ASTRONAUTAS, CONTACTO EN EL ESPACIO

Patricio Parente

Con solo hojear superficialmente las notas publicadas en la página se advierte la supuesta presencia de una inteligencia no humana en nuestro planeta, y sin poder llegar a confirmarlo hemos especulado con la posibilidad de un origen extraterrestre. En un fututo tal vez el ser humano se convierta en un viajero del universo, en un ser extra-terrestre de su propio planeta. Desde tiempos inmemoriales intentó comprender su entorno, y en ese proceso, cuanto más se ampliaba la ventana hacia el universo, más pequeño sentía el lugar que ocupaba, cada nuevo descubrimiento ensanchaba aún más el margen de lo que conocía con respecto a lo que desconocía. Y este camino hacia el cosmos no fue continuo, su conocimiento conoció retrocesos, lagunas y adelantos puesto que el motor de partida no lo daba solamente su curiosidad, apegado a ella, se encontraban la ambición, el poder e intereses particulares de quienes aportaban los medios para acrecentar ese conocimiento.
Por el momento solo ha logrado romper las cadenas con las que la gravedad lo esclavizaba y no es poco, ya que es un misterio del desarrollo humano como las innovaciones se aceleraron de manera meteórica en tan solo un siglo: un pequeño salto que gano unos cuantos metros a la gravedad terminó siendo un trampolín al espacio.

Hacia las estrellas: breve reseña

En 1783 los hermanos Montgolfier elevaban el primer globo de aire caliente sobre París y sentaban los precedentes de que el hombre podía controlar el vuelo de algo más pesado que el aire. Ciento veinte años habían pasado, era la mañana del 17 de diciembre de 1903, Carolina del norte, EE.UU., y otros dos hermanos aprovechando las frías ráfagas de viento se empeñaban por controlar el vuelo de un aeroplano. Tras varios intentos, uno de los hermanos logró remontar el objeto a una altura de 5 m. y a lo largo de 160 m., la travesía había durado 59 segundos. Así, los hermanos Wright se convirtieron en los artífices del primer vuelo propulsado e inauguraron la era de la aviación…
Fue un paso decisivo, el ser humano comprobaba que podía volar, había desafiado a la gravedad pero este desafío traería sus costos, 10 años después los pájaros de acero goteaban bombas que sembraban caos y destrucción en algunas poblaciones del planeta. Ya en 1939 los aviones cruzaban el océano, y en 1947 el X-1 sobrepasaba la barrera del sonido.
A medida que pasaban los años el mundo comenzaba a parecer pequeño al lado de la aspiraciones humanas, el espacio exterior se iba convirtiendo en la ambrosía que alimentaba la ambición humana. Nombres como Tsiolkovsky, Korolev(Rusia), Goggard(USA), Oberth y Von Braun(Alemania) sentaban las bases teóricas del camino hacia el espacio. Sería una pulseada política entre dos países(USA y la Unión Soviética) más que la armonía de la especie lo que aceleraría los preparativos, y el 4 de octubre de 1957 se celebraría el ansiado objetivo: los rusos ponían en orbita alrededor de la tierra el primer satélite artificial: el Sputnik 1, era el nacimiento de la era espacial.
La ficción se había transformado en realidad, y el inconformismo habría nuevas expectativas, porque ahora era el hombre quién tendría que cruzar el portón atmosférico: fue el 12 de abril de 1961 cuando el soviético Yuri Gagarín, durante 1 hora 48´ realizó una vuelta a la órbita terrestre y se convirtió en el primer embajador que la humanidad enviaba al espacio; episodio suficiente para que en ese mismo año J. F. Kennedy propusiera situar a un hombre en la luna antes que terminara la década.
Otro paso trascendental fue en 1965 cuando Aleksei Leonov flotó en el espacio, solo un cable lo unía a su cápsula, la escena homologaba un parto espacial, la cápsula había roto bolsa y permitía que su hijo, unido por el cordón umbilical, sintiera el universo.
Los ecos del presidente Kennedy zumbaban en los oídos de sus contemporáneos, y el satélite lunar desde hacia siglos que recorría la mente de novelistas, aventureros y científicos. En enero de 1966 una sonda rusa (Lunik 1) logró descender sobre la superficie lunar, pero solo el 20 de julio de 1969 un pie humano dejaría su huella en la superficie, y casi un día entero duró el paseo antes que el Apolo 11 con sus tres astronautas regresara al planeta.
El hombre se había posado en el satélite natural de la tierra, pero todavía le quedaba mucho por conocer, 8 planetas con sus mitos y leyendas esperaban incólumnes. Ya el 11 de marzo de 1960 había partido la primera sonda interplanetaria(Pioneer 5), pero pasaron tres décadas para que las sondas enviadas desde la tierra desterraran los prejuicios y las fábulas que envolvían a esos cuerpos celestes.
Hoy en día, el hombre sigue aventurándose en las entrañas del cosmos, la superficie de Marte es la nueva perla, pero aunque cosecha ansiedades e ilusiones, es difícil proyectar la fecha para un nuevo hito histórico, porque más que caminar, recién el hombre está gateando

