EL CASO LAS PAILAS: «AHORA SABEMOS QUE SON GENTE»

Gaceta OVNI

Don Liquin, de 74 años, reside en un paraje de la localidad de Las Pailas, ubicada al noroeste del pueblo de Cachi.
Para llegar a este puesto, el último del camino que une a Cachi con Cachi Adentro y Las Pailas hay que transitar aproximadamente 16 kilómetros, senda que se disgrega lentamente, se torna dificultosa y culmina literalmente a las puertas de la muy sencilla vivienda de la familia Liquin, construida con ladrillos de adobe.
Las Pailas está formada por un fértil valle flanqueado por dos líneas de serranías que corren en dirección Sur- Norte y que a pocos kilómetros al Oeste se funde con las estribaciones imponentes del Nevado de Cachi.
La casa de la familia es la anteúltima del valle, viven prácticamente solos y se dedican al ganado caprino.
Allende a la vivienda el terreno se eleva para ser custodiado por la serranía del Toste que alcanza una altura superior a los 4000 m.s.n.m, ubicado inmediatamente al Este donde culmina la la Quebrada de Peñas Topadas.
La mañana del domingo 23 de Febrero de 2003 -unos pocos días antes de arribar nosotros a Salta- la familia Liquín comienza sus tareas de muy temprano. El cielo se encuentra mayormente despejado y a eso de las 09:00 AM el solo comienza a despuntar desde los cerros.
Milagros Liquin (24), una de las hijas de la familia – la otra se llama Rosa- asciende la ladera norte de un cerro que está detrás de su casa con el propósito de juntar las cabras que se hallan dispersas en la montaña.
En un momento voltea casualmente en dirección sur del cerro El Toste y ve un destello singular, cercano a una de sus cumbres. Entonces presta atención a una escena verdaderamente irregular en el paisaje.

Un trecho corto antes de la mencionada cumbre observa como un objeto de apariencia metálica, refulgente por la acción del sol, se halla literalmente posado sobre la ladera alta. Define a este cuerpo como un ¨omnibus¨ o colectivo por su forma predominantemente rectangular y que posee en una de sus caras visibles una serie de puertas o ventanas largas que calcula en número de 8.
La parte superior del cuerpo rectangular o ¨techo¨ refleja vivamente los rayos solares como si estuviera constituido por un material pulido y reflectante. Lo ve aposentado firmemente sobre el suelo siguiendo el declive de la ladera.
Aunque no pudimos aún saber la altura concreta del cerro es probable que dicho objeto estuviera en un punto superior a los 1200/1500 m de altura respecto de la casa.
Milagros hace un poco de esfuerzo para mirar con detalle pues percibe otras extrañezas en torno al objeto.
Efectivamente, hay otros destellos alrededor del cuerpo principal, hacia abajo de éste. No sabe muy bien que son pero observa lo que llama ¨chapas¨ que al igual que el objeto rectangular brillan por acción del sol.
¨ Eran chapas cuadradas, unas cuantas, brillaban como si fuera metal. Unas eran mas grandes que otras. La más grande tenía varios metros. Estaban puestas en el suelo y conté como 13 o 14¨
Mira en dirección a la casa y ve como su padre, don Liquin, está mirando en dirección al cerro.
Dice el hombre: ¨ No vi cuando aparecieron. Cuando miré estaban ahí. Se ve que no hicieron ruido ni nada cuando bajaron. Parecía un ómnibus parado ahí, pero ahí no hay camino ni manera que llegue nadie. Habrán bajado desde el aire, digo yo.¨
Milagros sigue su ascenso y a medida que recoge sus cabras obtiene una mejor visión del enigmático espectáculo.
Aunque había percibido algunos movimientos, solo después de pasados unos minutos comprueba la presencia de ¨gente¨.
En derredor de los destellos unas formas de personas se mueven insistentemente.

¨Eran como gente normal. Estaban caminando entre las chapas, como si estuvieran trabajando. Eran personas normales que vestían ropa blanca.¨
Milagros comienza a contarlos según los iba distinguiendo. Sumó 6 en total, y rondaban las inmediaciones del supuesto aterrizaje, más precisamente en la parte donde las numerosas ¨chapas¨ estaban distribuidas sobre la ladera.
Respecto a sus vestimentas, Milagros está segura que sus ropas eran blancas y cree que conformaban un traje semi enterizo pues advierte que los brazos y las piernas se hallaban descubiertas.
¨Era como un pantalón corto blanco y una remera blanca.¨
La distancia, difícil de calcular, no permitía distinguir otros detalles como rostros, color de piel o pelo, o si tenían otro aditamento. De todos modos no mostraban rasgos anormales, eran literalmente personas comunes vestidas de blanco que caminaban por la montaña.

