EXISTE UN PLAN CELESTE? (1 PARTE)

Daniel López

Con lo poco que sabemos a este respecto la especulación también resulta un reto mayor. Solemos pensar en sociedades no humanas con la clara influencia cultural que se ha generado por medio de la ciencia ficción; monarquías, consejos de sabios, colonias, culturas militarizadas; todas ellas de un sospechoso parecido a las terrestres son acaso proyecciones más o menos elaboradas del hombre dominando el universo.
Pero la aplicación coherente de un factor de comunicación cuasi telepático podría arrojar como resultado una civilización pocas veces frecuentada por la imaginería terrestre.
Al evaluar las condiciones locales sobre los medios de comunicación desarrollados naturalmente por el hombre encontramos una variedad insospechada de modelos alternativos que acuden como auxiliares al habla o sistema sonoro. Mientras las sociedades más avanzadas han refinado un sistema de relación parlante otras comunidades, la mayoría de ellas tribales, recurren a un marcado gestualismo, a señas de alto contenido descriptivo.
Son, posiblemente, recursos de los antiguos grupos de cazadores en cuya faena practicaban un tipo de comunicación sutil para no alertar a las presas. Sea ese su origen o no, es evidente que ha sobrevivido al tiempo y manifiesta una modalidad de transmisión que es altamente simbólica. Pero el simbolismo se ha expresado en otras facetas de su vida, en especial lo concerniente a sus religiones y creencias plasmadas en pinturas y litografías rupestres cuyo verdadero significado aún son un misterio.
Laberintos, círculos o ¨mandalas¨, abstracciones gráficas muy variadas ya eran frecuentes miles de años antes de la escritura. Pero todo simbolismo es un modelo complejo de la visión humana; un signo que puede representar un hecho o pensamiento y suele verse como un ¨pulso de información¨ con muchos bits de datos.
Los gestos son una variante recurrida del simbolismo en la comunicación; un solo ademan de manos, un guiño de ojos puede transmitir un grupo de ideas en una fracción del tiempo que utilizaríamos para hacerlo sonoramente.
Ello nos conduce a mirar a las protosociedades desde otro ángulo. Sus métodos son eminentemente prácticos y amoldados a sus fines específicos, lo que nos induce a pensar en las comunidades prehistóricas como poseedoras de una compleja interacción simbólica que dominó las relaciones humanas durante largos períodos. ¿ Entonces porqué prosperó el lenguaje hablado?
Una razón de ello puede deberse a que las relaciones humanas se hicieron más complejas entre grupos y es posible que el lenguaje gestual fuere insuficiente o demasiado encriptado como para favorecer un rápido entendimiento. De hecho el lenguaje hablado condujo a la escritura y ella a una efectiva manera de comunicación entre hombres y generaciones diversas acumulando conocimiento y favoreciendo su progreso.
Esta posible alternativa finalmente triunfante acuño el método más exitoso de relación social, sin embargo el gesto y el símbolo siguen manifestándose aún cuando no haya reglas o modalidades que los cultiven sistemáticamente.
Lo importante de todo esto es que los censores humanos ( los cinco sentidos) pueden percibir un gesto en cualquier modalidad e interpretarlo. Esto quiere decir que por acción del entrenamiento y la reiteración un gesto encriptado puede ser desglosado instantáneamente con mayor rapidez que un grupo de palabras en la misma dirección. Nuestro cerebro toma la información y la interpreta del mismo modo que explora datos complejos visuales o sonoros que son información en sí y que en el proceso interno son ubicados en tiempo y espacio por nuestra inteligencia.
Una escena cualquiera de la vida, un accidente, un encuentro, puede resultar de apenas unos segundos de duración, con ello basta para identificar a los protagonistas, sus movimientos, la acción general, la locación de su desarrollo, datos aleatorios como vestimentas, colores, sonidos en segundo plano, aromas, etc.; pero si debemos transmitir esa información por escrito o por habla es probable que nos demande cien veces más tiempo y mucho más esfuerzo mental que lo que utilizó nuestra naturaleza para registrarlo. La misma información, para ser memorizada se ha convertido en un impulso eléctrico y químico, la energía para hacerlo ha sido muy reducida, y posiblemente el lugar que ocupe es, en comparación, casi inexistente. La vivencia se ha transformado en un dato, en un bit, en un símbolo reducido que contiene todo lo registrado.