Los otros viajeros

«La tierra es la cuna de la mente, pero no se puede vivir en la cuna eternamente» (Konstantin Tsiolkovsky). Esa misma cuna es la que hamacó la imaginación del hombre, una imaginación que fue limando sus asperezas amalgamándose a la realidad y dando lugar a teorías que con el tiempo se materializaron en hechos.
Ahora bien, cuál será la cuna de las extrañas luminosidades que visitan nuestro mundo?
No sería erróneo entender a este capítulo de la historia como el punto de intersección entre dos tipos de exploraciones que viajan en sentidos opuestos: , la especie humana, sólo escasos kilómetros de su punto de partida, y otra inteligencia con un gran «curriculun» exploratorio, quizás a metros de su punto de llegada.

La era espacial, en el comienzo…

Desde antes de que el hombre ubicara el primer satélite en el cosmos los ovnis eran moneda corriente, sin ir más lejos un objeto que orbitaba en sentido inverso a la rotación del planeta, fue visto a principios de 1951 por W. Marcowitz, científico del Observatorio Naval de los Estados Unidos. Dos años después, el doctor Lincoln La Paz, de la Universidad de Nueva México, denunció que dos extraños satélites orbitaban a una altura aproximada de 400 y 600 millas respectivamente y pesaban alrededor de 15 toneladas cada uno. Pero, que pasó después?
El 3 de noviembre de 1957, el Sputnik II, entró en órbita terrestre llevando en su interior al primer ser vivo que visitara el espacio, famosa perrita Laika. Al cuarto día, el satélite inexplicablemente había cambiado su órbita, situándose a 100 kilómetros por arriba de la inicial. Al quinto día del lanzamiento, un OVNI apareció precediendo al Sputnik, ante el asombro de los expertos soviéticos. A partir del octavo día, los transmisiones radioeléctricas del aparato fueron misteriosamente paralizadas durante 20 días. Más asombrosas son las declaraciones de los soviéticos: «algo o alguien desvió al Sputnik II de su órbita; algo o alguien lo precedió en el espacio y luego lo secuestró, para volverlo a colocar finalmente en su órbita».
Del 14 al 21 de junio de 1959 la luna tuvo un insólito satélite de 35 km. de diámetro circunvolándola durante 8 días y cumpliendo cada órbita en 35 minutos. Seis meses después, otros dos intrusos del espacio de quince toneladas de peso orbitaron en circuitos polares y fueron fotografiados por la Estación de Rastreo de la Corporación Aeronáutica de Grumman, en los Estados Unidos.
Por su parte, otro Sputnik, el IV, lanzado el 15 de mayo de 1960, fue también presa de un «embrujo», sufriendo algunas alteraciones. Al tercer día descendió, escapando a la órbita predeterminada. Al quinto día se elevó misteriosamente y recuperó su distancia media a la Tierra (150 km). Al sexto día fue seguido por cuatro OVNIS y luego por cinco. Al Octavo día perdió la dirección y solo 30 días después Moscú pudo anunciar que volvía a girar en su órbita normal.
En agosto de 1960 un objeto más veloz que un satélite orbitaba una ruta inadecuada y en sentido inverso a la rotación de la tierra. Fue avistado por un observatorio y otros centros de relevamiento planetario.
El 10 de enero de 1961, un cohete Polaris, lanzado desde Cabo Kennedy, fue asediado por un OVNI, al punto de que el radar automático de tierra cubrió al intruso por error durante 10 minutos.

