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Juan Pablo Gómez
Los hechos acontecidos en esta tranquila ciudad del sudoeste de la Pcia. de Buenos Aires, de aproximadamente diez mil habitantes, no tuvieron nada que envidiar a las famosas manifestaciones OVNI de Victoria (Pcia. de Entre Ríos) en 1991 o a las acontecidas hace unos años en oeste pampeano e incluso a las que en la actualidad se están registrando en la región de Cachi, Pcia. de Salta.
Como hemos mencionado en varias oportunidades, muchas personas se sorprenderán al saber que en 1994 se registraron más de un centenar de denuncias (139 fuente RAO) a lo largo y a lo ancho de la República Argentina, sin embargo esta oleada pasó totalmente desapercibida para los medios de comunicación; ejemplo que echa por tierra el argumento que suelen esgrimir los escépticos de turno cuando sentencian que una oleada OVNI es tan solo el producto del aumento de información periodística… ¡Y claro, si en sus archivos sólo hay recortes de prensa!.
En fin, volvamos a lo que importa.
Y fue precisamente el Partido de Roque Pérez una de las principales regiones donde el fenómeno se concentró, manifestándose a sus habitantes que, entre sorprendidos y eufóricos, comenzaron a contemplar como nunca antes las apariciones de los «no identificados».
No sería justo de nuestra parte empezar a contar sobre la oleada de Roque Pérez, sin mencionar siquiera que, dos meses antes, en el lindante partido de Lobos (a 100 km. de Capital Federal) se sucedieron una serie de avistamientos muy interesantes. Como si del prólogo se tratara…
Si bien fueron numerosos los testimonios que se recogieron en esta ciudad -algunos de ellos, incluso, vieron la luz pública en un noticiosos porteño- tan solo unos pocos continúan sin explicación.
Los casos de Lobos fueron ampliamente tratado en el numero anterior de Gaceta OVNI, por lo que no vamos a referirnos a estos ahora, no obstante aquel lector interesado puede ingresar en la sección «expedientes OVNI» para conocerlos en profundidad…y en verdad que vale la pena.
LA OLEADA OCULTA DE ROQUE PEREZ
Son muy pocas las oportunidades que se le presentan a los investigadores de dar con una oleada OVNI en una región determinada, desde su inicio; generalmente, cuando esto ocurre, es porque quizás el investigador vive en esa región. Por el contrario, como pasa la mayoría de la veces, nos enteramos de éstas una vez iniciada, cuando el fenómeno se encuentra ya en su pico máximo, perdiéndose importantes datos para su estudio.
El caso de Roque Pérez, sin embargo, fue muy distinto. Aquí se llegó unos días antes de que el furor OVNI se desatara; es más, fueron los propios investigadores quienes advirtieron a algunos de sus habitantes de que algo, realmente importante, podía llegar a ocurrir…
Y ocurrió.
A mediados del mes de Julio, siempre hablando de 1994, dos de los creadores de Gaceta (Daniel López y Carlos Ingaramo) estaban trabajando en un interesante experimento que los obligaba a realizar un intenso relevamiento de pueblos y ciudades del interior de la Pcia. de Buenos Aires y sur de la Pcia. de Entre Ríos.
En aquella oportunidad se dirigían a la ciudad de Saladillo por la Ruta Provincial 205 pero considerando que Roque Pérez (lugar al que también debían visitar) se encuentra a medio camino (Km 130) decidieron hacerle una primera y fugaz visita.
Ante las primeras averiguaciones con un periodista local, el panorama no era muy alentador; según este los «platos voladores» no hacían acto de presencia desde hacía unos cuantos años atrás. Salvo las noticias que de vez en vez llegaban de la vecina ciudad de Lobos, nada, en esos días, se había comentado en Roque Pérez.
Sin embargo, el periodista les recomendó ver al Sr. Aurelio Castellani, pues quizás él podría aportar alguna información al respecto. Castellani, un modesto trabajador y hombre de familia, es un interesado en nuestra problemática que le gusta conocer los hechos OVNI que se suceden en la región (y quién fuera luego uno de nuestros principales referentes) y efectivamente brindó a los investigadores una escueta referencia sobre un hecho ocurrido pocos meses atrás, en el mes de mayo más precisamente; cuando tres trabajadores de una avícola, que venían desde Beguerí por la ruta 20, a la altura de la Escuela Nro. 12, habrían observado de madrugada, un foco luminoso de colores cambiantes que realizaba extrañas maniobras en el cielo.
