EL PROFESOR Y LA LUZ MALA
Por Paco Martínez
Walter Cazenave, profesor de historia y geografía, autor de crónicas periodísticas y hombre prestigioso en la Provincia de La Pampa relata sus experiencias con la ¨luz mala¨.
En 1998 Walter Cazenave fue entrevistado por Paco Martínez en el diario ¨La Arena¨ de Santa Rosa, capital de La Pampa. Cazenave fue maestro rural y actualmente se desempeña como profesor de historia y geografía.
En una muy interesante charla nos ofrece el relato de algunas de sus observaciones.
Cazenave: – Bueno, empecemos por una cosa. Yo no creía en la ¨luz¨; era uno de los que, un poco neciamente decía ¨son todas macanas¨ (mentiras), hasta que me vi enfrentado al fenómeno. El fenómeno es muy ubicuo, aparece en toda La Pampa. La primera vez, en Colonia Emilio Mitre, en el desierto de La Pampa, fuimos a realizar una nota, con un amigo, sobre la ¨expulsión¨ a los indios ranqueles de sus tierras (en alusión a la obra ¨Expedición a Los Indios Ranqueles¨ que relata una centenaria expedición), y pedimos permiso para dormir en el calabozo de la comisaría. Colonia Emilio Mitre es un paraje, y ya a la tarde el policía nos contaba que durante la noche se veían luces, en el cementerio. Yo, con mi postura, seguía pensando lo mismo. A la noche, después de comer, el policía nos llama y efectivamente, en el cementerio que estaría a unos 400 o 500 metros, se veían unas lucecitas que saltaban, que es una de las descripciones clásicas de la ¨luz¨. En la zona eran algo común, pero yo seguía sospechando sobre alguna broma que nos estaban haciendo, en fin.
Paco: – Pero no fue su única experiencia…
Cazenave: – Después fui maestro rural en un paraje llamado Bajo de La Pala. Ahí estaba solo, a unos 100 mts. de la escuela; había una casa y trabé amistad con un peón que también me comentaba sobre la ¨luz¨. Obviamente, yo seguía en mi postura. Bueno, una noche de invierno muy frío, te cuento esto como marco físico de la cosa, porque la mínima en Santa Rosa fue de -14° c., así que en el Bajo de La Pala, calculo yo que andaría por los -17° c. El peón me llama una noche y me dice ¨vení que está la ¨luz¨. Recuerdo que salí con poco abrigo y no veía nada. El hombre me dice ¨quedate, esperá que ahora la vas a ver¨, y de pronto, después de esperar 2 o 3 minutos, en una dirección perfectamente precisable, y en un sitio también muy fácil de precisar, porque fue antes de llegar a una loma y después del comienzo de un monte de caldenes. La ¨luz¨empezó a elevarse sobre los caldenes, daba la distancia con bastante precisión. Era una cosa impresionante, más o menos a unos 800 a 1200 mts. de mi posición. Se levantaba, era el color de la luz de mercurio, acelestado. El tamaño, a esa distancia, podía ser el de una uña, más o menos; pero la característica principal que más impresionaba es que era tan potente que iluminaba los arboles abajo, desde donde estaba. destellaba de abajo (como posada) y empezaba a subir largando chispas. Se elevaba por sobre la copa de los caldenes, que allí eran altos. Estos árboles rara vez miden más de 12 metros, así que habrá subido a unos 15 mts., quedaba unos segundos destellando en toda su magnitud y descendía otra vez, y se volvía a levantar muy despacio. Le propuse al peón ir a buscarla pero me dijo que no, que tenía que trabajar. Yo creo que tenía miedo, aunque yo también lo tenía; solo no me animaba a ir. El resto de la noche la pasé bastante inquieto. Pero debo haber estado unos 20 minutos; me subí a la torre del molino para verlo, y finalmente me fui a acostar porque ese fenómeno seguía. Era, insisto, impresionante por la potencia de la luz.
Paco: – ¿ Era típica, se la conocía en la zona?
Cazenave: – Sí, era típica y aseguraban los pobladores que tenía un día de salida que era el jueves. Otra vez en el Bajo de La Pala, y manteniendo la misma posición, veo sobre el hombro de la loma ( al filo) una luz que avanzaba muy lentamente, pero que era muy chiquita y venía por encima de los árboles. No destellaba. Pero la vez que más me impresionó, y más miedo tuve, fue hacia otra posición (respecto de la anterior), a la inversa.
Paco: – ¿Fue en el mismo lugar?
