato, éste último se encontraba a 450 metros de altura y continuaba descendiendo, pero cuando el objeto se alejó hacia el norte, el altímetro indicaba una altitud de 1150 metros . Vale decir que el helicóptero se elevó abruptamente 700 metros en pocos segundos; maniobra materialmente imposible de efectuar sin sufrir daño alguno. A la vez, el transmisor de radio, que se había interrumpido súbita e inexplicablemente al aproximarse el objeto , volvió a funcionar con normalidad.
(Fuentes: Son varias, v.g. The APRO Bulletin , set.-oct., 1973; Zeidman, Jennie, En: Flying Saucer Review . vol.22, nº4, nov.1975, p.15; vol.23, nº4, 1977, p.16. Art. en: Story, Ronald D.(editor) The Encyclopedia of UFOS, pág.93).
2. Acompañamiento de aeronaves.
También con frecuencia, los OVNIs siguen el vuelo de los aviones, acompañándolos a veces a corta distancia, y por trayectos prolongados e incluso realizando evoluciones en torno de ellos
31 de julio, 1995. San Carlos de Bariloche. Noche.
Los cuatro tripulantes del Boeing 727-200, (vuelo ARG-674) de Aerolíneas Argentinas, cuando se aprestaban a efectuar su aterrizaje en el aeropuerto de Bariloche, observaron a babor de la aeronave la presencia de un extraño fenómeno luminoso . Consistía en una configuración triangular de luces verdes y anaranjadas, que conservando su disposición relativa, acompañaron el vuelo descendente de la aerolínea, por un lapso de 3 ó 4 minutos, a corta distancia del aparato. Al abortar el aterrizaje, a raíz del imprevisto apagón en la aeroestación, mientras que el Boeing efectuaba la maniobra reglamentaria de «escape» hasta los 10.000 pies de altitud, su acompañante se alejó en otra dirección.
(Fuente: Gómez, J.P. y Uriondo, O.A ( Informe sobre el caso Bariloche ; en Gaceta OVNI, pág. Web).
23 de setiembre, 1984. Sobre Villa Ocampo, Provincia de Santa Fe. 20:40.
Un avión Piper turbohélice, de ocho plazas, matrícula LV-MEE, al mando del piloto Carlos Sorini, con cinco pasajeros a bordo, cumplía el vuelo Córdoba-Resistencia. Cuando se hallaba a unos 80 km . de su destino, y a 5.700 m de altitud, repentinamente un objeto circular, muy luminoso, con luces de coloración cambiante: blanco, anaranjado y rojo; algo mayor que el avión, se cruzó velozmente por la izquierda (babor) hacia la proa.
Al poco, volvió desde atrás por la derecha (estribor) hacia proa; durante 20 minutos el objeto estuvo en distintas posiciones entorno al avión, realizando evoluciones impropias para una aeronave convencional. La irrupción del fenómeno produjo la alteración de todos los instrumentos de a bordo ( radiocompás y el indicador horizontal).
Antes de llegar al aeropuerto de Resistencia, el OVNI abandonó la persecución y se alejó a gran velocidad. El incidente fue visto también por tres aviones comerciales que volaban en la zona.
(Fuente: El Diario , Resistencia, 1 de junio de 1994; Díaz, A. Caso Bariloche; 31 de julio de 1995, . pág. 8).
18 de junio. 1968. Sobre La Guardia, Catamarca. 16:25.
Un avión Cessna 182, LV-ITR, despegaba desde Villa Dolores a las 16 hs., rumbo al Norte, al mando de Jorge Raúl Scassa Suter, llevando como pasajero a Rubén Andrawos.
Cuando volaba sobre La Guardia, a 2.250 m . de altura, con perfecta visibilidad, se aparece desde atrás y a la derecha (estribor), un OVNI (de 30 m .) con forma clásica y color gris azulado, sin luces ni otros detalles; distaba unos 1.000 m .