De modo semejante actúan los símbolos generados por las más antiguas y diversas culturas. La sola observación de un signo desplegaría una cantidad de datos importantes ante los ojos del observador.
Todo ello quiere decir que el simbolismo en realidad es tanto o más natural al cerebro que el habla y la misma escritura derivada de ella. Un símbolo en el cerebro es la corta descarga eléctrica que plasma en una neurona el resumen detallado de un acontecimiento.
La telepatía no es, como se supone, un diálogo parlante sin los sentidos habituales, muy probablemente se reduzca a la transmisión electromagnética de estos bits que luego serían desglosados por el cerebro del receptor. Un segundo telepático trasladaría más información a otra persona que varios minutos de charla.
Las asociaciones de imágenes utilizadas en las experimentaciones telepáticas son coherentes con este mecanismo.
Ello puede orientarnos a que la evolución de nuestra especie puede dar como resultado un resurgimiento del simbolismo o una comunicación cuasi telepática. Dotados de importantes mecanismos censores el futuro del hombre puede resultar de una proyección inimaginable. ¿Como sería esa sociedad?
Supongamos que tales sensores, aún en estado embrionario, fueran alentados por la naturaleza o por la inducción humana para su desarrollo. Pensemos en un tiempo en el que esa dote ya se ha hecho carne de la comunicación y ha forjado una sociedad acorde a sus características. Siguiendo el tono especulativo, vamos a describirla.

Desde lo alto es posible observar a la comunidad terrestre bajo una organización semejante a la de su pasado. Los hombres son profundamente sociales y por lo tanto existen extendidos centros urbanos donde dilatadas comunidades viven organizadamente por varios cientos de miles de individuos en metrópolis ecológicamente diagramadas.
Pero ha medida que nos acercamos a sus edificios nos encontramos con un concepto arquitectónico totalmente distinto al esperado. La mayoría de los compartimientos habitacionales son transparentes. Divisiones, reductos aislados parecen no existir en esta sociedad. Resulta lógico si pensamos que se comunican abiertamente, sin secretos, sin restricciones, sin ocultar nada. El profundo sentimiento individual sobre el interés colectivo ha generado ciudades transparentes, interconectadas hasta el más mínimo detalle, como si las personas no solo no se ocultaran nada sino que prefieren compartir espacios sin fronteras.
A pesar que se percibe un gran movimiento en todas partes, sinembargo no hay sonidos estridentes ni tumultos. En la inmensa metrópolis es posible oír el murmullo de la brisa entretejiendo danzas entre las hojas de las infinitas hileras de arboles que custodian las calles y avenidas.
El sol descompone sus haces entre los enormes paneles translúcidos de los edificios logrando un efecto tornasolado según se mire la ciudad.
Una visión general de aquella populosa y dilatada urbe descubre lo que parece ser un centro administrativo donde las construcciones más altas dominan el paisaje, pero en las afueras hay barrios de casas bajas que se orientan al mismo estilo que el resto. Si bien nuestra visión es amplia y dado que son millones las personas que viven y trabajan allí no hay signos arquitectónicos ni urbanísticos donde resalte alguna diferencia de clases o bolsones de pobreza.
Si bien existe una variedad de compleja arquitectura toda forma guarda una relación armónica con su vecina impidiendo adivinar si un habitante se halla en mejor posición económica que el otro.
Esa misma relación guardan todas las ciudades del orbe, algunas más aisladas pero no por ello menoscabadas en ningún sentido.
Las parcelas habitadas dibujan un diagrama urbano muy preciso ya que fuera de los edificios donde parece concentrarse una capital administrativa no se ven reductos de privilegio. Todas las parcelas se asemejan en distribución y espacio, todas bellamente decoradas con simpleza y sin ostentación, aún así se perfila una sociedad con un alto sentido de la igualdad.
Ello ha devenido en estricta regla, norma natural que se incorpora a las primeras enseñanzas de los hijos y que se lleva a la practica mediante la aplicación de un sistema de representación irreprochable donde no hay representantes ni representados, todos participan de todas las decisiones, se valora la experiencia de los más ancianos pero se cuenta el aporte de cualquier individuo.