El hombre en el espacio

Es lícito preguntarnos qué habría sentido una civilización altamente tecnologizada al contemplar como otra recién acababa de romper el cascaron que envolvía su planeta.
Un mes después de que el primer hombre orbitara en el espacio, para ser más precisos el 18 de mayo de 1961, un extraño y brillante satélite fue avistado por una estación de rastreo en Florida, era solo un simple anuncio de lo que vendría…
20 de Febrero de 1962, John Gleen, a bordo de la Mercury VI avistó numerosos cuerpos luminosos que a la distancia parecían «luciérnagas» y se tornaban visibles al ir saliendo del cono de sombra proyectado por la Tierra.
El 24 de mayo del mismo año Scott Carpenter, en vuelo de la Mercury VII, fotografió un fenómeno parecido, obteniendo en una de las tomas la nítida imagen de un típico «platillo».
10 de mayo de 1962, el avión x-15 piloteado por Joseph A. Walker había logrado la gran altura de 83.900 metros, cuando el ingenio se acercaba a los 80.000 metros las cámaras de filmación que llevaba detectaron, en palabras de Joseph «formas cilíndricas o discoidales, pero es imposible calcular su tamaño…se encuentran a demasiada distancia para ser descritos con presición». Dos meses después, el 17 de julio, el X-15 cambiaba de timón, y Bob White batía el récord de altura (94.947 m.), sus cámaras revelaron la presencia de un misterioso objeto en el espacio, al que la NASA, luego de minuciosos estudios, concluyó por considerar inexplicable.
10 de mayo del 1963. Cuando la nave Mercury IX cumplía su cuarta órbita, Leroy Gordon Cooper, su ocupante, con acento ligeramente alterado, exclamó: «un objeto que emite una luz verdosa y muestra una especie de cola rojiza avanza en dirección contraria a la cápsula», es decir, se desplazaba de este a oeste, en sentido contrario a la rotación de la Tierra. En ese mismo momento el control terrestre dejó de transmitir y una rara emisión interfirió la onda, escuchándose una voz que se expresaba en una lengua desconocida. Por supuesto que las explicaciones se diluyeron…en un mar de palabras que sabotearon la información.
Cuando el 8 de abril de 1964 la NASA lanzó desde Cabo Kennedy la primera Cápsula Géminis como paso previo a los vuelos bitripulados, uno de los operadores de radar comentó: «Parecía como si la escoltaran. Dos de esos objetos se colocaron sobre la cápsula, otro se colocó debajo, y el cuarto se colocó en frente. Cuando se completó la órbita desaparecieron!». Los observadores de radar habían visto alarmados cómo cuatro OVNIS, que aparecieron a una velocidad de 40.000 km por hora, igualaron su marcha con la cápsula, y ubicados en la posición señalada la siguieron durante una órbita completa a la Tierra (1 hora, 15 minutos) y luego se alejaron vertiginosamente en distintas direcciones.
11 de junio de 1965, Ed White junto a James McDivitt a bordo del Géminis IV sobrevolando Hawai: -Control de Tierra: «¿Está mirando todavía esa cosa rara?»
-McDivitt: «No, la perdí de vista. Tenía como dos brazos largos que se proyectaban hacia afuera, la pude ver apenas unos instantes. Conseguí tomarle un par de enfoques con la filmadora y después lo fotografié con la cámara fija. Pero en ese momento estábamos flotando al azar y antes de que pudiera retomar el control quedamos al Sol, y lo perdí de vista…». Esa mismo noche, momentos antes de que la Cápsula Géminis IV pasara sobre Nairobi, en Kenia, el cielo se vio iluminado durante seis minutos por un extraño objeto celeste. La luz, de origen desconocido se desplazó siguiendo una órbita perfecta a través del recorrido que haría minutos más tarde la cápsula, y súbitamente desapareció. Distintos organismos presentaron algunas explicaciones: un simple error(agencia soviética TASS), un satélite norteamericano (Centro Espacial de Houston); o bien evadieron comentarios, tal es el caso dela NASA y el Pentágono. Es extraño que no pudieran ponerse de acuerdo en la descripción de un simple hecho. O es acaso que el mismo los sobrepasaba?
Diciembre de 1965 -Muchachos, tenemos un espantapájaros sobre nuestras cabezas, un poco hacia la izquierda. -Por favor, miren de nuevo…No será una de las fases del cohete impulsor Titán lo que están viendo. -Negativo, este es un objeto volador no identificado. No se trata de un cohete impulsor.. Sabemos muy bien donde se encuentra el Titán! Diálogo mantenido entre el astronauta Frank Borman(navegante del Géminis VII junto a James Lovell) y un operador de turno en Huston.
Septiembre del 1966 desde la Géminis XI los astronautas Conrad Y Gordon fotografiaron un ovni alargado que los seguía mientras sobrevolaban Madagascar.
Navidad de 1968, repentinamente las comunicaciones se interrumpieron con el Apolo VIII que orbitaba en la luna; aunque el origen de los desperfectos era algo dudoso, esos 6 minutos tal vez tuvieran una explicación: el cosmonauta James Lowell anunció: «nos acaban de informar que Papá Noel existe realmente» Simultáneamente pronunciaba estas palabras sus pulsaciones se habían elevado a 120 por minuto, lo que indica que Papa Noel era algo fuera de lo común!