Las comunicaciones radiales se dificultaban o se imposibilitaban, pero nada en el avión se alteró. El OVNI los superó, colocándose a proa unos segundos y luego con fantástica aceleración. Se perdió de vista en segundos.
Entonces se restablecen las comunicaciones. A los pocos minutos regresa vertiginosamente (presumiblemente el mismo OVNI) desde el mismo sector, deteniéndose a pocos metros a proa, balanceándose; repitiendo enseguida la misma fuga.
(Fuente: Díaz, A. Caso Bariloche ; 31 de julio de 1995 , pág. 7).
3. Movimientos de huída y evasión.
Por otro lado, la presencia de aeronaves puede provocar en los OVNIs una reacción de signo opuesto, esto es de escape . Recuérdense al respecto los informes del Proyect Blue Book, de EE.UU., publicados por Ruppelt, en los cuales se narran las reiteradas e infructuosas persecuciones de OVNI por cazas de reacción –los famosos carrouselles – y se evidencia además como tales maniobras sugieren a veces el idea de un juego interactivo – una especie de “gato y ratón”- por parte de los objetos, alejándose de los jets perseguidores y luego retardando hasta ser nuevamente alcanzados. Los fenómenos se exhiben abiertamente, pero conservan una prudente distancia. Display y elusión parecen ser la constante en estos casos.
29 de julio, 1952; cerca de Port Huron, Michigan. 21.40.
Los radares terrestres recogieron el eco de un blanco no identificado que se movía a 1.000 km/h . Se alertó entonces a un caza F-94 y se lo dirigió hacia el objeto.
El piloto del avión, capitán Ned Baker, percibió a 6.000 metros de altura una luz azulada varias veces más grande que una estrella. En seguida la luz cambió su color al rojo, a la vez que fue disminuyendo de tamaño, como si se alejara.
De improviso, giró en un ángulo de 180 grados. En ese momento el OVNI se hallaba a 6 kilómetros del F-94 y tanto el radar de a bordo como el de tierra mantenía su registro, que era neto y fuerte, semejante al producido por un avión. Pero cuando el radarista de a bordo, teniente Guy Sorenson, avisó al piloto que la velocidad del caza-interceptor estaba superando la del objeto desconocido, éste, repentinamente, aceleró de tal modo que en el tiempo de una sola rotación de la antena del radar duplicó la distancia que lo separaba de su perseguidor, y dejó de ser visible en la pantalla.
La cacería continuó durante diez minutos más, siempre con el mismo juego: cuando el avión se acercaba, el OVNI aceleraba vertiginosamente y lo dejaba atrás. Esto sucedió varias veces hasta que el F-94, agotado su combustible y retornó a su base. Cuando la aeronave abandonó por fin la persecución, el blanco no identificado redujo su velocidad a sólo 320 kmh.
(Fuente: Ruppelt, E. The report on Unidentified Flying Objects , New York, Doubleday, 1956. p. 167).
Invierno de 1965. Base aeronaval de Punta Indio, Prov. de Buenos Aires.
Una mañana, cuando apareció en la pantalla del radar un blanco no identificado (en días anteriores ya se habían detectado en varias ocasiones la presencia de ecos similares, a veces solos, otras veces en formación, y otras acercándose o persiguiendo aviones en vuelo) desde la torre de control se ordenó que descendieran todos los aviones en vuelo y que decolara de inmediato un aparato North American, de entrenamiento avanzado, con el fin de interceptar al objeto desconocido.
Como éste no era visible a ojo desnudo, el avión, piloteado por el teniente de navío Federico N. Machain, fue guiado hacia su objetivo.
La cacería resultó infrecuencia, pues el OVNI eludía siempre con toda facilidad -ora cambiando de rumbo, ora aumentando la velocidad- las tentativas del NA por aproximarse, Este juego se mantuvo por espacio de media hora. En determinado momento el piloto a simple vista tuvo una percepción fugaz del objeto a su derecha- no pudo detectar más que un brillo-; pero simultáneamente el avistaje fue confirmado desde tierra por el radar y en la pantalla del mismo apareció el OVNI a la derecha de la aeronave .
