LA DANZA DE LAS PALABRAS
Por Patricio Parente
El hombre, buscando comprender la realidad y forma de vida en la que le ha tocado vivir se ha valido de diversas manifestaciones que le han permitido entender, expresar y comunicar esas vivencias. Los conceptos son una de aquellas herramientas por las cuales pudo recortar situaciones, hechos, recuerdos, y otorgarles un significado. Por eso es que las palabras le han servido como molde para expresar esos pensamientos, que con el transcurso del tiempo comenzaron a habitar en viviendas más sofisticadas, tal es el caso de frases y oraciones.
Sin dejar de tener en cuenta la cantidad de matices y niveles de grado en los que se expresan, de acuerdo a su grado de elaboración se podría separar a los conceptos en dos grandes grupos: por un lado, están los que se utilizan en la cotidianeidad, los cuales son directos y espontáneos, por ende no pretenden demostrar demasiada rigurocidad en lo que tratan de describir o explicar; y por otro lado, se asoman los que son objeto de un mayor control y sistematización, resultado de un cuidadoso análisis preelaborado, es por ello que la mayoría de sus canteras se encuentran en el mundo científico.
Tanto unos como otros son parte de un susinto modelo que para nada es ajeno al fenómeno OVNI. Abriendo la puerta del primer grupo, tenemos la infinita cantidad de testimonios, que son el núcleo y corazón de todas las experiencias (haciendo a un lado los posibles rastros físicos), se diseminan en la tierra como estrellas en el cielo, y es a través de ellos que los conceptos gozan de su mayor espontaneidad.
Es por medio de éstos que las personas reaccionan ante lo desconocido sin premeditarlo y simultáneamente le buscan una explicación, mira eso!, qué es aquello!, no puedo creerlo!, eso no es un avión!, parece un meteorito!; Si bien son espontáneos ante lo que viven, estas conceptualizaciones están permeadas de historia, de ideas y de nociones del universo, puesto que la comparación con un avión, un satélite, la luna o Venus reclaman como requisito el conocimiento de la existencia de los mismos; de la misma manera, las interpretaciones reflejan los razgos de antiguas y arraigadas leyendas y tradiciones, «ví al diablo», «eran dos almas que batallan eternamente», «apareció la luz mala», llegando a expresiones tan puras y sublimes( que nada tienen que envidiarle a «el sol salió anoche y me cantó») como escuchar de los labios de una anciana mujer decir «ví una cosa linda anoche», o la naturalidad de un hombre cuando comenta que »chispea la montaña»,…
Todas estas distintas pinceladas, cada una de estas «aproximaciones cotidianas» establecen el marco en el cual el investigador tratará de lograr su acercamiento a través de elaboraciones conceptuales más precisas; es aquí cuando entra en juego el segundo grupo. De esta manera hay que pararse en la vereda de en frente, dejar que los pies toquen tierra, pero siempre posando la mirada en el infinito.
Esta postura permite comodidad cuando se encamina el análisis de los datos; ahora bien, como se expresan los resultados? Nuevamente por la constante ayuda de los conceptos, éstos se dejan ver a través de la historia de la teoría ufolófica, y no es necesario desarrollar sus distintas dinastías a lo largo de los años para conocer a los que aportan los cimientos más sólidos para la arquitectura del fenómeno.
Es así que como punta del témpano se asoma la conceptualización más renombrada, más ambiciosa y más discutida: OVNI, término que da cuenta de la «existencia» de objetos que cruzan el cielo, pero paradójicamente no tienen identidad, es decir, que por sus características son difícilmente ubicables dentro de lo cánones humanos. Cabe aclarar que el término es una entre tantas aproximaciones que se dan ante un conjunto de fenómenos, otras son ilusión, imaginación, superstición, eventos atmoféricos, etc. Si bien éstas últimas son aplicables a variados eventos, el concepto OVNI parece, dentro del marco de un primer acercamiento ser mucho más potable que los anteriores, puesto que abre una gama de perspectivas que permiten ahondar en su complejidad.
El presente esquema aplicado a la casuística no pretende ser un dogma, todo modelo clasificatorio carece, por su propia naturaleza, de una aplicabilidad total sobre lo que se intenta estudiar, tal es así que los grupos descriptos no son dos componentes aislados y cerrados en sí mismos, sino se entrecruzan, establecen relaciones de reciprocidad, es decir, se retroalimentan uno del otro; por eso encontramos el concepto OVNI o nave en los testimonios, a su vez, los investigadores, que parecieran mirar la función desde la vereda de enfrente, muchas veces han sido partícipes de experiencias anómalas y aunque manejan terminologías aparentemente refinadas, no som ajenos a reacciones espontáneas.
A su vez, el que investiga no es el rígido erudito que se sienta en su banco para escuchar aseveraciones dasarticuladas, no tiene el monopolio de las hipótesis, las personas que brindan su testimonio también las construyen, por eso es requisito el prestarles atención.
Realizadas las presentes aclaraciones, es conveniente recalcar el objeto de estas líneas: dar una tonalidad organizativa al mundo de las significaciones impresas en los relatos.