A primera vista, el hecho se perfilaba interesante y valía la pena recabar más datos; pero no tuvieron suerte. El único testigo localizable se encontraba trabajando fuera del pueblo por lo que los investigadores decidieron regresar unos días después.
Y así fue que, los días 6 y 7 de Agosto, López e Ingaramo retornaron a Roque Pérez. Curiosamente, en esta oportunidad, notaron que los avistamientos se habían incrementado. El caso de los trabajadores ya no era el único. En el lapso transcurrido entre la primera visita y esta, otras observaciones se habían producido.
Ambos entendieron que probablemente se estaba repitiendo el mismo patrón que había precedido a las oleadas de Capilla del Monte (Córdoba) y Victoria (Entre Ríos): una serie de observaciones aisladas y después… el detonante, el caso que acapararía la atención de casi toda la población. Sin embargo, en Roque Pérez, ese hecho todavía no había ocurrido.
Aunque, no iba hacerse esperar demasiado…
Era el martes 9 de Agosto, siendo las 21.25 h, cuando recibimos un llamado desde Roque Pérez. El Sr. Natero nos hacía saber que, en ese mismo momento, muchas personas estaban visualizando el paso lento y silencioso de una luz anaranjada con forma de pera invertida que se dirigía hacia el Oeste.. Inmediatamente procedimos a consultar a operaciones del Aeropuerto Internacional de Ezeiza para conocer si había algún vuelo a esa hora, en la región en cuestión, recibiendo una respuesta negativa. A continuación hicimos lo mismo con el Servicio Meteorológico Nacional, nos interesaba saber cual era la dirección de los vientos para descartar una posible confusión con algún tipo de globo. Vientos moderados de sector Oeste, fue la respuesta. Por lo tanto, no se registraba actividad aeronáutica y lo que fuera que observaban los vecinos volaba en dirección contraria al viento.
Mientras nosotros efectuábamos los chequeos correspondientes, en Roque Pérez, el furor OVNI ya había comenzado…
LA VIDA DE NOCHE
Es una constante en este tipo de eventos, el cambio que la presencia del fenómeno produce en la vida de los habitantes. Era sumamente sorprendente e interesante observar como, paulatinamente, comenzaban a transformarse los rutinarios días de unos pocos lugareños primero -generalmente de aquellos habían sido testigos de los «no identificados»- siguiendo con poco menos que todo el pueblo. La gente planeaba el día dándole prioridad a la noche para así poder salir a recorrer las rutas, los caminos vecinales o para apostarse en algún campo donde pudiera tener mayores posibilidades de presenciar la aparición de los OVNIs.
Por unos días, los «platos voladores» eran el tema principal de conversación en las calles, en las casas, en los bares y hasta en los medios de comunicación. Y la polémica comenzaba a girar entorno a estos.
Las zonas más frecuentadas por los roqueperenses para la posible visualización de OVNIs eran: el llamado «camino de los Curas» (el lugar más concurrido) un callejón vecinal que, viniendo de Lobos, comienza a la derecha de la ruta 205, pocos metros antes de la avenida de acceso al centro urbano; la ruta 30 y las proximidades del río Salado (Límite del Pdo. de Lobos con el de Roque Pérez). En estas vigilias nunca faltaban los binoculares, las cámaras fotográficas, las filmadoras y…el mate. Se pasaban horas y horas soportando el frío del invierno para lograr ser testigos del paso de un OVNI, que en la gran mayoría de los casos no ocurría.
LAS CONFUSIONES
En muchas ocasiones, el clima especial que se creaban en esas vigilias ante el deseo de ver algo terminaba, ante cualquier luz distante, en confusión. La mayoría de las veces las personas eran engañadas por algún avión a la distancia (generalmente cuando la observación se realizaba en dirección norte, no consideraban el tráfico aéreo de Aeroparque o Ezeiza perfectamente visibles desde esa distancia) o por estrellas y planetas de magnitudes importantes.