(Fuente: Nielsen, Salvador. Sí; los platos voladores existen . (En: Panorama , set. 1967, p. 97).
Septiembre 19, Teheran, Irán.
Alertado por numerosos llamados de ciudadanos locales, el comando de la Fuerza Aérea Iraní , decidió enviar dos interceptores F-4 Phantom a investigar la presencia en el cielo de extraños objetos luminosos.
El primero de los aviones debió abortar su intento, al interrumpirse de modo inexplicable sus comunicaciones y perturbarse el instrumental de a bordo.
El segundo F-94, en cambio, pudo detectar visualmente y con su radar al OVNI. La “luz” aparecía como una configuración rectangular de luces que destellaban con multiplicidad de colores cambiantes. A pesar de que el piloto aceleró su avión con el propósito de acercarse al fenómeno, no logró hacerlo pues éste aumentaba su velocidad simultáneamente.
De este modo, la persecución se mantuvo en curso hacia el sur de Teheran; cuando de repente un segundo objeto, muy brillante y más pequeño, surgió del primer OVNI y desplazándose a gran velocidad, se dirigió directamente hacia el F-4. El piloto (teniente Fafari), se preparó para lanzar sus misiles, pero el sistema de control no funcionó y simultáneamente perdió toda comunicación de radio.
Ya sin otro medio defensivo, el piloto viró bruscamente y zambulló su F- 4 a fin de evadir lo que parecía ser un proyectil lanzado desde el OVNI.
Esta maniobra no fue exitosa; mientras que el F-4 realizaba su descenso, el objeto modificó su curso y siguió al avión a una distancia estimada entre 3 o 4 millas ; luego aumentó su velocidad y se elevó para reunirse con el OVNI más grande.
La tripulación del F-4 interrumpió su maniobra evasiva y de nuevo siguió al objeto. En ese momento el sistema de control de armas y las comunicaciones volvieron a ser operativas.
Mientras la tripulación observaba y perseguía al OVNI, otro objeto menor pareció emerger del costado del mismo y se zambulló a gran velocidad hacia tierra, donde se posó suavemente sobre una colina, irradiando una luz muy intensa que abarcaba un área de 2 ó 3 kilómetros .
Por su parte, el OVNI mayor, se alejó a una velocidad calculada en muchas veces la velocidad del sonido y terminó por desaparecer.
(Fuente: Story, Donald D. The Encyclopedia of UFOS , pág. 359).
Todos los avistamientos mencionados en el muestreo precedente se encuadran en los llamados «casos aeronáuticos».
Precisamente sobre este tipo de eventos, el entonces jefe del Project Blue Book, capitán Edward J. Ruppelt y el mayor Dewey Fournet intentaron en 1953 determinar si el movimiento de los OVNIs estaba verdaderamente controlado de modo inteligente. El propósito básico de tal estudio era llegar a conocer si los movimientos de los OVNIs reportados tenían carácter azaroso u ordenado.
Mientras que en el movimiento al azar no hay patrones aparentes o propósitos en sus trayectorias de vuelo, no ocurre en cambio lo mismo, por ejemplo con el vuelo de una bandada de golondrinas cuyos movimientos muestran un patrón definido controlado intencionalmente, hacia una finalidad.
Basados en el examen de varios centenares de casos bien detallados y clasificados como «desconocidos», el estudio arribó a la conclusión no oficial , luego de un riguroso tamizado crítico, que algunos pocos informes» probaban más allá de toda duda que los OVNIs estaban controlados inteligentemente por personas con cerebros iguales al nuestro o incluso sobrepasánlos por lejos». (pág. 219).