Pero eso no fue todo. Más abajo, marchando por el filo de la montaña ¨como quien va para el fondo (este)¨, Milagros logra distinguir 3 personas más con la característica que este nuevo grupo vestía indumentarias negras y estaba separado del otro por unos 100 mts.
¨Caminaban por el filo de la montaña, juntos. Se ve que estaba recorriendo y mirando pero no supe qué ¨ dice Milagros.
La muchacha calcula que toda la observación dura unos 30 minutos, desde las 09 a las 9,30 aproximadamente.
Antes de finalizar su experiencia. Milagros haciende un poco más y cuando voltea ve que todo ha desaparecido tal como si se hubiesen esfumado en el aire repentinamente.

Tampoco su padre, quien se había metido dentro de la casa, vio como desaparecieron los singulares visitantes.
(Vease la nota LOS ENANITOS de Gaceta para notar que las vestimentas de dichas entidades eran similares a la que describen los Liquin, y háganse las reflexiones pertinentes, con libertad.

LA CURIOSIDAD DE ROSANA
Rosana Liquin (22 años) no pudo observar nada de lo visto por su padre y su hermana.

Durante la mañana del 23 estuvo apartada de la vivienda atendiendo sus menesteres, luego de escuchar el relato de su familia le atrapó la curiosidad.
Por la tarde, pasadas las 16 horas y guiada por la explicación de Milagros, decide ascender la cumbre y llegar hasta el lugar del posible aterrizaje.
Era tarde de todos modos ya que le demandaría varias horas subir y bajar el cerro pero aceptó el desafío y se lanzó a la búsqueda.
Con la resistencia y agilidad de la gente de la montaña, acostumbrada a pasear las montañas y sin disimular cierta inquietud llegó por fin a un bordo donde presumiblemente había estado el ¨omnibus¨. Esto es lo que encontró.
Sobre la ladera norte de una de las cumbres del Toste, en una inclinación aproximada de 40 o 43° ve una marca muy llamativa.
Esta ¨huella¨ era rectangular, por lo menos de veinte metros de longitud y quizás más. En su interior las matas de pasto están chamuscadas, aplastadas y en algunos sitios literalmente quemadas.
Da la impresión a su ver que el objeto parecía pesado. Ingresa a la misma, camina por su extensión y cerca del centro del perímetro se topa con un ¨pozo¨ , una cavidad de unos 50 cm de diámetro por otros 30 o 40 de profundidad.
En su perímetro el pozo advierte piedras y tierra unidad por efecto de una presión externa, por peso de una saliente del cuerpo principal que ha perforado circularmente el suelo.
No puede seguir su exploración de la zona porque la noche se avecina y en la oscuridad en fácil perderse en las montañas por más que se conozca el terreno.

DATOS SIN OBTENER
Llegamos a Las Pailas un día antes de partir a la ciudad de Salta y proseguir camino a la zona de Cafayate para obtener datos y entrevistas.
Dado que nos conducía una camioneta oficial y teníamos que estar en Salta la tarde siguiente estábamos muy escasos de tiempo.
Al descubrir la complejidad de la observación nos dimos cuenta que no llevábamos elementos mínimos para recolectar muestras.
La distancia y la ascensión eran intimidantes, especialmente porque el cielo se hallaba cubierto y amenazaba tormenta. Pero aún más que eso, nuestro compañero Daniel López estaba recuperándose de una muy delicada operación renal -extirpación del riñón derecho- y no podía enfrentar el esfuerzo de la subida sin poner en riesgo su salud.
Paco Martínez se mostraba dispuesto pero la única persona que conocía la exacta ubicación de la marca, Rosa dijo que no podía abandonar sus tareas y solo el domingo próximo estaría libre para acompañarnos. Salir solo, sin conocer el terreno era muy poco recomendable.
Era martes cuando llegamos a Las Pailas, horas después llovió copiosamente en toda la región con una carga eléctrica importante.
Resolvimos entonces solicitar la ayuda de la policía de Cachi y con ese objetivo nos entrevistamos con el Principal Camacho quien mostró interés en el hecho de presencias extrañas y la existencia de marcas.
Confeccionamos una lista de procedimientos para que las marcas fueran medidas, fotografiadas y se obtuvieran las pertinentes muestras de suelo pero Camacho no pudo darnos seguridad del día concreto en que la pericia se pudiera llevar a cabo. Decidimos quedar en comunicación.
Ya en la ciudad de Salta combinamos con las autoridades locales la recepción de muestras, un posible análisis en el INTA de la provincia y el envío de muestras a la Capital Federal por intermedio de la Casa de la Provincia de Salta en Buenos Aires.