Después del alunizaje

Julio de 1969. Ya en el propio viaje a bordo del Apoplo XI Aldrin, Collins y Amstrong vieron un ovni junto a su nave, la confusión dio lugar a distintas descripciones: de un cilindro hueco a dos anillos giratorios. Pero algo sólido observaron ya que los radares en la tierra también lo habían detectado.
Noviembre del 1969, Apolo XII, nuevamente Gordon y Conrad dejan grabado en la cinta «hola Huston; estamos viendo un objeto que permanece girando en el mismo sitio. Desde ayer que nos está siguiendo todo el tiempo»
El Apolo XVII finalizaba la primera serie de vuelos tripulados a la luna; y previendo que por largo tiempo el hombre no volvería, los últimos tres astronautas dejaron un curioso souvenir, más exactamente era una placa que portaba la siguiente leyenda: «en este lugar completó el ser humano su primera exploración de la luna. 13 de diciembre de 1972, que el espíritu de paz en que lo hizo se refleje en toda la humanidad» Para quién iba dirigido tal mensaje?
Un alto oficial soviético habría hecho declaraciones sobre ovnis fotografiados por los astronautas Yuri Romanenko y Georgui Grechko cerca de su estacion espacial Salyut-6 en 1977. Estos los habrían seguido durante tres órbitas completas.
8-16 Noviembre de 1984, misión espacial Shuttle Discovery «STS- 51a», en la fase de acercamiento al satélite Westar, la cámara filma una esfera de metal que cruza de izquierda a derecha el espacio y luego desararece.
14 de marzo de 1989, misión Shuttle 29, el astronauta le comunica a la estación de radio WA3NAN en Maryland que está observando un ovni, la estación lo detecta en el radar.
5-11 Abril de 1991, misión espacial Shuttle Atlantis «STS-37», otro objeto metálico se acerca a la nave y fantásticamente comienza a oscilar delante de la cámara de filmación; realiza movimientos rectilíneos horizontales y verticales.
5-18 October 1993, misión espacial Columbia «STS-58», dos esferas luminosas de didtinto tamaño aparecen y se intercruzan como si estuvieran jugando; filmaciones y fotos justifican lo dicho.
Y más, y más y más…

Consideraciones finales

El propio uso de la lógica sería un argumento factible para ratificar la presencia de objetos voladores no identificados en el espacio exterior. Si visitan los campos y ciudades, si surcan los mares, si sus posibilidades técnicas avergüenzan a los aviones, por qué no hacerse visibles en el silencio ensordecedor del espacio? Ahora bien, sin desmerecer al argumento afortunadamente ocupa un lugar secundario; fotografías, filmaciones, grabaciones, desperfectos técnicos y radares terrestres parecen suficiente evidencia para dar crédito a los asombrados ojos de los astronautas.
Y a pesar de todo, la evidencia nunca es suficiente, desde otra perspectiva se convierten en satélites, interferencias rutinarias, fosforescencias, tonterías, ilusiones, trastornos por la altura. Lo que resulta paradójico es que la rigurosidad del escepticismo comienza a mermar cuando se enfrenta a lo desconocido: las fosforescencias no poseen las antenas ni los brazos que avistó MacDivitt; las piezas menores acompañan a la nave solo un breve trecho, no son la escolta continua que acompañaba a la cápsula de Cooper; es raro que un satélite que se encuentra a millas sea una verosímil explicación para el cilindro luminoso que vieron Conrad y Gordon, etc. Por lo tanto, el discurso hegemónico, para evitar la exposición a la ridiculez, prefiere optar por otros métodos más persuasivos: censura, amenazas, «vacaciones» y fraudes; más eficaces aún si se tiene en cuenta que la mayor parte de los astronautas son militares, acostumbrados a los pactos de silencio.
Pero las censuras con el tiempo se enmohecen, parecen no resistir los embates de la libertad de expresión y la búsqueda de la verdad; Jacob Harris se atrevió a afirmar «los platillos voladores existen, vienen de otras galaxias, y son de civilizaciones técnicamente superiores», este hombre era un experto en combustibles que trabajaba para la NASA y había participado del proyecto Apolo que llevó al hombre a la luna…