Sin embargo, en enero de 1953, el Panel Robertson, un grupo de científicos convocados por la Casa Blanca y promovido por la CIA, para evaluar las evidencias reunidas en el Project Blue Book, descartó dichas conclusiones, aduciendo que ellas se fundaban en datos circunstanciales aportados por testigos visuales, de modo tal que no podían aceptarse como «pruebas científicas».
No obstante, cabe acotar que la reticencia del panel se refería a la hipótesis extraterrestre, sugerida por el mayor Fournet, pero no refuta la posibilidad de que existiera un fenómeno anómalo subyacente a los informes.
En los casos de Encuentros Cercanos la intencionalidad es evidente.
Cuando objetos estructurados, de conformación anómala, vistos en el suelo y luego despegando vuelo al acercarse los testigos o ante la simple presencia de los mismos, no cabe duda alguna de que el comportamiento de los OVNIs sólo puede interpretarse como un acto inteligente.
Rescataremos tres episodios, sintéticamente relatados, que ejemplifican esta categoría de acciones:
En Socorro, New Mexico, el 24 de abril, 1964, donde el policía Lonnie Zamora observó posado en tierra un objeto elíptico, color blanquecino, con dos pequeñas figuras humanas cerca de él.
Al aproximarse Zamora, una de las figuras se volvió hacia él y lo miró. Luego ambas desaparecieron dentro de la nave, que despegó enseguida, primero verticalmente y luego alejándose en vuelo horizontal.
O en Valensole, Francia, la mañana del 1ero. de julio, 1965. Allí, el agricultor Maurice Masse vio que sobre su campo de lavanda se hallaba detenido un artefacto con forma de pelota de rugby, sostenido por seis patas conectadas a un pivot central. Junto al objeto había también lo que pensó inicialmente eran “dos chicos como de ocho años”.
Al acercarse al objeto, comprobó que no se trataba de niños, sino de entidades humanoides, de extrañas características. Una de ellas se volvió hacia Masse y le apuntó con un dispositivo, semejante a un lápiz. En ese instante el testigo quedó paralizado . Tan sólo pudo ver que las entidades reingresaban a su “máquina” la cual despegó silenciosamente y en pocos metros desapareció.
Otras veces, en eventos mucho más complejos, como el de Trancas, provincia de Tucumán, (ampliamente conocido) los objetos anómalos realizan un verdadero asedio sobre grupos de testigos e instalaciones diversas, por lapsos muy prolongados.
O rescatemos como ejemplo aún más impactante, el verdaderamente asombroso caso de Boainai, Papua, Nueva Guinea (26 de junio, 1958). Este incidente, (considerado ya un clásico en la ufología mundial) involucró a más de 25 testigos, entre ellos el reverendo William Booth Gill, sacerdote anglicano y graduado de la Universidad de Brisbane, y en esa circunstancia ocurrió un intercambio de saludos entre los observadores en tierra y las “entidades” percibidas en el OVNI.
La bibliografía concerniente a los dos arriba mencionados sucesos es muy amplia, por lo que no los detallaremos en este breve artículo.
También, al igual que en los casos aeronáuticos, los OVNIs «persiguen» a los automotores en una actitud de aparente curiosidad o al menos de interés por el móvil.
2 de agosto, 1962. Ruta nacional nº 2, Buenos Aires-Mar del Plata. 01:40.
En las primeras horas de la madrugada del jueves 2 de agosto, el ingeniero Ricardo W. Sommi y su esposa Irene Rodríguez , vecinos de Chascomús, viajaban en su automóvil desde La Plata hacia aquella ciudad. Después de haber cubierto el tramo a Olmos, a poco andar, ambos testigos fueron sorprendidos por un intenso resplandor que al principio atribuyeron a las luces de faros muy potentes proyectados por algún automotor que marchaba después de ellos.