El trabajo se distribuye por las necesidades básicas de la comunidad. Es regla general invertir un espacio del tiempo diario en actividades colectivas, administración, salud, ciencia, etc., distribuidos según las aptitudes e inclinación de cada miembro. No podemos hablar de estado porque la organización social no depende de organismos centralizados. El estado es cada quien cumpliendo sus deberes que son reglas naturales por las cuales todas las necesidades se satisfacen.
No hay sistema monetario ni de trueque. La tecnología alcanzada da recursos inagotables a la comunidad y los deberes asumidos garantizan producción y servicios en el que sus beneficiarios también participan.
Al no haber dinero no hay bienes personales. La propiedad como concepto se halla colectivizada, no por imposición sino porque los seres que allí viven perciben el mundo de otra manera.

LA INTERACCIÓN TELEPÁTICA
El individuo de esta sociedad se comunica perceptivamente con el resto. La comunicación se basa en la transmisión de ideas y conceptos fuertemente cargados de información.
Una persona no necesita estar cerca de la otra para establecer un diálogo, le basta ubicar su imagen para que naturalmente identifique una frecuencia determinada y entable relación con ella. Los filtros naturales interaccionan con la voluntad, de ese modo cada imagen transmitida o recibida puede ser seleccionada y ampliada por sus mentes identificando individuos o grupos y comunicarse con ellos como en una conversación de muchos interlocutores.
Este desarrollo ha generado avances notables en su cultura. No solo que no existen los secretos o la mentira, imposibles de generarse por fisiología y convicción, tampoco existe la soledad, la nostalgia o la tristeza devenida del aislamiento físico o emotivo.
Un individuo puede encontrarse solo y alejado de sus allegados y sinembargo su relación es tan fluida como si los tuviera al lado. Ello ha creado individuos estables, unidos, integrados a sus afectos y armónicos en sus relaciones de modo tal que imprime sosiego, mesura y contención en cada uno de sus actos.
Su forma de percibir el medio y la realidad es compleja, amplia y equilibrada, porque el solo hecho de percibir el medio en todas sus formas lo orienta y le otorga claridad.
Por ejemplo, la educación, tal cual la concebimos, no existe institucionalmente. Los conocimientos se transmiten de mente en mente, las experiencias se esparcen como noticias a cada mente, el adiestramiento de los más pequeños depende de sus padres, y hasta tanto sus facultades perceptivas no se hallen del todo desarrolladas es la familia quien atiende la educación de sus hijos. Cuando hay madurez se le inculcan los métodos por los cuales debe recibir e interpretar la información devenida del colectivo, relacionándose con el resto de la comunidad y haciendo huso de sus facultades y libertades.
La relación perceptiva inhibe el comportamiento egoísta, reduce la individualidad excesiva y alienta la colectivización justamente porque otros modelos serían de aplicación traumática.
La evolución de esta cualidad fue modificando a través de los años las conductas y apetencias de sociedades pasadas. El mundo que propuso resultó más dinámico, rico y productivo que las interacciones humanas de la antigüedad, por eso se disolvieron esquemas políticos inconducentes, dejó de existir el analfabetismo y al estar todo al alcance de todos aplaco los sentimientos egoístas, y sobre ellos se instaló la curiosidad, la inquietud por el conocimiento y la exploración de toda experiencia nueva orientada por una técnica y una ciencia que creció a pasos agigantados.
El proceso no fue fácil pero se afianzó en la decisión personal de cada quien.
No hay enfermedades. De hecho y habiendo descubierto que el sistema inmunológico depende de la actividad cerebral se han perfeccionado técnicas en las que cada integrante de la comunidad es capaz de sondear perceptivamente sus funciones corporales y determinar algún desequilibrio interno. Si por acción de fuerzas exteriores sufre otras patologías su avance científico es capaz de recomponer cualquier efecto de afección.
Su longevidad se ha extendido aunque son seres mortales y tienen un promedio de años de vida más o menos conocido, pero ya no soportan la decrepitud ni la ancianidad, son capaces de llegar a la muerte con igual energía y apariencia que en su juventud.
Como dijimos esta es una sociedad con conciencia ecológica, sin embargo ello no nace de las leyes sobre el medio sino porque los hombres son capaces de percibir los signos de la vida en sus propias cabezas. El estado de plantas y arboles emite señales perceptivas que los individuos reconocen; estas se translucen como sentimientos diferenciados que pueden entenderse como un diálogo entre ambas especies. Si bien la planta no piensa sí es capaz de enviar señales comprensibles que orientan sobre sus necesidades, si les falta agua, atención o cuidados especiales.