Incluso, en algunas ocasiones, fuimos partícipes de esas vigilias y pudimos constatar personalmente las diferentes reacciones en la gente. A veces solía haber entre el grupo alguno que intentaba mantener la calma o a quién no le terminaba de convencer la extrañeza de lo observado, sin embargo si la sensación general era que estaban ante un auténtico OVNI no había manera, en ese momento, de aplacar los ánimos. Inmediatamente apuntaban las cámaras (donde las había) y comenzaban a filmar. Obteniendo como resultados, imágenes muy pobres que, lamentablemente, a la hora del análisis objetivo no aportaban demasiado.
Estas situaciones son comunes y hasta comprensibles en este tipo de eventos; no es de extrañar que las personas, por la excitación y las ganas de ver algo, pierdan la objetividad ante la aparición de cualquier luz, convirtiéndola, sin un simple análisis primero, en un OVNI. Para los que no están acostumbrados a observar el cielo nocturno y sus fenómenos, la diferencia que puede haber entre un planeta a poca altura sobre el horizonte, un satélite, etc. con un auténtico objeto volador no identificado, es poco menos que nula. Y si lo que están viendo presenta alguna similitud, aunque sea mínima, con la descripción de un objeto volante verdaderamente inexplicable que algún vecino afortunado presenció (ya sea en los colores, en el tipo de desplazamiento, etc.) automáticamente creerá estar también frente a ese OVNI.
Es el investigador (o en definitiva cualquier persona responsable) que, estudiando concienzudamente cada denuncia, debe a la hora del análisis separar la paja del trigo. El OVNI del OVI (Objeto Volador Identificado) para así lograr resultados altamente positivos.
Es probable que con el correr del tiempo nos lleguen más informes de avistamientos registrados en la región, y para ese año. Por el momento, los hechos que van a leer a continuación son los que, luego de más de una decena de visitas a Roque Pérez, logramos recoger. Hechos que van desde observaciones de extrañas luces hasta cuasiaterrizajes…
Acompáñenos.
LOS CASOS
Lo que el lector va a leer a continuación no pretende ser una exposición minuciosa de todos los casos que tuvimos oportunidad de ir recogiendo durante el transcurso del año 1994 y principios de 1995, en las distintas y numerosas visitas a Roque Pérez. Tan solo me limitaré a pasar revista a algunos de los incidentes que llamaron nuestra atención y que, considero, vale la pena reseñar.
De lado he dejado un buen numero de denuncias que a primera vista se trataban de simples confusiones; como así también he excluido de esta muestra los relatos que nos llegaban de segunda mano y los hechos que no ocurrieron durante 1994. Tiempo habrá para estos ya que la cantidad y, por sobre todas las cosas, la calidad de los casos «antiguos» acontecidos en toda la región lo merecen.
A pesar de ello, el numero de avistamientos que han resistido este primer «filtro» ha sido importante. Y aún lo sería si alguno de los que a continuación se incluyen, pudiese, en el futuro, tener una explicación convencional.
Ahora si, aquí van los hechos…
Entre Roque Pérez y Beguerí…los primeros indicios
Eran alrededor de las 3 de la madrugada de una noche del mes de Mayo, cuando el Sr. Torres y dos compañeros de trabajo se trasladaban en un camión de una productora avícola de la región, desde Beguerí hacia Roque Pérez. Transitando por la polvorienta ruta 20 a unos 6 km. de este último, observaron a la derecha de ese tramo del camino, un foco intensamente luminoso y de colores cambiantes que se bamboleaba y realizaba círculos a considerable altura. El objeto en cuestión era un poco más grande que el lucero y se movía lentamente y sin emitir sonido alguno. Luego de unos dos minutos de observación, se perdió de vista hacia el Oeste. Los tres testigos quedaron bastante sorprendidos y solo comentaron su experiencia con sus más allegados.