Sin embargo, al darse vuelta advirtieron que la luminosidad, de tipo fluorescente, era tal que impedía ver hacia la parte posterior del camino. Al acostumbrarse los ojos a la luz, se percataron con estupor que, apareado a su vehículo, más o menos a la altura del capot, circulaba un tubo de forma cilíndrica, que además del resplandor emitía chispas rojizas. durante un trayecto aproximado. El artefacto marchó paralelamente al camino de 15 kilómetros . El ingeniero Sommi aceleró más la marcha sin lograr empero desprenderse de su extraño perseguidor. Sólo poco antes del descanso El Atalaya, el cilindro se internó en los campos linderos y rato después desapareció.
(Fuente: La Razón , 4 de agosto, 1962).
Citemos también que las exhaustivas investigaciones realizados por los grupos Hemisferio y CEFU en la provincia de La Pampa, durante los últimos años, pusieron de manifiesto la existencia de fenómenos luminosos cuyo comportamiento poseían las notas de intencionalidad que estamos examinando.
Así, decían los investigadores: “Algunos de estos fenómenos parecen interactuar con el observador. Avanzan a la par de uno, muy cerca, se detienen cuando uno se detiene, pero si se siente pánico éstas se alejan. Camioneros, policías, pilotos y pobladores en general han hecho idéntica referencia. Cuando se habla de un fenómeno “inteligente” se hace incapié en el factor de la interacción entre luz y testigo. No estamos hablando de destellos lejanos sino de cuerpos luminosos que se ponen a escasos metros de la gente y a los vehículos, acompañándolos largos tramos de camino, respondiendo a la iniciativa del testigo, tal como si manifiestan una voluntad propia, que es imposible de compararse con otros fenómenos naturales, a cuya lista se recurre sin éxito para tratar de comprender lo que estudiamos”.(v. ¿Qué ocurre en La Pampa ?. En Gaceta OVNI , pág. Web)..
Uno de los episodios más espectaculares, que surge de aquel prolijo relevamiento de la casuística ufológica en La Pampa, es el denominado caso Bernal-Felipe-Sánchez.
El dossier elaborado por los investigadores es muy extenso, pues la duración del fenómeno involucrado en este notable suceso se prolongó durante más de 5 horas, sobre una trayecto de ruta de casi 380 kilómetros .
Sólo detallaremos aquí –reproduciendo casi textualmente el informe – un pasaje del evento en el cual se manifiesta claramente la conducta intencional del OVNI.
En el lugar denominado La Chaqueña, la noche del 24 de agosto de 1996, tres cazadores, Enrique Bernal, Manuel Felipe y Jorge Sánchez se conducían en una camioneta sobre la ruta nº10.
De pronto, a unos 200 metros , y entre un médano que corta y cruza la ruta, se observó detenido un objeto elíptico, enorme – su diámetro superaba los 50 metros- y fuertemente iluminado, ligeramente elevado sobre el camino.
Era como una luz celeste semejante a la de soldadura eléctrica, y tenía un orificio central que despedía un haz de luz blanco que era el que los iluminaba intensamente.
Bajo el cuerpo principal había hileras de luces multicolores que cambiaban rítmicamente la tonalidad, y a los costados de la elipse se hallaban suspendidos dos cuerpos elípticos más pequeños.
Los testigos subieron entonces a su camioneta y partieron raudamente; en ese momento, la enorme masa luminosa se elevó y se aproximó al vehículo de los cazadores a no más de 150 metros . Claramente tenía la intención de navegar cerca de la camioneta pues se ponía de un costado y después de otro. Los testigos afirmaron que había momentos en que el objeto parecía materializarse y desmaterializarse para aparecer en otro lugar.
“Parecía querer demostrar todo lo que podía hacer porque se movía en direcciones distintas en milésimas de segundo, delante y detrás nuestro, iluminándonos con haces de luz verde cuando pasaba por arriba nuestro.
Por momentos viajaba por encima de los alambrados y en otros se ponía se ponía delante, de la mano contraria siguiendo nuestra misma velocidad. Es algo imposible de describir, parecía estar jugando con nosotros”.