Esta cualidad convierte a la relación de esta gente con el medio en otra faceta de su activa comunicación. Pueden percibir el aliento sereno de los bosques, el colorido exultante de las flores y la fecunda presencia de sus componentes como una sinfonía de voces en la mente.

SUS MENTES
La actividad cerebral se ha incrementado notablemente. El percibir sin ataduras obliga a una recepción permanente y a una asociación continua de datos que se incorporan como memoria y conocimiento.
Cada información se hace conciencia y el individuo la reconoce y la deja fluir. Cuando es necesario recurre a ella.
El sistema es complejo. Alguien que estudia problemas de traslado navegacional toma información de lo que ya posee, y si algún dato o descubrimiento ocurre su mente fabrica el concepto y lo trasmite por ¨canal abierto ¨a todas las demás mentes. Según su aplicación práctica es recibido por el colectivo como conocimiento adquirido pudiendo ser que los interesados lo apliquen o que el resto lo almacene. Cada acto de conocimiento se traslada a la sociedad y hay una conciencia general de lo que se sabe y lo que se está descubriendo.
Temas inherentes al problema señalado se direcciona al grupo afectado al trabajo y estén donde estén pueden entablar ¨diálogo¨ al respecto. La telepatía actúa, en este sentido, como transmisor permanente de flujo de bits cerebrales.
El acostumbramiento a esta cualidad finalmente ha desplazado todo otro mecanismo de transmisión de datos perceptuales aunque por costumbre los conocimientos del colectivo se imprimen y guardan en memorias artificiales, ordenadores de capacidades inconcebibles.
La ciencia de esta sociedad ha imitado los recursos mentales y cerebrales para la comunicación telepática y dotaron su técnica de similar sensibilidad. El pensamiento pone en marcha sus instrumentos y sus servicios, dirigen sus navíos y están coordinados a la velocidad y precisión que puede alcanzar la mente.
La sensibilidad aludida ha devenido de la disciplina que cada mente en interacción con la técnica posee, es más, dado que se prescinde de accionar mecánico todo ese existió progreso responde y se controla inteligentemente con cualidades y decisiones individuales que prevén cualquier desorden o contradicción de la voluntad que lo acciona. Así son capaces de asistir a la sociedad sondeando estímulos y estados inconscientes.
En su interior la mente recurre a la abstracción para flanquear los obstáculos de lo desconocido; ello posibilita que, en estado consciente, la percepción de un problema o situación en locación distinta a la del receptor pueda generar ¨imágenes virtuales¨ tan nítidas como la misma realidad y que el perceptor puede ver al mismo tiempo la imagen de su medio, como si viera varios planos o dimensiones a la vez.
Si la ¨visión remota¨ proviene de personas de su propia cultura puede influir en ellas y percibir el medio donde están. Dado que la telepatía envía información adquirida por la mente transmisora el receptor puede revivir las imágenes con sensaciones táctiles, aromas, sonidos, etc., que le darán una magnífica precisión sobre los acontecimientos lejanos de sí.
Estas cualidades suponen una interacción consciente jamás imaginada en el pasado, es más, ha influido tanto que el frenesí del hombre ha sido suplantado por una menor movilidad física, innecesaria en muchos aspectos en el desarrollo de la vida cotidiana. Biológicamente la natural especialización que moldea a la especie humana comienza lentamente a modificar los estatus fisiológicos dando prioridad a las áreas con mayor ejercicio.
Es así que hay una tendencia a cráneos más voluminosos, un ahorro en tamaño y musculatura de manos y dedos que acompañan lentas pero progresivas modificaciones exteriores e interiores que se amoldan a la dinámica de la civilización. Una tendencia a cuerpos más estilizados y delgados es ya obvia para los humanos.

LOS VIAJES AL ESPACIO
Los humanos de esta cultura viajan por el espacio habiendo derribado todas las barreras temporales y espaciales, acudiendo a energías y recursos naturales del cosmos. Pero lo verdaderamente interesante es lo que ocurre cuando se encuentran con otras civilizaciones menos evolucionadas.
Dado que el aprovechamiento de recursos no los orienta a obtenerlos en otros sitios, su interés por otras culturas y mundos es eminentemente científico, alimentado por una insaciable curiosidad que es ¨pasatiempo¨ de sus integrantes.