Por segunda vez la mencionada ruta fue escenario de otro interesante avistamiento. Los protagonistas, en esta oportunidad, fueron Miguel Angel Pico Bruno y Titino Garabento. Según se desprende del testimonio del Sr. Pico Bruno, eran aproximadamente las 21.20 h del martes 2 de agosto cuando, regresando de Beguerí, «a la altura del campo de los Rossi», (a 17 kms. de Roque Pérez), advirtieron a la derecha (norte), una luz dorada -o de color «oro» (como ellos la describieron)- y de un tamaño comparado al de la luna en el cenit. Ambos observaron que dicha luz comenzó a descender lentamente hasta detenerse a muy poca distancia del suelo y muy cerca de donde ellos estaban: «nos pusimos a unos 50 metros de distancia estimo yo, y estaba aparentemente muy baja, por las luces de una casa que está muy cerca de la calle, calculamos que estaba a menos de 10 m. del suelo». Incluso, podían ver como se reflejaba su luminosidad en un bañado que existe en ese lugar. Detuvieron la marcha para averiguar si emitía sonido pero no, era completamente silencioso. En cierto momento comenzó a emitir destellos rojizos y verdosos pero principalmente rojizos para, luego, iniciar un lento ascenso y alejarse hacia el sudoeste.
DOMINGO 7 DE AGOSTO…EL TEMOR A LO DESCONOCIDO
Quienes se llevaron flor de susto durante su experiencia fueron Oscar Orgiatti y su novia, cuando regresaban de Saladillo luego de cenar en la estancia de un pariente. Siendo las 22.30 h, circulaban en el automóvil propiedad de Oscar -un Fiat 147, gasolero, modelo 91- por un camino bastante solitario, paralelo a la Ruta 205. Todo transcurría con total normalidad hasta que, sorpresivamente, como si saliera de atrás de los árboles que bordean esa parte del camino, una luz cegadora se abalanzó sobre ellos, convirtiendo la noche en día. El automóvil, inexplicablemente dejó de responder a sus mandos, «parecía como que el coche estuviera en el aire»- nos dijo Oscar; ni el ruido del motor ni el estéreo se oían; lo único que rompía el extraño silencio eran los gritos desesperados de su novia rogándole que regresara.
Era tan intensa esa luz blanca que los bañaba -recuerda el testigo- que les impedía observar hacia fuera. En cierto momento, la luz cambió su tonalidad a un rojizo intenso, pasando por el anaranjado y, tan repentinamente como había aparecido, desapareció. Oscar, sin la más mínima intención de detenerse para averiguar lo que ocurría, y viendo a su novia bastante shockeada, aceleró y sin mirar atrás prosiguió la marcha hasta que, finalmente, arribaron a Roque Pérez.
«Cayó de frente pero como si saliera de los árboles y regresó en esa misma dirección … como un yo-yo»- nos explicaba, todavía asombrado, Oscar Orgiatti.
Cabe señalar que el coche, a excepción de un desperfecto eléctrico que lo obligó a llevarlo dos días después del incidente a un mecánico, no sufrió alteraciones en la chapa ni en la pintura.
MARTES 9 DE AGOSTO…EL DETONANTE
Ninguno de los testigos, de los sucesos que acabo de mencionar, tenían conocimiento de que otras personas también estaban observado las evoluciones de esas extrañas luces sobrevolando sigilosamente los campos de la región. Por tal motivo, cada uno de ellos prefería, siempre por temor al ridículo, mantener su experiencia en secreto, o bien solo lo compartían con sus más allegados. Sin embargo, a partir del 9 de agosto las cosas cambiaron. Esa noche, por primera vez un buen número de pobladores pudieron contemplar, a las 21.25 h, como una luz naranja con forma de «pera invertida» y del tamaño de una farola de mercurio del alumbrado público, cruzó lenta y silenciosamente el estrellado cielo roqueperense. Y con el tiempo suficiente como para que uno de los testigos, el Sr. Miguel Natero, se comunicara telefónicamente con el investigador Daniel López, en el mismísimo momento en que el acontecimiento se estaba desarrollando. Al cabo de 35 minutos de observación dicha luz terminó por perderse de vista hacia el oeste.
A partir de ese momento, aquellos habitantes que no se animaban a hablar de sus experiencias cambiaron de parecer y comenzaron a relatarlas, encontrando en este suceso, una suerte de confirmación y respaldo.
