LA FENOMÉNICA COMO CONDUCTA (1 PARTE)
Gaceta OVNI
Por muchos años el movimiento OVNI ha sido visto a través de sus huellas, efectos y movimientos. Lo esencialmente fenoménico rara vez ha dado pautas más o menos tangibles a la visión mecanicista para establecer un patrón de acción capaz de ser analizado independientemente de todos los aspectos involucrados que en forma de conjunto le son propios, y que agrupa en el espectro general de una ¨denuncia¨ las condiciones del medio, el fenómeno puro, y la descripción del observador. La precedente trilogía, una verdadera unidad de concepto, ha propuesto serias dificultades para ser diseccionada y analizada por separado, ya que la particularidad que mas representa al Ovni para su estudio es la de alimentarse de las tres y formar no solamente un fenómeno puntual sino un verdadero evento. La estructura íntima de su naturaleza, por lo tanto, no permite análisis de carácter fragmentario en detrimento del conjunto pues, a pesar de las consideraciones físicas (entendidas como síntomas de una tecnología generadora del evento), aporta datos que parecen tan ambiguos y de molde adaptable a tantos juicios y criterios que muchos ufólogos han visto en esta compleja estructura una dosis de ilógica, de imposibilidad, y hasta de ridiculez. Lo que los Ovnis hacen en sus aproximaciones al hombre no se parece a nada que previamente haya sido estudiado y catalogado. La aislación de los elementos que lo componen solo han dado figuraciones parciales y vagas que se diluyen en el tiempo sin generar confirmaciones o aceptaciones en el campo científico… El intento por descentralizar el protagonismo del testigo también ha fracasado porque, además de las dificultades señaladas, se evidencia otro fenómeno ligado al principal y es la activa presencia de una interacción entre testigo y Ovni que impide la relegación de su participación como elemento de peso en el análisis integral del objeto en estudio. Las características de EVENTO son la sumatoria de unas condiciones físicas, psíquicas y culturales que en dosis alternadas y variables forman el conjunto denominado ¨caso¨, que se considera materia prima de la ovnilogía. Para los dogmáticos y los ortodoxos esta problemática ha tenido una resolución facilista en la postura del escepticismo, la de catalogar sin más y con suma rapidez a los hechos descritos como equívocos argumentados en similitudes que, en algunos casos, presenta el Ovni con otros fenómenos naturales de carácter frecuente (aerolitos, rarezas atmosféricas, etc.) todo, entonces, tiene explicación lógica, rápida y efectiva, cuyo mayor beneficio es el ahorrar energías intelectuales, costos investigativos y la resolución de entuertos demasiado molestos para ser trazados en un escritorio cómodo y calefaccionado. Esta formulación, carente de rigurosidad, muestra la orfandad de métodos para entender desde lo clásico algo que aún parece desafiar al razonamiento mas novedoso y revolucionario en el terreno científico. Sea lo que fuere está allí, moviéndose entre los límites del universo y la mente humana, incorporándose a nuestra cultura por peso propio, impulsado, además, por la aceptación que encuentra en la razón de las grandes multitudes.
LA MADEJA SE DESATA
La imposibilidad de transformar a la ovnilogía en disciplina a jugado en contra de los grandes esfuerzos que muchos hombres y mujeres han puesto por obtener una evidencia o patrón ajustable al método científico, lo que se ve dificultado por la estructura del objeto (cuya naturaleza rehuye en acción disuasiva) porque los elementos que aporta a la ortodoxia no tienen ni disciplina ni instrumento que los interprete: Así se reconoce. El Ovni se desplaza por la misma franja en donde subsisten los grandes misterios de la humanidad, y sin embargo su estructura es tan diferente de esos fantasmas que adquiere independencia absoluta de todo lo otro que resulta irresoluble e infrecuente, lo que hace, sin embargo, que cualquier explicación le quepa por ser tanto o más incognoscible que el resto, pudiendo someterse a la válida interpretación de la ciencia como a la elucubración de la misma magia. Solo recientemente ese estado de oscuridad a visto la luz de una visión global, aérea, de conjunto, donde todas las piezas sueltas en número agobiante, empiezan a ser vistas como un verdadero rompecabezas en pleno proceso de armado. La inasibilidad de un dato aislado adquiere una estructura mas o menos coherente en sus constantes reiteraciones geográficas y temporales. La evidencia Ovni, según esta corriente, no debe ser buscada ni con telescopios ni microscopios, sino con los ojos del mismo hombre porque tiene la dimensión de su medio, se incorpora a su realidad como un elemento a catalogar e impide su disección mediante una sola disciplina que no sea capaz de observar el conjunto por sobre el segmento. El fenómeno no parece atado a los fundamentos mecanicistas, es independiente de los factores ambientales y no está regido por influencias físicas o humanas, por lo que se le atribuye una causa en sí mismo, una voluntad propia, porque en su espontaneidad de aparición se evidencia una acción controlada, capaz de medir distancias, de prever la acción humana, de resolver problemas rápidamente, de responder a estímulos. A esta nueva ola de apreciaciones no importa tanto la constitución material del Ovni, ni el tipo de propulsión que utiliza ni a que energías recurre. Por el contrario estas preocupaciones surgen de las presiones que se ejercen por obtener respuestas fraccionadas sobre la envoltura de este extraño fruto. Por el contrario, esa corriente centraliza su visión en todo dato objetivo que perfile una voluntad propia, ya que de lograrse una confirmación de esta hipótesis se podría especular firmemente sobre la existencia de una inteligencia, y de allí en la posibilidad cierta de una comunicación que al final pudiera responder el resto de las preguntas que hoy parecen capitales.