Entre sus seguridades asumen que las culturas primitivas que pudieran encontrar gozan de libre albedrío. Por lo general la experiencia demuestra que un contacto con ellas debe darse en condiciones históricas y sociales muy específicas. Esas condiciones no moran en los logros técnicos o la mensura de sus conocimientos alcanzados, proviene, casi en exclusiva de las capacidades de la mente para entablar relación con el exterior y su posible influencia interna.
Saben también que pueblos de apariencia rudimentaria podrían interconectarse con culturas exógenas mientras otras de mayor performance técnica pueden estar limitadas a ello por creencias, modalidades y costumbres que imprimen límites a su entendimiento. Es el caso de algunas sociedades que tímidamente ya han enviado naves al espacio pero que en su trama interna manifiestan grandes contradicciones.
La sociedad telepática es capaz de percibir el estado colectivo de una cultura y su predisposición para el diálogo, por eso pueden decidir el tiempo justo en que se produce una apertura en este campo no sin antes inducir algunos movimientos en las mentes de sus integrantes que se adecuen a un plan de concientización.
Hace más de quinientos años que están observando una docena de culturas próximas a una relación primaria con lo ¨exterior¨.
Históricamente la telepatía fue alentada entre ellos por el afloramiento de ideas más que por procesos fisiológicos. La mente es muy influenciada por el propio pensamiento y tiene tanta libertad o fronteras como lo tengan las ideas que genera, por eso mucho del progreso alcanzado no acudió por factor biológico sino a por la decisión colectiva a las aperturas y los cambios radicales.
Tales movimientos quitaron la costra bajo cuyas capas enmohecidas las percepciones no ordinarias dormían desde su prehistoria. Resulta lógico porque la mayor amplitud de perspectiva recurre a mayor actividad cerebral y ello, inevitablemente incide en el afloramiento de mecanismos con que la naturaleza a dotado a todas las especies. Tal vez por esa razón, cualquier hueco libre en el pensamiento tosco de una cultura es rápidamente aprovechado por ellos para encender una pequeña luz, una intriga, una incógnita cuya función no es develar una verdad sino ejercitar la mente para un propósito mayor.
Aveces la interacción se convierte en un juego de intrigas con el mismo propósito, un dilatado proceso de acercamiento que es capaz de reorientar la perspectiva de la cultura sin alterar su libertad sobre lo propio. En todo caso el contacto con ellas termina siendo decisión de ellas mismas por deseos, intriga y hambre de saber haciendo esta actitud compatible con la premisa original de la sociedad telepática: conocer y saber.

Nuestra pregunta es ¿No habrá esto ocurrido en otro mundo?… y la siguiente: ¿Ese mundo no habrá llegado a nosotros mediante sus exploradores hace ya tiempo?
El enigma siempre es el mismo, nosotros podemos cambiar el tipo de búsqueda.

AQUÍ EN LA TIERRA
Podemos volver a poner los pies sobre la tierra sin dejar de sospechar que la descripción precedente acaso no sea tan disipada o no permita ser utilizada de molde primario para establecer un modelo posible de sociedad extrahumana. Esa vida, caso de existir (y cada vez hay más seguridades que recurren al apoyo de esta hipótesis), podría no ser tan distinta ni tan lejana a la nuestra.
Una sociedad no puede evolucionar por milenios sin superar etapas en su sensibilidad y percepción del mundo y la convivencia, Quizás no lo veamos nosotros bien ejemplificado en unos pocos miles de años de historia pero, sin dudas que muchas perspectivas de la humanidad se han modificado y ya no somos iguales que hace cinco mil o mil años, aunque cometamos errores graves o tengamos visibles síntomas de incivilización.
Tolerancia, mayor sensibilidad y conciencia, mayor preocupación por el futuro florecen en el espíritu humano a pesar de las guerras fratricidas y el ignominioso racismo. Ellos son estigmas en la sociedad y no modelo de relación generalizados. Sin ir más lejos las terribles armas que hoy se ostentan con vanalidad y condenable propósito hubieran significado el exterminio de la raza humana hace apenas sesenta años. De haberlas tenido aquellos hombres durante la primera o segunda guerra mundial la historia sería muy distinta para nosotros. No somos mucho mejores pero hemos aprendido algunas cosas y esto es parte del crecimiento de una conciencia colectiva.