En las noches que siguieron a este macroavistamiento, muchas personas comenzaron a recorrer los caminos, o se apostaban en diferentes puntos de la región, con el afán de observar y, en lo posible, filmar la aparición de los OVNIs. Incluso, gente de Lobos, Saladillo y otras ciudades vecinas, se acercaban a Roque Pérez tratando de confirmar, personalmente, los rumores que hasta allí habían llegado.
SÁBADO 13 DE AGOSTO….»LA BOLA DE FUEGO»
Y precisamente, la noche del sábado 13 de agosto, a partir de las 21 h, un puñado de personas se acercaron hasta la ruta 30 al escuchar la versión -a través de un radiocomunicador (handy)- que una extraña luz se observaba en dirección Oeste. Según los testimonios, era una luz con mucho brillo de color blanca azulada que se iba tornando rojiza a medida que descendía. Estuvo a la vista de los testigos por una hora hasta que, pasadas las 22, se perdió definitivamente bajo el horizonte Oeste. Dos personas lograron filmarla; una lo hizo desde la mencionada ruta y la otra desde el centro urbano. En la primera filmación (a la única que tuvimos acceso), se logra apreciar dicha luz, completamente inmóvil y, en cierto momento, aparece arriba y a la izquierda de la pantalla, la imagen distorsionada de la Luna. (Vaya como anécdota que como algunos creyeron ver en nuestro satélite fuera de foco un «rostro» -de un «alienígena» para unos, «de la virgen» para otros- en Roque Pérez esa toma la recuerdan como «la filmación de la cara»).
En honor a la verdad, por las características de lo observado, el tiempo que estuvo a la vista (una hora) y la forma en que se perdió de vista (oeste), todo parece indicar que pudo tratarse de una confusión con Venus. La noche del 13 de agosto, a la hora del avistamiento, dicho planeta estaba visible en acimut 274º y a unos 15º de altura, perdiéndose en horizonte justamente a las 22 h. Júpiter, un poco más alto -a unos 40º- se encontraba por debajo de la Luna. Por lo que cabe preguntarse ¿ se generó todo el revuelo cuando confundieron a Júpiter con el lucero, viendo entonces en Venus al presunto OVNI? (Precisamente éste adquiere una coloración rojiza cuando más cercano al horizonte se encuentra).
Es probable.
Pero lo curioso ocurrió luego, porque esa misma noche pero pocos minutos después de las 22 h., Pedro Francesena, que estaba transitando en su combi por la Av. Mitre, próximo a la ruta 205, observa una «bola de fuego» que desde el Noreste se dirigía a baja altura y a gran velocidad hacia el Sudoeste; de inmediato dio aviso por handy al grupo que estaba en la ruta 30 para que también la observaran. Desde esa ubicación Alejandro Allegreti y un bombero de nombre Juan José divisaron la esfera rojiza-anaranjada que, de acuerdo a sus testimonios, era más grande que la luna (en el cenit), confirmando que se aproximaba a muy baja altura del horizonte. Según el primero en un momento llegaron a ver como su luz se reflejaba en el suelo. Las mujeres, algo asustadas, optaron por subir y prender las luces del coche -que estaba apuntado en dirección al fenómeno- cuando la «bola de fuego» cambió de rumbo hacia el Noroeste y, perdiendo intensidad, terminó por desaparecer.
DOMINGO 14 DE AGOSTO…»EL CIGARRO»
Este día se registra la primera observación diurna. A las 10.15 h. Pedro Francesena (testigo anteriormente mencionado) observa desde una de las esquinas próxima a su casa un objeto alargado -como «una flauta plateada»- a decir del testigo, en dirección Norte, precisamente entre dos cables de luz existentes en ese lugar. Primero pensó en un avión pero lo descartó al notar que no se desplazaba, estaba completamente inmóvil. Buscando a otra persona para confirmar su visión, llama al Sr. Aníbal Echeverría quién se disponía a salir de una casa vecina. Éste, luego de mirarla detenidamente por unos segundos coincidió con Francesena en que no podía ser un avión. Transcurridos unos dos minutos, el objeto inexplicablemente dejó de observarse.