Realizando este juego de escolta acompañó al vehículo hasta unos kilómetros antes de la ciudad de Telén,
El fenómeno luminoso anómalo continuó ininterrumpidamente la “persecución” hasta la provincia de Buenos Aires, a 5 kilómetros de la localidad de América, donde, en el cruce de las rutas 33 y 70, el OVNI se detuvo sobre la intersección y allí desplegó toda su capacidad luminosa. Instantes después el OVNI se elevó y desapareció.
(Fuente: Gaceta OVNI , año 0, nº1).
Con mucha frecuencia, suceden incidentes en los cuales los objetos anómalos simplemente muestran una actitud que bien podría definirse como una exhibición , un mostrarse ante los ocasionales testigos, sin otro propósito aparente.
Ello ocurre, por ejemplo, en el caso que se narra a continuación:
En la madrugada del 29 de julio de 1968, el señor Néstor Norberto Notario, conocido periodista radiofónico, viajaba en dirección a Mar del Plata, por la ruta º2, con su esposa y otros dos acompañantes.
Poco después de La Atalaya observaron en el firmamento algo similar a una gran estrella que irradiaba destellos que variaban del rojo al azul y de éste al blanco.
Estaba animada de un desplazamiento errático, corriéndose de izquierda a derecha y viceversa. Minutos después la perdieron de vista. Pero al llegar al km. 273 ó 274 sucedió lo increíble.
Eran las 3:15 de la madrugada, cuando súbitamente, por el oeste, apareció un enorme elemento que Notario describirá como “una palangana dada vuelta” y cuya dimensión aproximada podría compararse con la de un vagón de ferrocarril.
En su parte inferior, el fenómeno presentaba una luminosidad semejante al hierro fundido al blanco “como el arco de una soldadura eléctrica”. A intervalos cobraba otras tonalidades, pero siempre semejando a un material en ignición. Su velocidad de traslación era de unos 60 a 70 kilómetros por hora.
Cuando el cuerpo lumínico cruzó la ruta, lo hizo a reducida altura, quizás no más de 500 metros . En ese instante se interrumpieron todos los contactos eléctricos del vehículo y se apagaron motor y luces. Ayudado por el resplandor que despedía el artefacto (“parecía haberse hecho de día”), Notario logró estacionar su automóvil.
El fenómeno prosiguió suavemente su vuelo, sin producir ruido alguno, y luego de aproximadamente dos minutos se posó bruscamente en el suelo. Lo curioso del incidente es que cuando el OVNI superó la ruta en 200 ó 250 metros , las luces del coche se volvieron a encender sin que mediara acción alguna de sus ocupantes. El objeto permaneció detenido durante un tiempo considerable, a tal punto que los conductores de unos diez automóviles alcanzaron a detener su marcha para observar el espectáculo.
Luego de 45 minutos, el matrimonio Notario se retiró del lugar, mientras que el extraño elemento permaneció otros minutos
(Fuente : La Capital , Mar del Plata, 30 de julio, 1968).
Mencionaremos también, a título de ejemplo, el episodio de Trans-en-Provence, Francia, del 8 de enero de 1981.También en esa instancia, el descenso del OVNI ocurre en las proximidades de una finca y del testigo, Sr. Renato Nicolai, y dejó huellas circulares en el suelo.
Alrededor de la cinco de la tarde, Nicolai se hallaba trabajando detrás de su casa, construyendo un protector de concreto para una bomba de agua, cuando se atención fue atraída por un suave silbido, como el zumbido del viento; el testigo se volvió en esa dirección y vio una máquina en el aire a la altura de dos pinos situados en el borde de su propiedad.
El objeto iba descendiendo hacia el suelo Tenía la forma de dos platos, uno invertido sobre la parte superior del otro; era de color plomizo oscuro y mediría alrededor de 1,5 metros de altura. Según el relato del testigo, el movimiento del objeto era rápido y continuo, sin cambios repentinos de velocidad, y no se detuvo hasta el instante en que estableció contacto con el suelo, a unos 30 metros de Nicolai.