Con esa perspectiva podemos pensar, en el mismo tono especulativo anterior, que las entidades que visitan nuestra Tierra poseen conciencia mayor a la nuestra, tal vez una conciencia de nosotros mismos mayor que la del hombre sobre sí.
Es licito pensar que el tipo de cultura de donde proviene la inteligencia que gobierna a los Ovnis es harto compleja y que los elementos de juicio para emitir una opinión son muy escasos, pero debemos evaluar lo que tenemos a mano para, aunque más no sea, llegar a una tímida aproximación de la realidad.
Utilizamos la especulación para cristalizar al hombre futuro pero los rasgos ofrecidos sobre esa sociedad encuentran un notable parecido en algunos encuentros Ovni. No podemos extendernos demasiado en detalles de cada caso pero describiremos sus principales características conjuntas.
Debemos desvincular, sin embargo, las apreciaciones sobre abducciones con grises no porque nos cerremos a tal posibilidad sino porque pesa mucho escepticismo y regiones sospechosas sobre este tipo de experiencias.
Los encuentros cercanos del tercer y cuarto tipo ( que refieren al encuentro con humanoides y a un fenómeno de interacción telepática respectivamente) nos ofrecen datos de sumo interés para evaluar el problema.
En tales manifestaciones es dable observar a las entidades humanoides en grupos reducidos, dos, tres, cuatro, y escasamente en mayor número. Sus situaciones son variables, aveces relacionadas a exploraciones de terreno o aparente atención puesta en su propio medio de transporte, y decimos ¨aparentemente¨ porque no tenemos certeza de lo que realizan.
Es sí, notable una marcada organización con unidad de miras. Actúan coordinadamente, se desplazan no lejos de un vehículo y de ordinario no emiten sonido, lo que supone un desplazamiento previamente trazado o bien algún tipo de interacción grupal donde no podemos descartar la perceptiva.
También frecuente resulta el desinterés que muestran por los observadores con los que puede establecerse algún tipo de conocimiento mutuo mediante miradas, gestos y movimientos de atención sobre el testigo en los que tampoco hay relación de diálogo. Pero aunque el número sea más reducido existen situaciones particulares donde las entidades, sean la forma que tuvieran, sí entablan comunicación, aveces unilateral, con los testigos.
En tanto números y situaciones pueden ser cambiantes lo que pone todo sobre una línea más o menos coherente es que esa interacción es predominantemente telepática, voces sin palabras, sentimientos nítidos aveces acompañados de un gesto o movimiento, y sobre este marco una sensación de contención que transmite paz y tranquilidad.
En algunos testimonios el pedido clásico reiterado es ¨no corren peligro, no hay razón para temer¨. Esto incluso no varía demasiado con la tipología del humanoide aunque en otros casos la interacción sobre el medio y el acercamiento sea mucho mayor.
Algunas tipologías enroladas en el grupo uno ( los más pequeños) pueden realizar desplazamientos hiperkinéticos muy marcados, a veces alrededor del mismo testigo.
En tanto las variaciones aludidas determinan conductas distintas existen sin embargo factores comunes a todas ellas en cuanto al resultado final del encuentro, sensaciones semejantes, mensajes semejantes, interacción con el testigo, sentimientos semejantes en los observadores que con sus tintes variables dejan intuir un criterio aparentemente común en las maneras de presentarse y tratar con la especie humana.
Inducciones en la misma orientación ocurren cuando los humanoides, físicamente, parecen no prestar atención al observador y sin embargo la misma voz o sentimiento contiene y orienta la potente carga emocional de los testigos. En la mayoría de los casos los observadores sienten que son observados y vigilados por las entidades que proponen acciones direccionadas a un alerta sobre el proceder interior y exterior del hombre.
Individualmente la relación entablada sobre un caso no parece alentar la idea que desean una comunicación fluida pero dado el número de experiencias y observaciones contadas por millones es imposible sostener que se ¨ocultan¨, que no les interesamos o que no quieren entrometerse en asuntos humanos según la idea de alguna premisa de ¨no intervención¨ o directiva primaria.
Ello esta tan lejos de ser verdad que el tema está decididamente incorporado en la sociedad y no por causa del hombre. Si tal directiva existiese, si con lo que son decidieran pasar inadvertidos ¿ no lo hubieran hecho?