INTERPRETACIÓN DEL MOVIMIENTO COMO CONDUCTA
El término CONDUCTA se incorpora a la ovnilogía desde otros campos del conocimiento. Por ejemplo es empleado por la química para referir a la actividad de una sustancia, cuerpo, átomo, etc. Huxley lo introduce en la biología para referirse también a las manifestaciones de la sustancia viva. En todos estos campos el término define al conjunto de fenómenos observables o factibles de ser detectados, lo cual implica una consigna metodológica de atenerse a los hechos tal cual se dan, con exclusión de toda inferencia animista o vitalista. Se busca, por lo tanto, que su descripción y estudio sea una investigación libre de adicciones antropomórficas. Esta posición tiende en todas las ciencias a un mayor rigor científico, describiendo y explicando todos los fenómenos en función de los fenómenos mismos sin tener necesidad de recurrir a fuerzas ajenas o distintas a los sucesos naturales o propios del objeto en estudio. La definición de toda conducta sobre cualquier objeto precisa de un seguimiento permanente que se ha hecho imposible en el terreno Ovni, pues no resulta estático en ninguna de sus facetas y nadie ha podido lograr más que visualizaciones breves de insuficiente contenido informativo como para pretender mayores definiciones. Pero esto ocurre toda vez que el análisis a realizar pretende aplicar métodos tradicionales a los que el Ovni rehuye. La rígida posición de estancamiento por parte de quienes han establecido dictámenes aún vigentes y en forma negativa, se han basado en la ilógica del fenómeno respecto de los demás elementos existentes. Si a ello agregamos la falta de un núcleo de información preciso y con perfecta unidad de miras, podemos justificar, en parte, que una falta de criterio común en la ovnilogía ha creado un cúmulo de contradicciones que también confunde a los analistas. Aún así, sin desestimar la buena intención de una parte de los científicos, hay que reconocer que el sedentarismo de los analistas respecto del seguimiento de datos más la animosa acción de los negadores profesionales fueron causas determinantes para los pobres veredictos que cayeron, más que sobre los Ovnis, en las cabezas de sus investigadores. El término CONDUCTA, aplicado al evento Ovni, toma su definición no de las disciplinas tradicionales sino que la emparienta a la definición que se da en el terreno de la Psicología o Sociología. Esta denominación, aplicada a las manifestaciones del individuo, señalan, justamente, a los fenómenos psíquicos o mentales que originan una acción observable y medible. Etimológicamente la palabra CONDUCTA tiene raíz latina y significa: ¨conducida o guiada¨, son acciones que nacen de un impulso o mandato, origen del movimiento. Es una comparación que tropieza con las definiciones u objetos de estudio de la propia psicología. La escuela del Conductismo o Behavorismo sostiene que la psicología científica debe estudiar solo las manifestaciones externas ( motoras, glandulares, verbales), las acciones sintomáticas que pueden ser sometidas a observación y registro, tanto como a verificación. Pero es desde el término CONDUCTA, aplicado en esta disciplina, donde sentaremos el eje de nuestro análisis ya que Ovni no es lo mismo que ¨elemento o sustancia¨. Referimos a la posibilidad muy concreta de un origen inteligente, por lo que la fenoménica puede ser vista como un despliegue de conductas complejas que nos hablará algo de la voluntad que la genera.