El aterrizaje ocurrió de manera muy rápida, cayendo verticalmente como una piedra. Allí permaneció inmóvil durante algunos segundos.
En ese lapso el testigo se acercó para tener una mejor visión del fenómeno; pero éste de repente se elevó verticalmente, se inclinó, para luego alejarse en el cielo hasta desaparecer.
(Fuente: Velasco, Jean-Jacques. Report on the analyisis of anomalous physical traces: the 1981 Trans-en-Provence UFO case . En: Journal of scientific exploration , vol. 4, nº1,1990, p.27)
El 26 de julio de 1994, en la localidad de Lobos, provincia de Buenos Aires, sucedió un notable incidente de casi-aterrizaje de un elemento luminoso anómalo.
Siendo las 22:30, la familia Lo Turco (integrada por el comerciante Francisco Lo Turco, su esposa y dos hijas de 12 y 9 años respectivamente) regresaban a su finca, ubicada a un kilómetro del centro de la ciudad.
Cuando ya habían ingresado con su automóvil, observaron, a través del parabrisas arriba y hacia su derecha un enorme objeto –“como dos platos unidos por sus bordes y de un material con apariencia metálica, opaco, no brillaba…”- detenido a muy pocos metros de altura.
De su parte ecuatorial giraban constantemente y con gran velocidad unas luces blancas. El objeto empezó a moverse, produciendo un sonido muy peculiar “entre viento y turbina”.
La familia Lo Turco ingresó rápidamente a su casa y todos se dirigieron a la planta alta, para observar mejor desde la ventana del dormitorio de las niñas. Mayúscula fue la sorpresa que se llevaron cuando vieron que el OVNI se había desplazado para detenerse, por unos segundos, justo frente a la ventana, a tan sólo 10 metros de altura y a no más de 40 metros de distancia. En esta nueva posición el objeto estaba justo a la vista de todos. Una clara impresión quedó en los testigos: “la inteligencia” que aparentemente controlaba el objeto observaba y a la vez se dejaba observar .
Pasados unos segundos, el OVNI se movió a marcha lenta en dirección al NE, sin modificar demasiado su altura; sorpresivamente cambió de rumbo, desplazándose hacia el Norte y después viró otra vez hacia el Este, rodeando los árboles de las fincas vecinas, para alejarse y perderse de vista.
(Fuente: Gómez, J.P. Lobos 1994; en verdadero Encuentro Cercano . En: Gaceta OVNI , agosto 2001, pág. Web)
Conclusiones generales
¿Qué podemos inferir al cabo de este prolongado estudio acerca del comportamiento que, en sus diversas facetas y manifestaciones, nos ofrece el fenómeno OVNI?
Si hay un mínimo de exactitud en las descripciones proporcionadas por los testigos (y tal parece ser el caso en la mayoría de los episodios aquí presentados) el modo más razonable para explicar la conducta de esos fenómenos anómalos, es admitir su carácter intencional, e incluso, en algunos casos el calificativo de “control inteligente” aparece como más ajustado a la realidad observada.
La opción opuesta a esta conclusión, sólo podría sustentarse en la negación total de los eventos OVNI examinados en este artículo, ya sea alegando un supuesto fraude, o una verdadera conspiración de mendacidad por parte de múltiples testigos, o bien perturbaciones psicopatológicas, imprevistos estados de confusión mental, errores de interpretación, etc., etc.
Nosotros hemos llegado a la convicción de que las críticas escépticas carecen en estos casos de consistencia y credibilidad y que no se concilian razonablemente con los datos acreditados.
El fenómeno OVNI, en cambio, cualquiera fuera su intrínseca naturaleza, se presenta ante nuestros ojos como una irreductible anomalía tras la cual existe alguna clase de “inteligencia”, no necesariamente de nivel humano. Pero esta última especulación será objeto de un análisis ulterior.
OSCAR URIONDO