Aparentemente, un tercer testigo que se estaba próximo al lugar también lo habría visualizado.
LUNES 15 DE AGOSTO…»EL RESPLANDOR DE UN PUEBLO»
Jorge Geanfelices y «Fredy» Elif se encontraban en plena tarea de campo en la estancia «El Trocadero» (Beguerí) cuando, a las 19.30 h., observan hacia el S-SE como una luz pequeña, perfectamente visible en el cielo estrellado, se aproximaba lentamente. Luego de unos segundos, esa luz adquirió un tamaño mayor al de la luna y se detuvo a unos 3.000 o 4.000 m. de su ubicación y a unos 30 grados del horizonte. Era más o menos circular y destellaba continuamente colores como ser blanco, verde, rojo, rosado… Luego de unos minutos comenzó a descender hasta casi perderse de vista, sin embargo su luz era tan intensa que desde esa posición ambos veían «como si fuera el resplandor de un pueblo». Pasados unos 20 minutos y viendo que la situación no variaba continuaron trabajando hasta que se retiraron del campo sin saber que ocurrió con el fenómeno.
Coincidiendo con el día y la hora, María Gianini y su familia volvían de Beguerí por la, ya conocida, ruta 20 cuando observaron a la derecha del camino (N.E) una potente luz rojiza que en cuatro oportunidades varió de intensidad y tamaño hasta que se apagó. (Cabe la posibilidad, ínfima si se quiere, pero posibilidad al fin de que se haya tratado del mismo fenómeno visto por los tractoristas)
A MEDIADOS DE AGOSTO…»SOBRE EL RÍO SALADO»
El Sr. Vilches, empleado de la estación de servicio que se encuentra a la entrada de la ciudad, tuvo oportunidad de observar desde la zona de los silos, a las 0.30 h., una luz intensa de forma más o menos circular, primero blanca y luego naranja, en dirección NE. A ambos lados de esta luz podía apreciar lo que parecían ser dos luces verdes, una en cada extremo. No se trasladaba pero hacía un movimiento de «bamboleo» de izquierda a derecha bien visible. En cuanto al tamaño no dudó en afirmar que era mucho mayor que la luna («tres veces más grande») y, en cuanto a la distancia, supone que estaba sobre el río Salado (Límite de Lobos y Roque Pérez). Luego de unos tres minutos de observación desapareció sorpresivamente.
VIERNES 19 DE AGOSTO…»EN NOVENTA GRADOS»
A las 19.05 h. el Sr. Gutiérrez (que fuera testigo de dos interesantes encuentros, uno en el año 1975 y otro más reciente: en 1991) desde el patio de su casa observó una luz blanca circular procedente desde el Sur que al llegar a su vertical, sin detenerse, hizo un giro de 90 grados y se alejó a una velocidad pasmosa hacia el Oeste. Todo transcurrió en absoluto silencio, destacó el testigo
LUNES 22 DE AGOSTO…OTRA FILMACIÓN
Esa noche otra luz fue filmada pero en esta oportunidad hacia el Norte. A Las 23.05 h. aproximadamente un grupo numeroso de personas que se encontraban en el «camino de los curas» – como se lo conoce en Roque Pérez a un callejón que nace en la ruta 205 – metros antes del acceso a la planta urbana -, comenzaron a observar, a unos 10 grados del horizonte, una luz blanca-amarillenta, intensa, que por momentos destellaba tonalidades rojas, verdes y anaranjadas. Este objeto luminoso, según se puede apreciar perfectamente en la filmación, estuvo por más de 20 minutos detenido ante las exclamaciones de los testigos allí presentes, entre ellos Alejandro Allegretti, Juan Core y Cesar Coturi. De repente, la imagen muestra que, en apariencia el mismo objeto, comienza a moverse en descenso hasta ubicarse a muy poca altura del suelo para luego desplazarse hacia la izquierda de la pantalla, pasando por detrás de una arboleda visible en esa dirección, hasta que finalmente se pierde de vista, con la misma trayectoria (NO).