Luego, estando en Cafayate tuvimos una breve entrevista en la Departamental de Policía, de quien depende la Comisaría de Cachi para informar de nuestra inquietud.
Allí, muy amablemente nos atendió el Comisario Principal quien también se mostró interesado en el suceso pues sería una de las pocas veces en que uno de los tan mentados Ovnis dejan alguna evidencia que se pueda investigar.
Lamentablemente, hasta hoy, las pericias no fueron realizadas y dado que nos es imposible llegar a Salta por razones económicas – sobre todo- y de tiempo, vemos pasar los días y diluir las posibilidades de encontrar rastros significativos luego de las lluvias intensas que se registraron 24 horas después y en los días sucesivos.
De todos modos impulsamos un tercer intento desde Buenos Aires sin la seguridad que se hallen los rastros, empero la iniciativa, si se concreta, eventualmente podrá revelarnos alguna característica de la marca del Toste.
Compartimos con los lectores cualquier crítica por la falta de previsión. Informaremos en el próximo número.

Respecto de la experiencia, cerramos la exposición con una frase que rescatamos del diálogo con don Liquin sobre el misterio que para la gente del lugar representan los Ovnis.
Tanto que se ha hablado… Ahora sabemos que son gente

Una increible experiencia
Llegamos a la zona el 1 de Febrero de 2003 con el fin de culminar una pesquisa de datos sobre casos inconclusos.
Gracias a la colaboración de las autoridades salteñas logramos permanecer unos 10 días en la provincia con este fin aunque, como suele suceder, nuevas experiencias se sumaron, algunas tan interesantes y complejas que aún no fueron completadas.
El verano es la época húmeda de la región y aunque no son altos los índices pluviales suelen desatarse fuertes tormentas que encallan en las montañas y logran descender las nubes hasta el nivel del suelo en las altiplanicies y valles de la zona.
El domingo 2 de Febrero nuestros planes de hacer una vigilia en la recta Tin Tin -cuyos importantes casos ya señalamos en ediciones anteriores- fracasó por el clima tormentoso y decidimos dedicar unas horas a la faena apostándonos en la parte final de la pista de aterrizaje del pueblo de Cachi que dista solo un par del kilómetros hacia el norte desde el centro del pueblo.
Estaba nublado aunque una tormenta con intensa carga eléctrica estaba aposentada sobre la zona del Valle de Tin Tin y los constantes relámpagos parecían una verdadera artillería detrás de la línea sinuosa del cerro Tin Tin hacia la franja Oeste.
A las 11:45 aproximadamente, nos llamó la atención una serie de descargas inusuales que aparentaban fugaces explosiones de luz celeste y anaranjada tras de la franja oscura a nuestro frente.
Pudimos contar cuatro de esas descargas, pero al final de la última, casi un segundo después ocurrió algo inusual.
Sobre la parte superior del cerro Tin Tin (2770 m.s.n.m), aproximadamente al final de la ladera izquierda de nuestra visual y del lado norte de la franja serrana, un potente haz luminoso irrumpió en el escenario.
Se trataba de un segmento azul blanquecino, ancho respecto de las dimensiones de la montaña y muy compacto. No se proyectaba un haz cónico sino recto y su origen, como dato seguro, estaba detrás de la montaña.
Inmediatamente luego de aparecer, la franja luminosa se inclinó hacia el costado izquierdo de la montaña en movimiento en abanico y luego volvió a su punto original para apagarse. Valga como dato que emergió del punto donde habíamos observado los destellos ya señalados y que luego de la desaparición del haz no volvimos a ver.
La observación no duró más que unos segundos y para graficar al lector podemos compararlo con aquellos reflectores que vemos en películas o documentales de la segunda guerra mundial que se utilizan para iluminar el cielo durante los combates aéreos aunque el de Tin Tin era ciertamente más impresionante y ancho.
Un dato particular que de todos modos sugerimos tomar con pinzas por el corto tiempo en que lo vimos es que la luz proyectada en ningún momento iluminó las nubes que estaban relativamente cercanas a las cumbres de las montañas. Lo singular es que parecía haber un corte neto del haz superior pues dada su intensidad debió marcar zonas reflejadas, más claras o un punto iluminado en el cuerpo nuboso y no lo hizo.
Acto seguido marcamos la dirección aproximada con la brújula ya que la negrura espesa de la noche no permitía reconocer salientes geográficas muy precisas.
Luego de medir infinidad de posibles causas no pudimos dar con una certera.
Al otro día volvimos a visitar la misma locación que identificamos por líneas longitudinales que marcan el final de la pista y determinar el sitio probable del haz. Luego de posicionarnos correctamente tuvimos una pequeña diferencia de criterios sobre el punto cardinal exacto del fenómeno ya que creímos verlo en lugar levemente distinto el uno del otro.
Pudiendo admitir un error de más menos cinco grados que deviene de la difícil identificación del paisaje nocturno, concluimos que debió darse en una franja que va desde los 90° a los 95° Este.
Esta diferencia llevada a nuestras cartas militares sugería claramente que la posición del origen de la luz, si verdaderamente provenía de abajo -de una fuente a nivel del suelo de la parte más baja del Valle del Tin Tin – ponía a la luz a partir de los 15 kilómetros de distancia en adelante pues no hubo forma de saber cuan atrás había surgido hacia el este aunque en la posición exacta de 90° imponía a la fuente de la luz – en el caso de tratarse de un vehículo- de más de 20 kilómetros sobre el primer sendero firme detrás de las líneas montañosas.
Casualmente ambos puntos daban sobre el flanco norte del Cerro Negro, el monte que los policías señalaran en su observación del 2001.
Ateniéndonos como mínima a que la luz se hubiese proyectado a 15 kilómetros de distancia, el ancho de la franja luminosa respecto de la extensión total de la silueta del cerro Tin Tin debió alcanzar 800 a 1000 metros, o sea casi un kilómetro de ancho.
Consultando a vecinos, policías y trabajadores que conocen el tipo de tránsito y actividad sobre la zona podemos sostener con cierta certeza las siguientes apreciaciones del fenómeno.