La evidencia sociológica sobre su presencia determina con claridad que no existe la más mínima intención de ello aunque sus apariciones sean fugaces ( y no tanto). Por lo pronto al evaluar las intenciones de esas entidades podemos partir de la premisa que ¨se dejan ver¨ por lo tanto deben asumir que los hechos que ellos desencadenan han de incidir en la sociedad humana y producir cambios significativos en el consciente colectivo con las millones de preguntas, especulaciones, debates e ideas que envuelven su imagen.
El segundo e inmediato paso es preguntarnos si tal despliegue fenoménico no responde a algún plan orientado a una mayor y creciente relación con el hombre. La idea resulta atractiva pero más allá de los deseos individuales es evidente que el análisis de todos los hechos sacan a la luz períodos, frecuencias, conductas e identidades propias del fenómeno que guardan una relación con respecto a la actividad del hombre, como si tales cosas fueran pacientemente puestas ante nuestras narices para provocar un estimulo.
Hemos ahondado en algún sentido sobre tales ideas en la primer parte de este trabajo. Sobre esos argumentos construimos la ¨intencionalidad¨ que se destila de la visión global de la casuística, no como ritmos propios de las entidades que los provocan sino como secuencias y estrategias escenificadas ante el hombre como parte de su complejo proceso de acercamiento a la humanidad.
Ahora bien, si tenemos certeza sobre una inteligencia que gobierna a los Ovnis, también son consecutivas y lógicas otras certezas como la de una variedad de entidades con distintos orígenes. ¿Interactúan entre ellas?
Comparten los mismos escenarios, las mismas oleadas, los mismos períodos; por lo pronto no es descabellado pensar que se hallan relacionadas, casi por lógica fortuita. Entonces ¿ que está ocurriendo allí arriba?

COMUNIÓN
Los síntomas de una relación común suelen expresarse claramente en algunos casos por demás interesantes. Si la idea se sustenta solo por la tipología hay experiencias notables que dan idea de una posible comunión.
En junio de 1978 un campesino del sur de Entre Ríos, mientras realizaba tareas en sus campos y al tiempo que escuchaba el partido de fútbol por el cual Argentina obtendría el titulo mundial ante Holanda, un objeto cilíndrico de gran tamaño se desplazó a muy baja altura y a no más de 20 metros del observador.
El objeto resultaba la típica nave cigarro de color marrón oscuro que en su longitud ecuatorial presentaba amplias y transparentes ventanillas que dejaban translucir el interior.
El Sr. Pereira, asombrado, vio como el cuerpo pasaba frente a sus ojos con lentitud pudiendo apreciar nítidas siluetas que parecían apoyadas sobre ¨vidrios¨. Las entidades eran tan claras que pudo distinguir sin dificultad que había dos tipos de ¨personas¨ abordo. Unas parecían altas y de cabellos muy claros, casi platinados; las otras eran de baja estatura ¨parecían enanos cabezones sin pelo¨ y todos ellos dirigían sus miradas al campesino.
Sorprendido y sin saber que hacer, solamente atinó a saludar con las manos a aquellos raros e inofensivos personajes que le miraban con atención. Al hacer esto, y como respuesta, vio como las entidades le respondían con el mismo gesto encontrándose depronto saludado por una cantidad superior a los veinte humanoides. Sus miradas siguieron atadas entre sí hasta que la masa oscura y cilíndrica se alejó hacia el sur.
En casos como este se observa una clara interacción entre tipologías. Los datos son concretos al describir hechos semejantes, situaciones donde entidades morfológicamente diversas suelen concurrir sobre regiones particulares durante oleadas o activaciones de zonas VENTANA sin olvidar que el número total de denuncias sobre humanoides asociados a Ovnis suele ser sensiblemente menor al de los demás encuentros cercanos.
Tal vez no cabría la misma apreciación sobre los tipos de fenómenos físicos descriptos como naves u objetos pues no hay una identificación concreta entre formas de ¨naves¨y tipologías humanoides ( aunque hay autores que sospechan tal relación) pero que de todos modos indican una variedad notoria de modelos o concepciones de estos objetos que acudiría a la posible interpretación tecnológica de entidades con distinto origen.
Y dado que en ambos casos se comparte territorio, temporalidad, conducta y características distintas además de ¨navios¨ es altamente probable que la interacción entre entidades sea un punto plausible y de alta consideración al momento de evaluar el problema de la relación entre ellos y nosotros.