Cazenave: – Fue el mismo, en el bajo de La Pala. Estaba medio aburrido durante un fin de semana, ya era noche cerrada, y de pronto hacia el norte veo una luz muy nítida, muy definida. Aparentemente venía por la huella (camino rural) que daba acceso al campo. Pensé que era el hijo del dueño del campo que cada tanto pasaba con su camión, y recuerdo que me alegré porque en esas soledades cualquier visita te alegra. Pero me llamó la atención una cosa: si era un camión no sentía el ruido; en el campo se escucha desde muy lejos. Pasaron 5 o 10 minutos, entonces sí me llamó mucho la atención que no se escuchara el motor; por otra parte me percaté que la luz no venía por la huella sino que estaba desplazada a la izquierda, por lo tanto la alineé con un árbol, me paré, hice una cruz en el suelo para, al día siguiente ver la traza (posición de la luz). Se acercaba cada vez más, era intensisima. En ese tiempo los autos con luz más potentes eran los de industrias Káiser. Si yo tuviera que compararlo, era como 2 o 3 vehículos al mismo tiempo; era brillante, absolutamente blanca. En los últimos tramos ya era evidente que no venía por el camino. No se alineaba con la casa (escuela), y a ojos vista se veía que marchaba desplazada del camino. De la escuela, a unos 500 mts. estaba la tranquera sobre una loma; la luz venía atrás, y ya era inminente. Estaba detrás de la loma, perfilada ante mi vista en su totalidad. A esta altura ya no me cabía duda que no era un camión; no se escuchaba el motor ni eran cazadores porque la luz no oscilaba (el haz de la luz que emiten los reflectores de caza nocturna) y además la potencia era tremenda. Entonces empezó a repechar ( subir) la loma; yo estaba con toda la ansiedad por verlo en cuanto coronara ( subiera al borde) la loma, pero en el exacto momento y lugar que coronó la loma se apagó y no la vi más. Al día siguiente mire la cruz en el suelo, el alineamiento que había hecho, y no, nada que ver, venía por el medio del monte. Nadie me supo dar una explicación. Recuerdo a un viejito que vivía cerca; cuando yo le preguntaba objetivamente sobre el fenómeno ¨se hacía el oso¨ ( esquivaba la pregunta). También en el bajo del Pincen , a 9 kilómetros al este de Bajo de La Pala, se mudó la escuela y me trasladaron. Una noche miré al norte, sobre el campo frente a la escuela, veo una luz y me puse a pensar que el color era el mismo que aquella que se levantaba en el Bajo De La Pala y en el cementerio de Colonia Emilio Mitre; eran del mismo color, todas blancas. Estaba en una tapera a no más de 4000 mts. Y lo que más me llamó la atención fue que existía cierta progresión en la «luz»; una progresión inversa. Mirá, era así: digamos que estaba 12 segundos prendida, se apagaba, luego estaba 6 seg., se apagaba otra vez y después la volvía a ver otras veces pero muy brevemente. Esa progresión la conté. La gente de campo había visto la «luz» pero no le daban importancia, no hacen ningún registro sistemático. Yo no digo que sean malas o buenas; soy totalmente objetivo, eran unas luces, yo las vi, lo que no puedo negar es que salían en lugares prácticamente inaccesibles. No podían ser bromas porque eran lugares deshabitados, y además nadie sabía que yo podía estar mirando.
Paco: – La primera vez fue en Emilio Mitre, ¿ cuanto hace?
Cazenave:- Yo tendría 25 años, así que fue hace 32 años.
Paco:- ¿Y la última vez?
Cazenave: – Hace 25 años. Todas las del Bajo de La Pala y el Bajo de Pincén fueron entre los años 96 y 71. La primera en el año 62.
Paco: – Se argumenta que la «luz mala»correspondería al fósforo que combustionan ciertas veces algunos huesos de animales muertos. ¿Que piensa Ud.?
Cazenave:- Yo he visto fosforescencias en días de humedad, pero de lo que vi en el Bajo de La Pala nadie puede hablar no es posible, nadie puede hablar de fosforescencias de huesos con -10 o -15° grados bajo cero, como hacía en ese momento.
Paco: – ¿Y las luces de la zona del desierto pampeano?
Cazenave: – Me parece muy raro porque es una zona muy seca, y aparte saltaban, eran por lo menos tres. Ese «saltito», me ha comentado el peón del Bajo de La Pala que siendo tractorista en otras zonas lo seguía una luz saltando el alambrado, lo acompañaba.
Paco: – ¿Notó movimientos que se pudieran considerar «inteligentes» en esas luces?
Cazenave: – En la más espectacular (la del Bajo de la Pala) que subía por sobre los caldenes, no me sugería inteligencia; quizás una regularidad (en prender y apagar o subir y bajar).
Paco: -¿Algo cercano a un fenómeno natural?
Cazenave: – Las fosforescencias que yo he visto eran estáticas, pero los otros fenómenos eran esencialmente dinámicos, todas las luces se movían. Manifestaciones orgánicas o de vida, yo no estoy en condiciones de decir que las hubiera, no tengo explicación; lo que no significa que no las haya.
Paco: – ¿Y otras posibilidades como emanaciones minerales, gases? ¿ existen en La Pampa estos yacimientos?
Cazenave: – En la zona que te mencioné no hay afloramiento alguno (Bajo de La Pala, de Pincén, Arbol Solo). Lo más cercano es el afloramiento cristalino que hay en la zona de General Acha, un basamiento cristalino que no es cuarzo. En los mapas oficiales de la provincia, la zona del Salado (oeste), a pesar de haber sido una cuenca sedimentaria (Colonia Emilio Mitre) que se fue rellenando con el tiempo, en esos mapas oficiales, toda esa región no aparece como petrolífera o gasífera.
Paco: – ¿Nota usted que, cuando la gente de campo le comentaba sobre la «luz», los relatos son similares en distintos lugares de la provincia en lo tocante a su comportamiento?
Cazenave:- En lineas generales sí.
Paco: – ¿Cuando ve la luz en Emilio Mitre, fue bajo similares condiciones climáticas o épocas del año?
Cazenave: – En Emilio Mitre hacía calor, en el Bajo de La Pala un frío terrible. Recuerdo una cosa, una indicación que me daban: cuando uno se acerca, la «luz» retrocede. Era una constante