Cuando observamos los primeros minutos de la filmación, y sabiendo que el avistamiento se realizó en dirección Norte, pensamos, por la intensidad de la luz que se puede apreciar en la imagen, que si bien no podía ser una estrella o planeta, quizás se trataba de un avión visto de frente. Pero es el tiempo que permanece estático, unos 25 minutos, lo que lo descartaría. Luego, cuando comienza a descender y a moverse hacia la izquierda (si estamos hablando del mismo objeto, claro está) se puede ver que no disminuye su intensidad lumínica como así tampoco pierde su forma circular. En síntesis, si bien el comportamiento del fenómeno observado no es de un alto índice de extrañeza, cuanto menos resulta curioso.
Entrado ya en los últimos días del agitado mes de agosto, el furor había comenzado a aplacarse. Ya no eran decenas de curiosos los que desfilaban por las rutas de la región a la pesca de una luz extraña sino los más entusiastas, aquellos que desde un principio habían tomado la iniciativa…y los últimos en abandonarla. A veces, volvían con algo para contar: que en su gran mayoría se reducía a luces vistas a la distancia y con un comportamiento convencional, aunque ellos estaban completamente seguro de que no eran aviones o satélites…pero tampoco -reconocían- podían afirmar rotundamente de que se trataran de auténticos OVNIs. En fin, volvían a observar lo que siempre acostumbraron ver en el campo cuando cae la noche …
Y llegó el momento en que todo el pueblo olvidó el asunto, incluso algunos ya dudaban de que algo realmente extraño había ocurrido; pero, como tiene por costumbre el Fenómeno OVNI -¿o debo decir la inteligencia que está detrás?-, en el momento menos esperado, volvió a escena, como quién pretende despejar las dudas. Y sus ¿últimas actuaciones? fueron como lo fue su carta de presentación allá, por fines de mayo, en Lobos…con manifestaciones que merecen ser narradas en un capítulo aparte
ZONAS VENTANAS
Se denomina Zona Ventana a una región geográfica que se convierte en escenario de una nutrida presencia OVNI, mientras que un «flap» o una «oleada» se manifiesta a niveles territoriales más amplios como un país, un continente o todo el planeta. La Zona Ventana es una concentración de intensa actividad en una porción territorial muy acotada y reducida. Ventana es un término que define la cualidad de una región por presentar características especiales para la actividad de los no identificados; una suerte de ventana o puerta que sirve o facilita una actividad cuyas razones nos son totalmente desconocidas hasta el presente.
Desde hace mucho tiempo se conocen lugares de frecuentes apariciones de OVNIs, sin embargo la «Ventana» registra un incremento de observaciones repentina y multitudinaria de estos objetos que se ha incrementado en los últimos veinte años.
Estas regiones permiten al investigador realizar una tarea que anteriormente parecía imposible, registrar y relevar casos casi al momento de producirse y permitiendo que sea testigo directo de lo que antes solo resultaban para él, meras referencias de terceros. Así, los investigadores han podido aprender y comprender el fenómeno con mucho más profundidad, teniendo a la mano «modelos vivos», «ejemplos claros» de lo que ha venido estudiando desde siempre.
Este factor es de capital importancia porque varios grupos científicos han realizado relevamientos con instrumentales de alta tecnología y pudieron observar el fenómeno en plenitud y en su propio campo de acción, resultando de ello fotografías y filmaciones, materiales profusos para la interpretación de los OVNIs.
En tanto las hipótesis sobre el origen de esos OVNIs siguen, muchas veces, por andariveles distintos, gracias a esta conducta se han echado por tierra las versiones escépticas que sostenían que todas las observaciones de este tipo provenían de personas inexpertas, de opinión dudosa y propensas a la fantasía.
Lo bueno de ello es que cualquier persona enterada de lo que llamamos «activación de Ventana» -o sea, el momento en que el fenómeno se pone en movimiento zonal- puede, muchas veces, acceder fácilmente a ella y probar suerte de «ver» como muchos ciudadanos lo han podido hacer en los últimos años en zonas como Victoria, Capilla del Monte, y la propia Roque Pérez.
Si bien hay un número alto de confusiones y no siempre los OVNIs pueden ser vistos con facilidad, nadie puede asegurar que Ud. no sea el próximo testigo.
D.L