1- Los accidentes geográficos del Valle del Tin Tin y más allá no poseen caminos que determinen la posible proyección de faros a la distancia en el ángulo y la posición del haz indicado. Ni antes ni después este fenómeno se repitió. Sumamos las varias vigilias realizadas en Febrero y Marzo de 2002.

2- El ancho y la altura alcanzada por el haz suponen una potencia y diámetro mayor a las fuentes de luz o faros utilizados por cazadores que pudieran perpetrar caza furtiva durante la noche.
Cabe destacar que la caza es ilegal en toda la región comprometida con este caso ya que es Parque Nacional y dicha actividad está penada por la ley. Aún no descartando la caza furtiva, los especialistas indican que la única pieza de interés para los cazadores son los camélidos o guanacos que, justamente, se cazan durante el día y jamás por la noche. Demás está decir que la vigilancia del guardaparques y sus ayudantes es constante en toda la zona y que ningún furtivo cometería la imprudencia de desplegar tales delatoras luces de rastreo aún teniéndolas con semejante potencia.

3- De todas las consultas realizadas, ninguna indicó fenómeno similar comparable o actividad regional que lo explicara.
O sea que podemos estar ante una extrañeza luminosa como las tantas que surgen en la región.
Durante la noche del domingo y la madrugada de lunes inmediatamente posterior a la observación nos preguntamos insistentemente sobre un caso paralelo en la memoria de todos los datos recogidos.
Luego de esforzarnos un poco saltó a la superficie la experiencia de la señora Irma Yapura quien durante el mes de Febrero de 2001, casualmente durante una tormenta en la madrugada, divisó en dirección al pueblo de Payogasta – 12 kilómetros al norte de Cachi- lo que describe como un incendio, una potente llamarada roja que por momentos se tornaba azul y se movía en abanico.
Creyendo que se trataba de un enorme fuego en el otro pueblo llamó a su hijo para verlo y cuando salió a fuera la luz flamígera ya no estaba.
Decidimos verla nuevamente para repreguntar detalles ya que no habíamos llevado la descripción de casos anteriores con nosotros y tras encontrarla en el centro del pueblo volvió a relatar su experiencia en un todo igual a su antiguo relato en el 2002.
Antes de concluir la entrevista preguntamos a Irma Yapura si sabía de alguna nueva experiencia, a lo que respondió que el suegro de su hermana, en la zona de Las Pailas había visto ¨una cosa resplandeciente que bajó cerquita, y ha comentado que había gente