LA COMPILACIÓN DE DATOS Y LA VISIÓN AÉREA
Durante los últimos 50 años los registros de observaciones se han hecho profusos desde todos los rincones del mundo, superando cualquier exigencia estadística sobre análisis de datos específicos, comunes a todas las certificaciones. Si bien ha de reconocerse alguna falta de rigurosidad en una parcialidad de los datos que se manejan, el volumen y la apreciable reiteración de acciones y perfiles supone la descripción de un verdadero conjunto, armónico en si mismo. Los casos denunciados pueden contarse por millones, y por miles y miles los que han sido investigados en medio siglo. Sin embargo esto no parece haber servido de evidencia terminante dado primero el método aplicado, que es cambiante en la generalidad de los investigadores, agravado por el objetivo que cada uno de ellos persigue y de los elementos de que disponga para lograrlo. Siendo una disciplina paracientífica, con tantas escuelas como individuos y grupos existen, la metodología también es profusa en variantes, pues no todos buscan lo mismo o tienen la misma formación. Ciertamente la inexistencia de una coordinación global y la acción de los investigadores que en su mayoría provienen del voluntarismo, han dado a los académicos opositores lugar a la consideración de un excesivo amateurismo, cuyas conclusiones y metodologías no alcanzan para ser aceptadas como estudio científico. Tal vez mucho de este juicio sea cierto, aún así la compilación de datos se ha hecho en la inmensa mayoría de los casos, con seriedad, sin plafón previo sobre la identidad del objeto y sin apoyo de medios ni financiación alguna como para encararlo en las mejores condiciones para el análisis. Pero ese vapuleado voluntarismo, de condiciones sencillas y elementos precarios para la generalidad de los casos, ha hecho un trabajo tan meritorio que eclipsa, sin dudas, lo que en otras disciplinas se ha hecho para resolver otros enigmas que ocupan la misma franja que los Ovnis. Es que dada la espalda de la ciencia oficial en una vergonzosa actitud de prejuicio, el hombre común ha debido tomar como suyo el desafío planteado por este fenómeno. En esta acumulación de datos hay coincidencias de suma importancia que son suficiente material como para profundizar con un análisis riguroso. Y dada la inasibilidad del objeto a estudiar, los investigadores han coincidido espontáneamente en lo fundamental a la hora de los registros en un relevamiento de campo, a saber: a- la obtención de datos sobre las características salientes y notables del Ovni. b- las referencias temporales y espaciales que describen las condiciones del medio y las coordenadas de tiempo. c-el testigo, su perfil, su reacción y relación con el fenómeno. Con estas tres grandes áreas cubiertas casi en la totalidad de los registros circundantes, los datos que aportan permiten perfilar aspectos salientes del Ovni. Ahora importa fundamentar la metodología a aplicarse para dar precisiones mediante esos datos. Para ello debemos concluir que estudiamos la CONDUCTA OVNI en calidad de proceso y no como COSA, es decir, dinámicamente. Debemos despojarnos de cualquier inclinación por una hipótesis sobre origen y finalidad de ese proceso en base a estudiar el fenómeno tal cual se presenta y existe en su medio. Aún la consideración previa sobre la ¨inteligencia¨ debe quedar postergada para no influir en las respuestas que se obtengan mediante el proceso de análisis sobre datos objetivos. El medio donde actúa también es decisivo ya que el trabajo de campo genera datos más importantes que las especulaciones ¨a distancia¨ pues registran la actividad en su terreno de acción. La reconstrucción de datos que no se analizan en su origen son imprecisas toda vez que su interpretación, en vez de ser reforzada por la observación durante el relevamiento, es suplantada por la especulación y una inevitable carga personal que se hace mayor a medida que nos alejamos del ámbito donde los sucesos ocurren. Recordemos que un error similar se cometía a menudo en la biología de laboratorio en décadas pasadas en la cual se estudiaba el movimiento de un músculo, de una glándula o de un órgano, pero en condiciones artificiales, muy reducidas en su complejidad original y contexto real.
IDENTIDAD Y MORFOLOGÍA DE LA ACCIÓN
En modo alguno estamos en posición de dar definiciones terminantes. Sin embargo, en el campo de la ovnilogía, habiendo mas dudas que certezas, estamos en posición sí, de saltar por encima del interrogante sobre la existencia o no de los Ovnis para superar con una respuesta afirmativa el pantano en el que este debate, a esta altura ridículo, nos ha puesto sin miras de salvación. Esta no es una conclusión terminante sino consciente de la suficiencia de datos como para pasar objetivamente a otros problemas propuestos por este enigma. Hay un fenómeno sin explicación, distinto en grado sumo a cualquier manifestación física conocida en el campo de los elementos catalogados. Más allá de las reales confusiones y los estados anímicos en que la sorpresa, el temor y el entusiasmo concluyen por convertir a un hecho normal en Ovni, en el resto de los datos bien fundamentados no hay lugar a dudas sobre la presencia de un evento multiforme, de características propias, y que bajo la denominación de OBJETO VOLADOR NO IDENTIFICADO se mueve en nuestro cielo y superficie terrestre. Al fenómeno en estudio se atribuye modalidades y características propias a las que se denomina IDENTIDAD, en función de su extrañeza y todo un bagaje de circunstancias que le dan fisonomía de No Identificado