No es del todo sustentable la idea que la Tierra sea un almacén de recursos o un laboratorio científico al que las especies acuden a profanar las riquezas o reducir al hombre a un conejillo de indias.

PUESTA EN ESCENA
Ya lo hemos sostenido. Todo aquello que vemos bien pudiera ser una adecuada representación en la que vemos los actos de entidades multiformes actuando en circunstancias cuya orientación permiten al hombre asimilar su presencia de modo comprensible. De ello surge la idea de ¨científicos¨, ¨exploradores¨ que muestran un interés relativo sobre el hombre para evitar el afloramiento de cualquier temor o preocupación que pudiera derivar en pánico o trauma colectivo.
Actos de esta naturaleza servirían para alivianar las primeras relaciones entre culturas, estrategias de inserción e inducción que proyectan imágenes comprensibles, mansas, antialarmistas sobre el grueso de la población humana.
La fugacidad, la falta de consistencia de las evidencias, el asomar apenas una faceta cada vez, preferir parecer esquivos, demostrar curiosidad, mantener distancias, no elegir y por el contrario masificar la idea de una relación con gente común de seguro, y a pesar nuestro, ha solidificado la imagen que ¨existen¨ con la duda necesaria para no asumir una realidad que pueda ser incontrolable, haciendo de este juego un protector efectivo que absorbe la energía de los golpes culturales e individuales de la relación que entablan.
La duda sobre su existencia crea un espacio de contención donde cabe la reticencia arquetípica de unos y la curiosidad creciente de millones. Al no ser una amenaza efectiva, palpable y continua inhibe a la respuesta oficial de crear estrategias publicas que traigan inquietud. Ese espacio en blanco es lo suficientemente estrecho para que no quepan temores y se expandan los sentimientos xenofobicos; y lo suficientemente ancho para que seguridades, búsquedas y enigmas alimenten a quienes sí quieren avanzar sobre la relación. Calma y alimenta, sosiega y despierta la imaginación, es impalpable y a la vez enérgico, golpea la mente pero sin herir la convicción.
Cada elemento de este posible plan, hasta ahora tan especulativo como posible, es parte de un formidable rompecabezas en el que los desafíos se suman y los errores de interpretación sirven para buscar caminos ciertos, permitir el discenso y retroalimentar la curiosidad humana aún en sus fallos, errores de interpretación y soberanas confusiones.
Sus ramificaciones ya serían incontrolables para cualquier intención de cercenarlas pero necesitan de la contraparte humana para cristalizar sus efectos. Este plan elaborado por criaturas celestes, dimensionales o temporales concede a todos los humanos un vital protagonismo.
Hay un punto harto más complejo ha considerar. Es plausible que tal inteligencia sea tan infinitamente distante a nosotros que modificara apariencias y actitudes como forma de hacerse asimilable a nuestras percepciones.
Formas, conductas, ritmos, constantes, pudieran ser una proyección adaptable a nuestro entendimiento. Toda la casuística, aún siendo física y perteneciendo a nuestro plano podrían reflejar una puesta en escena virtual, una especie de gigantesca ilusión que acomoda la perspectiva humana a un propósito.
Entre estas posibilidades los hechos nos conducen a tener en cuenta una estrategia deliberada. La puesta en escena de todos modos se instrumenta, y aunque no fuera la entidad que aparenta ser y escondiera detrás de sus imágenes una concepción distinta a la esperada, el propósito de relacionarse, de inducir, de provocar una respuesta, está.
No tiene fundamental importancia que el origen del problema Ovni fuera una cultura comprensible o una inteligencia inmensurable, tampoco que vinieran del espacio vecino, de otras galaxias, ni de otras dimensiones o tiempos. Si se asume que la intencionalidad está dirigida a producir una respuesta en nuestra especie el único camino posible, práctico, coherente y decidido para averiguarlo no pasa por opiniones encontradas, debates fútiles y la resolución de problemas que escapan a nuestras manos, la única alternativa es establecer una comunicación con la inteligencia o entidades que accionan en nuestro medio, con lo que, posteriormente, emergerán todas las respuestas.
Tal vez el juego planteado hoy y a nosotros no haga otra cosa que marcar un sendero.
Pero…¿ hay un plan así?